7: A través del pokegear
Era de noche en la región de Hoenn y nuestros héroes ya se encontraban en el centro pokémon luego del concurso de Serena.
En las escaleras de afuera se encontraba la pelimiel sentada, ya en pijama y con su Pokegear en sus manos mientras hacía una videollamada con su madre.
- No te desanimes, hija. En el siguiente concurso les patearás el trasero.- Hablaba Grace animadamente a Serena.
- Mamá, por favor.- Regaño la pelimiel a su madre por la expresión que utilizó.- La verdad realizar una buena dirección de campo en los concursos es más difícil de lo que pensaba. Debo practicar mucho más.
- Desearía poder entender lo que dices cariño.
Serena sonreía con nostalgia, pues nunca antes había estado tan lejos de su mamá, y la extrañaba mucho. Podía comunicarse con ella en el centro pokémon y ahora con su nuevo pokegear, pero a veces echaba en falta sus bromas y los momentos de calidad juntas. Quizás opinaban diferente en muchas cosas y no tenían los mismos gustos, pero se querían mucho y durante años habían sido prácticamente su única compañía.
- Y ¿Qué tal está tu equipo? ¿Cómo están los chicos que viajan contigo? ¿Cómo se llamaban?... Creo que era May y...
- Max.
- ¡Eso! Max. ¿Cómo se encuentran todos allí?
- Bueno, mis pokémon están adentro con los de mis amigos, comiendo y jugando. Max está preparándose para su próximo combate de gimnasio, es un chico muy listo de seguro te caería bien. Y May...
La pelimiel observó por la ventana del centro pokémon que May y Drew aún se encontraban hablando y riendo juntos en una mesa. Habían pasado la tarde de compras y fue increíblemente divertido, habían tomado fotos y compraron un montón de ropa, pero sobre todo estaba feliz porque los rivales coordinadores estaban muy alegres pasando tiempo juntos.
- May tenía algunos asuntos pendientes.- Sonrió la chica.
- Ya veo. Espero que tengan cuidado al viajar.- Le devolvió la sonrisa Grace.
- Si mamá, no te preocupes.
- No olvides lavarte los dientes, y cepillarte bien el cabello. Compraste toallas ¿Verdad?
- Si mamá...- Respondió Serena con algo de vergüenza.
- ¡Excelente!- Mencionó la madre.- Te adoro hija, por favor llama más seguido ¿ok?
- Ok mamá. Te quiero, pasa buena noche.- Se despidió Serena mandándole un beso a su madre.
Serena colgó la llamada, y soltó un leve suspiro.
En el fondo de pantalla tenía la foto de ella con sus compañeros de Kalos, que se tomaron junto a Korrina, y en la que Serena salía junto a Ash.
Tenía la opción para poner de fondo una foto que le habían pasado de ella en la clase maestra, en la que salía increíble con el vestido que usó, pero la foto de Kalos para ella era especial por muchos motivos: Porque fue su primer viaje y le traía bonitos recuerdos, porque salía bastante bonita en la foto y porque estaba junto a Ash, pues ambos tenían muy pocas fotos juntos, quizás Clemont tendría alguna por allí, pero por el momento tenía esa y para ella era todo lo que estaba bien en el mundo.
- Podría ser que...
Serena entonces buscó en los chats el número que le había dado Ash hace mucho tiempo. Nunca habían hablado por allí, ya que siempre solían estar juntos en la región de Kalos y además al azabache no le gustaban demasiado esas cosas, y la prueba estaba en que llevaba más de dos años sin actualizar su foto de perfil, la cual era una foto de él junto a Pikachu y otro de sus pokémon.
Ash se veía muy alegre en la foto, con una gran sonrisa que transmitía un sentimiento especial. A la pelimiel se le puso la piel de gallina al verla, con sus manos apretó el Pokegear y su cara se sonrojó por todo lo que le transmitía esa imagen ¿Era posible estar tan feliz y tan triste al mismo tiempo?
