Capítulo 5.

Jisung no quería escuchar, hasta hubiera deseado ser sordo. Sabía lo que pasaría a continuación y no quería escucharlo.

En milisegundos su cerebro había imaginado miles de escenarios donde su amigo le decía qué tan follable era y que lo bueno había pasado, dando por finalizado su encuentro con una gran cantidad de dinero, que básicamente se la tiraba al rostro. Sin embargo, la realidad era una hija de puta que nada tenía que ver con lo que estaba pasando con ellos en ese momento.

一¿Cuándo hiciste este contrato? 一con ojos agrandados expresó la perplejidad que adornaba su rostro.

一Mientras dormías, claro está, llamé a mi abogado por la mañana y en la tarde me entregó los papeles. ¿Deseas algo de comer o seguirás mirando el papel como un extraterrestre? 一preguntó, mientras terminaba de hacer la pasta de spaghetti y apagaba la hornilla de la estufa.

Después de ese debemos hablar de Minho, ellos tomaron dirección a la cocina. Jisung vio cómo Minho estaba preparando un delicioso spaghetti y él le extendió unos segundos después, unos papeles sobre la mesa y le ordenó leerlo para saber sí le podría interesar. Al principio no le interesó, pero definitivamente cuando la curiosidad le ganó y se propuso a leerlo, nunca esperó encontrar en esos estúpidos papeles un contrato. Los papeles que estaban en la mesa se mencionaba un contrato con la calidad de un año para estar atado a su lado, claro, sin omitir el hecho que tenía que satisfacer sexualmente al nombrado en esa cantidad de tiempo.

一Dime, ¿En serio por casualidad no eres hermano de Christian Grey? 一sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa de lado. Vaya que le hacía gracia la situación un poco.

一¿Quién es Christian Grey? 一con algo de molestia destilando por los poros, arqueó la ceja izquierda.

一Ya sabes, el tipo que... 一trató de expresarse con ademanes.

Minho frunció el ceño, ¿Quién carajos era el tal Christian y qué tenía que ver con su ángel? Miles de respuestas fueron dadas por su subconsciente, donde todo acababa con su diablillo perteneciendo un tiempo a alguien más, que por supuesto no conocía. Chasqueó la lengua, era consciente que no era el primer hombre en su vida por obvias razones, pero de ahí a compararlo con otro tipo era demasiado.

一No conozco al tal Christian, así que déjalo. 一ordenó con voz grave.

Estaba seguro que el tipo estaba enojado, aunque no entendía el porqué, él sólo quería que le siguiera el juego para no sentirse tan tenso con toda la mierda del contrario y quizás buscar la parte juguetona que usaba su amigo en las situaciones difíciles, pero recordó que ya no se hallaban en lo mismo y ahora la situación había cambiado.

一¿Quieres spaghetti? Me sale de maravilla. 一preguntó después de un largo silencio en aquella cocina.

Asintió, mas, que pocas ganas de hablar, era por pensar en decir otra cosa mal y que el alto se enojara más con él. Lo vio servir dos platos y llenar de vino dos copas, no sin antes tomar papeles de su mano y llevarlo a su habitación.

La cena transcurría con la poca normalidad que se podría tener en ese tipo de situación, una vez acabaron todo, Minho sólo se limitó a llevar los platos al fregadero y pedirle a él que se sentara en el sofá de la sala.

一¿Por qué yo? 一se quitó la duda al fin.

一¿Por qué tú, qué...?

一¿Por qué a mí y no a otra persona? Ya sabes, más linda o lindo, yo qué sé, ¿Sexy?

Lo vio sonreír sinceramente como la primera vez que se han visto y entonces lo supo, estaba jodido, porque sólo aquella mínima acción logró hacer sentir sus mejillas calientes y una gran satisfacción consigo mismo, esa que sólo lograba él desde que se conocieron. Debía dejar de lado sus sentimientos, estaba seguro de eso o las cosas podrían costarle muy caro, pero ahí estaba él sonriendo también como idiota, porque el alto le había contagiado su sonrisa.

一Tú eres sexy también, lindo y con un cuerpo increíble, ¿Entonces por qué tú no?

