FINAL

Escuchó la puerta principal abrirse y cerrarse anunciando la llegada de Jungkook. Se apresuró a terminar de poner los  palillos en la mesa cuando sintió un par de brazos rodearle la cintura y una nariz enterrándose en su cuello.

 — Diablos, te eché tanto de menos.

Sus mejillas se sonrojaron al sentir el aliento de Jungkook contra su cuello y soltó una pequeña risita.

—  Bienvenido a casa — musitó, haciendo a Jungkook gruñir aún contra su cuello.

Maldita sea, estaba totalmente dispuesto a acostumbrarse a ésto; el olor de la comida recién hecha cuando llegara del trabajo y a Jimin vistiendo sus pantalones sueltos y una camiseta que le quedaba un poco grande porque era de él. Jamás había tenido un recibimiento así, nunca le había gustado llevar a sus "conquistas" a su casa, mucho menos había permanecido tanto con ellas.

— Vamos a cenar antes de que se enfríe.

La voz de Jimin era tan suave y dulce, le daban tantas ganas de tirarlo sobre la mesa y devorarlo a él, pero se contuvo, asintiendo y aflojándose la corbata mientras tomaba asiento en la mesa. El rubio había preparado todo un festín aquella noche.

Mientras cenaban, Jungkook le contó acerca de su día, emocionado por tener por primera vez un lugar al que regresar por la noche para contarle sus asuntos. Jimin le escuchaba atentamente, de vez en cuando haciendo preguntas sobre cosas que no conocía o no lograba pillar del todo.

Terminaron de cenar y entre ambos recogieron la mesa y lavaron los trastes, mientras Jimin le contaba lo poco que hizo durante el día.

— Ah, eso me recuerda que olvidé decirte la combinación de entrada — le dijo Jungkook avergonzado, seguro Jimin creía que lo había dejado encerrado para que no escapara.

— Oh, no te preocupes, de todas formas no pensaba salir — el rubio miró fijamente el chorro de agua antes de levantar la vista y mirarlo a él — No quería sacar el tema, pero entre más pronto lo arregle será mejor. Necesito ir por mis cosas, y ver lo del divorcio.

Jungkook negó, cerrando la llave y abrazando a Jimin por la cintura, aún mirándole a los ojos.

— Lo del divorcio está casi listo, y mañana enviaré a algunas personas por tus cosas mientras DongMin está en el trabajo.

— Me gustaría ir yo mismo y...

— Me temo que no puedo dejarte ir ahí, cielo, puedes pedirme cualquier cosa y te lo daré, pero menos eso.

Jimin suspiró, asintiendo ligeramente e indicándole a Jungkook que el lado derecho del guardarropa y el tocador eran suyos.

Jeon lo guió hacia el sofá, acurrucándose ambos sobre el sillón y poniendo cualquier canal en la televisión.

— Tengo algo más para ti — Jungkook se movió para tomar la bolsa de regalo al otro lado del sillón y se la dio.

Las cejas de Jimin se alzaron, abriendo la bolsa y viendo una caja de un celular nuevo.

— Lo necesitas, y no me digas que no puedes aceptarlo, puedo ver tu cara de rechazo.

— Pero Jungkook...

— No, he causado todo éste gran problema, déjame arreglarlo.

Jimin suspiró, necesitaba conseguir un trabajo tan pronto como fuera posible y comenzar a pagarle a Jungkook todo lo que ha hecho por él.

Miraron un programa de variedades un buen rato, pero Jimin había recargado su cabeza contra el pecho de Jungkook, y había encajado tan perfectamente en ese lugar, que el sonido del corazón ajeno le comenzó a arrullar hasta tal punto de caer dormido entre los brazos ajenos.

Sintió una superficie blanda bajo él, sin embargo el calor se había ido. Gruñó ligeramente, moviéndose para buscar el calor y encontrarlo, se aferró a él con brazos y piernas, acomodándose una vez más.

— Debo ir al baño, Jimin — escuchó a Jungkook reír, lo que le hizo despertar por completo.

Lo había atrapado entre sus extremidades cuando había intentado dejarle sobre la cama. Jimin sonrió avergonzado y le soltó — Lo siento.

— Está bien, volveré enseguida cielo. 