Recordó una escena similar que había vivido en Kalos, cuando ella estaba pensando en la decisión que iba a tomar para el rumbo de su futuro en unas escaleras muy parecidas a estas, y llegó Ash para darle unas palabras de aliento y en general para animarle la noche, porque uno de los talentos del entrenador de Kanto era siempre saber que hacer para animarla, por más difícil que fuera.
- ¿Debería... Escribirle?- Habló la pelimiel para sí misma.
Entonces sintió unos pasos detrás de ella. Al estar tan inmersa en sus recuerdos, creyó que era Ash que había venido a alegrarle la noche. Pero cuando volvió a la realidad se dio cuenta de que era una estupidez, y volteo.
- Pancham pam.- Era el pequeño pandita que llegaba con una flor que recibió de Drew.
- Oh, Pancham, ¿Qué pasa?- Preguntó la pelimiel confundida.
El pokémon estaba algo avergonzado.
- Pam pancham.- Decía con la mirada baja mientras le entregaba la rosa a su entrenadora.
Serena recibió la rosa sin entender lo que sucedía. Pero al verlo bien y recordar lo que había sucedido ese día, se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
- Te estás disculpando por el concurso de hoy, ¿verdad?- Le habló dulcemente.
El pandita estaba completamente estático y sin decir nada, pero se notaba que estaba a punto de llorar. Su entrenadora le sonrió también con lágrimas en sus ojos por el cúmulo de emociones que tenía, y le extendió los brazos para abrazarlo, a lo que el pequeño pokémon corrió a sus brazos a hundirse en ellos.
Había una gran cantidad de sentimientos de parte de pokémon y entrenadora. Era una abrazo que necesitaban para desahogar todo lo han pasado estos días, tanto cosas buenas como no tan buenas. Serena le susurraba que no se preocupara y que estuvo muy bien en el concurso, mientras las lágrimas salían de sus cristalinos ojos azules.
Braixen y Sylveon salieron también observando la conmovedora escena, e inmediatamente salieron a unirse al abrazo.
-... Gracias por todo chicos, son los mejores.- Menciono suavemente Serena.
El abrazo duró un rato hasta que al fin todos se separaron, y la coordinadora quedó en frente de sus pokémon.
- Debemos ser fuertes. Juntos somos un gran equipo y vamos a superar cualquier prueba.
Los pokémon estaban mirando a Serena con una gran admiración por la enorme fortaleza que había desarrollado.
Sylveon entonces vio que el pokegear de su entrenadora había quedado en el suelo, y con uno de sus lazos lo recogió para dárselo amablemente. Pero entonces el pokémon tipo hada vio que en la pantalla había una foto de Ash con Pikachu.
- ¡Sylveon!- Mencionó felizmente al ver la foto de sus amigos.
La pelimiel no se había percatado del pokegear hasta que escuchó a Sylveon.
- ¡Sylveon, espera!- Se asustó la joven coordinadora, tratando de que le diera el teléfono.
Pancham también vio la foto de Ash, algo confundido, pero también alegre por ver esa imagen de sus amigos. Sin embargo, Braixen lo entendió al instante e inmediatamente se sonrojó y le quitó el teléfono a Sylveon, dejando aún más confundido a sus dos compañeros.
Serena recibió el teléfono de Braixen, ambas totalmente avergonzadas.
- Solo estaba viendo la foto porque... El pelaje de Pikachu se ve bastante esponjoso y me llamo la atención.- Habló con un evidente nerviosismo.
Sus pokémon se sorprendieron de la excusa tan mala que usó su entrenadora, pues era más fácil decir que le llamaba la atención los pokémon que estaban atrás. Entre ellos se miraron con sarcasmo y obviamente sin creer ninguna palabra.
La pelimiel acepto la derrota y solamente suspiró, entendiendo que obviamente sus amigos sabían qué pasaba.