Su sonrisa se había congelado por un breve segundo mientras le escuchó contestarle y es que realmente él no se había esperado aquello. ¿Qué se suponía que debía contestar en una situación así? Habría jurado que sí seguía tomando aquel vino de hace unos minutos, habría escupido. Aunque su cuerpo casi lo hacía atragantarse con su propia saliva... No por mucho.

一Yo no soy nada de eso. 一respondió al fin. Pues era cierto y es que estaba seguro, él no era lindo ni sexy y qué decir de su cuerpo, a pesar de no tener mala figura, no consideraba que fuera deseable para alguien; obviando a los estúpidos que asistían a God's Menu sólo para follarlo, pero para eso no necesitaba tener un buen cuerpo, sino hacer un buen trabajo y eso era extremadamente distinto.

一Claro que lo eres, sólo que tú no te das cuenta. ¿O crees que esos hombres no te desean cuando sales a bailar?

一Eso es distinto. 一habló entre dientes, sabía que su trabajo en God's Menu sería nombrado de una u otra forma, pero eso no quitaba que fuera molesto e incómodo.

No quería decirlo de aquella forma, sólo no lograba hacerle entender que el otro era más que perfecto. Sin embargo, su intento de subirle el ánimo sobre sí mismo había terminado con un Jisung enojado en el sofá.

一La verdad es que siempre me has parecido así desde que nos conocimos. 一soltó con completa sinceridad. Pudo observar cómo los ojos de Jisung se ampliaron ligeramente ante el asombro de su pequeña confesión.

Después de un momento retomó su postura, no se dejaría engañar por frases tan elaboradas como aquellas, sí el hombre frente a él lo había tomado sin miramientos la noche anterior, bien podría ser sólo un mentiroso bien parecido. Trató de pensar coherentemente en ese instante, necesitaba tener la cabeza fría sí quería salir de sus problemas; está consciente que el dinero que le estaba ofreciendo en el contrato era una grandiosa suma que le permitiría acabar con la deuda de su padre, sí lograba completar el año de su servicio a orden del tipo frente a él.

Pero su cabeza era un lío por sí solo y que él lo viera con otros ojos sólo lo ponía peor. Necesitaba arreglar mis problemas, no hacerlos más grandes, se dijo. Pero como sí su lengua no conectara con su cerebro, se limitó a observar al que una vez creyó era el hombre de sus sueños.

一¿En serio, eso es verdad? 一preguntó en un susurro que lo sorprendió hasta el mismo. Pensó que nada saldría de sus labios, ¿Pero eso fue lo que había preguntado? De todas las cosas, ¿En serio? ¿Por qué no preguntó algo como: «Hey, el contrato esclaviza a alguien a tu lado»? O cosas así.

Verlo sorprendido con su propia pregunta daba por sentado que ni él mismo se la esperaba, pero en vez de molestarle, sólo le complació, le hacía saber que lograba derribar sus muros de concreto sí se lo proponía. Enternecido por el color rosáceo que delataban la creciente vergüenza por aquella pregunta, se animó a contestar con la sinceridad absoluta.

一Así es, en el momento que mis ojos conectaron los tuyos me di cuenta de cuán perfecto podías ser.

一Pero sí sólo me viste los ojos, ¿Cómo podrías saberlo? 一se expresó confuso.

一Bueno, digamos que después vi más partes de tu cuerpo. 一dijo con una sonrisa.

Casi sintió su corazón salir y sus mejillas ponerse más rojas, aún recordaba que Minho le pidió que entrara primero a la cafetería y lo que creyó como un acto bondadoso, sólo era una mera técnica donde podía observarle disimuladamente el trasero. Sin embargo, no fue la única vez que él hizo eso, sino que cada vez que se veían o decidían salir y entraban a un lugar en particular, su amigo le invitaba a pasar delante con la excusa de que siempre cuidaba de él y por eso lo hacía pasar primero, para ser francos, nunca duda de eso, pues su amigo siempre lo cuidaba, pero ahora por fin podía ver aquella doble intención tras esas cortesías.

