Capítulo 8 - 36

Scott es el primero de nuestros conocidos en vernos al bajar a la estación principal de Hidalgo, corre hacia nosotros con expresión de dolor y no tarda en preguntar por Hilary.

―Se la llevaron ―contesta Guillermo sin más rodeos lo que a veces es bueno pero en esta ocasión siento pena por Scott, que se traga el dolor y el coraje y tarda cosa de medio minuto en volver a hablar.

―Me alivia que estés bien ―se gira hacia mí dando un cabeceo afirmativo. No había notado que su acné casi ha desaparecido por completo.

Por supuesto, no nos hemos estado alimentando de lo lindo, la comida en las estaciones es racionada, solo cuando alguien se aventura a explorar un viejo centro comercial o supermercado y tiene la suerte de encontrar algo rico puede comerlo a sus anchas. Pero a la mayoría de la gente no le gusta salir sin más.

De repente me acuerdo de esos chocolates que Guillermo compartió conmigo desde el principio, me dan ganas de besarlo y a la vez de darme un puñetazo por lo cursi que a veces siento que me pongo, la verdad es que empiezo a creer que es así porque ser cursi me hace sentir un poco consolada.

―¿Y los demás?

―El coronel Thompson y los líderes de las estaciones han estado reunidos desde ayer casi todo el tiempo. Solo toman descansos, mi hermano y la Sargento Radcliffe están ahí. Los han estado buscando ―se dirige a Guillermo, aunque siento que entre líneas es más un "Radcliffe te ha estado buscando".

De repente siento una fuerza aplastarme de manera que el aire se me va y justo cuando voy a lanzar un puñetazo reconozco la voz de mi papá.

―María.

―Pa, ¿qué haces aquí? ―Sé enseguida lo tonta que suena esa pregunta pero más bien me refiero a que su ausencia se convirtió en algo tan normal que me toma bastante por sorpresa verlo alejado de su grupo de ayuda―. Qué bueno que estás bien.

―Qué bueno que estás tú bien hija.

Le hago una mueca a Guillermo, mi papá me está lastimando pero no sé de qué manera hacérselo ver, me advirtieron de su sensibilidad y de su fragilidad, él está entre esas personas cuya cabeza no aguantaron todos los hechos. Y cada que lo veo no puedo evitar acordarme de Daniel.

―Hola señor.

De inmediato siento que la fuerza cede, mi papá abre sus ojos y contempla a Guillermo de manera fija.

―Soy Wilhelm, no sé si María le...

―Ah sí ―Por fin deja de abrazarme y se pone derecho como cuando se encontraba a uno de sus amigos de la universidad o a su jefe―. El muchacho alemán de la Ibero.

―En realidad ni siquiera...

Le hago una seña para que se calle y lo hace de inmediato fingiendo una sonrisa. Para mi papá todas las escuelas que no le sonaran a universidades públicas importantes terminaban siendo la Ibero, no quería contrariarlo, no en su estado. Aunque estaba segura que Guillermo habría dicho que ni siquiera es alemán como tal ni estudiaba en la Ibero. No es ya importante para nosotros, pero mi papá se ha quedado un poco en el momento antes de la epidemia, es su lugar seguro, hablar de cosas normales como universidades.

―Rodolfo Treviño ―Mi papá se acerca y estrecha con fuerza la mano de Guillermo.

De repente todo es tan surreal, y mi mente me juega una mala broma, en vez de esta estación subterránea del metro veo la sala de mi casa, a mi mamá lanzándome una mirada cómplice, a Guillermo vestido de manera más decente, a mi papá medio a la defensiva, a Santiago sentado a mi lado a punto de reírse y a mí misma hecha un manojo de nervios.

Guillermo es el que se da cuenta que me he quedado viendo a la nada porque mi papá me da la espalda, pero rápido le lanzo un gesto para hacerle ver que estoy bien.

―Espero que podamos platicar pronto con más calma ―Una risa fuera de contexto que me recuerda a la gente demente escapa de mi papá, aunque siento que está tranquilo.

―Sí, me parece bien.

―Y me cuentas que hacen tus papás ―En otro momento le había gritado "¡Ya papá!" por ser tan indiscreto y por no pensar antes de que los papás de Guillermo podrían no estar vivos, es una suerte que nada sea certero.

―Claro.

―Y lo qué haces tú.

Guillermo no puede evitar reír nervioso y yo logro sonreír un poco y rodar los ojos.

Mi papá vuelve a estar de frente a mí y pone una mano en mi hombro.

