18: Mi verdadero objetivo (Parte I)
Max, May y Harley fueron corriendo a la habitación en donde les informaron que su amiga Serena había despertado.
La pelimiel, aún en shock por el sueño tan raro que había tenido, de a poco se empezó a percatar de muchas cosas. Se encontraba en el centro pokémon y le dolía mucho la cabeza, tanto que cuando iba a tocarse notó que tenía una venda enrollada. También le ardía la espalda y en general estaba muy débil. Poco a poco iba recordando lo que había sucedido cuando sus amigos entraron rápidamente por la puerta.
- ¡Serena!- May como niña desconsolada, corrió para abrazarla sabiendo que debía tener cuidado con la quemadura.- Gracias a Arceus que despertaste. Estaba muy preocupada.- Lloraba la coordinadora.
- May... ¿Qué?... ¿Sucedió?- La pelimiel aún no procesaba del todo bien la información.
- Serena... Estás bien.- Max también se unió al abrazo luego de haber reprimido su miedo.
- Max...
...
La coordinadora de Kalos bebía una taza de té para aliviarse un poco del dolor, en tanto los chicos estaban a su alrededor explicándole lo que había sucedido.
- ¡Sylveon, Mudkip! ¡¿En dónde están?!- Recordó e inmediatamente se alarmó.
- Están bien, tranquila.- Le respondió el entrenador de gafas.- Sylveon está descansando, y Mudkip, pues aún se está recuperando de sus heridas.
- Es que yo, jamás había visto algo así... Mudkip recibió muchísimo daño en la pelea y de repente... Por un momento pensé que no pudimos haberlo contado.
Su amiga castaña le sonrió y le acarició el hombro, contenta por verla recuperarse.
- Lo importante es que ahora están fuera de peligro.- Dijo May.
- Gracias por habernos rescatado chicos, no sé que haría sin ustedes.
Harley tosió en alto para ser notado por el grupo de chicos, ya que así se le daría crédito por ser quien encontró y salvó a Serena de los Zangoose. Los hermanos lo vieron con algo de odio.
- Solo tengo que decir, de nada. Detrás de un gran equipo siempre hay un gran líder.- Fanfarroneaba el coordinador.
- ¿Qué está haciendo él aquí?- Habló la pelimiel visiblemente fastidiada por la presencia del pelimorado.
- Bueno, Harley nos ayudó a encontrarte.- Se rascó la cabeza Max.
- ¿De verdad?
- Sí. Aunque ese no es el motivo por el que se quedó acá con nosotros.- May dirigía su vista hacia el coordinador, la cual fue una orden indirecta para que este se pusiera las pilas.
- ¿Eh? Ah sí. Lamento haberte dado falsa información o lo que sea. Estuvo mal, bla bla bla, concurso.- Se disculpó a su modo, lo cual parecía la única forma de no sonar forzado.
Harley había sido un tramposo, pero eso a Serena en parte le daba igual. Lo que de verdad le dolía era otra cosa diferente.
- Ya veo... Sabes, luego de eso creo que pude darme cuenta de muchas cosas.- Se sinceró captando la atención de los demás.- Creo que no fui hecha para competir en concursos.
Todos quedaron impactados por lo que acababa de decir la pelimiel.
- ¿Qué? Serena, no. Lo que sucedió en el concurso no fue culpa tuya.- La castaña trataba de convencerla.
- No May, si fue mi culpa. Siempre lo dices, un coordinador debe de tener confianza y creatividad. Y supongo que no cumplo con los requisitos... Me dejé llevar y la pagué caro.- Sonreía con claros aires de tristeza.
- Serena...
May la veía con mucha pena. A ella le había sucedido lo mismo en el pasado, pero Serena claramente entendía sus defectos, solo que no sabía como solucionarlos.
Harley también veía la situación y por primera vez sintió al menos un poco de culpa al ver así a la coordinadora.
- Ay niña, lloras demasiado. La creatividad en los concursos es algo que se va consiguiendo con la práctica y al probar movimientos nuevos. Quizás lo que te puede ayudar es tener un equipo más amplio, eso siempre ayuda en la experimentación.
- ¿Un equipo más amplio?- Pensó Serena.
- Harley tiene razón, nadie es un experto de la nada. Te he dicho que es necesario ser creativa, pero a mí también me tomo tiempo entenderlo.- Apoyaba May.
- Si, y cuando llevas malas rachas, es normal que pierdas la confianza. Pero cuando poco a poco vez los frutos de tu trabajo, empiezas a ganarla.- También apoyaba Max.
Serena llevaba dos concursos perdidos, en los que ambos perdió por culpa suya y solo suya. Pero cuando te adentras bien te das cuenta de que son más de veinte participantes, todos con el mismo objetivo, no es fácil para nada.
