CAPÍTULO 15
//Sentimientos y Visitas\\
Atenea
-¿Crees que nos dejarán? - el viento hace que algunos mechones de nuestro cabello vuelen haciendo que tengamos que ponerlos detrás de la oreja - Digo, no es que yo tenga que pedir permiso. Pero no creo que señor intenso te deje ir a Cancún.
Cierro mi libreta dejándolo en el pasto y mirando al frente. Alexei esta parado al lado de la camioneta mirando su celular con cara de amargado. Frunzo el ceño sin entender por su reacción pero rápidamente dejo de verlo por la llamada de Lau.
-Que piensas.
-¿Qué?
Rueda los ojos sentándose frente a mí mostrándome una foto de un vestido de princesa, abro los ojos del asombro por tal belleza de arte.
-Whoa!
-Si ¿Verdad? - sonríe como el gato de Alicia en el país de las maravillas - lo vi en Pinterest y me gustó, así que decidí confeccionarlo para ti.
-¿Qué? - mi voz sale tan alta que hasta otros estudiantes que están en los jardines nos voltean a ver. - Estas loca. - susurro para que nadie más nos escuche - Como crees que usaré eso.
Miro la foto y cada vez que lo hago me enamoro más de el, pero no creo ser digna de usar ese vestido. Además en donde lo usaría.
-No digas estupideces - alzo una ceja - mamá me dio tela para poder hacerlo, claro, a tu personalidad, pero no me negarás que el diseño es precioso.
Pone ojitos de cachorro y sonrió como tonta, tiene razón, es muy hermoso hasta para una persona como yo. Asiento levantándome para irme. Las clases terminaron hace 40 minutos pero nosotras nos quedamos para charlar y ver nuestros vestido de graduación.
-Oye, sabes algo de Daniel - hablo, desde que llegue aquí hace dos días no tuve mucho contacto con mi mejor amigo. Las cosas en la mansión han estado tensas desde el último viaje.
Al parecer todo exploto esa tarde donde no me encontraba bien emocionalmente, los recuerdos, la discusión en el jet, ese maldito cuchillo y para rematar esa inyección, la maldita inyección que siempre me colocaba papá en mis ataques de ansiedad para calmarme.
No se que me pasa, no se por que cada vez que estoy en una situación para nada cuestionable , todo lo que hace el ruso me llama la atención. Me dan ganas de pensar que soy yo la que hace eso, que soy yo la que hace sufrir a los demás, esa sensación de diversión y placer que siento cuando oigo suplicar por piedad me llama.
Y aterra, aterra sentir eso.
-Las finales del campeonato están por llegar y el equipo está entrenado todos los días. Y como Daniel es el capitán pues.. tiene que estar ahí.
-Verdad, lo extrañaremos por un tiempo.
-Si - recoge su cartera y caminamos hasta nuestros autos - aunque estaré feliz, no tendré a ese tonto molestando.
-Como digas - le encanta que la moleste, pero es tan orgullosa para admitirlo.
-Bye, hablamos después - sonrío despidiéndome de ella y de su chófer. Al llegar a la camioneta saludo a Alexei y encaminamos en viaje.
-Tenemos algo para hoy - desde lo ocurrido en Abu Dabhi, el ruso no a dejado que nadie pararte de Alexei, Nana o John se me acerquen. Y como verán, ser la hija del hombre más importante de Atlanta no ayuda. Sesiones de fotos por allá, entrevistas donde tengo que acompañar a papá.
Prácticamente Alexei se volvió mi asistente personal. Y más con la noticia que se va a anunciar, la tan inesperada junta de cadenas de hoteles entre mi papá y el ruso. Cosa que fue hace años pero eso la gente no lo sabe.
-Nada señorita.
-Bien. ¿Sabes si el ruso está en la mansión?
Lo veo pasar saliva negando, me encojo de hombros y saco mi librera de anotaciones. Todavía tengo pendiente la tarea que dejo el profesor de economía sobre el informe, estas últimas semanas eh estado echa un lio que no me a dado tiempo de pensar en eso.
-Ale - dejo el cuaderno a un lado y me inclino hacia delante - ¿Tú que sabes de este mundo empresarial dejando de lado lo ilegal? ¿Conoces a personas empresarias exitosas que hayan sobresalido con una historia bien buena? - nos detenemos cuando el semáforo esta en rojo y me mira por el espejo.
-Aparte del Señor Smirnov si - genial, ahora si tengo a un protagonista, lo miro atenta a lo que dice - su Padre.