―Voy, allá ­­―señala el pasillo curveado con letreros azules que lleva más al interior de la estación.

―Sí, no te preocupes papá, voy a estar bien, tenemos que arreglar unos asuntos ¿sí?

Me da un beso en la frente y al sentir que está temblando lo alejo para que no vaya a pasar algo malo.

―Te veo en la noche ―le aseguro aunque casi apuesto a que nos quedaremos de nuevo en la casa de Guillermo.

En cuanto mi papá se va Guillermo intenta suavizar las cosas pasando un brazo sobre mis hombros e intentando ocultar una sonrisa, pero Scott sigue ahí, sin mover un músculo y con el entrecejo arrugado.

―Eso fue raro ―suelta Guillermo dejando ver sus dientes cuadrados al no soportar más su sonrisa.

―Ya sé, pero creo que está mejorando. Lo vi mejor.

―Espero que sí, aunque admito que me dio miedo que comenzara el interrogatorio ―Casi me besa pero recuerda que Scott sigue plantado frente a nosotros así que ambos lo miramos esperando que suelte algo más.

­―Ehhh quiero decir ―está hablando en español, no sé por qué toma el camino difícil, aunque desde que estamos aquí ha mejorado bastante―. Un hombre vino a buscarte.

­―¿Un hombre? ―repite Guillermo confuso, quita su brazo y agacha un poco la cabeza para verme mejor. Yo pienso enseguida en Lázaro y lo maldigo en mi mente―. ¿Un hombre?

―Un, ahh, ¿chacho?

―¿Muchacho?

―Sí ―Scott abre los ojos y me apunta con los dedos―. Ehhh ―más que por buscar las palabras parece que en realidad no lo quiere decir―. El hermano de Santiago.

Mil pensamientos recorren mi mente a velocidad luz, el hecho de odiar todo lo que sucede, de odiarlo porque Santiago no pudo ver a su hermano una última vez, porque Arturo está vivo y Santiago no, porque incluso yo hubiese elegido a Santiago si hubiera tenido la oportunidad de escoger, por las ironías de este desastre con un hermano vivo y el otro muerto, porque odio a los alienígenas, porque quiero que Arturo vengue a su hermano. Siento que no puedo respirar, Guillermo vuelve a mí para intentar calmarme. No entiendo las injusticias de la vida que me tocó, no, de verdad que no. No es justo, nada es justo, no es justo.

―Es Arturo ―le logro explicar a Guillermo después de varios segundos y de tragarme la bilis, él mueve la cabeza de manera afirmativa―. Scott, ¿vino con alguien? ¿Sabe lo de Santiago?

―No sé, no pregunté y él no dijo, lo siento.

Odio cuando lloro por Santiago y por mi mamá porque me es muy difícil parar, Guillermo se queda conmigo unos minutos pero le pido que vaya a la reunión, que diga todo lo que tenga que decir.

―¿Estás segura?

―Sí ―No quiero que me vea llorar tanto porque siento que se preocupa más de lo que debería―. Debes de ir y explicarle a todos, hazlos entrar en razón, dales el conocimiento.

No se ve muy seguro de hacerlo, pero le aprieto una mano roñosa infundiéndole confianza.

―Ve bobo.

―Vuelvo luego entonces.

Scott y yo nos quedamos en ese pasillo. Nos sentamos en el frío y un poco sucio suelo y el tiempo lo pasamos él en completo silencio y yo llorando también en silencio. Scott me agrada porque sabe respetarlo, y cuando de nuevo mis lágrimas se han agotado volteo con los ojos hinchados.

―Lo siento, lo extraño.

―Lo sé ­―Los ojos azules de Scott encuentran los míos.

―Vamos a rescatar a Hilary.

―Sí ―No sé si me está dando la razón porque lo cree en serio o para sentirse mejor―. Debemos ir por ella ―Me ofrece un poco de agua de su cantimplora y luego de que termino de beber habla de nuevo―. Ella y tú son mis amigas.

―Eres mi amigo también Scott. Y Walter también. Vamos a cuidarnos todos ¿sí?

―Sí, sí.

Pasan muchas horas, un ratón llega a pasar del otro lado del pasillo y Scott lo mata con bastante destreza, no me sorprende la muerte del roedor, de hecho me parece positivo porque transmiten muchas enfermedades y no podemos darnos el lujo de enfermarnos. Por algún lado se oye una gotera aunque no logro identificar en dónde. Intento pensar si Arturo está con todos los demás en la reunión y si su papá está ahí también, con sinceridad tampoco quiero salir a buscarlos.

