21: ¿Vacaciones?

En la región de Alola, las cosas para nuestro azabache también habían mejorado mucho. Había pasado por muchísimas aventuras en la clase y el recorrido insular.

Desde la obtención de nuevos pokémon y movimientos Z visitando casi cada isla, hasta los viajes por el ultraumbral y la captura de los ultraentes con ayuda de sus amigos alolianos.

Fueron meses llenos de aprendizaje y un montón de adrenalina. Más, sin embargo, la verdadera adrenalina estaba a punto de iniciar, pues los exámenes finales de semestre se encontraban ya casi encima.

En el restaurante del papá de Mallow, Ash y Sophocles se encontraban en una mesa observando un pokegear, mientras Pikachu escapaba de Todegemaru.

- ¿Ahora lo entiendes?- Preguntaba el joven especialista tipo eléctrico a su amigo.

Ash se tomó su mentón con su mano, tratando de comprender lo que acababa de ver.

- En realidad, aún no.- Se rascó la cabeza riéndose nerviosamente.

Sophocles suspiró resignado, y en eso Mallow que estaba sirviendo la comida, se acercó a sus compañeros de clase.

- ¿Estudiando para los exámenes, eh?- La peliverde sonreía con una cara que reflejaba mucho agotamiento, en lo que les sirvió una limonada a cada uno.

- Pues...

- No, Sophocles me estaba explicando un meme de anime.

- ¿Un meme de anime?- Mallow levantó una ceja.

El chico pelinaranja guardo el pokegear en el que se estaban entreteniendo.

- Queríamos tomar un descanso, ya hemos estudiado demasiado.

- Vamos, explícamelo.- Insistía el azabache.

- Verás Ash.- Suspiraba nuevamente.- Un hombre de cultura es aquel que entiende todas las referencias de los animes.

- ¿Y qué significa el pacman?

- Eso solo lo hace más divertido.

La peliverde los veía con aburrimiento, y si a eso le sumabas lo cansada que estaba por la escuela y el trabajo, pues incluso le irritaba un la conversación.

- Deberían seguir estudiando, o lo van a pasar bastante mal esta última semana.- Fue lo último que les dijo antes de seguir con su trabajo.

Ambos chicos volvieron a quedarse solos en la mesa.

La realidad es que los últimos viajes que habían tenido y los exámenes finales los tenían a todos muy agotados.

Ash trataba de ser positivo, pues entendía que aunque a veces se le complicaban los exámenes, ya sabía como afrontarlos mucho mejor, y el mismo recorrido insular lo había ayudado a que cada pieza del puzzle estuviera en su lugar.

Sin duda estaba preparado, aunque si necesitaba estudiar mucho más para así no pasar por ningún apuro.

- Rayos, pobre Mallow. Tiene que trabajar tanto.- Mencionó Sophocles.

Al mencionar eso, un chico alto moreno entraba al sitio muy entusiasmado. Vio que sus compañeros estaban sentados e inmediatamente fue junto a ellos.

- ¡Chicos! Dejen de hacer cosas otakus. No va a creer lo que me sucedió.- Kiawe se sentó al lado de sus dos compañeros.

- Adivino, ¿Tiene que ver con una chica linda?- Le preguntó el pelinaranja apoyado con su brazo sobre la mesa.

- Esta vez no. Pero...- Buscó y sacó de su bolsillo un folleto, poniéndolo en la mesa.- ¡Yo y mi familia nos vamos de vacaciones a Sinnoh!

- ¿A Sinnoh? ¡Eso es fabuloso Kiawe!- Lo felicitaba el azabache.

- ¡Vaya! El hotel al que van se ve totalmente de lujo.- Mencionaba Sophocles mirando el folleto de su amigo.

- ¿Verdad que sí? Ha sido un gran año para nosotros, y decidimos darnos un gusto. ¡No puedo esperar a ir!

La región de Sinnoh era un lugar lleno de recuerdos para Ash. Allí él y Pikachu viajaron junto a Brock y Dawn. Era un sitio muy especial por toda su historia y grandes leyendas que albergaban.

Le encantaría volver en algún momento, ya que conoció a muchas personas de las que no conocía su paradero, y por supuesto hablar con su gran amiga coordinadora en persona.

Entonces el entrenador se dio cuenta de una cosa que le llamó la atención.

- Oye, ¿Y cuándo van a ir?

- Pika pikachu.- Su compañero eléctrico subió a su hombro.

- La próxima semana, cuando acaben los exámenes y empiecen las vacaciones.- Respondió el moreno colocándose unas gafas de sol.

- ¿Tenemos vacaciones?- Se sorprendió Ash.

- ¿Pika?

- ¡Toge demaru!- El pokémon de pinchos también regresó a los brazos de su entrenador.

- ¿No sabías, Ash? Tenemos cuarenta días antes de volvernos a reintegrar.- Le explicaba el pelinaranja.

- ¿De verdad? No tenía ni idea.- Se rió rascándose la nuca.- Es que vine a Alola porque eran mis vacaciones, pero no me di cuenta de todo el tiempo que he pasado acá.