- ¿Opinan que quizás, deba escribirle?... De seguro solamente lo incomodaría. Probablemente está haciendo cosas más importantes.
- ¡Sylveon!
- ¡Pan Cham!
- ¡Braixen Braix!
Los pokémon de Serena la animaron para que no se desganara. Ella, al sentir su apoyo, se animó y levantó la cara.
- ¡Si! ¡Voy a hacerlo! ¡Le voy a escribir!.- Alzó el puño la pelimiel.
Los pokémon celebraban la victoria igual con el puño al aire.
- Pero, hoy no.
Entonces los pokémon cayeron al suelo con estrépito.
- Ya es muy tarde, considero que será mejor en otra ocasión.- Se excusaba nuevamente Serena acariciándose el brazo.
Braixen, Pancham y Sylveon en el suelo nada más hacían sonidos de decepción.
- Vamos chicos, mañana será un día muy valioso y necesitamos estar bien descansados. Además, no quiero que May y Max se preocupen porque no hemos entrado.
Sus pokémon asintieron y juntos entraron al centro pokémon con su entrenadora. Sabían que había sido un día difícil, y merecían descansar por todo lo que habían trabajado.
...
En la región de Alola, en una casa junto a la playa, Se encontraba un joven azabache con un libro entre sus manos.
Hace un par de semanas que el Profesor Kukui lo recibió en su casa junto a Pikachu, luego de que Delia y Mr. Mime regresaran a Kanto.
Los días eran tranquilos pero llenos de aventuras. Los estudios iban bien, aunque Ash siempre estaba distraído por bastantes cosas. El Equipo Rocket molestaba a veces, pero nada grave, y el joven entrenador había capturado a un pequeño y dormilón Rowlet.
Pikachu y el Rockruff que vivía en la casa del profesor se encontraban jugando, mientras Rowlet dormía.
- ¡Aaah, no puedo concentrarme!- Se quejó en voz alta Ash, tomándose la cabeza.
Los estudios no se le daban demasiado bien a Ash. Al azabache le gustaban las actividades prácticas, los combates, las aventuras, y al estar sentado con un libro, no se sentía en su zona de confort.
Pikachu lo veía y se echó una mano en la cara al ver la incompetencia de su entrenador en ciertas cosas.
- ¿Todo bien por acá, Ash?- Se acercó el Profesor Kukui a donde estaba Ash.
El azabache se sorprendió al ver al profesor junto a él. Soltó un suspiro y trato de ser sincero.
- Creo que los libros me odian.- Lloró cómicamente.
- Eso es complicado, teniendo en cuenta que los libros no tienen sentimientos.- Se reia el profesor.
Ash puso el libro encima de la mesa. Pikachu se puso a su lado para ser acariciado, cosa que recibió.
- Profesor ¿Usted de verdad piensa que voy a poder hacer una buena exposición?- Preguntó.
- Claro que si, aunque...
Kukui tomó el libro de Ash y lo lanzó hacia atrás, dejando boquiabierto al Azabache.
- Supongo que necesitas un método de estudio diferente. Podríamos hacer expediciones con la clase, así todo lo que estabas leyendo cobrará verdadero sentido.
- ¡Pika pika!- Mencionó emocionado.
- ¡Asombroso! Ese medio de estudio me gusta mucho más.- Se emocionó Ash con estrellas en sus ojos.
El profesor Kukui le tenía mucha fe a Ash. Sabía las cosas de las que era capaz, solo que una de sus cualidades no era estar sentado frente a un libro. A él le gustaba estar en la acción, lo cual era un método más divertido y en el que se podría sacar el verdadero jugo al entrenador de Kanto.
Entonces se escuchó un curioso sonido que venía de la mochila de Ash.
Ash fue a revisar y se dio cuenta de que era su pokegear que había recibido un mensaje.
- No sabía que tenías un pokegear Ash.
- Pues la verdad, casi nunca lo uso.- Se rascó la nariz riendo.- Me lo regalaron hace varios años, pero siempre olvido que lo tengo.
