Regalo navideño

En el mundo del Jujutsu sonaba ferozmente los nombres de los hechiceros más poderosos pertenecientes al rango especial y profesores de la escuela de Tokyo, Satoru Gojo, el lider legítimo del clan Gojo, un hombre de 27 años que su simple nacimiento marco un antes y un después en la escala de poder, poseyendo los seis ojos y un control absoluto de la energia maldita lo convierte en un enemigo de temer para cualquier maldición que se atreva atacarlo, pero claro, el no esta solo en la cima, su mejor amigo, Suguru Geto, un hombre bastante atractivo con el poder de comer maldiciones como si fueran pequeñas galletas que te venden en tu típica tienda de chucherías y el tipo que a completado más misiones en la historia.

Ambos son respectado y admirados por la sociedad del Jujutsu en general, pero detrás de esa fachada de "hombres poderosos" se oculta una verdad, un secretos que ambos duraron guardar hasta el día de su muerte porque saben que si alguien llegase a enterar de su sucia verdad cambiaria la perspectiva que muchos tienen sobre ellos. Al principio, ambos dudaban en incursionar en este "Trabajo" que ahora se niegan a soltar por algún motivo desconocido, pero después de ciertos sucesos los dos hombres decidieron entrar al mundo de la prostitución para calmar sus más bajos deseos sexuales.

Aunque no se note, Satoru es un mujeriego de primera que le fascina tener a su disposición a varias mujeres sin desarrollar un lazo efectivo con estás, el peli blanco odiaba la idea de formar una familia y estar amarrado a responsabilidades aburridas que solo lo terminarían agotando tarde o temprano. Ya sabe lo que es ser un padre, cuido a Megumi después de todo, pero eso ya es otra historia y no desea pasar por la mismo de nuevo. Solo anhelaba disfrutar su juventud y divertirse en este mundillo del placer hasta aburrirse.

Geto por su parte, hacia todo esto como una manera peculiar de relajarse de tanto estrés provocado por la cantidad de alumnos que debe ayudar para que avancen a un mejor grado y se vuelvan hechiceros de alto calibre. Suguru aún no busca amarrarse en una relación estable con una mujer que lo ame y le de una familia, por el momento prefiere ir en busca de nuevas experiencias que lo lleven al límite y conseguir un poco de dinero extra para usarlo en sus propios caprichos personales.

Ambos chicos tienen importantes reglas antes de aceptar alguna clienta y es:

Número 1: Que sean mayores de edad.

Número 2: No enamorarse ni sentir afecto por ellas.

Número 3: Pedir por adelantado el dinero.

Número 4: Jamás dar sus verdaderos nombres

Número 5: Quedarse con la clienta hasta que está despierte de su sueño.

Otras cosas importante es que su trabajo lo hacían en lugares donde la gente no lo conocían sobretodo alejada de la comunidad de hechiceros porque sabían que si los altos mandos llegaran a enterarse que sus dos de sus mejores hechiceros se la pasan complaciendo a mujeres desconocidas podría simbolizar perder sus empleos y el respeto de todos en general.

Por eso tomaban todas las preocupaciones posibles para no ser descubiertos en el camino, como por ejemplo solo aceptar los trabajos en sus días libres que son los sábados y los domingos o en sus vacaciones.

Ya estando en navidad ellos podían relajarse y dejar que las llamadas llegaran y estos acudir a ellas.

Hoy casualmente fue una de esos días donde ellos dos fueron contratados con anticipación por dos clientes anónimos que atravez de su mensaje de texto que llegó en el teléfono privado del peli blanco, dicho texto le explicaban que una de sus amigas acaba de cumplir años la semana pasada y quieren darle como regalo estás navidades una noche inolvidable en un hotel elegante cerca del restaurante donde ella trabaja, que no necesitan preocuparse por nada, que todo ya está pagado con el dinero de las contribuyentes, solo necesitan llevar unos condones de sabores y toda la energía del mundo.