Por su mente no pasó la idea de un descanso de más de un mes. Su única meta por el momento era seguir con todas las actividades que tenía pendiente, pero ahora puede que las cosas sean diferentes y pueda aprovechar el tiempo para hacer otras cosas.

Sus amigos lo miraban con una sonrisa nerviosa recordando lo distraído que a veces suele ser.

- ¿Qué vas a hacer en tus vacaciones Sophocles?- Preguntó el entrenador de Pueblo Paleta a su amigo.

- Pues no tengo nada planeado. Solamente me quedaré en casa descargando anime y esperando pacientemente la muerte.- Respondió apoyando su cabeza en con sus dos manos.

- Menudo plan ¿No?- Le dijo el sarcástico Kiawe.

- La escuela ha sido un completo caos, y con todo lo de los ultraentes, no quiero hacer algo lleno de tantos alardes. Me quedaré en mi aburrido cuarto con mis aburridos planes.

El moreno soltó una leve risa.

- Si, en parte te entiendo, ha sido una locura. ¿Y tú Ash? ¿Hay algo que quieras hacer?

- Ya se los dije, no lo había pensado.- Les dijo algo preocupado.- Estoy un poco corto de dinero, así que dudo moverme mucho.

- Pika.- El pokémon eléctrico bajo sus orejas, decepcionado.

Ash jamás se había dado cuenta de lo dura que era la vida de un estudiante. Era realmente complicado elegir entre tener vida y no tener dinero, o trabajar y estudiar, pero estar siempre cansado y sin tiempo.

Como su amiga Mallow que pasaba el tiempo con sus amigos gracias a las expediciones y la escuela, y también porque ellos siempre iban al restaurante a comer.

Las ligas en las que participaba el azabache siempre le acababan dando un buen beneficio económico que le permitían costearse sus viajes a cada región. Pero al no estar participando en ninguna, se dio cuenta de la realidad. No podía salir a Kanto a visitar a su madre, ni a ningún otro sitio.

- Deberías de buscarte un trabajo de medio tiempo para costear tus cosas.- Sugirió Sophocles.- Como Mallow, mira que feliz está.

Atendiendo en otra mesa con una sonrisa forzadísima y un tic en su ojo derecho, su encontraba la peliverde deseando terminar ya con su agonía.

- Quizás lo haga, aunque la verdad debí haberlo hecho antes.- Se lamentaba el entrenador de Kanto.

- Sí, podrías haber ido a Hoenn a visitar a tu chica.- Lo miraba pícaramente Kiawe.

- A... ¿Hoenn?

La idea en sí no era mala, pero en el fondo Ash aún tenía miedo de volver a ser rechazado por su enamorada Serena. Ya había entendido que tenía que dejarla tranquila para que ambos pudieran cumplir sus metas, sin ningún apuro, y no permitiría que fuera de otro modo.

A pesar de eso, la extrañaba. Hablaban casi siempre que podían, se contaban cada cosa y el deseo por verse aún seguía allí, casi intacto.

Era extraño ese sentimiento de sentirse tan cerca y a la vez tan lejos de una persona, algo tan bello que duele y mucho. Su mayor delirio era escucharla cuando antes que ella lo escuchara, pues las palabras de su parte siempre eran puras y llenas de una curiosa sabiduría que lo renovaba y al mismo tiempo lo inspiraba. Era gracias a ella que podía sentir el cielo, al menos hasta que ella o él tuvieran que irse a hacer sus cosas.

Lo que por el momento lo hacía sentir tranquilo, era saber que ella estaba bien. Serena es fuerte y se encontraba con Dawn, Max y May. Y aunque sus ganas de ir eran grandes, quizás aún no es el momento, y menos luego de ver los fondos de la cuenta bancaria.

- ¡Ash!- Le gritaba Sophocles.

El azabache se cayó de su silla junto a Pikachu, dándose un buen golpe y provocando que murmuraran en el restaurante.

Allí, una enojada peliverde se acercaba.

- ¡Ash! Ya es la quinta vez este mes que te caes de la silla ¡Y ya no es gracioso!

- ¡Lo lamento, lo lamento!- Se levantó rápidamente acomodando las cosas, y tomando a Pikachu que también estaba enfadado.

- En serio, solo mencionar Hoenn en una frase es suficiente para que te traslades a mundo tarado.- Se burló el entrenador de Togedemaru.

- Diablos amigo, en serio estás mal.- Recalcaba el especialista en tipo fuego.

- Pika pika.

Por algún motivo, sentía que todo el mundo sabía lo de él y Serena. No se había dado cuenta de que a veces habla de más, lo que derivaba en que ahora había involucrados que él ni siquiera recordaba, que hacían bromas que a veces lo molestaban un poco y por lo que ahora prefería no tocar el tema.

- Estoy bien, quería ver el suelo un rato.- Respondió atontado por el golpe.

- Si claro.

- Oigan, ¿Saben donde está Lillie?- Preguntó el pelinaranja.

Tanto Ash como Kiawe lo miraron, pensando en que tampoco sabían donde estaba.

...

