CAPÍTULO 14

//Negocios, Miedos e Instintos\\

Azael

La sostengo tratando de calmar su llanto, recitando palabras suaves. Aferrada a mi con miedo a ser consumida por los recuerdos de su pasado. Recuerdos que nunca debieron volver.

—Tranquila, Dea.

Y sin culpa alguna le clavo la jeringa que estaba al lado del bolso que había caído al suelo por mi arrebato de hace unos segundos.

El asombro y perplejidad están marcados en su hermoso rostro cuando lo alza mirándome a los ojos. Ese par de esmeraldas que me tienen hipnotizado desde el día uno. Me observan con odio y dolor.

—Pero que... — Baja su mirada hasta la jeringa leyendo el nombre de esta — hijo de put.....

Y en pocos segundos se hunde en un sueño quedando dormida en mis brazos. Sin remordimiento alguno nos levanto dejándola tentida en la cama. La arropó bien limpiando algún rastro de lágrima.

Voy hasta el espejo y observo el corte, no es profundo pero igualmente ocasiono que derramará sangre. Cosa que no me afecta, día tras día mancho las calles de sangre de perros que intentan meterse conmigo. Esto no es nada, y más si viene de ella.

Me limpio con alcohól cambiandome de camisa, el recuerdo de la azafata queriendo quitármela regresa a mi mente, pero la desecho al recordar que Atenea nos vio, mierda, nunca quise follarme a ese mujer, pero al momento de arrodillarse y tocar mi polla la presión de los últimos días pasó factura y no pude detenerla.

Aunque mi intención solo fue que me la chupara, nunca follarmela, en mis  pensamientos solo está ella, la imagen que pude contemplar la primera noche en el hotel, desnuda, sudorosa y sonrojada, toda una chica inocente y sexy, un pecado para un Demonio como yo.

Salgo del cuarto yendo a la sala de reuniones. Al entrar observo a mi jefe de seguridad junto a su hermano viendo videos de la cámara de seguridad del café en donde mate a ese Árabe.

—Lo eliminaron — paso de largo sentándome en el sillón que esta frente a ellos — saben que no quiero cabos sueltos .

—Un poco difícil pero nada que no se pueda solucionar.

Asiente y regresa a su posición, yo en cambio me digno a observar cada video de hace unas horas o como seria actualmente, hace un día.

—Señor — giro mi rostro hasta Alexei, el cual esta parado frente a mi con cara de  sufrido — ¿Como se encuentra la señorita Wright?

Dejo la copa de McDowell 's sobre la mesa y me giro completamente hacia él, lo observo seriamente sin una pizca de diversión, lo que hizo antes de abordar el jet me molesto.

Y más ver que ella lo tocó.

—Escucha — me acerco a él viendo como pasa saliva — si vuelves hacer la mierda que observe al inicio te juro que te mando a blood cages.

Observa a su hermano el cual me mira a la expectativa de ver algún movimiento que haga. En la bratva a parte de la lealtad la sangre vale mucho. Puedes ser leal a tu jefe, pero la sangre siempre va primero.

Así que en estos momentos no dudo que John me pueda atacar si hago algún movimiento contra su hermano.

—Ey. Ey — el ambiente tenso se evapora por la aparición divertida del jefe de seguridad el cual manda a su hermano a hacer algo. — no te pongas así, solo está preocupado.

—Preocupado mis huevos. Sabe claramente que nadie puede acercarse a ella sin autorización.

—Tú lo asignaste como su jefe de seguridad, que esperabas. Ella sabe como ganarse el corazón de las personas sin hacer nada.

—Lo mande hacer su trabajo. — bebo de golpe sintiendo el ardor en la garganta.

—Y es lo que hace. — se arregla el cuello de la camisa mandando su vista al corte. Sonriendo con diversión — ¿Qué pasó?

—Un ataque de ira, estábamos discutiendo y su mejor opción fue agarrar un cuchillo.