Un trato bastante bueno para ser verdad, Suguru al ser el más centrado entre ambos podría haber visto este mensaje como sospechoso, pero gracias a su experiencia, este tipo de cosas se le hacían naturales como beneficiosas ya que no necesitaría pagar por nada que tuviera que ver con el hotel, suena estúpido, pero existía veces que sus clientas le pedían a el o a Satoru que por favor le pagarán ciertas "comodidades" para "Mejorar la experiencia íntima",solo para que al final fuera una perdida de dinero, perdían mas que lo que ganaban y lo peor es que esas mujeres tenían el descaro de reclamarles por ciertas cosas que salían de su control llegando a negarse a pagar lo acordado, almenos que estos se resignaran a cumplirles sus caprichos.

Satoru iba a aceptar el trabajó, pero Geto lo detiene antes que pudiera escribir el mensaje, el peli negro cria que lo mejor es pedir más información para evitar futuras desagradables sorpresas en el proceso, Gojo dió un suspiro de fastidió, pero a la vez sabia que su amigo poseía la razon absoluta y que solo un tonto sin experiencia en el tema tomaría tal oferta sin cuestionarse por cinco minutos que le espera en ese lugar, todos diran "Es solo coger y ya, no es tanta logica" Pero hay veces que las situación es suelen tomar un giro de 80 grados que le pueden cortar el rollo y hablamos de su paga, si uno de ellos dos quieren dar lo mejor de su mismo, minimo deben tener presenta ciertas cosas para sber cono actuar correctamente.

Satoru mando un mensaje de voz diciéndole a sus clientes anónimos que querían más información, espero por unos segundos hasta que llegó otro mensaje de voz. Ambos se miraron sorprendidos por la rapidez que contestaron estás chicas, dieron inicio al mensaje y oyeron con atención.

El mensaje daba a entender que las chicas no querían solamente a uno, si no a ambos para el trabajó. Si compañera a estado bajo mucho estrés está semana y necesitaba que dos hombres la hagan sentir como todo una reina. Satoru rio un poco por lo irónico del mensaje, ya que estás chicas debes de llevar a su amiga a comer algo o pagarle un servicio de un espa, prefieren mil veces gastar su dinero en dos prostitutos para que se cojan a su amiguita. Suguru por su parte quedó en shock por lo que escuchaba, hasta el momento ninguna de sus clientas le han pedido a ambos hacer un trío, la idea de tener que estar conplaciendo a una mujer mientras su amigo lo ve o le "ayuda" con su trabajó, provocaba en Geto una sensación de inconformidad, preferia hacer esto solo porquebtenia la libertad de decir y moverse a su voluntad sin que Satoru lo este juzgando o soltando sus típicas palabras de mal gusto que lo terminaría desconcentrando.

El peli blanco noto que su amigo no se le veía bien, Satoru le dijo a Geto que tenía que tomarse esto tan apecho, solo es un trabajo, que lo mirara como una nueva experiencia que de seguro no volverán a experimentar en el futuro, que debían aprovecharla y ver si esto le gusta, si no, pues cada vez que le pidan esto podrá rechazarlo con toda la libertad del mundo.

Geto suspiro pesado y acepto en hacer el trabajo, ambos le mandaron su aprobación a las chicas y estás le mandaron un mensaje explicando lo que deberían hacer.

A la noche:

La chica de cabellos marrones había llegado al hotel con una enorme curiosidad de saber que le esperaba en una habitación con el número 31 colocado en su superioridad, la joven desconocido por completo el plan de sus amigas ni mucho menos sabia que ya todo en el hotel estaba pagado en base a los ahorros de sus compañeras del trabajo, sin contar que la chica llevaba puesto un vestido rojo largo para nada ajustados, ropa interior que no combinaba, no usaba maquillaje en su rostro y su cabello se hallaba amarrado en una colecta. La encargada de dar la bienvenida, le dió las llaves a la joven indicándole con mucho detalle donde se encontraba su habitación y cuando le iban a entregar ciertos productos de cortesía para convertir su estancia en el hotel más placentera, la chica quedo encantada por lo que escuchaba sus oídos, finalmente iba a tener un momento de paz después de tanto trabajo tratando con diferente clientes constantemente en su deber como mesera y ayudante de cocina.

