41: Regalo inoportuno

La noche estrellada reinaba en la región de Hoenn, en el momento en que la pelimiel se encontraba sola a las afueras del centro pokémon, sentada en unas bancas mientras pensaba varías cosas que le preocupaban.

Ya había tomado la decisión de irse sola de viaje, pero aún tenía dudas y abandonar a sus compañeros que tanto le habían acompañado era algo que le causaba una enorme nostalgia.

Sin embargo, sabía que era ella quien debía dar el primer paso. En el gran festival se iba a ver cara a cara con May, por lo que no les beneficiaba estar viajando juntas en ese momento.

Era un nuevo reto para ella y no sabía como lo iba a afrontar, podría salir muy bien o quizás no tanto. Lo positivo es que no estaría realmente sola, ya que sus pokémon siempre estarían allí.

Mientras estaba inmersa en sus pensamientos, una persona se sentaría a su lado, tomándola un poco por sorpresa.

- No te molesta que te haga compañía, ¿verdad?- La voz suave y alegre de Dawn preguntó a su amiga, mientras la chica de Sinnoh se ponía cómoda con una bolsa en su mano derecha.

- No, para nada.- Respondió Serena también sonriente con ella.

- ¿No tienes frío? Yo me estoy congelando ahora mismo.- Preguntó mientras exhalaba en sus manos para calentarlas.

- Estoy muy bien, quería tomar un poco de aire fresco antes de ir a dormir.

- Te entiendo. A veces yo también necesito despejar un poco la mente...

Ambas se quedaron en silencio unos segundos mientras apreciaban la noche y el sonido de varios pokémon salvajes inofensivos a los alrededores.

- Serena... No había encontrado momento para hablar contigo, pero quería pedirte disculpas por lo que sucedió en la fiesta.- Se disculpó Dawn.- Sé que estuviste enojada por eso.

- Dawn...- Se sorprendió la pelimiel.- No tienes que disculparte.

- Si tengo que hacerlo. Fue un gesto muy feo y no me siento bien al recordarlo. No debí asumir que eras como yo.

Serena se sintió más aliviada con las disculpas de su amiga por la fea actitud que había tomado en la fiesta. Valoraba mucho la honestidad y se sentía mucho más tranquila.

- Por eso te quería dar este regalo. Por favor, acéptalo.- Dawn le pasó la bolsa que traía a la pelimiel.

- Es... ¿Para mí?- Preguntó aún más sorprendida.

Si amiga peliazul asintió con la cabeza. Serena tomó tímidamente la bolsa de regalo y la abrió para sacar de allí un precioso vestido rosa con detalles blancos y dorados, y cintas atadas a la cintura que hacían alusión a Sylveon.

- ¿Te gusta? Lo diseñé yo.

- Es hermoso, Dawn ¡Me encanta!- La pelimiel lo veía hipnotizada.- ¿En serio lo diseñaste tú?

- Sí, hace algunas semanas mientras todos entrenaban. Me inspiré en tu Sylveon y en el vestido que usaste en la clase maestra. Planeaba dártelo antes del gran festival, pero... Pasó todo esto y además tú vas a seguir por tu cuenta.

- Es increíble, no puedo creer que lo hayas hecho por mí. Gracias, en serio.- Le sonrió a su amiga.

- Tú has sido muy especial desde que vine a Hoenn. Quise devolverte el favor, ya que a veces puedo ser algo irritante, je.- Se sinceró.

Con ese gesto, Serena elevó a la peliazul a un nivel de amistad que pocas personas entraban. No tanto por el regalo, sino por la autenticidad y el hecho verdaderamente querer enmendar un error y no dejarlo a la ligera.

- Dawn, eres increíblemente talentosa, y no considero que seas irritante.- Le dijo amablemente.

- No tienes que tratar de quedar bien conmigo, yo sé perfectamente que si lo soy.

- ¿En serio? Vaya, que alivio, incluso yo lo pensé por un momento.- Lanzó la broma.

- ¡Hija de...! ¡Te recuerdo quien te dio ese vestido!

- Lo siento, pero tú fuiste quien me lo dejó en bandeja de plata.- Le guiñó el ojo en modo de broma, y ambas chicas empezaron a reírse.

...

- Oye Dawn... ¿Puedo preguntarte algo?

- ¿Uh? ¿Qué pasa, Serena?

La pelimiel tenía la mirada puesta en las estrellas, quizás buscando respuestas o quizás envidiando su brillo y majestuosidad.

- ¿Cómo te sentiste la primera vez viajando sola?- Preguntó clara y concisa.

- ¿Yo? Pues fue hace mucho tiempo. Quizás no fue tan divertido como cuando viajé con Ash y Brock, pero aprendí muchas cosas y conocí a mucha gente.

