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La princesa y el muchacho llegaron al imponente castillo del Nuevo Berk, ambos caminaban en un gustoso silencio, no necesitan hablar para estar cómodos entre ellos. La simple compañía del otro les agradaba, así había sido desde que tienen memoria, pues se conocieron hace muchísimos años, cuando sólo tenían 4 y 5 años; desde entonces, han crecido juntos, compartiendo varios momentos, protegiéndose el uno al otro y despertando sentimientos que han debido reservar por diferentes razones: Hiccup, porque no era posible que el hijo adoptivo del Capitán de la Guardia Real pueda estar en una relación con alguien de la familia real, así que sólo se confirmó con ser su guardaespaldas personal; Astrid, porque ella solo quería ignorar sus sentimientos, hasta que desaparezcan, no quería creer en el amor y arruinar su amistad con él.

-Llevaré a los caballos al establo.- le dijo Hiccup a la rubia, mientras tomaba las riendas de su caballo. Ella no lo detuvo, sólo lo miró con una sonrisa cómplice.

-Sí sabes que vas a estar esta tarde en la reunión, ¿verdad?- cuestionó con una ceja alzada.

El castaño la miró con seriedad y bufó antes de hablar.

-No.- refutó.

-Sí.- ella también hablaba con autoridad, pero aún mantenía su radiante sonrisa en sus labios.

-No, Astrid.- él volvió a negar, esperando que, al menos una vez, salga victorioso de una discusión con ella. Sin embargo, al ver que ella dejaba su sonrisa por una expresión completamente autoritaria, supo que la ojiazul no iba a dar su brazo a torcer- ¿Es en serio?- preguntó en tono de reclamo.

-Sí, claro que hablo en serio.- contestó la princesa cruzando de brazos y ambos seguían caminando, acercándose cada vez más al castillo.

-Sabes que no me gustan ese tipo de eventos. El vestir elegante, hablar con extrema cortesía a la gente, hablar de pie con la espalda rígida y ni qué decir de bailar mientras todos me miran.- enumeró sus incomodidades con aquellas fiestas de la familia real.

-Tendrás que aguantar, porque sabes que yo no sobreviviré a todo eso sin ti.- dijo ella mirándolo directamente a los ojos, aquellos azules zafiros más aquellas palabras, fueron suficientes para convencer a Haddock, quien resopló y asintió con una sonrisa, la cual fue correspondida por la princesa- ¿Qué querías decirme allá, antes de que llegara el mensajero? Dijiste que habías hablado con Bocón.- interrogó ella con curiosidad después de unos segundos.

-Oh, sí, eso.- murmuró él ojiverde, antes de torcer con nerviosismo sus labios- Podemos hablarlo luego.- dijo con rapidez.

La princesa iba a insistir para saber aquello que le tenía que decir, pero sus ojos divisaron a su hermano, quien estaba cerca de la puerta del castillo, acompañado de cierta pelirroja que trabaja como ayudante en la cocina. Hiccup también los observó y rió levemente al verlos tan cerca y tan melosos entre sí, le dió una última mirada divertida a su mejor amiga y se llevó a los caballos a los establos.

-Bueno, adiós.- se despidió Helga de Eret con un casto beso, pero no pudo dar ni siquiera dos pasos, hasta que regresó a él- Uno más.- dijo dichosa, antes de besarlo nuevamente y luego irse con una sonrisa radiante en el rostro.

Fue allí cuando el príncipe se dió cuenta de la presencia de su hermana menor. Ella se acercaba mirándolo con burla y él la observaba con amenaza.

-No viste nada.- decretó él con seriedad.

-Lo ví todo.- contradijo ella con diversión, mientras caminaban hacia dentro del castillo- ¿Es la cocinera? ¿La que hace los rollos de canela que todos aman?- cuestionó y el pelinegro sabía a dónde quería llegar.

-Oye, a mí me encantan sus rollos de canela.- se defendió frunciendo el ceño.

-Me preocupa lo que les va a poner cuando la lastimes.- comentó negando con una sonrisa ladina.

-No la lastimaré.- refutó indignado.

-Por favor, Eret, perderás el interés y la dejarás. Es lo único en lo que eres constante.- arremetió la princesa cruzando sus brazos cuando subían las escaleras hacia las habitaciones de la familia real.

-No, ella es diferente. Paloma tiene una inefable cualidad humana en su alma.- expresó en un suspiro.

-¿Dijiste "Paloma"?- preguntó desconcertada.

-Sí, así la llamo.- contestó él con simpleza alzando sus hombros- Como la más romántica y hermosa...- empezó a añadir moviendo exageradamente sus brazos.

-¿No sabes su nombre?- interrogó la menor con acusación.

-Sí lo sé.- respondió de inmediato.

-¿Sí?- ella alzó una ceja incrédula.

-Sí.- aseguró el heredero sin querer darle la razón a su hermana.

-¿Cuál es?- preguntó desafiante.

Sin embargo, cuando parecía que Eret ya no tendría forma de ganar aquella disputa, se encontraron con la imponente silueta de la reina, quien tenía una expresión facial neutra y se acercaba a ellos con firmeza.

