Capítulo 3.

Decir que las piernas las sentía como sí fuesen una gelatina, era comenzar a describir el mar de emociones que lo embargaron en ese instante. Cuando Felix le había comentado sobre aquellas personas que quizás podrían darle un respiro a la dura vida que llevaba día a día, no esperó encontrarse con unos hombres de su casi misma edad, guapos y con buena pinta, mucho menos que uno de ellos se pareciera a su mejor amigo o peor aún, que éste no se pareciera, sino que lo era. ¿¡Qué demonios!? Justo cuando empezaba a creer que su vida podría cambiar para mejor el día de hoy, sintió cómo su mundo se derrumbó a sus pies.

Él sabía que no habría podido ocultar su trabajo para siempre a su amigo, pero nunca esperó tenerlo frente a él mientras trabajaba y no pudiera negar que a eso se dedicaba.

La música de fondo comenzó a sonar en el escenario. Hacía un esfuerzo por aparentar que su presencia no le perturbaba en absoluto y dio comienzo a su show, sabía cómo mover su cuerpo para hacerlo parecer más sexy, conocía a la mayoría de los hombres que habían asistido hoy, por lo cual sabía qué puntos debía mover para volverlos locos. Aunque hacía el máximo sacrificio por no enfocar su vista en su amigo, sus estúpidos ojos iban a parar al mismo por breves segundos y consiguió ver cómo llamaba a Felix y le decía algo al oído. Sintió algo pinchar en su pecho, pero trató de no hacerle caso, aunque por dentro se preguntaba a sí mismo: ¿Por qué le había hablado al idiota de su hermano, acaso se conocían y él ni enterado? Por un momento quedó pensando que quizás exageraba con todo lo anterior, pero con la música y empujando sus pensamientos lejos, siguió bailando como de costumbre.
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Cuando la mayoría de su ropa había desaparecido y sólo se encontraba en bóxer, decidió bajar del escenario. Había terminado su rutina.

一Necesito un descanso. 一habló consigo mismo. Pero sus pensamientos se vieron atropellados cuando frente a él, o mejor dicho, en el reflejo de aquel espejo se encontraba una de las personas que menos esperaba ver一. ¿T-Tú...? 一titubeó一. ¿Qué haces aquí en el camerino? 一terminó con voz firme.

一Así que a esto te dedicas... ¿Este es tu trabajo? 一con voz serena se dirigió a él, evitando la pregunta.

Escucharlo preguntar eso le había propinado un poco de vergüenza al principio, hasta que recordó que él se hallaba en un lugar de estos por algo en especial. Aún sentía cómo su mirada lo había traspasado cuando comenzó a bailar y sus ojos parecían echar fuego por ellos mismos.

一¿A ti qué demonios te importa eso?
一preguntó Jisung con molestia.

Sí el contrario creía que se iba a dejar intimidar por estupideces como su trabajo, estaba equivocado. No, señor, él no dejaría que nadie lo pisoteara de nuevo.

一¿Cuánto?

一¿Cuánto qué? 一algo desconcertado buscó entender.

一¿Cuánto cobras por tu servicio? Te daré el doble o el triple, tú decides. 一sentándose al borde de un pequeño armario que se encontraba en el cuarto, Minho lo observó con una mirada penetrante.

Sintió que su sangre hervía, ¿Cómo era posible que hace un tiempo, ese tipo era un ángel con él y ahora estaba preguntando por sus servicios? Quiso reírse de sí mismo, ¿Por qué fue tan ciego y no se dio cuenta antes de su verdadera personalidad? ¿Era tan idiota, que Minho siempre fue así y nunca se percató?

一Para ti no será nada. 一recriminó con furia.

一Oh, vaya, ¿Haces descuentos cuando conoces a las personas? 一Minho arqueó las cejas, sin comprender la indirecta.

一No. 一dijo, sintiendo que las venas se le marcaban en la sien一. Será nada, porque no me venderé a ti. ¿Me oíste, idiota?

El mayor chasqueó la lengua, su pequeño ángel se lo estaba poniendo difícil. Así que ignorando su comentario, se limitó a poner una suma.

一¿Qué tal tres mil dólares? ¿O es muy poco? Lo siento, soy nuevo en esto. ¿En cuánto normalmente te vendes? 一preguntó con algo de curiosidad, aunque con mal picor en la lengua. No se imaginaba al chico frente a él, entregando su cuerpo a otros hombres. Simplemente le era imposible.

一¿Acaso me estás escuchando? Ya te dije que-... 一soltó un jadeo, ¡Carajos! Eso sí que no se lo había esperado. Minho capturó su cintura y estaba lamiendo con desesperación su cuello.

