01•

— ¡Jimin, ya llegué!

Había pasado poco más de una semana desde el contrato fallido de DongMin, y era la primera vez desde entonces que llegaba a casa siendo tan ruidoso. El aludido corrió a la entrada, donde su esposo saltaba en un pie y luego en otro, intentando no pisar el saco y evadir el portafolio que dejó caer en cuanto llegó.

El rubio no pudo evitar reír y acercarse al alto para que se apoyara en él y no cayera — ¿Qué es lo que sucede? ¿Y toda esa actitud?

Su esposo subió el pequeño escalón y le tomó por los hombros, sonriendo ampliamente y dándole una mirada llena de brillo y emoción.

— La luz, Jimin, puedo ver la luz luego de estos días — alardeó con la sonrisa aún decorando su rostro — No tienes idea de la oportunidad que se ha presentado esta tarde, ven, ven, vamos a la sala para contarte.

Jimin lo siguió entre risas, tomando asiento a su lado y entrelazando sus dedos con DongMin, quien estaba ansioso por contarle.

— Resulta que, no sé si has escuchado de este sujeto, últimamente lo mencionan mucho en las noticias, un tipo que es malditamente millonario gracias a todos los negocios que ha estado haciendo en Corea y todo Asia. Tiene empresas en China, Japón y Tailandia, el tipo se está pudriendo en dinero y su cuenta aumenta a cada segundo pasa.

Jimin negó, no había escuchado de él, no solía ver los noticieros y cuando DongMin los ponía, usualmente él se encontraba prestándole atención a cualquier otra cosa.

—  Bueno, no importa, resulta que vendrá a Corea luego de pasar mucho tiempo fuera, y escuché que está interesado en nuevas empresas y negocios en los qué invertir. Ésta es nuestra oportunidad, ofrecerá una pequeña fiesta privada en uno de sus hoteles, a la cual nuestra empresa fue invitada. Me han asignado para asistir y buscar establecer una reunión más privada con él.

El hombre hablaba rápido y alto, totalmente emocionado ante la posibilidad — Jimin, tienes que ir conmigo, eres mi talismán de la suerte, los mejores acuerdos los he conseguido gracias a que estuviste en las primeras entrevistas conmigo.

— Okay, okay — el rubio apretó con más fuerza las manos de su esposo y le dio un beso largo y tendido en los labios — Por supuesto que iré contigo, ésta es una gran noticia.

DongMin le arrastró para colocarlo sobre su regazo y reír ligeramente — Jeon Jungkook será nuestra salvación.

Ambos rieron entre pequeños besos, abrazándose con fuerza, depositando todas sus esperanzas en el famoso y exitoso hombre de negocios Jeon Jungkook, sin saber que no sería su salvación, sino su perdición.

Se ajustó el moño una última vez frente al espejo, dándose un último vistazo de cuerpo completo. Había optado por usar un traje sencillo, color negro al igual que la camisa y el moño. DongMin vestía un traje azul marino y camisa blanca, ambos estaban listos y ansiosos por dirigirse al lugar de la fiesta.

—  ¿Sí tienes la invitación con los pases, cierto? —  preguntó DongMin mientras salían del estacionamiento y se encaminaban al hotel más elegante de todo Corea del Sur.

Jimin asintió mientras encendía el radio y se relajaba en su asiento. Ambos necesitaban lucir despreocupados y frescos, sin embargo Jimin estaba muy nervioso, necesitaban dar una buena impresión y simpatizar con el tal Jungkook para que accediera a ver a DongMin más tarde en una reunión de negocios. 

No sabía qué clase de persona era Jeon Jungkook, pero a juzgar por la información brindada por su marido, el sujeto debería ser alguien ostentoso y adinerado, no se sorprendería si el tipo se creía lo mejor de lo mejor en Corea, pues con todo ese dinero que DongMin aseguraba Jungkook ganaba por segundo, seguramente ya se le habían subido unos cuantos — bastantes—  millones a la cabeza.

Sea como el señor fuera, ellos necesitaban ajustarse a los gustos del tipo y lograr caerle bien, o al menos no disgustarle del todo, aunque la tendrían un poco difícil, pues muchos otros negociadores estaban asistiendo a ese evento con exactamente el mismo propósito que su esposo, pero de nueva cuenta él tenía fé y se repetía que las cosas buenas le pasan a la gente buena.

Cuando se dio cuenta y salió de sus pensamientos, DongMin ya estaba apagando el motor del auto y echándose una mirada en el espejo retrovisor, lanzando un suspiro y tomando su mano, le dio un cálido apretón antes de soltarle y bajar del auto. Jimin se dispuso a seguirlo, cerrando la puerta con algo de fuerza debido a los nervios y caminando rápidamente a su lado para entrar juntos en el edificio, donde muchas otras personas se dirigían también.