—Y dejaste que te corte — mi silencio es su respuesta y me mira asombrado — no , ¿Es verdad?

— Para ser el mejor eres un poco idiota.

Me alejo yendo hasta el pasillo agarrando unos documentos de la cadena de hoteles. Un nuevo hotel será construido en el centro de la ciudad en Brasil. Ricardo aprobó dando su punto a favor con otros inversionistas, pero falta el mío, a pesar de haber mayoría los votos más importantes son el de Wright y el mío.

—Ya firme — los acomodo y se los entrego — cuando aterrizamos lo quiero que lo envíes inmediatamente.

Asiente. Cuando esta por irse recuerdo lo que le había mandado hacer.

—¿La llamaste?

—Si, dijo que vendría dentro de dos días por lo menos.

—Muy bien.

Después de aterrizar en Málaga deje todo listo en el hotel para que no ocurra lo de la última vez. No quisiera que allá otro asesinato en estas calles, él no me lo perdonaría.

Teniendo en cuenta que Atenea sigue dormida por la inyección espero que las cosas estén en calma cuando regrese.

Abordo mi auto manejando a las afueras de Málaga, solo. No me preocupo por la seguridad ya que estar en este país la realeza también esta conmigo.

Al llegar a la gran mansión unos empleados me habren la reja para poder ingresar. Al llegar estacionó mi auto bajando y observando el lugar, sigue igual como hace un año.

Ingreso a la mansión yendo directamente al despacho de la persona a la cual vine a ver. La gente del servicio realiza sus labores charlando y sonriendo, saludandome a cada paso que doy.

Al estar frente a la puerta entró sin tocar observando al hombre delante de mí leyendo un libro. Quien lo diría. El gran Gabriel Dash, el Rey de las sombras leyendo un libro. De ser el mafioso más temido a un hombre metido en la literatura.

—Tus padres no te enseñaron a tocar — su acento español sale a flote con su voz neutra, deja el libro sobre la mesa sentándose firme con los brazos encima de esta — ¿A que debo tú inesperada visita?

Viendo que no me hablara en inglés o ruso decido responder también en español, una charla en español. Maldición.

—Negocios.

Me adentro cerrando la puerta y sentándome frente a él, me sirvo una  copa de licor acomodando mi saco.

—¿Negocios?. ¿Que negocios quiere hacer el Boss conmigo?

Dejo el vaso en la mesa sacando de mi saco un usb negro. Se lo entrego y su rostro de curiosidad no me pasa desapercibido aunque sepa camuflarlo con su mirada de hielo.

Ya estoy acostumbrado a esto.

—Checalo, te encantará lo que verás.

Enciende su laptop conectando el USB, su mirada de furia me hace sonreír y más al  saber que eh ganado.

—¿Negocios?

—¿Como encontraste esto? — cierra la laptop centrándose en mí.

—Uno de mis hombres vino de vacaciones y da la casualidad que Serrano se hospedó en el mismo hotel que él. — me acomodó — me envió estas fotos cuando noto que se estaba reuniendo con esos bastardos.

Su mano echa puño choca contra la mesa ocasionando que algunas cosas se caigan. Por mi parte espero que termine su desahogo para seguir.

—Maldito bufón, no sabe lo que le espera a ese hijo de perra.

—Te ayude a encontrar a un traitor, ahora necesito tu ayuda.

Asiente prendiendo su celular y escribiendo algo.

—Joder, va a estar cabreada cuando descubra esto.

—Y cuando no lo esta, por cierto ¿Dónde está?

—Tiene un caso de maltrato doméstico, la próxima semana será el juicio y está como loca buscando pruebas para meter a ese bastado a la cárcel.

—Puedo ayudar si quiere. Aunque sería un  secreto. No quiero ver como se vuelve loca al saber que la eh ayudado en algo fuera de lo ilegal.

—Sabes que le encanta hacer esto, y no le gusta mezclar una cosa con la otra.

