38: Pasado tormentoso
Luego del combate entre Serena y May, el grupo volvió a la habitación para descansar y hablar un poco, debido a que aún quedaban bastantes temas que tocar.
Algo que no había comentado Serena, es que había hablado con Solidad en la fiesta, y aprovechó para hacerlo e informar a May de la situación.
- Entonces es verdad... Solidad va a participar en el gran festival.- Dijo Dawn acariciando a su Piplup.
La pelimiel asintió con la cabeza.
- Sí. Me dijo que quería poner a prueba a las futuras generaciones de coordinadores, y también ver a antigüos rivales.
La peliazul preocupada vio a May, y esta solo escuchaba con la mirada baja. Serena aún no comprendía bien lo que sucedía entre ellas, solamente dijo las cosas tal y como las tenía entendidas.
- May, hermana...- Max la volteo a ver también.
Sin embargo, la castaña levantaría la cara firmemente y con una sonrisa.
- Estoy bien, Max.- Le habló tranquilamente, y soltó un leve suspiro.- La realidad es que no era tan difícil saber que esto pasaría, y solo queda afrontarlo y seguir.
- Sí, eso es verdad... Pero eso no cambia nada May. Solo tienes que recordar que no es nada más que una rival más.- Trató de seguir animando Dawn.
Sin embargo, la castaña negó con la cabeza.
- Aunque quiera, Solidad jamás va a ser una rival más para mí.- May volteó a ver a Serena que escuchaba atentamente.- En serio agradezco tener amigos tan leales como ustedes... No he sido justa contigo, y contigo tampoco Max.
- ¿May?- Se confundía el chico de gafas.
La de Hoenn ahora volteaba a ver a la peliazul, que nada más le hacía un gesto de preocupación, pero también le asintió con la cabeza.
- Creo que es hora de contarles toda la verdad... La verdad de lo de Solidad, si ustedes lo quieren saber.
Max y Serena ahora se miraron entre ellos, sorprendidos por la misma seriedad de la situación. Y si tenían mucha curiosidad, por lo que obviamente no iban a oponerse.
- Pues no nos llaman el club de los chismosos asociados por nada.- Bromeó la pelimiel tratando de apaciguar el ambiente.
- Jaja sí. Serena me leyó la mente.
La sonrisa por la broma inmediatamente desaparecería cuando estaba dispuesta a contarlo todo.
- Esto únicamente lo saben las personas presentes aquel día, Drew y Dawn... Ocurrió en Sinnoh hace dos años y medio...
...
En aquel momento, se iba a dar un concurso en Ciudad Snowpoint en el cual la castaña iba a participar.
Pasó la primera ronda de forma relativamente tranquila, pero había algo raro que no andaba bien desde hace días.
May tenía una actitud indiferente y tensa con todo y todos a su alrededor, parecía que no disfrutar lo que hacía y siempre se encontraba enojada cuando las cosas no le salían.
Y todo había empezado desde que perdió el gran festival en Johto en la final y contra Drew. En aquel festival pensó que ese iba a ser su momento de gloria, pero se le fue arrebatado el título por muy poco.
Después de esa dura derrota, no volvería a ser la misma. Se alejó de Drew por el resentimiento, cada vez hablaba menos con sus padres, se volvió fría con todos y mucho más estricta con sus pokémon.
En las noches jamás dejaba de reflexionar todo lo que había sucedido, quizás había algo que no estaba haciendo bien o a lo mejor sus pokémon no estaban a la altura y debía exigirles mucho más.
En un punto antes del concurso estaba realizando un entrenamiento durante horas con Blaziken y Skitty. Intentaba hacer una combinación, pero no le salía y cada vez se estaba frustrando más.
- No es suficiente, algo no está bien.- Se enojaba mientras observaba todo.
Tanto el tipo fuego como el tipo normal parecían no haber descansado en días, estaba completamente heridos y seguían en pie solamente por el poder de su voluntad.
Ni siquiera habían comido bien porque las horas de entrenamiento las había intensificado, y el clima congelado de ciudad Snowpoint tampoco ayudaba.
A pesar de las advertencias de la enfermera Joy la coordinadora prefirió seguir adelante con el plan. No se daba cuenta del daño que estaba causando, su ceguera sacaba lo peor de ella y se daría cuenta de la peor forma posible
Solidad, siempre curiosa, la vio entrenando, e iba a hablar con ella amistosamente como lo había hecho anteriormente, pero se sorprendió al ver el estado de los pokémon de May y también la irreverencia con la que esta le respondía.
