Ú N I C O
- A ver las princesitas. - La puerta se abrió de un golpe y entro gritando “la madama” - Nos vamos apurando que no tenemos todo el día.
- ¿No te da pena Hoseok?
- A ver, ¿Qué me tendría que dar pena?
- En el que se ha convertido tu vida, estas con un hombre que solo te utiliza, ni siquiera le importas, pero sigues de arrastrado detrás de él.
Iba a seguir hablando, pero sintió como una mano se estrellaba contra su cara.
En verdad no lo sorprendía, ya podía decir que por poco y no le dolía, se había acostumbrado a esas cosas con el paso de los años.
- A trabajar. - Y salió de allí dando un portazo mientras se abanicaba.
Porque por mucho que le doliera sabía que lo que decía Yoongi era cierto.
- Déjalo, es inútil intentar hablar con él, ¿Estas bien?
- Lo sé, pero me estresa que sea tan hipócrita. - Movió su mano restándole importancia a la pregunta de la chica.
- ¿Él no era así antes verdad?
- Claro que no, maldito sea el día en el que Namjoon le puso un ojo encima.
Jung Hoseok era la madama de ese prostíbulo por así decirle, para muchos podía parecer raro, más en esa época, pero ahí dentro ya estaban acostumbrados a que los traten como mujer.
Ellos dos habían sido muy amigos, el día que entro a ese lugar con más golpes que ganas de vivir Hoseok había sido su único refugio.
Pero las cosas cambian y cuando el hijo del dueño tomo el mando del prostíbulo todo se fue a pique.
Su amigo había cometido un solo error en toda su vida y ese fue enamorarse de Kim Namjoon, el nuevo dueño de aquel lugar.
Ese hombre se había encargado de llevarlo a la perdición, hundiéndolo en un amor toxico donde solo el salía afectado, separándolo de todo aquel que lo quería.
A día de hoy Hoseok era una mierda, pero él sabía que en el fondo solo estaba siendo manipulado, manipulado por ese amor que el mismo había construido, aferrándose a los casi nulos recuerdos de ese pasado en el que alguna vez fue feliz para no caer en enorme abismo al que estaba siendo jalado.
- Vamos, ya hay gente en el salón, y sabes que es lo que pasa cuando dejamos esperando a los clientes. - Dijo la chica en lo que bajaba de la silla en la que estaba subida para ver bien por la pequeña ventana.
- Al final aprendiste bien el idioma. - Dijo mientras caminaban por el pasillo sin muchas ganas de apresurar el paso.
Siempre era bueno atrasar la tortura lo máximo posible.
- Si, bueno, a los hombres les calienta ver una chica extranjera, tengo que hablar bien el idioma para ganar más.
- Me gusta tu lógica. - Le dijo como chiste a la chica que estaba a su lado, en poco tiempo se habían hecho buenos amigos, él le había enseñado el idioma y tenían el mismo humor, se llevaban bien.
Cuando llegaron al salón no le sorprendió ver como pedían por su amiga casi inmediatamente, la chica era hermosa.
Se quedo dando vueltas un rato, sonriéndole a los hombres allí mientras jugaba con su ropa.
Justo en ese momento vio como un hombre alto de impecable traje entraba y se sentaba en uno de los sillones, pidiéndole rápidamente a una de las chicas un vaso de licor.
Vio como fijaba sus ojos en él, sabía lo que eso significaba por lo que le guiño un ojo y se le acerco cuando lo vio hacer un gesto con la cabeza.
Cuando ya estuvo a su lado el hombre tiro de su cintura y lo sentó en su regazo.
Debía admitir que era realmente guapo, al parecer había tenido suerte hoy.
- ¿Es tu primera vez por aquí? A ti no te había visto antes. - Comenzó a acariciarlo mientras le hablaba despacio.
- Ya sabes, hay que cambiar los aires de vez en cuando, la rutina aburre.
- Mmm, que pecado un hombre aburrido, pero no se preocupe, aquí podemos darle la diversión que desea.
- No lo dudo, supongo que tú puedes darme esa diversión, ¿verdad? Eres realmente hermoso.
- Claro que sí. - Hablaba lento mientras bajaba sus caricias de los hombros al pecho del contrario, sonriéndole.
Al menos no iba a estar con un viejo al que apenas le funcionaba, el hombre se veía joven, debía tener unos 28 años como mucho.
Sintió como era empujado contra la cama y vio al hombre empezar a desvestirse, él hizo lo mismo.
Intentaba pensar en otra cosa como siempre hacía, pero le estaba siendo muy difícil, ese hombre lo tocaba con tanta delicadeza que casi dolía.
¿Es que acaso era un sueño? ¿Acaso se había pasado de dosis y todo esto era una alucinación?
Sea el caso que sea, por una vez en su vida después de muchos años, se permitió a si mismo disfrutar de algo.
El hombre se movía lentamente contra él, ambos gemían bajo, disfrutando.
Yoongi tenía miedo, sabía que en algún momento todo iba a arruinarse y era hermosa fantasía se iría al carajo junto con la amabilidad de aquel hombre.
Al fin y al cabo, siempre lograban destrozar sus momentos felices.
- Tranquilo, no voy a hacerlo a menos que tú quieras, no tengas miedo.
Y Yoongi en ese punto solo quería olvidar, por lo que empezó a moverse también contra el hombre.
Lo único que sentía era placer, ya no le importaba donde estaba ni con quien estaba, solo se dejaba llevar por las palabras de ese hombre en su oído.
Cuando ambos terminaron se quedaron quietos por un tiempo, casi abrazos.
Se separo del hombre solo para poder verlo, viendo como este le sonreía.
- Voy a sacarte de aquí, lo juro.
🥀
Después de eso Yoongi había estado más idiota de lo normal, si bien tuvo que atender a muchos clientes más, no podía quitarse a ese hombre, de quien por cierto ni siquiera conocía el nombre, de la cabeza.
- Yoongi, llego esto para ti.
- ¿Qué es?
- ¿Qué me viste cara de sirviente? No sé, lo dejaron para ti. - Le dijo y le lanzo un sobre a la cara, cruzando los brazos y recostándose sobre una de las marineras que había en la habitación.
- A ver que es. - Su amiga se colgó de su hombro para ver.
Abrió el sobre y saco el papel que tenía dentro, viendo que era una carta escrita a mano.
“Pase una noche genial contigo y sé que tú también lo disfrutaste, como también sé que no disfrutas nada está en ese lugar, pero voy a hacer lo posible para sacarte”
- Kim SeokJin. Oficial de policía.
🥀
¡Hola!
¿Les gustaría una historia corta de esto?
Espero que les haya gustado y como siempre perdón por los errores que pueda llegar a tener.
Besos virtuales.
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