La peli marrón dió las gracias y con delicadeza tomo las llaves entre sus dedos, agarro su equipaje y fue a usar el ascensor. Dentro del ascensor la chica no pudo evitar crearse escenarios ficticios de lo que podría ser su regaló, tal vez una fiesta sorpresa, una reunión familiar, un cuarto de lujo con silla masajeadora, cama extra grande con dos colchones que aumentaban la comodidad al maximo, una cena delicioso cinco estrellas o tal vez, solo sea relajarse y ya, no era tan exigente. Al llegar a su destino, la chica salió y camino unos segundos hasta estar cara a cara con la puerta de su cuarto, uso la llave quitándole el seguro a la entrada y moviendo el picaporte dejando a la vista un hermoso escenario navideño con comida típica de dicha festividad, un alcohol de ponche crema bastante dulce y dos regalos en la mesa.

La peli marrón emocionada, entro y cerró la puerta detrás suyo, se acercó a la mesa y lo primero que hizo fue tomar el regalo de color azul con estrellas doradas y muñecos de jengibre con vestimenta de marinerito estampados en el papel, quitó el listón dorado qué le impedía observar el contenido de la caja adornada y con destreza quitó el papel de color evitando romperlo en millones de pedazos como un niño en época de noche buena. La joven abrió los ojos como platos al notar que su presente es un perfume de olor dulce a coco mezclado con vainilla y canela, el perfume se le notaba que es costoso y su olor no era para nada penetrante, al contrario, es disfrutable y ocultaba bien el mal olor. Su otro regalo que se veía más grande y se hallaba de encerrado entre un papel de color verde con casas de jengibre dibujadas en su papelado, fue tomado velozmente con la choca que lo abrió con facilidad, su interior costaba de un pequeño látigo de dominatrix y unos bombones de chocolate relleno de dulce de leche.

La chica pensó que tal vez el látigo era una broma y no le tomó importancia, dejo a un lado los chocolates y fue a bañarse. Una vez que terminó de limpiarse, se puso una pijama de arcoiris compuesta por un short de tela amarillo corto con imágenes de arcoiris, un top rojo holgado con la imagen de un arcoiris en el medio y pantuflas azul claro. Tomo los chocolates y fue directo a su cuarto a comérselos, pero se detuvo al ver una luz proveniente de adentro, la chica pensó que era otro regalo de sus amigos, sin pensarlo dos veces abrió la puerta topandose con una imagen que nunca imagino ni en sus más salvajes fantasías.

En la cama dos hombres sumamente guapos y bien formados la esperaban, ambos completamente desnudos y con sus partes íntimas tapadas por las sabanas de la cama. El hombre de cabello negro largo se le notaba nervioso como sonrojado, pero trataba de poner su mejor sonrisa, el otro hombre de cabellos blancos y ojos azules, se le notaba en su rostro fastidiado de tanto esperar y con cierto cansancio provocado por el aburrimiento.

La chica quedó sin palabras hasta que vio que pegado detrás de la puerta había una nota que decía:

*Para nuestra preciada amiga Saori, esperamos que disfrutes tus regalos, atentamente: Sakemi y Naoko*

La chica arrugó la hoja y miro adelante suyo, ambos hombres esperaban la respuesta de la chica que aún estaba en estado de confusión, por un lado deseaba estar con esos dos, pero por otro le parecía injusto que sus amigas no le hayan preguntado antes de tomar una decisión tan arriesgada con la posibilidad que ella se hubiera negado. Pensó por unos minutos hasta llegar a la conclusión qué no estaría mal "Jugar" con esos dos.

- Por tu sonrisa parece que al final te gustó la idea ¿No?- Dijo Satoru en un tono divertido.