- Quizás sería bueno que lo utilizases más a menudo. Así podrías comunicarte más con tu familia y conmigo que vives ahora.- Sugirió el profesor.
Se hacía extraño oír el sonido del pokegear. Ash se lo había prestado a Sophocles para que lo probara esa tarde, ya que tenía curiosidad, y ahora lo tenía encendido después de mucho tiempo.
- ¡¿Qué?! ¡¿Quinientos mensajes?!- Se alarmó Ash al darse cuenta.
- ¡¿Pikachu?!- Dijo la ratita saltando en su hombro para ver.
Vio que tenía mensajes de todo el mundo. Su mamá, Gary, Brock, Dawn, Cilan, Misty, Tracey y Clemont solo eran algunos de los nombres.
- Creo que necesitas tiempo para recomponer amistades.- Se levantó el profesor Kukui.- Pasa buenas noches, hijo.
Rockruff siguió al profesor dando alegres ladridos. Mientras, Ash se quedó en la sala con Pikachu.
...
- ¡Ash Ketchum! ¡¿Cómo te atreves a no contestarme y aparecer de la nada por más de un año?!- Decía una chica en el pokegear.
- ¡Piplup, pi piplup!- Se enojó también el pequeño pingüino.
Ash le había contestado los mensajes a todos las personas que le habían escrito, pero en el momento nada más le habían dado respuesta Gary y Cilan. El primero únicamente le soltó varias bromas y le pasó un par de viejas fotos de ellos, y el segundo le pregunto varias cosas de su viaje y le contó que ya era un conocedor pokémon clase S. Sin embargo, su amiga Dawn nomás vio el mensaje del entrenador, lo llamó inmediatamente.
- Lo lamento Dawn, no había visto el pokegear.- Se rascó la cabeza el avergonzado entrenador.
- Pika pikachu.- Saludó también Pikachu.
La coordinadora de Sinnoh estaba visiblemente enojada con Ash, pues había tenido un último año muy importante y su amigo ni se inmutaba. A pesar de todo, estaba alegre de haber recibido reporte de su parte.
- Que poca consideración tienes con tus amigos. Debería darte vergüenza.- Volteo la cara indignada.
- Piplup.- Hacia lo mismo su compañero.
El problema no era que el azabache no se preocupara por sus amigos, solo que era muy distraído y se enfocaba mucho en el presente, por lo que no se acordaba de muchas cosas.
Habló con su amiga por un rato. Ella le contó lo que había hecho en todo el tiempo que no habían hablado. Dawn había ganado el gran festival en la región de Unova, con una brillante actuación, y ahora su nombre sonaba muy fuerte en el mundo de los coordinadores.
Ash se impresionó por lo que había logrado su amiga y le dio muchas felicidades. Sin embargo, cuando el entrenador de Kanto le iba a contar lo sucedido en la Liga Kalos, se sorprendió al saber que ella ya había visto cada batalla.
- Creo que pude ser un mejor amigo. Lo lamento mucho Dawn.- Se disculpó.
- Ay Ash, tú nunca cambiarás.
El azabache se rascó la nariz avergonzado y Dawn solo suspiró resignada.
- Sabes, deberías hablar con May. Ha pasado por momentos complicados últimamente, y le vendría bien el apoyo de la persona que la guio en un principio.- Sugirió la coordinadora.
- ¿May? ¿Qué pasa con ella?
- ¿Pika?
Entonces Dawn cambio su semblante por uno más triste, haciendo que Ash se preocupara.
- Digamos que no se ha sentido bien en los últimos meses. Ha tenido derrotas algo duras. Pero considero que será mejor que hables directamente con ella.
Los grandes ojos pardos de Ash se abrieron al darse cuenta de lo que estaba pasando. ¿Qué clase de amigo era? No tenía ni idea de lo que le sucedía a las personas con las que compartió tantas cosas, cuando quizás ellos lo necesitaban a él.