- ¿No sentiste miedo?- Pasó a ver a su amiga, que ahora era quien se quedaba viendo el cielo.

- A veces sí, pero con el tiempo te vas acostumbrando. Además, nunca estás realmente sola cuando...

- Cuando estás con tus pokémon...- Terminó la frase de Dawn, tomándola por sorpresa.- Creo que ya he escuchado esa frase antes.

La peliazul vio a Serena, visiblemente preocupada y triste. Ella sabía que no tenía mucho tiempo viajando y quizo ayudarla, pues sentir angustia por esas cosas era bastante normal.

- Pero es verdad.- Le sonrió a la pelimiel con entusiasmo.- Yo sé que se escucha bobo, pero los pokémon son la fuente más pura de amor y apoyo. Cuando peor te sientes, el vínculo con ellos es la mejor cura.

- Absolutamente. No sé qué haría sin Braixen, Pancham, Sylveon, Marshtomp y Altaria. En realidad son lo mejor que me ha pasado.- Admitió la pelimiel y posterior a eso soltó un pequeño suspiro.- Temo no ser una buena líder para ellos y no tener el apoyo de nadie si lo hago mal. Hasta May, que es una coordinadora que admiro tanto... Pudo haber perdido el camino.

- Al menos la escuchaste, y ahora sabes las cosas con las que debes tener cuidado. En el tiempo que hemos estado juntas he visto todo tu potencial y sé que podrás sobreponerte a cualquier cosa.

- ¿De verdad lo crees?

- No tengo dudas. Tienes mucho carácter, y eres una persona muy racional, incluso más que yo y que May. Vas a estar perfectamente.

- Vaya... Pues quizás sea cierto.- Se quedó pensando.

- Nosotras tenemos más experiencia, pero eso no siempre lo es todo. En los momentos más bajos yo también suelo actuar como una mierda, en vez de quizás usar un poco la cabeza.- Admitió la peliazul con un suspiro.- Y por eso es que vine acá, necesitaba el apoyo de May y de mis amigos.

La declaración desconcertó un poco a Serena, teniendo en cuenta que suponía que Dawn solamente había venido a acompañar a May y no al revés. Pero no tenía mucho sentido si se indagaba un poco más en el tema.

- Dawn... Pero... Tú ganaste el Gran Festival en Unova hace poco, ¿no es así?

- Sí, Lo gané y eso me dio reconocimiento, dinero y oportunidades ¿Y qué más da?

- Pues... Eso suena bastante bien.- Confesó la pelimiel.

- Fue increíble... Era mi sueño desde niña poder ganar un Gran Festival. Estuve tan cegada por ese sueño que... Cuando lo cumplí... Ya nada tuvo sentido.

- Oh... Ya veo

Dawn se calló unos segundos con melancolía en su propio ambiente impropio de ella, que fue contagiado a Serena. Y luego de un suspiro, continuó.

- Yo durante toda mi vida me preparé para ese momento. La ropa que diseñé, el dinero que gasté, los concursos en los que participé. Luego lo hice y al final te quedas pensando "¿Y ahora? ¿Qué pasa ahora?" Y lo normal ir a concursos y festivales, concursos, festivales, concursos y festivales hasta el momento de retirarse.

- Bueno, si lo pones de ese modo suena hasta deprimente... ¿Has hablado de esto con May?

- Ja, claro que sí. Solo que ella no entiende tan bien que cuando gane un gran festival probablemente no sea lo que ella espere.

- Eso debe ser porque no están en el mismo mundo. Para May no es solo una meta, sino una espina que tiene clavada.

- Pues en realidad sí. Pero yo estoy convencida de que lo va a lograr y luego de eso su vida cambiará totalmente. Esperemos que para bien.

- Entonces... ¿Por eso estabas interesada en las performances?- La pelimiel unió los cabos.

Dawn sorprendida, vio a su amiga, la cual se veía bastante segura con sus palabras.

- De verdad eres muy astuta, Serenita. Y sí, cuando termine el gran festival me encantaría ir a Kalos a probar suerte en las performances. Tú y la reina Aria me motivaron a intentarlo.

Para Serena todos sus referentes eran muy importantes para ella. Justo allí se dio cuenta de que era una referente para varias personas, mucho más valiosa de lo que pensaba.

- ¿En serio te motivé yo?

- Anda no seas modesta, ambas sabemos que en cuanto a performance no tienes muchos rivales. Lo que quiero es probar nuevas cosas y quizás así pueda recuperar la motivación.

- Es increíble, nunca creí que podría inspirar a alguien.

- May tenía razón cuando decía que te infravalorabas. Tú eres increíblemente talentosa Serena, y no debes opinar lo contrario. Eres una persona muy influyente, que logrará grandes cosas.- Le sonrió alegremente.