Satoru es más sincero que su amigo Geto en estás cuestiones y no dudaba en expresar lo que sentía al respecto, pero Suguru tenía más sentimentalismo, en el sentido que no tardó en notar lo preocupada que se veía la jóven ante sus presencias. Probablemente porque la chica sentía que no poseía el control suficiente o la confianza de dar el siguiente paso sin caerse en un abismo de confusión y negación al no saber cómo llevar acabo el acto.

- Quiero aclararte que ambos no te obligaremos hacer nada que no te guste, eres libre de escoger que quieres hacer, acuérdate que está noche es solo para ti- Dijo Geto con cariño en su voz.

La chica se sonrojo por las palabras de ambos, cerró la puerta y fue acercándose a la cama para comenzar. Una vez que se sentó, la joven temblaba de miedo y se auto abrazaba para calmarse y poder pensar con la mente fría y ser sincera al respecto del porque se hallaba tan temerosa.

- Estoy nerviosa... Está es mi primera vez- Susurró la joven entrelazando sus piernas con nerviosismo.

Ambos hombres no se sorprendieron en nada, yá sabían cómo tratar en estos casos, pero igual debían analizar a su clienta y ver cuales de dichos movimientos son los correctos para que está se deje llevar por el deseo y no caiga en un momento de negación o directamente abandone el cuarto.

Geto al ser el más amoroso entre los dos, se acercó a la chica para tomarla entre sus brazos, acariciar con gentileza su cabello mojado para darle una sensación de seguridad y protección a la chica que no dejaba de temblar por el miedo de su primera vez.

- Tranquila... Solo dignos como quieres comenzar, tomate tu tiempo- Dijo Geto para luego darle un beso en la cabeza.

La joven pensó por unos segundos hasta que finalmente sabía cómo quería iniciar.

- Me gustaría.... Me gustaría que ambos me besaran- Dijo la chica avergonzada por su tan atrevida sugerencia.

Satoru sonrió de lado y se acercó a la chica mientras se quitaba las luces de fiesta del cuerpo, puso sus manos en el hombro de la peli marrón y comenzó a besar su cuello, los besos de satoru eran cálidos y apasionados con un toque de picardia que hacía estremecer a la chica con su leve tacto. Las manos del peli blanco de forma instintiva bajaron poco a poco a las caderas de la chica para acariciarlas, luego se movieron por su vientre dando una sensación relajante.

Suguru por su parte decidió darle un beso en la boca a la chica de cabellos marrones que quedó sorprensida por el acto del tipo. Sus labios se movieron en una dulce danza donde Geto poseia el control quedando en una embriagante obsesión de seguir pegados. La mano de Suguru acariciaba las mejillas sonrojadas de la chica que no sabía cómo reaccionar a tal situación, jugaba con su cabello haciendo rulos y dando una que otra jaladita de pelo que mantenía activa a la joven para que no se permitiera dejarse pasar cada beso en su cuello, cada acaricia y movimiento.

Suguru se detuvo separándose de la chica para que establo mirara a los ojos, la joven podía sentir como su cuerpo se calentaba poco a poco por culpa de las sensaciones que estos la hacían sentir, una energía recorría todo su ser llegando a prepararla para un movimiento más "Íntimo" Pero Geto primero deseaba prepararla para que no le doliera la penetración.

-¿Que te gustaría hacer después?- Pregunto Geto.

Satoru seguía haciendo de las suyas besando su cuello y lamiendolo.

La chica tenía su mente nublada por culpa de Satoru, pero regreso en si por unos minutos y ya sabía lo que quería hacer.

- A mi me gustaría que ustedes dos me quitarán la ropa-

Satoru se detuvo y una sonrisa pervertida se formó en su rostro. El peli blanco se preparo pa ser el que lleve acabo este acto.

Satoru con sumo cuidado acostó a la chica boca arriba para que los viera a ambos, el albino comenzó a quitar el top rojo que cubría sus pequeños pechos que al simple roce de los dedos de Satoru con sus pezones sensibles dió que la joven soltará un corto gemido que trato de tapar con ambas manos.

