Perdonando los pecados

Los rayos solares traspasaron cálidamente el vidrio de una ventana de un cuarto bien arreglado digna de una persona de mucho poder e influencia por la cantidad de buenos productos de alto valor que adornaban la paredes sobretodo la ropa hecha de suave seda que se hallaba doblada dentro del escaparate de la habitación dejando boca abierta a quien sea que viera los ceros que componen el costo de las vestimentas.

Podrías pensar que esto le pertenece a Satoru Gojo, pero la realidad es que todo este lujo es de Suguru Geto, desde qué inicio con su trabajo de "Hombre de compañia" La paga por suerte a sido bastante buena como beneficiosa sumando que Satoru la mayoría de veces le daba su parte del dinero y lo que ganaba como profesor, le permitió darse el lujo de tener a su merced todos estos pequeños detalles que más de la mayoría del mundo soñaría despierta en lograr con su salario mínimo y unos años de ahorró.

Aunque sonaba como un sueño todo este tema de solamente coger y ganar dinero, la realidad superaba a la ficción, aveces el peli negro se a visto enredado en situaciones rarísima e incluso peligrosas que han puesto en juego su vida y si no fuera por su amigo Satoru, no sabría con exactitud que seria de el hoy en día. Recordaba con detalle la vez que una cliente lo contracto para reunirse en una discoteca ubicada cerca del estacionamiento de un bar, ambos locales tenian el acuerdo mutuo de que compartieran clientes acambio del que otro le diera de su almacen ciertas bebidas alcohólicas que no poseen por cuestión del dinero o falta de tiempo. Al reunirse con su misteriosa chica está lo recibió con dos bebidas en mano, unas copas de vino mezclado con jugo de cereza y dos hielos, Geto por educación, tomo con agradecimiento la copa y tomo un sorbo de esta, el saber era dulce, refrescante y suave, al bajar el líquido por su garganta no sentía nada raro ni una molestia que le hiciera dudar de la mujer que estaba ahora junto a el, la noche siguió con regularidad hasta acabar con el vino de su vaso.

Suguru creía que solo iba hacer una simple compañía de la noche y no ocurría nada mas halla de los besos, las risas y las charlas amigables, hasta que comenzó a sentir un horrendo mareo que hizo que casi cayera al suelo de inmediato, tal vez por su innegable resistencia pudo mantenerse en pie con dificultad y pedirle a la joven que por favor lo sacara de la discoteca y lo llevará a un centro médico para que lo atendiera como es debido. La joven solo se le quedaba viendo hasta que finalmente reaccionó y lo tomo del brazo para que cuidado lo llevará caminando por unas escaleras conectadas a la pista de baile, la jovencita acariciaba la cara de Geto mientras le contestaba sus preguntas con qué todo iba a estar bien, que solo era un mareo, que necesitaba descansar apropiadamente,  que seguramente tomó de más y asi sucesivamente como si estuviera desviando las preguntas del peli marron que ya perdia la paciencia como su conciencia para mantenerse despierto.

Ambos llegaron a una habitación donde los esperaban una cama llena de juguetes sexuales y una camara en frente de la cama, la joven empujó a Geto con bruscaridad encima de la cama dejándolo inmóvil, el hombre no pudo mas y agarro el cesto de la basura para vomitar y calmar un poco el revoltijo de su estómago. La chica salió del cuarto a buscar a sus amigas para ir comenzando con la verdadera diversión cerrando la puerta en el proceso. Suguru aprovechando que no se hallaba la mujer cerca, tomo con suano temblorosa el teléfono y le mando un mensaje de voz a Satoru seguido de su ubicación actual.

-Satoru.... ven rápido....Por favor- Suplico Geto antes de caer rendido en la cama.

Al abrir de nuevo los ojos, una luz lo cego temporalmente, parpadeo un parde veces hasta que su visión dejará de ser borrosa, miro a su alrededor dándose cuenta de inmediato qué se encontraba en una habitación de hospital siendo atendido por una enfermera y con su amigo Satoru a su lado.

-¡Suguru!- Exclamó Satoru preocupado- Dios mío ¿Te encuentras bien?- Pregunto Satoru tomando de los hombros a Geto.