El apoyo de Dawn la ayudaron a sentirse mejor, por lo que le devolvió la sonrisa.

- Gracias de verdad, creo que necesitaba eso.

Así, ambas amigas compartieron un cariñoso abrazo que forjaría en ellas un vínculo mucho más construido desde las visiones de ambas.

Dawn se estaba levantando para volver adentro, pero antes finalizaría con otro consejo.

- Por cierto. Ojalá puedas arreglar las cosas con Ash. Ya te lo dije, no es mala persona, solo es muy bobo a veces. Pero opino que ustedes dos son una muy linda pareja.

Serena cambió la cara a una más melancólica y mirando al piso.

- Entiendo lo que dices... Pero aún...

- Aún estás dolida, lo sé.- Interrumpió la peliazul.- Solo dije que ojalá arreglen las cosas. Sé que no son novios, pero si hay alguien en quien tú has influido de verdad, es en Ash.

A veces Serena pensaba tanto en lo Ash había influido en ella, que ella misma ignoraba que influyó en el azabache también. Seguramente ya era momento de reflexionar más en lo que podía ofrecer que en lo que le han ofrecido y empezar a valorar más sus sentimientos y su propio trabajo.

Así Dawn se dio la vuelta y se dirigió adentro.

- Sé que tomarás la mejor decisión para ti, y eso es lo importante.- Finalizó antes de regresar al centro pokémon.

La pelimiel se estuvo un rato reflexionando afuera sobre todo lo que habló con su amiga y el viaje, pero en ese momento también pensó en Ash.

¿Llamar para resolver las cosas? ¿Esperar a que él llamara? ¿Dejar que pase un tiempo? Todas esas preguntas pasaban mientras sostenía el pokegear y estaba a punto de pulsar el botón para llamarlo.

...

Mientras en la región de Alola, el azabache estaba en casa junto a Pikachu, un pokémon búho dormilón en su mochila y el profesor Kukui, los cuales acababan de cenar y se quedaron un rato sentados.

- Ya veo, entonces así rompiste tu pokegear.- Hablaba el profesor con él.- Fue un acto muy irresponsable Ash, ya no eres un niño.

- Lo sé Profesor... Fui un completo tonto.- Agachó la cabeza el azabache.

- Pika pikachu.- Apoyaba a su entrenador.

- A veces tienes que pensar con la cabeza más fría Ash. Si no controlas tus sentimientos, acabarás haciendo cosas de las que terminarás arrepintiéndote.- Concluyó el profesor.

- Lo lamento... Tiene razón... Ya me ha pasado varias veces.

Se quedaron unos segundos en silencio, cuando Ash recordó algo que quería hablar con el profesor.

- Pero sabe, ahora entiendo lo que usted me quiso decir el día de su cita. Serena para mí es irremplazable y no deseo estar con nadie más. Pero el hecho de que Lillie me haya hecho dudar, aunque sea por unos segundos... Me hace sentir raro.

El profesor levantó una ceja mientras terminaba de beber un vaso con agua.

- Pero... Yo mencioné a Serena y Lillie como ejemplo aquel día, ¿acaso no te referías a Kiawe con esas preguntas?

El azabache negó con la cabeza.

- Era yo... He estado confundido todo este tiempo por eso.

- Pikachu pika pi.

- La verdad es que lo suponía, era bastante raro que lo preguntaras por Kiawe.- Lo dijo con una pequeña sonrisa.

- Le conté lo de Lillie a Serena en la llamada del otro día... Y no se lo tomó bien...

Con la mirada aún cabizbaja, el profesor se acercó para tomarle el hombro a su estudiante para darle seguridad.

- Tranquilo Ash. Hiciste lo correcto al ser sincero con Serena.

- ¿Usted lo cree?

- Sin duda. Cuando Sophocles arregle tu pokegear, explícale lo que sucedió sin mentiras ni nada. Es bueno que puedan hablar de eso, así su relación va a fortalecerse. Ambos son humanos, no son perfectos.

Ash se sintió más tranquilo, y el apoyo de su profesor lo motivó a no sentirse tan mal.

- Hablando de otras cosas, no he podido felicitarte por el gran rendimiento que has tenido en el semestre.

- Todo fue gracias a usted y a Lillie. También debo agradecerle, aunque ella me odie ahora mismo...

- Había preparado un regalo para tí. Aunque... Ahora mismo quizás no sea lo más oportuno. De todas formas te lo daré.- Profesor sacó una pequeña caja de su bata.

- ¿Pika pika?- Se confundía el ratón amarillo.

- ¿Un regalo?- Ash tomó la caja del profesor y la abrió.- Un segundo... ¡¿Eso es...?!

Kukui asintió con la cabeza.

- Son boletos de vacaciones a Hoenn.

Continuará...

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