Capítulo 4.
Cuando llegaron a la suite que Minho había solicitado en recepción, nunca la visualizó como lo imaginó, todos y cada uno de los detalles de esta parecían de los más caros. Ni qué decir de la gran vista, era por demás perfecta, desde ahí arriba podía observar todas las calles de Seúl y un parque entre aquellos edificios que estaba cerca. Sin embargo, no se pudo quedar a admirarlo porque Minho le pidió que se fuera a recostar a la cama y se quitara la ropa, pidiéndole explícitamente que sólo se quedara en bóxer, que él llegaría en un momento.
Aunque la duda de «¿Por qué no iría con él a la cama en ese mismo instante?» lo estuviera consumiendo, prefirió no decir nada y sólo se dirigió a la recámara. Se quitó la ropa, quedando en bóxer, tal como Minho le pidió y dejando de lado su pequeña maleta, se limitó a recostarse sobre aquel colchón.
Jisung sentía que estaba en las nubes, era tan blandito y tan cómodo, que por un instante pensó que dormirse era una buena opción, o eso era hasta que apareció Minho sin camisa y sin zapatos, pero trayendo consigo lo que parecía ser una venda y otras esposas de cadena más larga, brindándole más movimiento a la persona atrapada en ellas. Se preguntó, ¿Cuál era el fetiche con estas? Parecía que no iba a dejarse tocar por él, ¿Acaso así se sentía menos sucio haciendo aquello? Es decir, él era un prostituto y había tocado muchos cuerpos, pero hasta él tenía un límite que no traspasaba.
一¿Cuál es el fetiche con las esposas?
一preguntó, sin quedarse con la duda.
一Ninguna. 一respondió sin más, mientras se disponía a colocárselas en las muñecas y las pasaba por el respaldo de la gran cama.
一¿Entonces porqué me las pones? ¿Te da asco que te toque? 一volvió a hablar, después que terminara de escuchar el click en ambas partes. Lo vio fruncir el ceño, ¿Entonces sí era eso y lo había atrapado?
一Por supuesto que no, mi diablillo. Así que quítate esas estúpidas ideas, que tú nunca me darías asco en ningún momento. 一le depositó un beso en la frente.
Creyó que era algo tierno para lo que harían, pero igual que hace unos momentos, prefirió no decir nada.
一La verdad es que cuando no puedes tocar a alguien y no ves cuando te tocan, te vuelves más receptivo y hoy quiero que disfrutes tanto como yo. 一chocó su aliento con los labios de Jisung.
Casi podía saborear ese sabor a whisky mezclado con un toque de cítricos, que pensaba que era su sabor natural en los labios, pero el tan ansiado beso nunca se llevó a cabo y Minho sólo se limitó a vendarle los ojos con la tela negra que traía en sus manos.
一No tan rápido, pequeño.
Pudo escuchar una diminuta risita de parte del más alto, pero dejó de percibir cualquier cosa en el momento que Minho volvió a separarle las piernas y comenzó a darle pequeños besos y una que otra mordida en los muslos internos. La cercanía a su entrepierna era muy corta, pensaba. Le estaba volviendo loco no poder tocar y mucho menos ver sus expresiones, no obstante, el mayor tenía razón y es que se sentía más receptivo de aquella forma.
Soltó un jadeo cuando sintió el tirón de su bóxer y el aire acondicionado se filtró en su pene, pero advirtió que comenzaba a contener la respiración cuando la boca traviesa del contrario se tragó por completo su miembro desde la base a la punta y empezó a chuparlo como sí de un caramelo se tratara. Un vaivén con la mano complementó esa mamada de su vida; «porque vaya que se lo habían hecho, pero nunca nadie como él», se dijo.
Minho con su lengua delineó la cabeza del pene contrario, mientras su mano derecha le daba caricias a su testículo y la otra optaba por tomar una de sus nalgas para adentrarse más a él sí era posible. Llegó hasta la base y pasó un lengüetazo hasta arriba, sintiendo cómo empezaba a salir un poco del líquido preseminal en su miembro. Lo chupó con más fuerza, pero no queriendo que se corriera simplemente con eso, se lo quitó de su boca. Atacó su cuello y escuchando maldiciones por parte del más bajo: «como quiero que me jodas en este mismo instante», se apresuró a quitarse su ropa, aventándola lejos de ellos.