—Es una testaruda, pero a lo que vine — me levanto yendo a la ventana que muestra un paisaje de pura naturaleza. — Quiero que me guardes una gran cantidad de mercurio y que me des algunos hombres de tu entera confianza para ir a Rusia.

Me mira sin entender. El mercurio está prohibido en España, una sola cantidad de eso y las mentes más codiciosas matarían por tener ese material en su poder.

—Sabes que no puedo  hacer eso, esta prohibido.

—Eres el cuñado del rey ¿No? — chasqueo la lengua — has lo tuyo y yo me encargaré de darte vías para trasportar armas a Rusia.

—Para eso esta Müller, él también elabora armas. Y por lo que tenía entendió trabajabas con él.

—Él idiota está echo polvo, no sabemos nada de él desde hace un tiempo, ni Carsten ni Dante,  solo recibí un documento de él hace unos días pero ni mierda de su paradero.

No desde lo que paso, al parecer eso lo jodio bastante.

—Comprendo — saca un mapa que ni siquiera sabía que tenia — Te ayudaré —  coje un plumón marcado las rutas. — todo esto es por ella , no es cierto. La encontraste.

Me tenso un poco, no quería que más gente sepa de esto, pero a pesar de todo tengo una buena relación con los Dash.

—Se podría decir que si, y por que también atentaron la mansión de Rusia. Mi abuela, padre y hermano estaban ahí.

Deja el plumón en su lugar guardando el mapa, se sirve una copa bebiendo de golpe marcando un número.

—Matteo, quiero a un grupo de  los mejores hombres en una hora en la pista de  vuelo. — sigue hablando hasta que corta — listo, del mercurio me encargaré personalmente. No te preocupes.

—Siempre es un gusto hacer tratos. Padrino.

Sonríe ladino mostrando esa sonrisa siniestra que se maneja.

—No mueras Azael, necesito que vengas a visitarme más seguido y que me presentes a esa bella señorita.

—Un Demonio nunca muere.

Asiente neutro y salgo marcando el número de John, le aviso sobre el jet que tiene que preparar para la partida de los hombres. Salgo montándome al auto arrancando a toda velocidad. Solo espero que Atenea no haya echo un lío.

Al parar en un semáforo marco el número de mi hermano, al descolgar la llamada escucho su tediosa respiración. Tomando un respiro profundo esperando a que el semáforo cambie para poder llegar lo más rápido posible.

—Y esta sorprendente llamada a que se debe hermanito.

Aprieto el timón con tanta fuerza que hasta mis nudillos se empiezan a notar — Encontré a las personas que ocasionaron el atentado. Por ahora solo estoy enviando algunos hombres que estarán cuidándolos. 

Escucho un sonido fuerte de algo rompiéndose, ruedo lo ojos al ver como su impulsividad lo esta dominando ahora.

—Debes estar jugando, ¡Joder! . ¿Por que haces esto?

—Es por un tiempo Belial.

—No, Rusia te necesita, tu gente te necesita, necesitamos al Boss.

—Estoy haciendo lo que puedo, pero ahora no estoy en condiciones de viajar a Rusia.

—Todo es por ella. — habla firme —  Mierda Azael. Casi muere la abuela — mi cuerpo tiembla al escuchar esa palabra. — Sabes que quiero y respeto mucho a Atenea y aunque no me recuerde, siempre la querré. Pero esto es serio. 

—¡Lose idiota! — trato de respirar, esto mierda ya empieza a agobiarme — claro que lose.

—Pues no parece, tu extraña protección por ella esta haciendo que te alejes de tus objetivos. ¡Reacciona!. — al notar que estoy por llegar al hotel decido cortar la llamada hasta que dice algo que me toma desprevenido — Hace dos días casi me convierto en un maldito matón frente a toda la escuela por defenderme de esos bastardos, y en cierta forma lo soy — mascullé — pero eso nadie lo sabe, quiero terminar bien mi último año. 

—¿Fueron a tu escuela? — malditos bastardos, como se atrevieron.