一¿Qué decías? Mi pequeño diablillo. 一y siguió pasando su lengua, mientras le daba leves mordidas a su cuello. Tomó la camisa mal colocada de Jisung, seguro por su rapidez al vestirse otra vez y comenzó a quitarla de nueva cuenta, botón a botón todo lo anterior en un proceso rápido.

一Decía que... 一volvió a jadear. Como odiaba su cuerpo, ¿Cómo le hacía eso? Cuando lo único que él quería era quitárselo de encima, ¿Cierto?

一Shh, calla y disfruta. Prometo recompensarte bien.

Jisung sabía a lo que se refería. El maldito de seguro y cuando terminara, hasta le tiraría el dinero a la cara para demostrar la diferencia entre ellos. Sin embargo, no tuvo fuerzas para apartarlo de su cuerpo, a pesar del asco que sentía sobre lo que pasaría a continuación, porque tal vez... Una parte de él lo estaba deseando un poco y sólo un poco, quizás así cuando lo harían, se le quitaría las ganas que traía sobre Minho desde hace tiempo.

No sabe en qué instante las ropas habían desaparecido de su cuerpo y el del contrario también, pero lo que sí sabe, es que desea en ese momento que lo siga tocando. Siente su cuerpo ardiendo, pero el muy idiota de su amigo sólo estaba observando y ya llevaba unos segundos así.

一¿Qué sucede, ya te has arrepentido?
一preguntó, un poco acelerado. La sesión de besos lo había dejado sin aliento y con los labios tan rojos e sensibles, que de seguro con el simple roce de un dedo, sentiría todo diferente.

一Ni de broma. 一lo tomó del mentón mientras volvía a atacarlo a besos y jalaba ambos brazos de Jisung hacia atrás一. Eres tal como te imaginé, mi pequeño diablito.

No sabía qué responder a eso. Es decir, él también se lo había imaginado desnudo, pero entonces... ¿Minho igual? ¿Pero porqué nunca se lo dijo antes? Su mente reaccionó después con un lógico: éramos amigos.

Fue en eso cuando escuchó el click de algo a su espalda, que despaviló de sus besos y caricias depositadas en todo su cuerpo.

一¿¡Qué carajos!? 一por lo tanto, procesó aquello. Eran unas jodidas esposas, ¿Estaba de coña, no?一. ¿Qué crees que haces?

一Lo siento, se me olvidó comentar que no juego limpio. 一dijo con su aliento soplando la oreja del menor, mientras Jisung se estremecía con cada susurro dado.

一Eres un-... 一no pudo terminar su frase porque de pronto se hallaba sentado sobre una pequeña mesa y sus piernas fueron abiertas para dar espacio al chico frente a él.

Comenzó besando desde su hombro hasta lamer con ímpetu la ranura de su oreja derecha, para entonces, su mano empezaba a deslizar la última prenda que le quedaba puesta. Quitándole por completo cualquier cosa que le impidiera sentirse piel a piel con el más bajo, hizo que empapara tres de sus dedos y después de ese movimiento tortuoso, donde Jisung parecía ensimismado en lo que hacía, se dirigió a su entrada. Inició con el dedo índice, dándole tiempo para adaptarse a la forma y al ritmo en el que daba pequeñas embestidas, al poco tiempo se unió el segundo dedo, con el cual procuró hacer un leve movimiento de tijeras. Sin embargo, pudo escuchar un pequeño quejido; por lo que trató de ir más lento.

一¿Te he lastimado?

一No, sólo ve más despacio, ¿Sí?

Minho asintió y yendo más lento, siguió estimulando su entrada. Luego de unos minutos, decidió que era correcto ir por un tercer dedo y así lo hizo, escuchando entre un quejido de dolor y placer por parte de Jisung. Sonrió satisfecho cuando logró escuchar un gemido, sabía que había llegado a ese punto sensible e importante que estaba buscando desde un inicio.

一¿Es aquí, pequeño Jisung? 一aceleró las embestidas con sus dedos.

一Sí... 一contestó en un hilo de voz, inundado en el placer.

Continuó tocándole de esa manera hasta que los gemidos de Jisung comenzaban a ser mayores y él ya no soportaba estar más en ese estado, con una erección pidiendo a gritos ser atendida.

一Creo que ya estás suficientemente preparado, mi pequeño diablito. 一susurró sobre su oído. Sin más preámbulo, alineó su miembro y lo penetró de una estocada. Pudo escuchar a la perfección como al menor se le cortó la respiración por un breve momento, consiguiendo luego un gemido mucho mayor que las anteriores; aumentándole aún más la excitación que tenía.