La sonrisa se me borra de inmediato, le doy una palmada en el hombro regresando a mi posición inicial. Y su rostro de sorpresa no me pasa desapercibido.
-¿Qué? - me cruzo de brazos bajando un poco la ventana para que entre aire.
-Si el señor ve estas muestras, seguro me mataría al instante.
Trato de no reírme pero la oración me da tanta risa por lo verdadera que es. Ese hombre es un loco posesivo, me di cuenta desde el día uno cuando no dejaba que sus hombres me mirarán o siquiera tocaran para servirme algo.
-Tranquilo - le giño un ojo - no tiene por que enterarse.
Su cara de pánico me da mil años de vida. Tan malo puede ser Azael Smirnov con las personas a su alrededor. Y eso que tiene a mucha gente cuidando su espalda. Al llegar a la mansión me ayuda a bajar y entramos charlando, le cuento de un traje que tengo pensado hacerle por su cumpleaños y como hombre fiel a su jefe niega diciendo que no es necesario.
-Claro que si - cargo mi mochila en un hombro y con el otro brazo le muestro mis bocetos plasmados en la libreta - se te vería genial, adem....
No logro terminar la frase por voces que provienen del comedor, pero no cualquier voz. La voz del ruso en acompañada de otra voz, dulce y alegre, claramente de una mujer , mujer que no conozco. Estar viviendo aquí me a echo aprenderme las voces de cada personas que habita aquí.
-No dijiste que no estaba - Alexei niega sin saber nada hasta que ambas personas aparecen saliendo del comedor, él como siempre serio y vestido con sus trajes hechos a la medida y una mujer rubia a su lado. Sonriente y con un vestido de colección de infarto.
Nadie nota nuestra presencia hasta que el ruso gira su cabeza y nos observa con el ceño fruncido, la mujer a su lado nota su mirada, hace lo mismo que él. Ambos vienen a nuestro espacio, él como un tempano de hielo y ella toda cantaría.
-¡Oh dios mío! - la mujer se me acerca, literalmente se me pone frente a mi observando de pies a cabeza - Eres más hermosa de lo que imaginaba.
No me muevo, es como si fuera un puto robot observando a que pase algo.
-Disculpa - sonrío falsamente observándola - ¿Quién eres?
-Oh claro - extiende su mano - mi nombre es Tamara Pavlov.
Rusa. Igual a él. Será su novia, su ex, ¡aah!, que carajos me importa eso. Asiento intentando calmar mi curiosidad pero se esta volviendo un poco difícil. El ruso no dice nada, más bien desde que me vio solo se la a pasado observándome. Nuestra situación actual no es la mejor como saben.
-Okey, no estoy entendiendo nada de esto. - miro a Alexei y su semblante no es para nada amistoso. Me observa y luego a su jefe retirándose al instante. - Creo que debería irme también.
Cuando paso al lado de ellos la voz gruesa del ruso me hace detener al instante. Giro severamente respirando lentamente.
-Espera - su mirada gélida sin emociones me ponen la piel de punta, espero que lo que tenga que decir no sea nada malo - Tamara esta aquí para ayudarte - frunzo el ceño por sus palabras - Dado los acontecimientos de los últimos días, la falta de tus sesiones y los ataques que tienes frecuente mente. - hace una pausa observándome - Decidí que volverías a recibir terapias con una psicóloga.
Esperen que. No, no, esto no puede ser verdad. Mi sangre se congela y mi respiración se vuelve acelerada, trato de mantenerme de pie tratando de asimilar todo esto. No necesito una maldita psicóloga. No necesito nada de esto.
-¿De que hablas? - camino hasta llegar a él levantando la cabeza en el proceso - no necesito una psicóloga.
Cierra los ojos, la mujer al lado trata de intervenir, pero con una orden de él se queda en su sitio. - Vas hacer lo que te digo - su voz sale ronca y autoritaria - acaso no dijiste que acatarías todas mis reglas.
-Eso no viene al caso - levanto los brazos señalándome - estoy bien. - me paso las manos por el caballo tratando de calmar mi respiración - ¡Bien!.
-Los ataques que haz tenido han sido frecuentes - se aleja sin mirarme - sumándole a que no has consumido tus medicamentos.
-Okey, vuelvo a consumir los putos medicamentos pero no me pongas una psicóloga - niego , no estoy lista para abrirme con otra persona, no después que lo que paso con el doctor. - Por favor.