Cuando entraron y los llevaron al salón de eventos del importante hotel, los ojos de Jimin casi se salen de sus órbitas. Todo era magníficamente elegante, las paredes, las mesas, las flores sobre ellas, incluso los pisos estaban tan bien lustrados que podía reflejarse en ellos. Jamás en su vida había estado en un lugar tan caro y elegante, aunque había acompañado a DongMin y a su propio padre a varias reuniones y eventos a todo tipo de lugares, sin duda éste era el merecedor del premio por lo más fabuloso que había visto jamás.

Las mujeres a su alrededor portaban vestidos largos y tacones altos, y todos los caballeros lucían esplendorosos y costosos trajes. Todo parecía sacado de un cuento de princesas, sin duda alguna.

—  Escuché que el mismo Jeon Jungkook se encarga de la decoración de sus hoteles, así que lo que miras es el reflejo de su gusto.

—  Muy elegante, y costoso, me atrevería a decir —  le respondió a su esposo, mirándole a los ojos para sonreír ligeramente y dirigirse al centro del salón.

Hombres de negocios, eso eran todos ellos. Hombres que venían aquí con la intención de adular e intentar caer bien al famoso millonario. Lame botas, pensó Jimin, mirando a los típicos sujetos calvos y panzones, bebiendo de una copa de champagne mientras reían hipócritamente.

Él mismo tomó una copa de aquel ostentoso licor, dándole un pequeño trago al tiempo que DongMin tomaba la suya propia. Estaba por hacerle un comentario gracioso a su marido, cuando una serie de fuertes murmullos se apoderó del salón, y una ola de reverencias tomaba lugar. Por el ajetreo de las personas, pudo suponer que el empresario Jeon Jungkook acababa de entrar en su propia sala de eventos, tarde.

Por supuesto que todo el mundo se aproximaba lo más rápido que podía para poder conversar con él, y por ende, Jimin no pudo echarle ni un vistazo pequeñín para ver cómo lucía. Sintió a DongMin tocar ligeramente su codo para atraer su atención, tres hombres se encontraban ahora frente a ellos, sonriendo mientras le miraban.

—  Señores, les presento a Jimin, mi esposo.

El aludido dio una pequeña reverencia y sonrió, embarcándose así en una aburrida charla de negocios en la que él no participaba en absoluto, pero asentía de vez en cuando en los comentarios de su pareja.

Dos horas transcurrieron así. No se acercaron a Jeon Jungkook, pues DongMin aseguró que darle un poco de tiempo podría ser conveniente, de esa forma no lucirían desesperados. Ellos continuaron conociendo gente interesante y saludando a otras más que DongMin conocía anteriormente. 

Actualmente estaban conversando con dos hombres y una mujer, sobre negocios obviamente, pero Jimin logró captar un poco de la conversación que tenían dos mujeres que pasaron por su lado en dirección a la mesa de bocadillos.

—  Es realmente atractivo, ¿Te fijaste en sus labios?

—  Dios mío, daría todo el dinero del mundo por pasar una noche entre sus sábanas.

Ambas mujeres rieron mientras se alejaban. Jimin enarcó una ceja ¿Todo el dinero del mundo, eh? Quizá era ese el secreto de la fortuna del popular señor Jeon. No pudo seguir la conversación porque el carraspeo del obeso señor que había estado charlando con ellos le trajo de vuelta a la plática. Sus ojos recorrieron el pequeño círculo que habían formado entre ellos para conversar, justo al tiempo en que alguien colocaba una mano sobre el hombro de DongMin y llamaba la atención de todos. 

Tuvo que dar media vuelta para poder encarar a la persona que intentaba colarse en su pequeño círculo de negocios —  ¡DongMin! Por fin te encuentro, quiero presentarte a una persona, imagino que ya debes saber quién es.

Jimin sintió que le arrebataban el aire de los pulmones y la sangre viajó rápidamente a su rostro, haciendo que lo sintiera extremadamente caliente mientras sus ojos observaban al hombre que venía con el entrometido.

Era, sin duda, el hombre más apuesto que hubiera visto alguna vez en su condenada vida. No tan alto ni delgado, con hombros ligeramente anchos. Su piel un poco morena le resultaba de una forma tan sensual que estaba seguro era jodidamente ilegal, los labios, casi tan gruesos como los suyos hacían juego con esos ojos masculinos y cejas pobladas. El hombre, sintiendo la mirada de Jimin sobre él, giró ligeramente el rostro sólo para sostener su mirada durante unos segundos que se sintieron como una eternidad, y luego le sonrió. Una sonrisa tan resplandeciente que estaba seguro que hubiera hecho mojar a cualquier mujer a la que estuviera destinada.