—Que crees. "El hijo menor de la familia Smirnov enredado en un atentado, salvado de milagro por sus guardaespaldas. — aprieto los dientes tratando de controlar mi ira — aunque ambos sabemos que pude haberme librado solo.

—Haré lo posible por ir cuanto antes. 

—Solo quiero a mi hermano de vuelta, aunque eso signifique alejarte de lo que más quieres.

—Nunca lo haré y lo sabes.

—Me compadezco por ella. Solo espero que esta mierda termine.

—Y así lo será — me despido colgando y llegando a la entrada del hotel, le entrego mis llaves al portero y paso de frente apretando el botón del último piso. Al abrirse las puertas no veo a nadie en las sala, ningún ruido o respiración, seguro sigue dormida . Al ir hasta la terraza noto como uno de mis hombres inclinándose formalmente.

—¿Que paso?

—Señor bue.....

—¡Sáquenme de aquí!, ¡malditos idiotas les juro que los patearé el trasero cuando los vea! — giro mi rostro mirando hacia dentro, que mierda — ¡Idiotas! ¡me la pagarán!

—¿Qué es esto? — miro al hombre que palidece frente a mi — ¿Qué carajos hace en mi habitación?

—La señorita al despertar se exalto y....

—Jones, busca a Alexei y dile que venga — dice John cuanto aparece de la nada — yo me encargó desde aquí — el hombre asiente saliendo a toda velocidad, me giro a ver a mi amigo el cual me observa con una sonrisa en su rostro.

—Habla

—Al parecer la muchacha tiene buena imaginación — entramos a dentro y me enciendo un cigarrillo en el proceso escuchando sus gritos de fondo — creo una soga con las sabanas de la cama para lanzarse desde su balcón — me atraganto con el humo al escuchar esa barbaridad.

—De que mierda hablas , cuando se despertó.

—Hace 50 minutos — nos dirigimos hasta mi cuarto escuchando ruidos más fuertes cada vez que nos acercamos, algo me dice que encontraré la habitación destruida.— Cuando intentamos detenerla atacó a 2 de nuestros hombres dejándolos mal. — me observa confundido — nunca me dijiste que aprendió a pelear.

—Nunca lo supe, hasta ahora.

—El caso que es que decidí cambiarla de habitación para que no haga otra locura, pero.. — al abrir la puerta del cuarto una silla sale volando frente a nosotros — al parecer no se detuvo.

Al observa el interior noto que la habitación esta echa un desastre. Cuadros rotos, muebles tirados, la cama desecha y otros objetos rotos en el piso, Trato de calmar mi ira levantando mi vista hasta ella la cual se encuentra en un rincón abrazada a sus brazos con el cabello revuelto.

—Bien — doy un paso poniéndome alerta, en estos momentos la situación es un poco tensa — prepara todo para salir en la tarde y no dejes que nadie se acerque. No cuando yo de la orden.

Asiente mirándola y negando, sale de la habitación cerrándola la puerta, me saco el saco dejándolo encima de una silla que sigue parada yendo hacia ella quedando frente a su mirada, esta arrodilla así que tiene que levantar su mirada para verme. Al hacerlo noto en ese iris esmeralda rencor , tristeza y rabia.

—Aten...

—¡Maldito idiota aléjate de mi! — se desliza por el suelo hasta quedar lejos de mí, trato de respirar  hondo girando en mi puesto hasta verla , en estos momentos no estoy para lidiar con esto y me jode saber que si empezamos con una pelea no voy a parar hasta dejarla desecha.

—Atenea — mi voz sale firma , autoritaria — no estoy para juegos en este momento así que te pido que te comportes como una señorita.

La veo sonreír con ironía levantándose y yendo hasta el otro extremo de la habitación. 