La ansiedad trata de apoderarse de mi cuerpo, el pecho se me oprime y se me dificulta respirar, él ni siquiera me mira, se a volteado mirando la ventana que da al jardín. Por el lado de la rubia solo se queda mirando lo que pasa hasta que se acerca a mí.
-Tranquila - trata de tocar mis manos pero me alejo al instante, su cara de decepción es tan clara pero ahora eso no me importa, solo quiero salir de aquí - seremos muy buenas amigas, no tienes por que temer.
A pesar de sus lindas palabras algo en mi interior me dice que no confíe, que no caiga. Su mirada alegre parece sincera pero sus ojos no, ese azul oscuro tienen una chispa brillante que me hace dudar. No, no más psicólogos, no más estúpidas terapias.
-No, ¡eh dicho que no! - voy directo hacia las escaleras dejando a la rubia parada y con asombro, pero cuando estoy por la mitad un ruido estruendoso se cuela en todo el lugar, escucho como los hombres entran rápidamente y al girar noto a Azael con sangre chorrear por toda su mano, paso mi vista por el lugar hasta que noto un jarrón echo añicos en el suelo.
Los hombres con arma en mano se mueven por todo el lugar buscando algo hasta que el ruso se mueve de su sitio dirigiéndose hacia mí. Con la mano botando sangre y la mirada furiosa trato de moverme, pero cuando me mira directamente a la cara todo mi cuerpo se paraliza del miedo.
-¡Por una puta vez! - grita haciéndome temblar - ¡deja de comportarte como una maldita niña y empieza a madurar de una puta vez!
Esta tan cerca que hasta puedo oler su colonia. Me estruja con la mirada haciéndome sentir pequeña, siento como las lágrimas se almacenan en mis ojos pero hago todo lo posible en no derramarlas. De repente aparece Alexei poniéndose delante de mí y John colocándose al lado del ruso.
-Hermano calma - mira su mano y niega - tienes que atenderte, no hagas más idioteces.
Lo aleja mirando a mi guardaespaldas con furia - A.L.E.J.A.T.E - él niega mirando a su hermano - si valoras tu puta vida será mejor de te alejes. - habla firme y sin rodeos.
Todos en la sala nos observan y pasando mi mirada noto como la rubia esa está conteniendo una sonrisa burlona. Aprieto los puños y enfrentándome al demonio habló.
-Dije que no - en estos momentos a pesar que estoy tratando de mostrar calma, me estoy muriendo de miedo por dentro, nunca lo había visto así. Su furia es mucho más grande de cuando mato al Árabe - No necesito una maldita psicóloga. Y si, decidí acatar tus órdenes pero esto no está en juego. Es mi vida, mi salud y yo decido que hacer con ella.
Aprieta su mandíbula logrando que se marquen varias venas - ¿Quieres que madure?, pues lo siento, pero así soy. Una estúpida chica enferma con problemas emocionales que no se acuerda nada de su pasado - me acerco señalándolo con un dedo - Pero si se una cosa. Cuando cumpla los 18 años no tendré que volver a ver tu maldita cara y sentirme miserable con miedo y terror.
Su semblante cambia al escucharme decir eso último. ¿Es tarde para cambiar?. No lose , pero ahora lo único que quiero es alejarme de él y sentirme segura sin miedos.
-Te asusto - los hermanos Petrov están en guardia para cualquier cosa y ahora lo están más , esperando a que responda - ¡Responde Joder!
Retrocedo cerrando los ojos por un instante tratando de calmar mi respiración.
-Lo siento si no soy la persona que creías que era, solo soy esto. - tomo una respiración larga y hablo en griego -Η θεά θέλει να ξεκουραστεί.
《La Diosa quiere descansar》
Me alejo de ahí subiendo las escaleras bajo la atenta mirada de todos. Dejo las lágrimas fluir cuando noto que ya nadie me puede ver y me encierro en el cuarto acurrucándome en la cama.
Al parecer esta ronda la ganó el Demonio.
*****
Azael
Al llegar al despacho destrozo todo lo que esta a mi paso. La furia me consume haciendo que descargue toda mi ira. Ella me teme, de verdad me tiene miedo joder.
La sangre sigue fluyendo y manchando todo y como un puto loco me bebo toda la botella de alcohol que esta sobre la mesa. Sus palabras me jodieron, la ira fluyó y solte palabras cargadas de pura rabia.