Cuando escuchó cómo el zipper de Minho bajaba de un sólo tirón, supo lo que venía. No era como sí hace momentos en el camerino no le hubiera gustado, pero estaba bien preparado y por eso no le dolió tanto, en cambio ahora, Minho sólo le había hecho una mamada y a pesar de lo excitado que estaba, sabía que iba a doler, fue por eso que le sorprendió sentir un líquido frío hundiéndose en su entrada.
一¿Acaso pensaste que no te prepararía de nuevo, no es así?
一Es sólo que pensé que... Mhm... Estabas demasiado excitado para esperar.
一Te dije que esta noche la disfrutaríamos los dos. 一metió entonces el segundo dedo a su entrada con otro poco de lubricante e inició el movimiento de tijeras para hacerle espacio, cuando vio que se adaptaba, metió el tercero y golpeó ese punto que volvía loco a Jisung.
Lo escuchó gemir fuerte y claro, sabía que le estaba gustando, por eso después de tres movimientos más, sacó sus dedos para pasar el lubricante en su pene y agregar otro poco a la entrada del más bajo y de una sola estocada volvió a penetrarlo.
一¡Ah! 一gritó por la repentina intromisión, se inundó de placer al momento en que el miembro del contrario entró y tocó su punto.
一Así, grita más fuerte, mi pequeño diablillo. 一las estocadas siguieron entrando con más frecuencia y su lengua delineó el labio ajeno, primero comenzó chupando el labio inferior para seguir con el de arriba, sintió cómo el otro le seguía el juego, propinándole un pequeña mordida en este, que le hizo sangrar un poco la zona.
El sabor de su propio líquido preseminal pasó inadvertido cuando chupó y devoró su boca, pensó en todas esas veces que había observado el labio de su amigo con algo de vergüenza e hizo lo que ansiaba desde hace un tiempo, una leve mordida que hizo gemir al más alto. Sonrió satisfecho entre el beso, pensando en que debería hacerlo más seguido. ¡Oh por dios, él en verdad había pensado en seguir haciendo ‹eso›! Pero que completo idiota, se recriminó. El pequeño hilo de sangre que escurrió en la comisura del labio contrario dejó de existir cuando ambos volvieron a atacarse la boca.
一Mhg, más fuerte, Minho. Ve más rápido. 一decía entre jadeos.
一Conste que tú me lo pediste, diablillo.
Sin darle tiempo a reaccionar, lo empujó más a su cuerpo y pasó una pierna sobre su hombro, dándole mejor acceso a la entrada del pequeño y como sí una correa fuera soltada de su cuello, le propinó estocadas más rápidas que hacían a Jisung responder con gemidos altos.
La fuerza con que lo había penetrado, no se comparaba con la rapidez con la que estaba embistiendo. Sentía sus piernas temblar por la intromisión y su entrada contraerse en cada toque. Ladeó el cuello para darle mejor acceso a Minho para que lo siguiera chupando mientras también le dedicaba leves mordidas que lo hacían sentirse en el paraíso.
No quiso pensar en las marcas que podría dejarle, ni el dolor que le ocasionaría mañana toda la sesión de sexo, tan sólo puso su mente en blanco para disfrutar el momento que estaba viviendo.
一Minho, estoy por...
一Lo sé, diablillo y llegaremos juntos. 一para acelerar el proceso, comenzó a masturbar con fuerza el pene del más bajo, volviendo a saborear sus labios apetitosos con sabor a cereza que le parecían el mejor manjar que pudiera existir.
Tomó con más fuerza su nalga, arañándola un poco en el proceso y masturbó su pene con caricias en la punta, cuando sintió una pequeña sacudida del más bajo, supo lo que se venía y se sintió en igualdad de condiciones. Dio un gran gemido y lo hizo de una forma animal que no sabía que poseyera, llenando con su semen al menor, sin embargo, cuando éste también pegó un gemido casi al mismo tiempo y sintió algo resbaloso entre sus dedos, se dio cuenta que se había corrido.