—Me pides que me comporte cuando tú me inyectaste sin mi consentimiento — me señala con rabia — tú, la persona que me a jodido desde el día uno. — sus ojos se vuelven cristalinos y sus labios empiezan a temblar — No estoy bien, okey. Mi mente me juega malas pasadas con recuerdos que me vuelven loca recuerdos que puede haber desbloqueado con la ayuda de ese hombre..

—¡Para ya! — mi grito la hace retroceder — vas a seguir con la misma mierda — tiembla abrazándose a si misma — entiende por una vez. 

—¡Entender que!, que desde ese día te tengo miedo. Que me tengo miedo a mi misma por lo que pienso a veces. Que no soporto estos ataques. ¡Que no soporto esta vida! — se pasa las manos por el rostro llorando — ya no aguanto, no aguanto ser una estúpida enferme a la cual todo el mundo debe estar cuidando y chequeando. 

—No lo eres — trato de avanzar pero me detiene alzando la mano — Diablos Atenea — me paso la mano por el cabello — no eres nada de eso.

—No, mientes, mientes, — camina de un lado a otro tratando de calmar sus temblores — solo , solo quiero desaparecer. Quiero morir..

—¡No digas esa mierda! — lanzo a un lado la mesa de noche que tengo al lado rompiéndose en segundos — quita esa puta palabra de tu boca.

Me mira asombrada por mi arrebato mandando sus manos a su boca tratando de calmar su llanto. Esa jodida frase mando una descarga eléctrica por todo mi cuerpo. Alterándolo y desestabilizándolo. Me acerco a ella soportando los golpes que me da sujetándole la cara haciendo que me mire a los ojos.

—Nunca digas eso — aprieto fuerte causando que suelte un quejido de dolor — Nunca, me oyes.

La suelto como si su piel me quemará al solo tocarlo quedando de espaldas.

—¿Por qué? — solloza , giro mi cabeza aun lado observándola  — ¿Por qué no me dejas en paz?

Sonrío ladino volteándome completamente yendo hasta ella acorralándola en la pared con las miradas frente a frente.

—Nunca lo entenderías.

—Lo haría — se limpia las lágrimas con la manga de su polo, por mi parte paso mi mano por su mejilla borrando cualquier rastro de lágrima — pero algo me dice que sería peligroso saberlo — aleja mi mano separándose de mi, no tenerla hace que sienta un frío que nunca había sentido.

—Tienes razón — Belial tiene razón, padre , Arinka, todos los que están a mi alrededor tiene razón, tenerla por más tiempo a mi lado sería peligroso, sería cavar nuestras propias tumbas. Pero mi lado egoísta, posesivo, primitivo me dice que no, que no renuncie y que siga hasta el final. Que siga manteniéndola conmigo aunque eso nos destruya en el proceso. — Pero eso es lo divertido y retorcido, que a pesar de saber que es peligroso, seguimos juntos — Masculló —  Que sigues atrapada en esta retorcida Protección de la cual nunca te dejare salir.

—Y si yo acabo contigo en el proceso — su confesión me sorprende, no es nada comparado con la Atenea dulce o rebelde, la persona que tengo frente a mi me observa con frialdad, determinación y peligro. Una mirada que solo había visto es el atentado de hace unos días.

—¿Acaso es una amenaza?

—Yo no amenazo, yo advierto. 

Y es ahí donde lo supe, estaba despertando sus instintos más oscuros y retorcidos. Esos instintos que estuvieron ocultos por varios años. Pero ya no más.

Ya es tiempo de empezar a jugar de verdad.

Demonio y Diosa.

Hello, hello, llegue justo a tiempo creo,  que se encuentren  bien y estén comiendo bien.

El capítulo de hoy a sido un poco bajo presión, pero igualmente lo logre terminar. Aunque aquí entre nos, sus discusiones ya me  estaban estresando.

Pero esta esta vez fue diferente, todo será diferente. Algo desperto en ella y eso la hará descubrir su pasado.

Que les pareció el padrino de Azael, el señor Gabriel Dash.

Los espero en el siguiente capítulo para más intriga.

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