- Estoy bien... ¿Que pasó?- Pregunto Suguru poniendo su mano en su aún aturdida cabeza.

- Tu amigo te trajo ayer en la noche en su auto, tuviste suerte, tenías una sobredosis causada por una droga que no sólo te causó mareos si no también hizo que tu estómago se dañará un poco causandote el vómito, tuvimos que hacerte una limpieza completa en la barriga para eliminar cualquier rastro de la droga- Explico la enfermera- Te vamos a traer una medicina y te sugiero que no comas cosas soledad ni tomes alcohol por ahora-

-Ya entiendo... ¡La chica! ¿¡Que fue de la chica!?- Dijo Geto preocupado.

- Pode atraparla junto a sus amigas antes que... Bueno, decidieran abusar de ti y grabarlo... Gracias a dios que sus amigas no se hallaba cerca, eso me dió tiempo para llegar, por lo de tu teléfono, tampoco temas, ellas no vieron ningún mensaje, tu celular estaba bloqueado ya que yo personalmente sin avisarte le puse una contraseña y un lector de huella que solo se desactiva al sentir tu huella del dedo, por eso es que no notaste nada- Dijo Satoru mientras acariciaba la cabeza de Geto.

-Enserio me descuide... Debí desconfiar- Dijo Suguru arrepentido.

- Apenas estamos comenzamos en esto, era obvio que esta clase de cosas nos iba a pasar a alguno de los dos tarde o temprano, mira esto como una enseñanza para evitar otro suceso igual a esté- Dijo Satoru para tranquilizar a su amigo.

-Señor Shion, recuerde que debe pagar el tratamiento de su amigó con la recepcionista- Dijo la enfermera rompiendo el momento.

-Lo haré-Satoru saca de su cartera una tarjeta de crédito y un pedazo de hoja con el número de su identificación personal y la clavé- Tenga y dacelo a la recepcionista, por ahora quiero estar junto a mi amigó- Dijo entregándole la tarjeta junto a lo demás.

-De acuerdo señor, ahorita se lo devolvemos-Dijo la enfermera tomando la tarjeta junto a lo
demás.

Geto apoyo su cabeza en la mullida almohada aún con sus pensamientos dando vueltas sin control por culpa de los medicamentos y lo sucedido ayer en la noche. Satoru por su parte solo miraba al peli negro, nadie iba saber sobre esto ya que el peli blanco destruyó la camara de video junto lo que sea que hayan grabado esas malditas y con ayuda de la seguridad de la discoteca el grupo de mujeres fueron enviadas a la cárcel por intento de violación y por casi matar a una persona por sobredosis.

En la actualidad:

Suguru cocinaba un omelette de tres quesos acompañado con tocino, pan tostado con mantequilla y un jugo de naranja. Su amigo Satoru que lo fue a visitar por navidades veía la televisión un programa de género Kodomo (Un género dirigido a los niños en Japón) para distraerse un rato luego de una larga hora de ejercicios para mantenerse en forma ya que su trabajo depende mucho de su físico y sería un horror para el perder a sus clientas por qué estás noten que ya no está tan fornido como antes

La razón por la que ahora son tan conocidos es gracias a ciertas redes sociales que le dejaron llevar acabo su objetivo, los demás hechiceros no sabían de esto ya que no tenian permito usar dichas redes que usan los humanos normales carentes de energía maldita por cuestión de seguridad y anonimato, una regla injusta para los jovenes que dependen mucho de estas redes para socializar y comunicarse, tonto para los adultos jóvenes que tienen curiosidad de esto y beneficioso para el duo de magos que buscaban diferentes formas de llamar la atención para conseguir chicas interesas en pasar un rato caliente con alguno de estos dos pagando una cierta suma de dinero. Suguru y Satoru, apesar que de cierto modo no existía algún mago con redes sociales además de ellos, siempre tapan sus rostros en cada foto que se toman, ya sea con máscaras, pedazos de tela, poniendo su cara pixeleada, usando una almohada como metodo de censura o simplemente bajando la camara del teléfono suficiente para que solo sea visto sus cuerpos carentes de alguna imperfección conocida.

-Satoru, ya está la comida- Dijo Geto desde la cocina.