 Él asintió, dejando que el pelinegro se alejara. Hundió la cabeza en la almohada, aspirando el aroma de Jungkook. Ah, era tan varonil, tan atractivo. Su miembro dio un respingo entre sus piernas y sus caderas se alzaron contra su  voluntad. Ya comenzaba a ansiar el toque de Jungkook por todo su cuerpo.

Cuando el pelinegro regresó, Jimin giró sobre la cama pera pegarse al cuerpo contrario como una lapa, absorbiendo su calor y aroma de primera mano. Sus caderas se movieron contra Jungkook, su miembro presionándose al costado del pelinegro.

  — Jungkook...

Suspiró al oído del otro, quien posó su mano sobre su trasero y lo atrajo para colocarlo sobre él, el trasero de Jimin al aire para Jungkook.

— Te escucho, cielo.

Jimin movió sus caderas contra las ajenas, su erección frotándose contra la de Jungkook.

— Hazme el amor.

Poco más de dos años después.

  — ¿Por qué les dijiste que vinieran tan temprano? — Jimin se quejó, yendo y viniendo de un lado a otro de la casa.

Jungkook reía, la vista de Jimin era muy divertida y satisfactoria. 

  — Porque se supone que sea comida, cielo, no una cena.

Jimin le miró con las mano sobre las caderas, cejas fruncidas y ojos asesinos, no le daba gracia.

  — Tranquilo Jimin, sólo son los chicos, no pasa nada.

Tomó su rostro entre sus manos y depositó pequeños besitos sobre toda su cara, parando en sus labios y dejando uno muy largo y lento ahí, succionando su labio inferior para finalizar. Jimin sonrió, no podía enojarse con él aunque quisiera, y su actitud relajada solía contagiársele la mayor parte del tiempo.

Una vez que Jungkook hubo calmado a la fiera, ambos se dispusieron a terminar de recoger la casa y luego preparar la comida. Se movían tan bien por la cocina, y Jimin solía cantar y menear las caderas mientras revolvía cualquier cosa que tuviera en la estufa o si cortaba algo sobre la mesa. 

Jungkook adoraba cada segundo que pasaba al lado de ese hombre.

Los muchachos llegaron horas después, primero llegaron Taehyung y Yoongi y media hora después Namjoon y Seokjin, éste último disculpándose por la tardanza pero su esposo no encontraba su otro zapato. 

Las tres parejas se reunieron en la mesa, conversando y comiendo los platillos que Jimin y Jungkook habían preparado. La casa se había llenado de risas y diferentes historias graciosas. Para gusto de ambos, tanto los amigos de Jimin como los de Jungkook se habían llevado muy bien entre ellos, y usualmente solían salir todos juntos los viernes por la noche a algún bar o restaurante para cenar, también se juntaban en sus casas de vez en cuando, rotando el lugar de reunión entre las tres parejas.

Luego de que Jimin les sirviera el postre, Jungkook se puso de pie y llamó la atención de los presentes. Jimin supuso que iba a hacer algún anuncio importante acerca del trabajo, pues algo debían estar celebrando si es que el pelinegro había pedido que se juntaran todos entre semana.

  — Cielo — lo oyó decir. Sus ojos volaron a los de él y le sonrió, asintiendo para que supiera que tenía toda su atención — Delante de nuestros amigos más cercanos, quiero decirte que no hay un solo día en el que no agradezca el despertar a tu lado, mirarte bañado en la luz del sol es un regalo magnífico.

Jimin se sintió abochornar, podía sentir que las miradas de sus amigos iban de él a Jungkook sin entender.

— Eres todo lo que siempre busqué en una persona, e incluso mucho más. Siempre te he dejado claro que quiero tener una vida larga a tu lado, te quiero por siempre para mí — Jimin rió ligeramente, Jungkook era tan posesivo y dulce a la vez — Por eso, cielo, quiero que seas mío por todas las de la ley.

Los ojos de Jimin se ampliaron cuando vio a su novio arrodillarse delante de él, sacando una pequeña cajita de terciopelo negro. Las lágrimas apenas dejaban ver claramente a Jungkook, quien extendía la caja con un anillo de plata.

— Cásate conmigo, Jimin, pasa el resto de tus días a mí lado.

Namjoon lanzó un alarido y Taehyung comenzó a aplaudir como un desquiciado, codeando a Yoongi, quién aún no se había arrodillado delante de él con ese propósito. 

  — Por supuesto que sí, mi amor.