-¡Puedes dejar la puta bebida a un lado!. -no lo miro ni cuando me quita la botella. - ¡Esa mierda de hace un momento no pude volver a ocurrir!
-¡Y tú respeta a tu líder! - me levanto - ¡ella debe aprender a respetar a las personas como yo!
Me mira molesto parándose frente a mi sujetándome del cuello del saco lleno de ira.
-¡Y tú no te olvides quien es ella! - mascullé - Cabrón. No te das cuenta que ella está a tu nivel o mucho más. Solo que no lo recuerda.
-¿Y?, crees que me importa. - me suelto de madera brusca yendo hasta el gran ventanal - me vale mierda su rango.
-Pues a los demás no - se para al lado mío - Sabes que los demás la querían por ser lo que es. Pero ahora piensan que esta muerta. Y tú tienes el puto privilegio de tenerla y cada vez lo jodes más.
-No necesito sermones. - mascullo un poco tranquilo.
-Me vale un carajo.
Aprieto los puños recordando lo que dijo Belial, acaso esto se está volviendo una retorcida obsesión hacia ella. Desde la noche que la toque, el sentimiento de pertenencia creció. El saber que la tengo bajo mi poder hizo que mi ego creciera.
Que la posesividad aumentara y el deseo de que se volviera una sumisa se haga realidad. Pero nunca fue así, ella no se deja dominar por un carajo.
Lo que ocasiona un sin fin de discusiones, un tóxico circulo de peleas y resentimientos. Algo a lo que no estoy dispuesto a renunciar, si tenerla cerca significa discutir pues así seguirá. Por que ella nunca se irá de mi lado, así me odie.
-Quiera o no, Tamara será su psicóloga. - niega alejándose - Esta empezando a recordar y no puedo arriesgarme a eso. - me vuelvo hacia él - La puta frase que dijo en Griego sólo la decía de niña. Como mierda la suelta ahora.
-Cualquier personas puede decir frases que no decia hace años. ¡No conviertas una maldita frase en algo importante!. - se pasa la mano por el puente de la nariz - y como se te ocurre traerla a ella.
-Tengo mis razones - la sangre paro un poco pero aún así sigue goteando - es buena en lo que hace. - me pongo una venda que estaba en uno de los cajones de la mesa. - Dile a Luisa que reajende todo mi horario, tengo una gala y un viaje que hacer.
-Vas a ir a Rusia.
-Tengo que hacerlo - esta mierda cada día avanza más - pero ella se va a quedar. Müller no esta pero sus clubs siguen funcionando. Quien lo está administrando.
-Edrick Becker - hago una mueca, ese puto demente es igual a su jefe. - ¿Para que quieres saber?
-Largo y dile a Mike que aliste el auto.
Sale azotando la puerta y yo me quedo admirando una foto de ella que tengo guardada. Dulce, inocente, algo completamente diferente a lo que en verdad es.
Los clubs de Müller siempre al sido los más extravagantes, lujosos, exóticos, llenos de mujeres y trago. Pero a pesar de ser un lugar para divertirse y disfrutar también tiene un lado para admirar y presenciar a buenos artistas.
Sentado en uno de los box privados con varios de mis hombres al acecho y mujeres bailando y ofreciéndome bebidas me paso toda la noche. Tratando de olvidas la expresión de miedo en la cara de Atenea, sus jodidas palabras y la forma en como aguanto llorar frente a todos.
-¿Quieres algo guapo? - Una mujer se me sienta encima rodeandome el cuello - podemos pasarla bien si quieres. - de verdad Müller deja que digan estas estúpidas frases. Más ingenio no puede haber.
La mujer sigue hasta que otra me pasa un trajo, lo bebo rápido sintiendo el ardor creer en mi garganta. Dejo que otras me toquen y la que tengo encima se sienta sobre mi polla frotándose, me besa el cuello y cuando esta por llegar a mi boca la detengo de golpe sujetando su barbilla.
-Nada de besos - me gusta dominar, me gusta tener el poder ya sea en el campo de batalla o en el sexo. - Es todo por hoy - me levanto alejando a todas las mujeres menos a una - tu vienes conmigo. Esta noche quiero desestrezarme. Andando.
Sonríe coqueta y salgo del lugar lo más rápido posible. Es media noche y el frío se siente en todo el camino, pero la calentura de follar es más grande que lo otro queda en segundo plano.