- Pikachu...- Decía tristemente el pokémon de Ash.
- Yo...- No sabía qué decir el entrenador de Kanto.
Dawn, al ver que Ash se sentía mal, decidió cambiar de tema y hablar de otras cosas. Solo quería que Ash se preocupara más por sus amigas y por eso le dijo lo que le dijo, pero tampoco quería que después de no hablar por tanto tiempo fueran solo de cosas negativas.
Se mantuvieron charlando tranquilamente hasta que la coordinadora de Sinnoh le dijo que debía ir a dormir junto con Piplup.
Antes de colgar, el azabache le prometió a su amiga que la iba a llamar más a menudo. Ella dudó, pero prefirió dejar que el tiempo hablara por sí mismo.
Cuestionándose su actitud y su moralidad, Ash se recostó en su cama, sintiéndose como la peor persona del mundo. Pikachu lo miraba triste, entendiendo que quizás era momento de que Ash pensara un poco más en cosas como estas, aprovechando que no estaban compitiendo por una liga o algo así por el momento.
Al reflexionar un poco, el azabache tomó su pokegear e inmediatamente saludó por mensaje al contacto que tenía guardado como May, esperando que respondiera pronto. Luego puso el pokegear en su pecho, y se quedó mirando al techo.
- Pikachu, ¿Debería preocuparme más por mis amigos?
- Pika pikachu.- Le dijo suavemente.
- Ellos me han dado tanto apoyo. Merecen cumplir sus sueños, y recibir el mismo apoyo de mi parte.- Miró a su pokémon.
Esa noche ya le había escrito a todos sus compañeros de viaje, más bien va casi todos. Ash entonces recordó que había una chica que también merecía recibir apoyo por todo lo que le había dado, y todas las veces que le devolvió la sonrisa o le hacía tranquilizarse en los peores momentos. Estaban lejos, pero ahora tenía una herramienta que había infravalorado durante mucho tiempo para comunicarse.
- ¿Pika?- Se confundió Pikachu al ver la cara de pensativo de su entrenador, como si estuviera a punto de hacer algo arriesgado.
Ash abrió su pokegear nuevamente y buscó el chat con Serena, que estaba vacío. Solo veía la foto de perfil, en la que al salir en uno de los concursos con el vestido que le regaló Ariana, lucía realmente hermosa como lo había dicho con anterioridad. Al verla, los ojos de Ash brillaron nuevamente.
...
Nuestros héroes en Hoenn, ya estaban en sus habitaciones del centro pokémon durmiendo. Drew compartió habitación con Max, mientras que las dos coordinadoras se encontraban en otra.
May estaba muy cansada y se durmió inmediatamente cuando tocó la cama, mientras Serena seguía despierta bajo las sábanas con el pokegear en sus manos.
Veía el chat con Ash. Sabía que no era momento de escribirle, pero también pensó que cuando fuera el momento, tal vez no tendría el valor de hacerlo.
- Ash...- Habló en voz baja para sí misma mientras acariciaba el pokegear.
- ¡Hola Serena!- Recibió un mensaje que se vio inmediatamente al tener el chat abierto del azabache.
Del susto, la pelimiel soltó un grito y se movió bruscamente, lanzando su pokegear lejos. También tiró las sábanas al suelo.
Inmediatamente, se tapó la boca con su mano al pensar en el ruido que había hecho por la reacción tan fuerte y repentina. Su cara estaba roja, y estaba temblando, pero por suerte no había despertado a May, la cual seguía profundamente dormida.
Se levantó para recoger el aparato y las sábanas. No podía creer lo que acababa de pasar, tenía que verlo de nuevo para creerlo. Y efectivamente, no se trataba de su imaginación jugándole una broma, el chico que había estado en sus pensamientos todo este tiempo le había escrito. Sus ojos brillaban de amor al ver el corto mensaje, que para ella era como volver a él una vez más.
Continuará...
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