-No tengas pena con nosotros, déjate llevar y relájate- Dijo Satoru para luego darle un beso en la boca.

El chico prodigio con los shorts amarillos bajandolo lentamente hasta dejar solamente unas pantaletas de color azul claro.

- Jejejeje- Satoru no evito reírse con ternura ya que normalmente el tipo de pantaletas que ve en sus encuentros son blancas, negras o rojas y estás pueden llegar hacer tangas o versiones más pequeñas de las bragas comúnmente usadas, esto para el fue un respiro de la monotonía de lo mismo.

- Te ves hermosa- Dijo Geto para luego besar los pechos de Saori y darle pequeños chupetones que hacían que la espalda de la chica se arquiera por el placer.

- Concuerdo... Es encantadora- Dijo Satoru arrodillandose para besar las piernas de Saori y acariciarlas de arriba a abajo.

Ambos debían darle un ambiente de seguridad a la chica para que está se sienta en confianza con los dos.

Satoru fue moviéndose en un camino de besos hasta llegar a la parte íntima la joven que fue sorprendida al sentir los labios del albino tocando la levemente y tomando sus piernas para levantarlas un poco y abrirlas un poco más.

-¿Estás bien?- Pregunto Geto.

-Si... Continuen- Respondió Saori que estaba al borde del éxtasis.

Geto fue a besarla en sus deseables labios mientras que Satoru jugaba con su intimidad colocando sus dedos debajo de sus pantaletas y moviendolos en círculos para estimular su clítoris y hacer que la chica no tuviera de otra que con sus manos agarrarse fuertemente de la cara para soportar lo que su vagina experimentaba por primera vez e su vida, ser estimulada por otra persona que no es ella misma.

Satoru al sentir que sus dedos comenzaban a mojarse, apartó un poco las bragas para introducir su lengua húmeda y moverla de arriba abajo seguido de un parde besos y así iba hasta que vio que era el momento perfecto para utilizar sus dos dedos para estimular de una forma diferente a la joven.

-Akira, necesito tu ayuda- Dijo Gojo sonriendo utilizando el seudónimo de Geto.

- ¿Que sucede Shion?- Respondió Geto.

- Ven y te lo digo- Dijo Gojo.

Geto dejo a la chica y fue abajo a ver qué quería Satoru, el albino le susurró a oído a su mejor amigó que hizo que este alzará una ceja por su sugerencia. Ambos se miraron y luego Geto asintió con la cabeza.

Geto utilizando sus dedos abrió la vagina de Saori para que Satoru tuviera una mejor visión de lo que iba hacer, pero mientras lo hacía Geto comenzó a lamer el clitoris de la jóven con tanta paciencia que volvía loca a la chica que se retorcía como un gusano en un anzuelo.

Los dos dedos del albino entraban lentamente dentro de la chica para comenzar a penetrarla con estos, podía sentir como el liquido salía de esta empapandolo.

La joven dió puso su mano en la boca acabando en los dedos de Satoru, el albino los sacó quedando un líquido blanquesino entre estos.

-Creo que ya está lista- Dijo Satoru mirando a Geto.

- Hay que ser cuidadosos, acuérdate que ella es virgen- Dijo Geto mirando seriamente a Satoru.

-Entiendo, entiendo, seré gentil- Dijo Satoru.

Saori separó aún más sus piernas, invitándolo con una mirada inocente a que con su pene explorara su interior húmedo y virginal, pero Satoru, con un destello de picardía en los ojos, tenía otra idea en mente. Con un movimiento ágil y decidido, la levantó al instante, colocándola en una posición sumisa, específicamente, la coloco en cuatro. Indicó a Geto que se situara frente al rostro de la confundida joven, y este comprendiendo al instante, obedeció. Saori no era una idiota, sabía con anticipación lo que quería hacer el albino, con un gemido contenido, asintió, demostrando su disposición a entregarse por completo a los deseos de ambos hombres.