Jimin se lanzó al suelo junto a él. Aquello era perfecto, nunca le habían gustado las propuestas escandalosas que solían circular por el internet. Le plantó sonoros besos por todo el rostro, haciendo reír a Jungkook mientras lo abrazaba. Seguían en el suelo, besándose con intensidad y alegría cuando sintieron que los chicos les tiraban las servilletas encima.

  — ¡Consíganse un cuarto! — murmuró Yoongi.

— Ésta es nuestra casa — contraatacó Jungkook.

— Entonces esperen a que nos vayamos, cochinos. 

Todos rieron, Jungkook le puso el anillo a Jimin y luego se pusieron de pie, disfrutando del pastel.

Oh, Jungkook ansiaba que los intrusos se fueran de una buena vez para poder disfrutar de su prometido.

  ~*~ 

Saltó rápidamente, envolviendo sus piernas en las caderas ajenas mientras Jungkook le apretaba contra la puerta. No habían ni terminado de cerrar la  puerta cuando Jungkook ya estaba presionando sus caderas contra su trasero.

Las ropas comenzaron a sobrar y fue Jimin quien se deshizo de sus camisetas. Jungkook los trasladó a la habitación, dejando al rubio sobre la cama para arrancarle los pantalones. Jimin rió, levantando las caderas para que la ropa saliera con facilidad. 

Prontamente ambos estaban desnudos. Las manos de Jimin recorrían la piel desnuda de la espalda de Jungkook, enterrando las uñas de vez en cuando y rasguñando, haciendo a Jungkook gruñir contra su cuello.

Sentían sus emociones a piel viva, ansiaban tocarse y sentirse más, ni todos los besos y caricias que se daban bastaban. Hacían el amor cada día, al despertar en la cama, unas veces en la ducha, más tarde sobre la mesa, empujando los restos del desayuno al suelo. Se hacían el amor a la hora de la comida y luego de la cena, antes de dormir. 

Habían hecho el amor en cada lugar y posición existentes, sin embargo nunca tenían suficiente el uno del otro.

Jimin envolvió sus piernas alrededor de Jungkook, elevando las caderas y sintiendo el miembro ajeno alinearse contra su entrada. Ambos gimieron cuando Jungkook se introdujo de una sola estocada, haciendo que Jimin viera las estrellas.

Era jodidamente perfecto, no sólo el sexo, sino todo. Jungkook era jodidamente perfecto, su tacto, su manera de hablarle, la forma en que lo trataba. Cada día se sentía más y más lleno a su lado.

Jimin gimió su nombre, una, dos, tres veces, perdiendo la cuenta. Jungkook recorría su aterciopelada piel con la punta de los dedos, apretando los mismos alrededor de su cadera con fuerza antes de girar y colocar a Jimin sobre él.

La forma en la que el chico se movía, en la que subía y bajaba sobre él le volvía loco. Jungkook siempre solía pensar que aquella era la posición que los representaba, pues Jimin siempre estaría sobre él, sobre todas las cosas, siempre lo pondría primero ante cualquier situación.

Jimin enterró las uñas en el abdomen ajeno y anunció su orgasmo, gimiendo el nombre de Jungkook una y otra vez, moviéndose más rápido.

Ambos alcanzaron el orgasmo juntos, el rubio se desplomó sobre el pecho de Jungkook, sin importarle que estuvieran sucios. Jimin cerró los ojos, sonriendo y sintiéndose satisfecho en todos los sentidos.

— Te amo, Jungkook —musitó antes de besar el pectoral de Jungkook y volver a apoyar la cabeza sobre su pecho.

—Yo también te amo, como un loco.

Jimin rió, dejando que un escalofrío recorriera su cuerpo al sentir los dedos de Jungkook deslizarse por su espalda baja y luego subir sobre su columna vertebral. Se permitió cerrar los ojos y quedarse dormido bajo las suaves caricias de Jungkook.

                       🖋🌙💐

N/A: Hola, pues hemos llegado al final, falta un epílogo que es un resumen de algo muy lindo, no de ellos, pero si sobre como Jungkook ya deseaba a Jimin, voy a estar ausente por un tiempo indefinido, voy a leer si me escriben, y estaré pendiente. Pero no escribiré por ahora, ya que tengo en mente un futuro proyecto y otro libro que estoy tratando de terminar para no subir nada con actualizaciones les. Espero que esto les haya gustado.

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