-Voyyyyyy- Dijo Satoru para después levantarse de su asiento e ir a la cocina a paso lento.

- Ahí está tu plato, voy hacerme unos camarones fritos, por alguna razón medio ganas de comer mariscos- Dijo Geto sonriendo.

-Gracias- Satoru se sentó y tomo los palillos- Por cierto Suguru ¿Has recibo alguna propuesta hoy?- Pregunto satoru para luego llevar un pedazo de omelette en su boca.

- Enrealidad, nada, pero no debes estresarte, pasaron solamente tres días desde nuestro último encuentro con esa tal Saori- Dijo Geto mientras le quitaba el caparazón del camarón.

Satoru alzo un poco los hombros y siguió comiendo, la verdad era que Geto su había sido llamado por tres mujeres diferentes está semana, cada una con un fetiche diferente que necesitaba ser saciado urgentemente, pero el peli negro no quería contarle nada a su amigo por que sabía lo fastidioso que se pondría al saber que últimamente hay más mujeres prefiriendo a Suguru antes que el. Ambos terminaron de comer y colocaron los platos en el fregadero, para no perder el tiempo los dos fueron al baño a bañarse.

El baño es enorme y con dos bañeras con agua tibia para que los dos pudieran relajarse.

-Estoy aburrido, no a habido nada interesante que hacer en estos días, nisiquiera una maldición para agarrarla a golpeas- Dijo Satoru para luego bostezar.

- Puedes ir al parque, leer un libro, comer en un restaurante, hacer deportes, caminar a un parque, en otras palabras, hay tanto que hacer y tú te quejas- Dijo Suguru sumergiéndose un poco más en el agua.

-Hay si tú, cómo no ¿Y que vas hacer si puede saber?- Dijo Satoru mientras le lanzaba un poco de agua a la cara de Geto.

-Ire a una iglesia... Debo llevar a mi abuela para la misa de hoy- Mintió Geto.

-Agh, tienes razón, todo lo que me dijiste es mejor que ir a una aburrida misa, diviértete hoyendo el sermón de un anciano sobre un dios que no se sabe si existe de verdad- Dijo Satoru para después tomar una esponja hecharle champú y pasarlo por su cuerpo.

Suguru técnicamente le dijo la verdad a Satoru, el si iba a una iglesia, pero no a rezar, su clienta que vera esta tarde, es una monja que se encargara pir hoy de la casa de dios mientras que los de mas miembros están en un evento de calidad reuniendo dinero para dárselo a los pobres y a la gente necesitada. Suguru sentía una especie de morbo en saber que tendría sexo con una monja en la iglesia, una experiencia "pecadora" y pervertida para un prostituto de su calibre que no llevaba tanto tiempo en el trabajo.

Una vez que ambos se terminará de bañar fueron cada uno a su cuarto a secarse y vestirse. Satoru se puso un pantalón blanco junto a una camiseta negra, una camisa de botones blanca desabrochada y unos zapatos negros de vestir junto con sus típicos lentes circulares negros y Suguru por su parte un típico traje negro con camisa de botones blanca, unos zapatos de vestir, una corbata negra y su cabello amarrado.

Ambos se fueron a su respectivas metas, Satoru fue a un restaurante a comer un pastel de fresas con crema y Suguru a tomar un taxi para ir a la iglesia.

Después de casi dos horas, Suguru llegó a su destino, bajo del taxi y le dió al conductor su dinero perteneciente y le dió unas buenas tardes para después despedirse y seguir con su caminó, los nervios lo dominaban al igual que la curiosidad infinita de saber lo que le esperaba luego que cruzará esas grandes puertas de madera, antes que pudiera pasar, una voz femenina le pidió a el que antes que fuera al sitio acordado necesitaba cambiarse de ropa con la vestimenta guardada en una bolsa de papel colocada en una de las sillas.

Suguru rio por de bajo y le dijo que estaba bien y esperara un rato para que ella vaya a uno de los cuartos de la iglesia donde duerme las monjas para que así el pueda arreglarse para ella. Un rato paso y Geto entró, vio a los lados notando la bolsa de papel color morado encima de una de las sillas de plástico que utilizaban cuando había más personas de lo acordado, Suguru lo tomo entre sus manos y fue al baño a cambiarse.