—  Éste es Jeon Jungkook, el anfitrión de la fiesta. Jungkook, él es DongMin, mi amigo del que te he estado hablando.

Vaya, así que ese era el fabuloso y millonario Jeon Jungkook, su salvación. Las chicas de hace unos momentos se habían quedado cortas con su pobre descripción. 

DongMin se enderezó todo lo que pudo antes de brindarle una reverencia al pelinegro, la cual correspondió con total elegancia.

—  Así que tú eres DongMin, es un placer por fin conocerte, he escuchado muchísimo de ti.

—  Oh, el placer es todo mío. Me sorprende que usted tuviera conocimiento de mí, no soy más que un simple empleado de la empresa.

Ambos cruzaron una pequeña serie de elogios antes de que Jungkook mirara de nuevo fijamente hacia Jimin. Antes de que alguno pudiera emitir palabra, DongMin se precipitó a presentarlos.

— Park Jimin, es mi esposo —  DongMin sonrió mientras miraba el rostro de Jimin antes de que éste se inclinara en una reverencia. El pelinegro correspondió de igual manera y luego le dedicó una sonrisa cuando estuvieron frente a frente de nuevo.

—  ¿Tú esposo? Creí que eran compañeros de trabajo —  su voz era calmada y tenía un toque varonil pero a la vez muy juvenil, se notaba que Jungkook era joven, quizá uno o dos años menor que ellos.

—  No, Jimin siempre me acompaña a donde voy.

—  Es un placer, señor Jeon —  se apresuró a decir, en un tono un poco bajo que le hizo ruborizar ligeramente. Cambió su peso de un pie a otro y se acercó más a su esposo, recordando que la razón por la que se encontraba ahí era justamente él, y se regañó mentalmente por su comportamiento de colegiala. Era un jodido adulto casado, amaba a DongMin y estaba bien pensar que Jeon Jungkook era apuesto, pero eso era todo, incluso aunque el tipo fuera guapo, no se podía comparar a su DongMin.

Se permitió divagar fuera de la conversación que comenzaban a tener DongMin y el pelinegro. El círculo que se había formado anteriormente se había dispersado y ahora sólo eran ellos tres, aunque Jungkook debía interrumpir constantemente la conversación para saludar a las personas que se acercaban a él, buscando su atención.

Luego de varios minutos, regresó a la conversación cuando escuchó que el tema había cambiado. Ahora hablaban de él y su reciente boda con DongMin.

—  ¡Vaya! Así que están recién casados, mis felicitaciones a ambos.

Jungkook bebió un sorbo de su champagne, sin despegar los ojos de Jimin. Se aclaró la garganta y sonrió —  Sinceramente no me imagino casado, tenemos la misma edad pero me resulta difícil verme en un matrimonio. Quizá aún no he conocido a la persona ideal.

—  Estoy seguro que debe estar cerca, está rodeado de hermosas mujeres que parecen bastante interesadas en usted. 

—  Qué va, más de la mitad de esas chicas van detrás del dinero en mi cuenta y la otra parte sólo les interesa mi exterior. Además, las mujeres no me van mucho, en realidad. 

Jimin entrecerró los ojos, ¿Acaso acababa de decir que él también era homosexual? Hace muchos años que el matrimonio en personas del mismo sexo había sido aceptado y aprobado por la sociedad de Corea, aunque aún había personas que preferían mantener en secreto sus preferencias sexuales.

DongMin comentó algo que Jimin no pudo captar, pero Jungkook tuvo que despedirse de ellos con una reverencia, y antes de que se diera media vuelta, el rubio codeó a DongMin para animarle a hacer su movimiento decisivo.

—  Mhm... Señor Jeon, la empresa para la que trabajo está interesada en hacer negocios con usted, si me lo permite, me gustaría proponer que nos reuniéramos más adelante para poder hablar acerca de ello.

Jungkook sonrió, metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones —  Por favor, llámame Jungkook. Ahora mismo debo atender a mis invitados, pero volveré más tarde si me interesa acordar esa reunión de la que hablas, con permiso.

El pelinegro hizo una pequeña reverencia y se alejó de ellos, saludando a las personas a su paso. DongMin suspiró y se giró para ver a su esposo.

—  Acaba de rechazarme, ¿No es así?

—  Dijo que lo pensaría durante la noche, no es un rechazo rotundo —  respondió él, sobando el brazo del adverso de arriba abajo y sonriendo delicadamente hacia él —  No hay que perder la fe, creo que le has caído bien, cariño. 

                     🌙🖋💐

No creo que el matrimonio gay esté permito en Corea aún, se más de uno que se han casados en Estados Unidos, así que eviten los comentarios de este tipo, esto es ficción, da igual su está permitido o estoy equivocada, cuando lo permitan ya estaremos más que felices y preparadas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top