Al llegar a la mansión mis hombres se quedan custodiando según su turno. La sala está a oscuras y me imagino que las personas deben estar dormidas. Camino con la mujer hasta los cuartos de invitados. Estoy tomado pero no ebrio, ni muerto dejo a una cualquiera subir a mi habitación.
-Mejor vamos a tu cuarto.
No le hago caso y cierro la puerta del cuarto. Me observa lujuriosa y de a poco se va sacando su vestido de tirantes. Por mi parte la observo cauteloso y cuando esta por bajarse las copas del sostén la detengo.
Avanzo hasta quedar frente a ella -Pensaste que era idiota - la acorralo en la pared mandando mi mano a su cuello asiendo presión - las mujeres como tú deberían pensar muy bien con quienes se meten - saco mi arma apuntando a su cien - No me gusta dejar cabos sueltos pero será mejor que le avises a tu jefe que a la próxima que mande a alguien a matarme que lo haga bien.
Aprieto su cuello viendo como lucha por liberarse, sus ojos se van volviendo rojos por la falta de aire y sus pies se mueven tratando de caminar.
-Las putas como tu no razonan cuando quieren follar, así que dile a tu jefe que si quiere verme, que lo haga el mismo en persona.
Aprieto más y cuando veo que esta por quedarse sin aire la suelto haciendo que caiga al piso como trapo. Guardo mi arma llamando a Alexei.
-Sacala de mi vista. Y déjale un recuerdo de mi parte.
Asiente sacando a la mujer y me volteo cerrando la puerta, diferenciar entre mujeres del club y putas baratas enviadas es fácil. Solo es cuestión de observar su comportamiento eh insistencia.
A la mañana siguiente en plena madrugada los ruidos de pasos por toda la casa me despiertan, me coloco la camisa y al salir observo a los hombres ir de aquí para allá buscando algo.
Me paso la mano por el pelo llegando hasta la sala donde se quedan quietos observándome, miedo y preocupación plasmado en sus rostros.
-¿Qué carajos pasa?
-Se..ñor
-¿No la encuentro, si el señor se entera nos matará! - levanto vista hasta el segundo piso donde se encuentra Alexei recostado en la baranda, cuando me ve los colores se van de su rostro - Ya estamos muertos.
Giro mirando a los demás hombres bajar la cabeza - ¿Quién mierda no está?
-Señor - John aparece de la nada saliendo del comedor - no encontramos a la señorita Wright por ningún lado. No, no sabemos donde puede estar.
Endurezco el rostro mirando a cada uno con ira. ¿No está? ¿Cómo carajos ella no puede estar?
-Extiendan un perímetro por toda la mansión - dicto subiendo las escaleras - ahora - asienten saliendo rápido - ya revisaron todas las habitaciones.
Caminando por el pasillo asienten - Todas menos la de usted, no deja que nadie entre ahí.
Asiento, es imposible que este ahí, como carajos se le a ocurrido escapar, mierda, y a estas alturas. Solo ahí dos lugares donde pudo haber ido, con su padre o el idiota de Daniel.
-Alisten los autos, saldremos en 20 minutos - uno de los hombres asiente bajando, los demás se quedan conmigo. Pasando por su habitación y al abrir encuentro todo normal solo que ella no esta ahí durmiendo - algo que se haya llevado.
-Un cuadro de su madre señor - habla Alexei - pero lo demás sigue ahí.
Cierro la puerta yendo hasta mi habitación dejándo a los demás afuera de la puerta de Atenea. Al llegar a la mía me sorprendo al ver la imagen que encuentro.
-¡Dejen de buscar! - entro a la habitación observándola a ella recostada en mi cama aferrándose a la foto de su madre, escucho como los hombres vienen hasta la puerta observando - No comenten nada de esto a nadie.
-Si señor - escucho como se alejan pero sigo sintiendo la mirada de alguien, al gira observo a Alexei viéndome - No quiero que me odie más de lo que ya lo hace.
-OK señor.
Sale cerrando la puerta y a pasos lentos me acerco a ella sentándome en el borde de la cama admirandola, pensando en lo fuerte y peligrosa que es. En como lucha contra la corriente y que a pesar de los años sigue adelante.
Paso una mano por su mejilla alejando algunos mechones rebeldes, viendo sus pecas que de lejos no se notan y sintiendo su piel suable y cálida bajo mi mano.
-El caos siempre a estado con nosotros, pero si nos mantenemos juntos podremos combatirlo. - me acerco dejando un beso sobre su frente - Quédate conmigo Dea.
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