36: Siempre en mi mente
Los jóvenes se encontraban de frente, y parecía inevitable la que estaba a punto de suceder.
Ash temblaba mientras sentía como se acercaba cada vez más a la cara de la rubia, y a Pikachu por poco no le da algo cuando presenciaba la escena.
Lo dolido que estaba con la pelimiel y el estado mental de Lillie los llevaron precisamente a ese momento.
El azabache no era el chico más listo, pero había entendido lo que le acababa de decir su amiga con eso de "mantener el concepto", pues el beso con Serena para él había sido algo con un significado muy valioso, que lamentablemente fue profanado. Y ahora Lillie lo quería mantener.
Básicamente, quería que todo su amor lo depositara en ella para mantenerlo vivo... ¿Pero realmente estaría vivo con Lillie?
Es cierto que cuando veía a Lillie algo le pasaba que no entendía, pero no se podía comparar con la pelimiel. Y ya lo había comprobado.
Cuando estaba con Lillie sentía un gran aprecio por toda su ayuda en los momentos más críticos, lo cual evolucionó cuando se dio cuenta del atractivo de la rubia, lo cual lo hizo sentir nervioso sobre todo en aquel momento que le dice lo increíble que es ella.
Después siguió viendo otras veces a Lillie y no dejó de sentirse nervioso por el mismo recuerdo en el que básicamente se juntó el contexto, el atractivo de la rubia y el aprecio que tenía.
Entonces allí fue que pudo dar en el clavo, estaba a punto de besar a Lillie, pero en realidad no deseaba hacerlo porque para él había algo infinitamente más importante en su corazón.
El profesor Kukui le dijo que no todos los sentimientos son necesariamente relacionados con el enamoramiento o amor de pareja, y ya esa imagen cobraba sentido.
Al azabache jamás le interesó el amor o tener novia hasta que conoció a la pelimiel y con el tiempo había aprendido muchísimo acerca de ello. Conoció a Lillie, pero nunca se dio cuenta de que la rubia era extremadamente linda hasta aquel día en su casa.
Fue algo que confundió, pues siempre que hablaba con Serena se babeaba por su belleza y ahora veía así a otra chica. Lo que desencadenó algo que lo tendría peor, la culpa.
Obviamente, quería mucho a Lillie como amigos, pero el solamente pensar que se había sentido nervioso por haber estado con ella y que le pareciera atractiva lo hacía sentir que estaba traicionando a Serena. Esa era la clave, Lillie le hacía sentir culpable por Serena.
Porque cuando ocurría una escena con la rubia, por lo general le era fácil olvidarse del mero hecho de su atractivo y solamente se quedaba la culpa de lo que había sucedido.
Sin embargo, Serena era ahora la nueva causante de su forma de ser y actuar. El azabache no podía pasar más de una hora sin imaginar algo relacionado con ella, sin querer llamarla, escribirle y saber como esta.
Su mente estaba impregnada de su rostro y su sonrisa, obviamente preciosa, pero sumando el plus gigante de que era la sonrisa que amaba, y que quería ver y proteger toda su vida.
Ya lo había dicho antes, pero incluso con Lillie de frente y a punto de besarle, nunca en su vida había estado tan seguro de su amor por Serena. Fue ella quien lo salvó de perder el camino varias veces, fue ella quien le hizo cambiar completamente su perspectiva y filosofía de vida, fue ella la chica que seguía amando cada vez con más fuerza con todo y que le había roto el corazón. Pues ya Serena era parte de Ash.
Justo allí despertó, y se dio cuenta del terrible error que estaba a punto de cometer, por lo que decidió actuar.
- No... No... Lo siento Lillie, no puedo hacerlo.- Antes de que sucediera el azabache se levantó rápidamente.
La chica, que ya estaba totalmente preparada, se queda desconcertada por el rechazo que estaba recibiendo.
- Lillie... Tú eres una chica increíble, me lo demuestras siempre. Y por eso mereces a alguien que te ame... Pero... Yo amo a alguien más, y tú lo sabes... Lo siento mucho, lo digo en serio.
La rubia había sido totalmente ignorada durante mucho tiempo por su familia, y había visto a Ash como la persona que de verdad la reconocía y le dedicaba un poco de atención. Con Ash sentía que de verdad valía algo.
Pero era un espejismo, porque él no la quería y prefería incluso a quien le lastimó a pesar de haber dado todo de sí y estar siempre allí.
Esta vez sus sentimientos ganaron y la vida le acababa de dar otra cachetada de realidad, mientras sus expectativas se derrumbaban cuál nieve en la montaña.
- ... ¿Por qué pensé que contigo todo sería diferente?
Rápidamente, se levantó y salió corriendo de allí mientras empezaba a llorar.
- ¡Lillie, espera!- Decía Ash viendo como se iba corriendo con sus libros en la mano y saliendo de la puerta principal.
El azabache supuso que quizás la rubia se debía sentir justamente como se sentía él actualmente con Serena. Y podría haber intentado fácilmente vengarse e intentar algo con Lillie, pero hasta él sabía que eso estaba mal e iba en contra de sus propios principios de sinceridad y respeto hacia sus amigos.
Luego de quedarse solo en la cocina, vio que en realidad no estaba solo, pues Pikachu presenció todo y quedó en completo shock, tirado en el piso cómicamente y pálido.
- ¿Pikachu? ¡Amigo despierta! ¡No hice nada, lo juro!
...
En la región de Hoenn, Serena caminaba aún bastante deprimida y sin poder olvidar las balas en forma de palabras que le habían perforado un poco su corazón en esa nefasta llamada.
En los peores momentos pensó que al menos iba a tener al azabache, y ahora no eso. Estaba sola caminando sin rumbo por un parque.