En la casa de la rubia, ella junto con Hobbes habían preparado una cena especial para celebrar que la familia estaba unida nuevamente.

La idea había sido apoyada por el mayordomo, el cual no ocultaba su felicidad por el regreso de Gladion y Lusamine. Y por supuesto, Lillie quien hace mucho tiempo no tenía su cena familiar.

- Creo que ya está todo listo.- Observaba la mesa felizmente.

Niveo se acercó a su entrenadora con una rosa en su boca. Ella le sonrió y la tomó.

- ¡Muchas gracias, Niveo!- La colocó en jarrón en medio de la mesa.- Ahora solo faltan mi madre y Gladion.

Lo había estado planeando desde hace unos días y quería que todo saliera perfecto. Desde lo sucedido con el ultraumbral las cosas habían cambiado, la rubia estaba llena de emoción al tenerlos nuevamente a su lado.

Su única compañía durante mucho tiempo fue Hobbes, y lo adoraba, pero sumarle a esas dos personas no tenía precio. Era un regalo perfecto para ella.

- Eh... Señorita Lillie.- Le habló el mayordomo a la chica.

- ¿Qué sucede Hobbes? ¿Le escribió a mi madre?- Preguntaba alegre.

- Sí... De eso le quería hablar.

La voz del hombre preocupó a la rubia.

...

- ¿Cómo que no puedes venir?- Hablaba con el pokegear a su mamá.

- Lo siento hija, el trabajo se complicó y debo quedarme un día más.- Respondió Lusamine.

- Pero había preparado una cena especial para los cuatro.

- Tendrá que ser otro día.

- Pero tú dijiste que...

- Ups, lo lamento pero debo colgar. Ya me están haciendo señas por acá.- Interrumpió.

Lillie odiaba cuando su madre hacía eso. Aun así, prefirió no reclamarle nada.

- Entiendo...

- Te quiero hija, ¡Adiós!

- Adiós...

Colgó el pokegear, odiando la actitud indiferente de su madre, pero sabiendo que nada podría hacer de todas maneras.

- Señorita Lillie... ¿Se siente bien?- Preguntó Hobbes.

- Sí, estoy bien... Parece que solo cenaremos nosotros y Gladion.

Trató de animarse nuevamente, pues aún tenía a su hermano. El chico con el que se crió y su gran amigo durante tanto tiempo. Salió corriendo alegremente hasta su habitación a la que había regresado, y abrió la puerta.

- ¡Gladion! Es hora de cen...

Cuando lo vio, notó que estaba guardando varias cosas en una mochila.

- Gladion...

El chico tenía un semblante serio y hasta con algo de preocupación. Volteó a ver a su hermana mientras se colocaba la mochila.

- Para mí no Lillie... Me tengo que ir por unos días.- Le respondió.

- ¿Qué? ¿A dónde?

Gladion pasó al lado Lillie sin decirle una palabra.

- ¿Qué te pasa? ¡Si apenas acabas de llegar!- Lillie le habló en voz alta y con un gran dolor.

- ... Tengo algunos asuntos que arreglar.- Fue lo único que le dijo antes de salir.

Dolorida y enfadada, veía como las cosas volvían a estar como antes. Su hermano salía por la puerta, Lusamine no estaba, y ella se quedaba allí. ¿Y ahora qué? ¿Qué podía hacer? Todo lo que deseaba era tener una simple cena familiar, y ahora estaba sola otra vez.

Aunque siguió a su hermano para evitar que se fuera, al final fue inútil. Como cuando trató de evitar que Ash se fuera a Hoenn, sus palabras no habían servido de nada, pues ella nada más era un cero a la izquierda para todos... O al menos así se sentía.

- ¡Bien! ¡Lárgate, no me importa! ¡Nunca los he necesitado! Ni a ti, ni a mamá, ni a nadie ¡Váyanse todos a la puta mierda!

Cerró la puerta de un trancazo. Y se fue corriendo a la habitación mientras un millón de lágrimas bajaron por su rostro. Ya le daba igual todo lo que había hecho, pues ¿De qué valdría todo, si a nadie le interesaba la que le sucedía?

Su vida era un rol secundario para todos, o para casi todos.

- ¿Señorita Lillie?- Hobbes le tocaba desde afuera de su habitación, mientras ella lloraba en su cama.

Le dieron ganas de mandarlo al diablo también. Pero él no se lo merecía. Era el único que se preocupa cada día por ella. Merecía mínimo un trato igual o decente, pues era más familia incluso que los otros dos.

- Disculpe que la moleste, pero...- El mayordomo abrió poco a poco la puerta.- Niveo estaba un poco preocupado por usted.

- ¡Vul!- El tipo hielo corrió hasta donde estaba la desconsolada chica.

No dijo mucho más, lo más valioso para ella estaba delante de ella. Su pequeño amigo y su viejo mayordomo. Tal vez no era suficiente para ella, pero es el apoyo que al menos la haría darse cuenta de que tan sola no está.

A Hobbes también le salieron unas lágrimas mientras veía como Lillie lloraba como una niña abrazando a su pokémon.

Continuará...

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