Suguru se acercó lentamente como una fiera lista para atacar al rostro sonrojado de la joven, revelando una imagen que hizo que Saori tragara saliva y se preguntará ¿Cómo iba a poder con todo eso?. El miembro de Geto, grueso y firme, se erguía con una confianza que intimidaba ligeramente a la peli marrón que con su mano izquierda lo tocaba tímidamente. La punta, de un intenso rosa oscuro, palpitaba con vida, y las venas recorrían su longitud como ríos de deseo. Era un miembro poderoso, pero no abrumador, perfectamente proporcionado. Por su parte, Satoru observaba con intensidad y deseo el cuerpo de la chica, sobretodo su buen formado trasero, su miembro tenso y listo para la acción. Más largo y corpulento que el de Suguru, su glande era de un rosa pálido y sus venas pulsaban con una fuerza que prometía una liberación explosiva. La anticipación lo consumía, pero había logrado controlar el deseo, al menos por ahora. Al introducirse en Saori, sintió cómo su cuerpo se tensaba y se relajaba al mismo tiempo, deslizándose con facilidad gracias a la humedad de su interior.

Un rubor cálido mezclado con un leve dolor se extendió por la entrepierna de la chica, pero Satoru, con la delicadeza de un maestro, la guiaba a través de la tormenta. Sus movimientos eran lentos, sensuales, como una danza antigua. Mientras tanto, Geto, con los ojos cerrados, se entregaba por completo al placer que la boca de Saori le proporcionaba. La habitación se llenó de susurros y gemidos, cada uno más intenso que el anterior. Saori, con los dedos clavados en las sábanas, se estremecía del placer que el dolor con anterioridad le negaba, entendiendo que esa telita que toda virgen tiene se habia roto, dejando que el deseo y la lujuria la dominará, la hiciera enloquecer y le dejara llegar al cielo. Suguru, podía sentir como su miembro era atacado con movimiento rápidos y certeros, que dejaban a su pene cubierto de saliva, al sentir el clímax acercarse, soltó un gemido gutural y se vino en la boca de la chica, inundándola con un líquido caliente y espeso que se esparcia por cada rincon de la lengua dejando que lo saboreara como un dulce yogurt. Satoru, sintiendo la necesidad de unirse a la fiesta, comenzó a moverse con más rapidez y fuerza, cada embestida acompañada de un suave 'pop' provenientes de las nalgas de la chica que resonaba en el silencio. Al fin, con un último suspiro, el albino se hundió en Saori, liberando una ola de placer que los envolvió a ambos en un éxtasis compartido.

La chica quedó Satisfecha y con una sonrisa de alegría dibujada en su rostro rojizo, Suguro sujeto a la joven que iba a caer desmayada de tanto placer entre las sabanas de la cama. Satoru miraba todo de forma divertida y fue a abrazar a la joven, uniéndose los tres en un cálido abrazo.

En la mañana siguiente:

Los dos hombres estaban en la cocina preparando la comida pará que Saori amaneciera bien, un sonido salía del teléfono de Satoru, este lo observó y era la transferencia del pago de ambos, una suma de dinero bastante grande que haría emocionar a cualquiera.

Satoru se lo mostró a Suguru y está sonrió.

-Valio la pena después de todo- Dijo Suguru mientras volteaba unos panquéques.

-¿Y te gustó?- Pregunto Satoru intrigado.

-Si, lo volvería hacer- Dijo Suguru sin quitarle los ojos al sartén.

Ambos acomodaron la mesa para recibir a Saori con unos buenos días. La chica se levantó con su cuerpo relajado y tapándose con un paño, se acercó a la cocina y sonrió al ver a ambos hombres sentados esperándola.

-Buenos días muñeca ¿Cómo dormiste?- Pregunto Satoru para luego beber un sorbo de su té.

-Dormi excelente- Dijo Saori sonriendo.

-Que bueno oir éso, ven, hicimos la comida, esperamos que la disfrutes- Dijo Suguru sonriendo.

Una vez que terminaran de comer, ambos hombres se vistieron y se fueron del hotel dejando su número a Saori por si quería una segunda noche especial.

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