Al salir, el hombre no podía evitar sentirse raro en usar la ropa de un padre de la iglesia sabiendo que es todo menos un santo, alguien que merece llamarse "Puro" y eso lo iba a demostrar ahora mismo.

El sonido de los pasos aproximándose a la puerta alertó a la chica que vestía con su típica ropa de monja, su corazón se aceleró al igual que sus pensamientos, la joven sabía que lo que hacía estaba mal, que iba en contra de todo lonque aprendió en la escuela de monjas, pero enserio necesitaba esto, necesitaba calmar eta lujuria que la controlaba cada maldita noche y luego cuando ya su sed fuera calmada, no volvería a llamar a esta agencia nunca mas. la puerta se reveló dejando a la vista a Suguru que llevaba consigo una biblia en sus manos.

-Ya es hora que me cuentes tus pecados, querida y por favor, no omitas nada- Dijo Suguru con voz tranquila y cariñosa.

La chica trago en secó y se acomodo un poco para que el peli negro se sentará en la esquina de la cama.

-Perdoname dios por pecar- Dijo la joven mientras hacía el símbolo de la cruz en su cuerpo.

-Digame señorita ¿Que lo trae aquí?- Dijo Suguru metido en rol de hombre de fé.

- Vine aquí por qué e tenido pensamientos pecaminosos por usted- Dijo la chica sonrojada.

-¿Y cuáles son esos pensamientos hija mía?- Dijo Suguru fingiendo leer la biblia.

La chica trago en secó, ya sabía que era el momento, no deseaba jugar a la monja inocente que no sabía lo que pasaba en su cuerpo, apretó fuertemente sus manos y dijo con seguridad y determinación.

-Dejeme y le muestro- Dijo la joven quitándole la biblia a Suguru y balanceándose encima de el.

Suguru no pudo reaccionar al sentir los labios cálidos de la chica junto a los suyos, besándolo al ritmo de la pasión que desbordaba por todo su pecador ser, el riesgo de ser descubiertos porque no sabían ninguno de los dos cuando el.resto de los miembros de la iglesia iba a volver y el tipo de problemas que iban a desatar por culpa de sus deseos carnales, aumentaba la adrenalina de forma magistral. Las manos de Suguru exploraba todo el cuerpo de la chica que sin pensarlo metió su lengua húmeda dentro de la boca del peli negro , jugando a quien de los dos tomara el control del baile que sus lenguas hacían, el sonido de un cierre bajandose no tardó en sonar, Suguru le quitaba el vestido a la chica dejándola con su ropa interior color rosado con imágenes de fresas.

Suguru se separó un poco con un hilo de baba entre ambos, los ojos del peli negro contemplaba el cuerpo algo aguadito de la monja por falta de ejercicios y de muchos postres comidos a lo largo de su vida. Suguru le dió una nalgada al trasero de la chica que hizo que gimiera extasiada por el pequeño golpesitos con la fuerza exacta para no causar daño pero dejar la marca roja de la palma de la mano del hombre. Suguru se movió velozmente cómo un animal en busca de dominar un territorio nuevo al colocarse encima de la chica que por sus piernas abiertas se notaba que ya pedía a gritos ser penetrada por aquel miembro. Geto se quito la correa del pantalón y la utilizo para amarrar las muñecas de la chica y ponerlas encima de su cabeza limitando sus movimientos que tuvieran que ver con sus brazos.

El peli negro desabrochó el boton de su pantalón y bajo su cierre, una vez que sus pantalones estuvieran abajo, libero su masculinidad que ya estaba lista para comenzar la fiesta, pero antes, paso ligeramente por la entre pierna de la chica su pene y a la vez le daba golpesitos a su vagina con su verga, provocando en la chica leves saltitos que hacían que su espalda se arqueara y sus dedos del pie se estiraran.

-Ya es hora de liberarte de tu pecado- Dijo Suguru mientras se relamia los labios.

El hombre movió un poco las bragas de la chica y fue metiendo poco a poco su miembro hasta que de un movimiento de cadera sumergió toda su verga sin aviso dejando en shock a la chica que no pensó en sentir tan rápido su interior lleno de ese pedazo de carne.