- May, no puedes usarlos para el concurso ¡Tienes que llevarlos al centro pokémon!- Le cuestionó Solidad.
- Creo que yo conozco a mis pokémon más cualquiera.- Le respondió.
- No hay que tener dos dedos de frente para saber el estado en el que te encuentras. ¿Qué te pasa May? Tú no eras así, si hay alguien que se preocupaba por sus pokémon eras tú.
- Considero que hemos terminado de hablar, necesito seguir entrenando.- Le dió la espalda a la coordinadora de cabello rojizo.
- No me voy a ir hasta saber que esas pobres criaturas estés bien.- Siguió firme ante ella.
May estaba tan desesperada que hizo lo impensable.
- Te dije ¡Que te largaras!
Había tomado una piedra del suelo, y de la furia no se aguantó y se la lanzó en el rostro a la otra coordinadora.
El golpe fue tan fuerte que Solidad cayó para atrás. Le había dado justo en el ojo y estaba empezado a sangrar.
Ni Blaziken, ni Skitty, ni la propia May se podían imaginar que algo así iba a pasar. El ambiente era tenso y frío, digno de una ciudad como esa.
Otras personas que estaban allí cerca corrieron a ayudar a coordinadora.
- ¡Señorita Solidad! ¡¿Qué pasó?!
- ¡Oye niña! ¡¿Qué demonios te pasa?!
- Llamaremos a la oficial Jenny para que se haga cargo de ti.
Los dos chicos ayudaron a levantar a Solidad, mientras increpaban a May.
- No... No llamen a nadie, ¿Ok?- Habló entre el dolor mientras se sostenía su ojo.
- ¿Qué? Pero señorita...- Se sorprendía uno de los chicos.
De forma increíble, la coordinadora de pelo rojizo se pudo volver a mantener en pie de frente a la castaña, algo que sorprendió a todos los presentes.
- No voy a llamar a nadie, a menos que vea a esos dos pokémon en el concurso de mañana. Si es así, yo misma te pondré una denuncia May.
Y May no lo podía creer, nada más veía con terror como todos la veían asqueados por su actitud.
- Me decepcionas, pensé que ibas a ser una de las coordinadoras que iba a dominar el mundo en unos años. Pero solo eres una descerebrada más que ve a los pokémon como herramientas y no como pokémon. Por eso alguien como tú, jamás va a ser capaz de ganar nada en su vida. ¿Comprendes?
Razón tenían sus palabras, pues durante toda su carrera solo habían existido derrotas y fracasos. Aunque ninguna tan humillante y aplastante como la que le propinó Solidad con esas palabras, y solamente diciéndole verdades.
¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Por qué odiaba tanto todo? ¿Hasta dónde iba a llegar todo este circo?
La nieve empezó a caer en la ciudad. Cayendo como cayó May de rodillas, como cayeron sus lágrimas, su cordura, su moral.
Simplemente, ella cayó muy bajo.
...
Max y Serena pensaban que tenían que limpiarse los oídos, pues lo que escucharon parecía irreal.
- Estaba perdida... Mis amigos, mi familia, mis pokémon e incluso yo misma... Lo había eliminado todo.- Siguió contando todo con su voz cortada.
- No puede ser...- Susurraba la pelimiel.
- Y... ¿Qué pasó con el concurso? ¿Le hiciste caso a Solidad?- Preguntó su hermano.
- Ni siquiera tuve las agallas para presentarme...- Respondió con sinceridad.- Fui tan necia que incluso después de eso seguí entrenando con Blaziken y Skitty, pero...
- ¿Pero qué?
La castaña iba a contestar, pero su mismo suspiro la interrumpió. Recordar la escena era devastador y se volvió derrumbar completamente soltando el llanto por fin.
- Se descompensaron... Los llevé al centro pokémon y ¡Casi los mato, Arceus!... Estuvieron meses en cama, ¡Quizás pensando en por qué su entrenadora les hacía pasar por un infierno como ese!- Explicaba mientras sollozaba.
- ¡May!- Dawn se levantaba de se sitió para tratar de apoyar a su amiga.
- ¡Y ahora cuando recuerdo a Solidad no puedo evitar recordar ese horrible momento! ¡Recordar que soy una horrible persona!