Por un momento se permitió olvidarse de la situación en la que se hallaban y sólo contempló al chico frente a él, su ángel era el ser más hermoso que puede existir y quien se atreviera a negarlo, era porque estaba ciego o no podía ver bien la belleza del hombre. El celular sonó, sacando del ensimismamiento en que se encontraban por haber conectado sus miradas, en saber qué momento.

Jisung tomó el celular del bolsillo de su pantalón, no obstante, hubiera deseado no haberlo hecho. Su bandeja de mensajes comenzaba a llenarse con las advertencias del jefe preguntándole: ¿Te crees listillo por no ir a pagar tu cuota como cada mes? Juraba que sí no estuviera sentado sobre el sofá donde se hallaba, sus piernas no hubieran soportado el peso y habría caído de rodillas.

Llamada entrante: Jefe.

Con sus manos temblando tomó el aparato y se dispuso a contestar.

一¿Jefe?

一¿Se puede saber porqué no contestas el celular? 一preguntó con tono fastidiado一. ¿O quieres que te hagamos una pequeña visita?

一No. 一casi ahogó un grito en respuesta一. Yo prometo ir ahora, no se preocupe.

一Más te vale, ese es mi chico, así que manda tu trasero en este momento para acá, sí no quieres que mi paciencia termine.

一De acuerdo, así será.

Llamada finalizada.

Suspiró de alivio, el jefe no parecía tan enojado como creyó que estaría, aunque eso no quitaba que debía que darle una buena cantidad, sí no quería ver en sus orbes cafés la furia destilando. Lo sabe, está tomando una decisión errónea, pero no sabe qué hacer en este momento y sólo espera que su solución no sea un problema más grande después.

Minho presenció toda la llamada de principio a fin. Observó sin escatimar ningún detalle de cómo su ángel contestaba con un miedo evidente hacia la persona del otro lado de las línea, sabía desde un principio que posiblemente él no hiciera aquel trabajo por gozo, sino por necesidad, pero nunca esperó que fuera por amenazas de una persona. Alguien le estaba haciendo daño a su ángel y él averiguará de quién se trataba, pero ahora sólo debía conformarse con retenerlo un poco más hasta quitar todos sus miedos y él pudiera ser suyo por completo.

一¿Cuándo podríamos firmar el contrato?
一habló con voz tensa. La solución estaba a una firma y él debía aprovechar esta oportunidad o estar a nada de perder lo único que le quedaba en la vida y su pequeña hermana Rose no tenía la culpa de nada.

Minho no sabía sí sentirse feliz o enojado consigo mismo, estaba consciente que su ángel no lo hacía por gusto, pero no quitaba que le hiciera feliz que ahora sólo le pertenecería a él únicamente. Enojado por pensar en algo así cuando sabía que el otro podría ofenderse por esa proposición, pero sí él se vendía por una suma, ¿Por qué no venderse a una sola persona? Y que mejor que él. Aunque no le gustaba cómo se estaba llevando a cabo la situación, supo el que aceptara el contrato o pensara en hacerlo, tenía que ver con la persona que lo llamó antes; sólo tengo que esperar, se dijo y haría pagar a quien estaba atormentando a su ángel.

一Cuando tu quieras, es tu decisión después de todo.

Respiró fuertemente, necesitaba aliento para lo que venía.

一¿Podríamos firmarlo hoy?

一Claro. 一contestó con una sonrisa en su rostro.

Jisung lo vio ir a buscar los documentos en la recámara. Soltó un suspiro contenido y mentalmente dio gracias por no mencionar su conversación por teléfono, eso hacía más llevadero el ambiente, aunque una parte de su corazón se apretara por saber que ni siquiera se molestó por algo así. Lo sabía, sus sentimientos eran contradictorios, pero no podía hacer nada para ponerlos en orden; es por eso cuando él regresó con el documento e iba a firmar, sintió su pulso temblar y no le asombró en lo absoluto.

一Desde ahora me perteneces. 一dijo Minho con voz gruesa.

一Así es. 一respondió con simpleza. Aunque por dentro era un manojo de nervios, trató de mantenerse imperturbable por fuera.

En ocasiones la mejor opción nunca lo es y en cambio, otras es lo mejor que nos podría pasar.
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