1

hoy mi mente es un arrullo suave. es un alivio. mi interior llevaba días gritando. la cuerda ya no cuelga del techo, ya no tengo esos pensamientos, esos susurros altaneros que sugerían "probala, probala. ¿cómo se sentirá tenerla en el cuello?". por supuesto, no les hice caso. era absurdo obedecer un deseo tan tosco. si he de morir, dejaré mi sangre regada en el suelo. si he de morir, será mi madre quien deba limpiar mi cadáver. será ella quien deba soportar el hedor de mi sangre... porque yo soy su sangre.

2

el odio sigue siendo un susurro pululante. no es melodioso ni etereo. solo existe. ahí yace, expectante. quiere ser escuchado así como un niño malcriado deseo que se cumpla su mandato. conozco lo que se esconde detrás de mis fantasías más bizarras. sigo pensando en la muerto incluso en mis mejores días. 

3

¿qué es un buen día? ¿qué es lo que me hace humano? ¿qué es lo que me define? no sé, no tengo las respuestas.

4

la cuerda volvió. colgaron de nuevo la hamaca en el cuarto. no puedo dejar de verla, es hipnótico. pienso en ella a cada momento. "probala, probala..."

5

me acerqué, jugueteé con ella un poco. le digo cuerda pero es un mecate hecho de hilachas de plástico unidas en una superficie que pincha. es verde y áspera. es verde oscuro y pincha. es desagradable al tacto. cuando la toco, pienso que no se sentirá bien en mi cuello, que será incómodo sentir eso, y las voces se calman un rato.

6

la cuerda sigue ahí. yo no.

yo ya no estoy aquí, me he ido. me perdí en mis fantasías más bizarras. por supuesto, no fue con la cuerda, eso hubiera sido desagradable e incómodo.