¿Qué le iba a preparar el destino ahora? No tenía ninguna oportunidad en el gran festival, durante todo este tiempo había recibido elogios y alguna que otra recomendación, pero ahora si trabajo ya no valía para nada.
Aunque quizás era muy egoísta creer eso, pues su equipo había trabajado mucho. Horas ensayando técnica, presentaciones, movimientos, estrategias, preparando los pokelitos adecuados, cepillando sus cabellos, haciendo los vestuarios. Y al final era trabajo que tenía un fin y un porqué.
El mismo enojo hizo que se negara. Se paró en un sitio de específico y decidió sacar a Braixen, Marshtomp, Altaria, Sylveon y Pancham. Era momento de reunir y hablar con el equipo.
- Braixen, braix braix.- Le dijo notando que su entrenadora se sentía mal.
- ¿Marsh?
- Amigos... ¿Cómo han estado?- Les preguntó.
- Veon, ¿Sylveon?- Se preguntaba esta vez Sylveon.
- Hace tiempo que no hablamos... ¿Qué tal si nos sentamos?- Propuso la chica.
...
Serena los revisó a cada uno viendo que todo estuviera en orden, por lo visto Max había hecho un gran trabajo esa noche.
También habló un poco con ellos para saber como se sentían, recibiendo sensaciones positivas, aunque el equipo se preocupaba por su entrenadora.
- Todos se ven de maravilla, me siento muy aliviada por eso.
- ¡Taria!- Agrego Altaria.
- Si Altaria, sobre todo tú.- Le dedicó una sonrisa al dragón volador.
- ¡Taria, Taria!
- Braix, braixen braix.
La pelimiel los vio a los cinco y no se pudo sentir más orgullosa, pues todos sus progresos eran la viva imagen de su equipo. Un equipo fuerte que lo había demostrado, y que no tenía nada que envidiarle a nadie.
- ... Ha sido un día un poco duro... Me he sentido sola ¿Saben?
- ¿Pancham?
- ¿Veon?
- No me he sentido como una buena entrenadora para ustedes. Y no he podido dejar de pensar en que... Quizás no soy buena en lo que hago, en incluso quizás no soy buena con los demás.
- Marshtomp...
- Quizás no he actuado de la forma correcta...- Apretó el puño de impotencia la pelimiel.-
Un nudo en la garganta también se atravesó, y las ganas de llorar también la inundaron. Estuvo al borde, pero pudo mantenerse al ver la confianza de sus pokémon que ahora eran quienes la mantenían en pie.
Pero, viéndolos ahora mismo... Creo que nosotros merecemos solo cosas buenas, no nos han regalado nada, todo ha sido con nuestro esfuerzo y trabajo ¿Verdad?
- ¡Sylveon!
- ¡Taria!
- Cuando entrenaba con Kenny, me dijo que la verdadera experiencia de viaje la encuentras cuando viajas sola. Pero se equivoca, porque nunca he estado sola.
Sin querer le llegó un recuerdo de Ash, justamente el día que tuvieron esa especie de cita antes de tomar caminos separados. Él le dijo que nunca iba a estar sola, mientras sus pokémon estuvieran con ella.
Prefirió no referenciar sus palabras, pero se la hacía muy difícil no dar un mensaje sin pensar en él al menos un poco, pues su propia filosofía venía influenciada de Ash y el nunca rendirse hasta el final.
- Cada uno de ustedes tiene una habilidad especial, y es único en su forma de ser. Muchos podrán cuestionarlos, pero yo jamás voy a dudar esas habilidades. Porque mientras yo los tenga como equipo, podré ser capaz de cualquier cosa.- Les dijo con más ánimo.
- ¡Pancham!
- ¡Sylveon!
- ¡Taria!
- ¡Xen!
- ¡Marshtomp Marsh!
- ¡Así me gusta, chicos! De verdad, son los mejores. Ahora, necesito su ayuda para algo importante ¿Si?
Los pokémon asintieron con alegría. La pelimiel estaba segura a pesar de que no se sentía del todo bien, pero el apoyo de su equipo siempre la calmaba, y ahora estaba haciendo un plan para tratar de salir de esa inseguridad que aún la atormentaba.
...
Así pasó la tarde hasta que el sol estaba cerca de ocultarse. Y entre varios fanáticos, Serena pasó para llegar al centro pokémon nuevamente con todo su equipo fuera de sus pokebolas.
Fueron por atrás en el patio y allí estaban sus otros compañeros de viaje. Max que estaba entrenando, y May junto a Dawn que al parecer se mantenían hablando hasta que la vieron e inmediatamente se levantaron de las mesas del patio.
- ¡Serena!- May era la primera en recibirla.
- ¡Serena! ¿Dónde estuviste toda la tarde?- Preguntó el hermano de gafas.
- Chicos... Tuve que resolver algunos asuntos... Con ellos.- Habló señalando a sus pokémon quienes respondieron con orgullo.
- Serena...- Susurró Dawn.
Para sorpresa de la pelimiel, la de Sinnoh no parecía enojada con ella, más bien se veía preocupada como May.
- Oye... Tenemos que hablar de lo que sucedió... Por favor, no he dejado de pensar en eso desde anoche.- Le suplicó la castaña a su amiga.
- Sí, tienes razón. Hay que hablar de eso.- Le dijo seriamente.
- Muy bien... Entonces...
- Pero antes, hay algo que necesito que hagamos. Y si no lo hacemos, no vamos a poder hablar.
Dawn, Max y May se quedaron confundidos, viéndose entre sí, sin entender lo que estaba pasando.
- ¿A qué te refieres, Serena?- Preguntó May.
La pelimiel la miró directamente a los ojos y habló claramente y con confianza.
- May, tengamos una batalla. Una batalla de concurso.
Continuará...
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