Cuando la reunión acaba prácticamente ya es de noche y Guillermo llega a devorar la cena de hoy, tortas de carne, no sé de donde han sacado la carne y prefiero no preguntármelo pero al menos el bolillo* es fresco de nuestros hornos de leña. De hecho uno de los encargados de la comida antes de la epidemia era un taquero de los Chupacabras** y tiene buen sazón aunque no se trate de tacos. No es como si las tortas requieran mucha destreza, y puede que tal vez sea solo nuestra hambre, pero saben bien.

No le pregunto nada a Guillermo que entre bocado y bocado me lanza miradas que no sé cómo interpretar. Podría ser desde un "te quiero" hasta "te explicaré los detalles en cuanto me termine esta torta".

A Radcliffe no la veo hasta después de que Guillermo se acaba las tortas y vuelve a irse diciendo que va por algo y llega empujando una silla de ruedas donde va ella. Luce de muy mal humor pero por lo que veo no debe tener nada grave, solo tiene vendado el tobillo y hace una mueca cuando le pregunto qué le pasó. No sé si esta mujer algún día cambiara su actitud conmigo, tal vez cuando deje de estar enamorada de Guillermo. O él de mí.

―Es un esguince ―me explica él guiñándole un ojo y sacándole una sonrisa. Necesito hablar con él en serio sobre eso, no puede estarle dando alas a Radcliffe, apuesto a que ni siquiera se da cuenta que a ella se le han enrojecido las orejas―. Un par de días en reposo y estará como nueva.

―Un par de días es mucho, partiremos y seré inútil.

―¿Partiremos? ¿Al sur, verdad? ―salto enseguida con los ojos bien abiertos.

―Iba a hablar contigo de eso más tarde.

―Ah no, lo que sea que haya decidido el coronel y los demás si no es aquí no me pienso quedar ―le aclaro enseguida a Guillermo que me hace una mueca de "hablaremos más tarde"―. No, dije que no, dijiste que no nos debíamos separar de nuevo.

―Eso lo dijiste tú.

―¿Entonces te piensas ir sin mí?

Aprieta los labios sin saber de qué forma responderme, ya cayó, encima tiene público, Scott y Radcliffe siguen nuestra conversación atentos y en ese momento llega Walter mordiendo una manzana.

―¿Qué pasa eh? Se siente tenso el ambiente.

―Todos son testigos de que no pienso quedarme.

―Ni yo ―me apoya Scott.

―Tranquilo vaquero ―su hermano alza su palma hacia él―. Lo que vamos a hacer es muy peligroso.

―¡Ha sido peligroso desde siempre!

Scott está hecho una furia y Walter niega con la cabeza y le habla a Guillermo.

―Tu novia y mi hermano menor se nos acaban de rebelar.

―María, por favor, me sentiría más tranquilo sí sé que tienes mayor oportunidad de estar a salvo aquí, recuerda lo de Hilary ―me habla rápido en español para intentar que los demás no adivinen aunque es obvio que Radcliffe lo entiende a la perfección.

­―¿Y lo que yo digo y siento no cuenta? ―Ignoro la mirada quemante de Radcliffe, esta es una cosa entre él y yo―. No voy a ser una Penélope***, ya no soy solo una simple cava tumbas, me enseñaste a disparar ¿no? Y aprendí y me voy a ir con ustedes y punto final. Si me quieres no me lo vas a impedir ―he agregado la última nota con chantaje adrede.

Walter debe haber entendido bastante porque oculta su risa con la manzana en su boca. Guillermo suelta un suspiro largo, la manera en que me doy cuenta que se ha dado por vencido.




*El bolillo es el pan con el que se hacen las tortas, pero tortas como sándwiches no como pasteles. Si han visto El chavo del 8 podrán recordar que él siempre quería una torta de jamón (lo pongo porque conocí a alguien de América Central que no sabía que era).

**Chupacabras en este caso se refiere a una taquería muy famosa en la Ciudad de México, mejor conocida como Los chupas.

***En la mitología griega Penélope espera el regreso de Odiseo por muchos, muchos años.



De verdad ando muy ocupada, entre el trabajo, asuntos personales, clases y porque me metí a un montón de cosas hay días que solo llego a mi casa a dormir, voy a intentar actualizar cada 10 días en promedio, pueden pasar un poco menos o un poco más, pero lo intentaré hacer mi prioridad que ya me urge acabarla jajaja (no me urge, pero sí quiero hacerlo pronto).

Gracias por seguir leyendo :)

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