Suguru sonrió y puso sus dedo índice en sus labios indicando que no dijera nada. Suguru fue moviéndose de delante atrás, colocando encima de sus hombros los  pies de la chica y colocando sus manos en las caderas de la joven que se mordía el labio inferior para intentar no gemir de placer. Suguru podía sentir la vagina de la chica mojandose como un delicioso dulce recien chupado,  cada movimiento hacia qué la joven se retorciera como una criminal que pedia piedad para que la siguieran torturando mostrando lo sadomasoquista que es.

Se escuchaba el sonido de los resortes de la cama moviéndose, al igual de las patas de madera que sostenían el colchón y las dos personas que ya no les importaban que los oyeran.

-Maldita perra pecadora, te mereces ésto... Necesitas volver al camino de dios ¿Lo harás?- Dijo Suguru aumentando la velocidad.

-¡Si! ¡Si!- Dijo la chica feliz con su boca abierta dejando ver la cantidad de saliva acumulada.

- Buena chica, ya voy a purificante... Solo... ¡Ah!- Geto podía sentir que algo iba a salir hasta que se un solo golpe todo su esperma blanco salió llenando el interior de la monja.

La chica quedó satisfecha y dió un último gemido cuando Geto con cuidado saco su verga que aún salía de esta el líquido blanquesino llenando su parte de afuera de su "Leche".

- Ufff... Ya tus pecados fueron perdonados- Dijo Suguru metiendo de nuevo en sus pantalones su pene.

-Si.... Si....- Dijo la mujer entre gemidos.

Suguru suspiro y fue a besar a la joven que aún no podía moverse por culpa de la correa, Suguru la soltó y le dió un pequeño guiño con su ojo. Suguru salió del cuarto para cambiarse para no levantar sospechas.

El hombre una vez que terminó de cambiarse, la monja fue y le entró un total de 200 yenes por guardar el secreto y por el buen trabajo que hizo. Suguru lo acepto y luego se fue dejando a la chica sola en la iglesia para que siguiera con su trabajo de cuidarla.

Suguru contó el dinero para luego guardarlo en su bolsillo, fue a la parada al otro lado de la cuadra para evitar ser visto por otra persona que no fuera Satoru, ya que el no era exactamente conocido por ser una persona de fé, no mucho menos creer en Dios, no era un ateo, ni negaba la existencia de un todo poderoso, solo necesitaba ver para creer. Suguru tomo el primer taxis que llegó a su rescate y se subió sin decir ninguna palabra, el joven fue para un cine a ver una película qué lo entretuviese un rato, tal vez una comedia sería suficiente para llamarle la atención, una vez que llegó, le pago al taxista y fue a escoger entre sus muchas opciones una cinta que le gustase.

Satoru por otro lado pasaba su tiempo pagandole por el pastel a la jefa de la panadería en base a una pequeña sección de "Sexo oral" mientras que los demás empleados atendían a los clientes sin saber lo que ocurría detrás de las cuatro paredes de la oficina de su jefa que cubría su boca para evitar soltar gemidos ruidosos de excitación y satisfacción por culpa de la lengua especializada de Satoru que estimulaba sin parar su clítoris, concentrado en lo que hacía, Satoru acariciaba los pechos de la mujer mientras aún seguía con lo suyo, hasta qué finalmente la mujer libero su liquido en la boca del albino siendo saboreado por este para definir el sabor.

-... Bastante.... Picante, por decirlo de alguna manera- Dijo Satoru lamiéndose los labios.

La señora se subió su pantaleta con encaje negro y sus pantimedias negro transparente para luego cubrir su intimidad con su falda de tubo.

-Espero que esto sea suficiente para pagarle los 80 yenes que le debo- Dijo Satoru limpiándose un poco con una servilleta para evitar que quede rastros.

-Si... Es más, cuando no tengas con que pagarme podemos venir aquí a repetir esto- Dijo la mujer con una sonrisa pícara.

Satoru sonrió y saco la lengua de forma divertida para luego abrir la puerta e irse dejando a la señora encima de su escritorio mirando arriba bastante satisfecha.

El albino ya había comido y tenido su "Tiempo de acción" Como tanto quería, ahora debía caminar un rato para distraerse y tal vez "Jugar" con otra mujer.

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