Dawn y Piplup se pusieron a su lado e inmediatamente la castaña se refugió en su pecho para llorar desconsoladamente, mientras su amiga le acariciaba el cabello.
La pelimiel ahora entendía todo, obviamente nadie quiere contar una historia así. Por eso había estado actuando tan raro, y por eso es Solidad, le dijo lo que le dijo. Todo calzaba.
No soportaba ver así a su amiga y corrió para unirse al abrazo junto a Max.
Lo que hizo era algo terrible, y no iba acorde a la May que ella conocía. ¿Qué tan mal la tiene que pasar una persona para olvidar incluso sus propios principios? ¿Le podía pasar a ella también?
May solía ser una chica alegre, un poco distraída a veces, pero que siempre mostraba una actitud positiva. Se mostraba siempre protectora con Serena y Max y jamás los dejaba caer en malos pasos. Realmente era una locura imaginarse que hizo eso.
- May... No eres una mala persona. Está bien, todo eso ya pasó.- Le susurraba Serena para tratar de calmarla.
- ¡Si lo soy! Sí lo soy...
- No lo eres, muñequita...- Habló Dawn.- Los chicos ya te perdonaron, y tú seguiste siendo su guía, al igual que con Serena y con Maxito.
- Es verdad, ¿Recuerdas cuando me enojé hace unos meses? Me apoyaste, y yo decidí hacerte caso porque no hay nadie que haya crecido tanto como tú hermana.- La abrazaba el de gafas.
- Eso, sucedido hace mucho, y quizás en ese momento pasó lo que pasó. Pero ahora yo veo a una May amable, bondadosa y protectora.- Concluyó la pelimiel.
Las palabras hicieron que la castaña se calmara un poco y bajara la intensidad de sus llantos, pero en contraparte aumentara la fuerza en su abrazo con los chicos.
...
Luego de un rato, Max había decidido ir del otro lado de su habitación para dejar a las tres chicas hablando juntas.
Serena preparó un té para todas, lo cual les serviría para calmarse y estar tranquilas después de tal día.
- ¿Te sientes mejor?- Preguntó la peliazul a May.
- Sí, un poco.- Respondió ya más tranquila.- No me había sentido bien, pero la compañía que me dan, me da vida.
- Me alegro de que estés mejor, necesitamos a la May de siempre.- Sonreía la pelimiel.
- Es como dije, muchas veces el cómo eres depende del con quien estés.
- ¿De verdad?- Dawn la observó detalladamente.- Ah, eso explica por qué tienes ojos coquetos. Si solamente andas besuqueándote con don presumido.
- ¡Oye, es cierto!- Recordó Serena.- Anoche en la fiesta andaban muy cariñosos los dos.- Miró pícaramente a su amiga.
- ¡Basta, chicas!- La de los ojos coquetos tomó una almohada junto a su cama para bajar su rubor.- Fue por un rato nada más.
- Pero Drew se veía muy feliz, cuando está contigo se le nota que te quiere cerca.
- Ustedes me dan náuseas, ¿Qué les cuesta decirse las cosas como dos personas normales? Solo ámense.- Se desesperaba Dawn.
- ¡Yo creo que son muy lindos juntos!- Recalcaba Serena.
- Chicas deténganse un poco, ustedes saben que lo de Drew y yo no puede ser. Lo nuestro es... Complicado.
- Que si que si, ya me sé el cuento de "Es mi rival y por lo tanto no podemos estar juntos, soy May y le temo al compromiso".- Se burlaba Dawn de su amiga.
- ¡Pero es verdad! No podemos estar juntos, ya lo hemos hablado y los dos lo sabemos.- De tanto estrés, la castaña cayó sobre la cama viendo al techo. Aunque amo ser su rival, a veces desearía que seamos algo diferente... Que lo nuestro no sea tan complicado, como Serena y Ash.
Por un rato Serena había olvidado el problema con el azabache, y ahora lo había recordado, por lo que su estado de ánimo cambio radicalmente, y de forma inmediata sus amigas lo captaron.
- Lo siento Serena, ¿Dije algo malo?- Se preocupó May por ella.
- No, está bien... Hace rato, tuve una discusión con Ash... Creo que mucho más que eso.
- Y... ¿Qué pasó?- Se intrigó la peliazul.
Continuará...
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