Jisung一al no tener estabilidad por sus manos esposadas一trató de mantenerse firme sobre aquella mesa, aunque la mera acción fuera imposible. Las embestidas de Minho estaban siendo cada vez más fuertes y rápidas, que sentía arquearse del placer. Fue entonces cuando la ávida lengua de Minho se abrió paso de nueva cuenta por su boca, Jisung empezaba a sentir que iba al cielo. Se preguntaba, ¿Cómo había vivido sin aquello todo ese tiempo? El mayor era un grandioso besador y su lengua exploraba su boca como un esclavo sediento de agua. Con un apretón de sus manos en los muslos fue lo que le impulsó a separarse de su boca para volver a lamer el cuello ajeno, incluso pudo sentir el leve temblor en su cuerpo que le hizo saber que iba por buen camino.

No sabe cuánto tiempo había pasado desde el juego previo al sexo, ni cuánto llevan desde que Minho lo empezó a penetrar como una bestia total, pero no puede negar que le encanta.

一Mhm... Sí, chupa más fuerte. 一decía entre gemidos. Mientras que Minho lamía y dibujaba con su lengua la aureola de su pezón izquierdo, sintió un pequeño tirón de este y después una leve mordida, que en vez de doler, le propinaba más placer del que ya sentía.

De pronto sintió una sacudida por su parte baja, sabía lo que venía. Estaba por correrse y no había nada que lo pudiera detener, excepto el pulgar del contrario que presionó la cabeza de su pene cuando notó lo que estaba a punto de pasar.

一Nos vamos a venir juntos, ¿De acuerdo, diablito? 一susurró Minho en el oído de Jisung.

Sólo pudo asentir levemente, mientras su entrada se apretaba debido a la excitación. Escuchó gruñir bajo a Minho, aunque no sabe sí lo imaginó por estar inundado en el placer, pero cuando le mordió el hombro derecho y quitó la mano de su pene, tuvo un orgasmo como nunca en su vida. Bueno, el primero que tenía para ser exacto. Sintió cómo era llenado en ese momento por el semen de Minho, fue hasta entonces que se dio cuenta que no habían utilizado condón y por eso el placer que experimentó había sido mayor.

一Vas a volverme loco, mi diablito. 一le habló con voz ronca, debido al post-orgasmo.

Minho salió lentamente de él, procurando no hacerle daño. Algo gracioso, considerando que hace unos momentos lo había penetrado con tanta fuerza que creyó que iba a romperlo en cualquier instante.

一¿Podrías quitarme, ya sabes... Esto?
一mostró las esposas sobre sus muñecas一. Necesito limpiarme... Ya sabes. 一con un poco de rosáceo cubriendo sus mejillas, entre la excitación por lo anterior y con un poco vergüenza por cómo se encontraban ahora, se dio a entender.

一Claro. 一dijo, tomando la llave del armario donde anteriormente se había sentado Minho y lo liberó. Sin embargo, sus manos empezaron a tener un agarre firme sobre sus glúteos y los comenzó a amasar.

一¿Qué, mhm... Qué rayos crees que haces?

一Sí crees que la noche se terminó aquí, estás muy mal, mi diablillo. 一tomando del mentón de Jisung, volvió a atacar aquella boca con sabor a cereza一. Tengo muchos planes para hoy, esto es... Sólo el comienzo.
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Como pudieron se volvieron a vestir con la ropa que había sido desperdigada alrededor del cuarto, Jisung se limpió rápidamente lo más que pudo con los artículos de su maleta sin que Minho lo viera, porque vaya que era vergonzoso hacer eso en la presencia de alguien más y arregló sus cosas.

一¿Ya tienes todas tus cosas?

一Sí, aunque no entiendo porqué preguntas eso. 一colgó la mochila de trabajo en su hombro y cuando se dispuso a salir por la puerta, sintió un tirón de su brazo.

一Te he dicho que la noche no se terminó aquí, ¿O lo olvidas? 一observó cómo el menor fruncía el entrecejo y antes de que pudiera opinar algo, se apresuró a hablar一. Y no acepto una negativa por respuesta, porque vaya que pagaré una buena suma por ti a Felix. Quiero pasar contigo toda la noche. 一pasó la lengua por la sensible oreja del más bajo y mientras escuchó su jadeo, concluyó一. Además, sé que a ti también te encantará.

Minho no recibió ningún asentimiento por parte del contrario ni tampoco un no por respuesta, pero al ver que no decía nada, interpretó el silencio como un . Así que tomándolo por la cintura, abandonaron God's Menu, no sin antes que un Felix muy alegre por los tragos ingeridos con anterioridad les brindara una sonrisa a ambos, despidiéndose. Cogieron el primer taxi que vieron y pronto llegaron a un edificio muy caro para el gusto del más pequeño, porque éste nunca en su vida podría costearse algo parecido. ¿O tal vez sí? ¿Tal vez sí... No pagara tantas deudas?

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