-¡Madre!- exclamó el pelinegro exagerando euforia- Recibimos tu cordial mensaje, acabamos de regresar lo más rápido posible. Deberíamos ducharnos y arreglarnos rápido.- sugirió sin molestarse en ocultar su burla en su tono de voz, referencia a que se había librado de su hermana, y haciendo una reverencia.

Astrid sólo rodó los ojos irritada.

-¿Por qué parece que te acabas de revolcar en el césped?- cuestionó la reina  sin cambiar su neutralidad, a pesar de también estar irritada por la actitud de su heredero.

-Entrenamiento.- fue lo primero que se le vino a la mente- Sí, he estado entrando duro con Bocón en el bosque.- añadió para convencerla.

-¿Y qué es eso en tu cuello?- volvió a preguntar su madre, mirando aquel chupetón que tenía su hijo.

-¡Oh!- exclamó Eret asustado, mientras llevaba rápidamente una de sus manos a su cuello para tapar aquel chupetón- Creo que me picó una polilla de fuego, fue muy extraño.- mintió en medio de una risa nerviosa.

-Estoy segura de que no.- intervino su hermana menor, quien no sabía si mantener su seria actitud o reírse porque lo descrubieron.

Sin embargo, aquella intervención logró que Lagertha se olvidara de Eret y se dirija a ella.

-Mi mensajero me informó que te encontró a ti y a Hiccup superando nuevamente los límites que les puse por su seguridad.- le indicó frunciendo el entrecejo y Astrid solo la escuchaba con cansancio- Ya te dije que no me gusta que jueguen en esas ruinas alejadas, es peligroso que estés distante, Astrid.- le recordó y, esta vez, la princesa no ocultó su enojo ante sus palabras.

-¿Jueguen, mamá? Pues, a diferencia de él...- señaló con furia a su hermano mayor- Nosotros sí estábamos entrenando de verdad.- terminó volviendo a mirarla.

-Ya pedí que te preparen una tina y ya coloqué tu vestido para esta noche en tu cama.- informó su madre ignorando sus argumentos y fulminándola con la mirada.

-¿Ahora escoges mi ropa? ¿Qué? ¿Tengo 6 años?- reclamó ella, justo antes de pasar por su lado para alejarse.

-No debería tener que hacerlo.- le respondió Lagertha dando la vuelta para verla nuevamente, la menor también se giró para verla- Pero estás descuidando mucho tus responsabilidades por tus pasatiempos. No me dejas más opciones.-  agregó con disgusto y Astrid negó con la cabeza.

La princesa apretó sus manos en puños y gruñó por lo bajo para luego irse a su habitación a paso firme.

∞ ∞ ∞

Llegó frustrada a su habitación, parecía que su madre jamás iba a entenderla, ella sólo quería enfocarse en servir a su reino en lo que más le gusta y en lo que más destaca: en la defensa. Mientras que su madre se empeñaba en moldearla a ser una princesa más del montón, que sólo se dedica a verse bonita y encargarse de los problemas formales del reino.

-Carajo.- murmuró con furor cerrando su puerta, luego vió lo que se encontraba sobre su cama- Qué tarde voy a tener.- dijo para sí misma al ver un elegante y estrecho vestido verde, su madre ni siquiera sabía cuál era su color favorito para vestir.

Lo que Astrid no sabía es que, en dicha reunión, la incomodidad por su vestido iba a ser lo de menos.

∞ ∞ ∞

No obstante, mientras que sus hijos se preparaban para la eventual fiesta, la imponente reina se dirigió a la habitación en la que el rey de Galadawn se estaba alojando.

-Hay escaramuzas en el oeste, del otro lado de la barrera.- anunció con preocupación sin molestarse en saludar al hombre, quien dejó de leer unos pergaminos para dirigir su vista hacia la puerta, donde se encontraba la mujer.

-Son los Rompehuesos.- informó él con simpleza- Nada de qué preocuparse.- añadió.

-Salvo que he recibido informes similares del norte. Asentamientos incendiados.- reveló Lagertha con más firmeza- ¿Y si es otra cosa?- interrogó preocupada.

-No sea paranoica, majestad. Nada cruza la barrera jamás.- aseguró Ingerman tranquilo. Ella repitió aquella respuesta en su cabeza, analizó las palabras y se convenció en que debía creerle, si en 22 años nada cruzó la barrera, tampoco iba a pesar ahora.

La reina asintió en un suspiro resignado y se retiró teniendo fe en las palabras del monarca, pero... ¿Y si él se equivocaba?



























































¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 🧡

¿Cuál es ese secreto que Hiccup le oculta a Astrid? ¿Ya se acercan los peligros para nuestros protagonistas? ¿Qué estará haciendo la familia real de Galadawn, la familia Ingerman, en Nuevo Berk? Respecto a esto último, he dejado pistas en los comentarios del capítulo anterior y en los adelantos publicados en mi perfil.

También quiero agradecerles por el gran recibimiento que le han dado a esta historia, lo digo de corazón ❤️‍🩹. Sólo espero que más gente se vaya sumando durante el camino.

Bueno, eso es todo por hoy...

¡Nos leemos pronto! ❣️

(El día de ayer se inició el rodaje del Live Action, tengo muchos sentimientos encontrados por este proyecto, pero... ¡Qué emoción! 🙌🏻)







































































A_Hiccstrid

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