Las respiraciones aceleradas de ambos se volvieron poco a poco acompasadas y cuando Jisung creyó que todo terminaría ahí, le pidió a Minho que le quitara la venda de la cara, mas, sólo escuchó su melodiosa risa.
一Creo haberte dicho que toda la noche la pasaremos juntos y lo del camerino sólo era el comienzo.
Quitándole las esposas, le ordenó ponerse en cuatro al más bajo y en cuanto el otro optó la posición, volvió a esposarlo, pero más arriba del respaldo de la cama, todo el proceso sin quitarle ni una vez la venda de los ojos.
Un poco de semen escurría entre las piernas de Jisung, para cualquier persona ver eso sería un acto sucio, no obstante, a él le habían nacido ganas de probar. ¿Y por qué no hacerlo?
Dándole una fuerte nalgada que hizo enrojecer el glúteo contrario, le pidió que gritara su nombre al pequeño y cuando éste lo hizo, su lengua exploró por completo su entrada; escuchando cómo volvía a gemir su nombre. Le supo entre una mezcla de algo salado y algo dulce, no pudiendo definir aquello, sólo se dedicó a dibujar el aro de su entrada con la lengua para después pasar esta en una simulación de embestidas en donde su sinhueso se abría paso por el agujero.
Después de ese juego previo, volvió a colocar su pene一que ahora se encontraba duro一en la entrada del más bajo. Las embestidas fueron salvajes, duras y rápidas como lo sentía en ese mismo instante, pasaron a probar miles de posiciones que quería experimentar con su amigo hasta que el sol comenzó a dar su presencia en otro nuevo día.
Le quitó las esposas junto a las esposas, liberando a su bello ángel. Sin embargo, éste parecía caerse del cansancio, por eso cuando lo escuchó dar un leve ronquido, no lo movió ni le dijo nada y sólo se le quedó observando hasta que sintió pesar sus propios párpados.
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El día parecía haberse marchado, trayendo de nueva cuenta la iluminación de las estrellas. Cuando se levantó, se quiso dar una bofetada por idiota, se había dormido en la suite de su amigo y lo peor no era eso, sino el haber tenido sexo con éste. Pero de pronto entre su problema, algo le hizo click en su cabeza. ¡Por el amor de Dios! Cómo se le había olvidado su hermana, tenía que llamar a su niñera, ¿Qué había sido de ella en todo el transcurso del día? No se perdonaría sí algo le pasaba a su pequeña.
Buscó su celular en su mochila después de alcanzar su ropa y cambiarse, no sin antes haberse limpiado un poco el cuerpo igual con los artículos que le quedaban en su maleta, sin embargo, no lo encontraba y el tiempo que pasaba sólo le había ponerse más nervioso.
一¿Buscas esto? 一preguntó Minho con voz ronca por no haberla utilizado durante tanto tiempo.
Su compañero había entrado a la habitación con otra ropa puesta, seguramente se había cambiado después de levantarse hoy en la mañana. Le mostró el celular entre sus manos.
一¿Qué haces con mis cosas? Dámelo. 一hizo un ademán de querer quitárselo, el otro sólo le mostró una sonrisa.
一No te preocupes, la niñera llamó, pero yo ya le dije que ibas a estar ocupado todo el día, así que le ordené todo lo que haría y le pedí cuidar a la pequeña Rose hasta que pudieras ir con ella.
Sintió un alivio al saberlo, pues por lo menos su hermana no corría ningún peligro. Aún así, no le diría un gracias al idiota frente a él.
一Toma. 一le dijo, dándole el celular después de un breve momento en pensarlo.
一Yo...
一Yo...
Los dos se cortaron al instante.
一Creo que necesitamos hablar. 一dijo Minho por fin.
Jisung no quería escuchar, hasta hubiera deseado ser sordo. Sabía lo que pasaría a continuación y no quería escucharlo.
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