La pelimiel no había visto eso. Ella nada más ya no deseaba sentirse dependiente de los demás, ni de May, ni de Harley, ni de Ash.
Quería encontrar su propio estilo, quería sentir que era ella quien tomaba los hilos de la situación. Pero era un camino de reconstrucción que no era nada sencillo, ya que aún le faltaba mucho por aprender y había perdido muchísima confianza que quizás incluso le faltaba desde hace bastante tiempo.
- Yo... En serio quiero ser coordinadora. Lo adoro. Pero... Aún no sé si voy a ser capaz...- La pelimiel empezó a llorar en silencio.
Los hermanos nuevamente se acercaron a ella para abrazarla y consolarla.
- Pase lo que pase, acá vamos a estar.- La consolaba la castaña.
- Gracias de verdad... No sé que haría sin ustedes. Perdón por ser una molestia.
- Tú jamás serías una molestia.- Hablaba el hermano menor.- Eres como mi segunda hermana mayor. Me has enseñado a ser más ordenado e incluso a pensar mejor las cosas en mis entrenamientos.
- Desde que viajas con nosotros he aprendido un montón de detalles que antes me parecían insignificantes. También me has hecho ser más positiva. Eres mi mejor amiga, Serena, y no podría hacerme pasar por la tuya si no te lo pagara de alguna forma.- La abrazó May más fuerte también con varias lágrimas en su rostro.
Era verdad que ya no quería depender de nadie, pero ¿Cómo iba a dejar atrás a sus amigos?, si ella aún tenía algo de confianza en sí misma, era gracias a ellos y al apoyo que le brindaban siempre. Sabía que tenía que redimirse, pero sin May y Max eso sería todavía más difícil, ya que ellos son su familia, así como Ash, Clemont y Bonnie lo fueron en Kalos.
Se quedaron así un rato mientras Harley los veía. Serena aún estaba algo destrozada, pero daba gracias por tener amigos tan maravillosos.
...
Ya junto con Sylveon, May y Serena observaban la camilla en la que Mudkip se recuperaba aún inconsciente y con varias heridas en el cuerpo.
Las palabras de Harley a la pelimiel se le quedaron muy presentes. No había tenido un pokémon distinto a Braixen, Sylveon o Pancham, pero eso podría cambiar en poco tiempo.
- Pobre Mudkip, es increíble la cantidad de daño que aguantó.- Dijo la castaña.
- Es un pequeño muy fuerte. En serio, hubieras visto como atacó a esos Zangoose.- Decía Serena recordando la increíble escena.
- ¿Y tú ya te sientes mejor?
- Estoy bien.- Le sonrió a su amiga.- Ya no me duele tanto la cabeza.
- Me alegra que así sea.
- Sí...
Aún había algo que le fastidiaba a la coordinadora de Kalos, y aprovecho el momento para hablarlo con la de Hoenn.
- May, ¿Puedo hablar algo contigo?
- ¿Uh? ¿De qué se trata?- Preguntó confundida.
- No tiene que ver con lo de hace rato... Bueno, en realidad sí... Es difícil de explicar.
- Serena morena.- Se reía de la expresión, pues según ella era gracioso porque se llamaba "Serena".- Puedes contarme lo que quieras.
Ambas se sentaron en unos banquitos que había cerca de allí. La chica de Kalos respiró profundo mientras acariciaba a su Sylveon.
- ¿Recuerdas cuando me dijiste que conocías a Ash? ¿Cuando me contaste de las aventuras que tuvieron en Kanto y Hoenn?
- Claro que sí, fue hace poco el día que lo llamamos.
- Si, pues... Cuando me contaste eso, la verdad es que a mí...- Le costaba un poco terminar la frase.- Me... Dieron celos...
- ¡¿Qué?! ¡¿Celos?!- Se impresionó la castaña.
- Sí. Sé que es terrible y lo lamento. Pero es que... A veces pensar en todo lo que ha vivido Ash, y todas las personas que ha conocido me hacen sentir un poco... No lo sé...
May la miró con dulzura, pues entendía a lo que se refería.
- Amiga, te entiendo ¿Si? Es algo normal. Pero no debes preocuparte, Ash es solo un viejo amigo para mí.
- Lo sé, lo sé. Es que hablé con él hace rato y estaba con una chica, y yo creo que exploté.
- Pero ¿Estaban en plan romántico o algo así?
- No lo sé... Me dijo que estaban juntos.- Bajó la mirada aún más.
- ¿Te dijo juntos de pareja, o juntos de estar acompañados un rato?
- ¿Eh? Pues ahora que lo dices... Quizás no fue del todo claro.- Se rascó la mejilla.
- Bien, si me lo preguntas yo considero que le gustas. Es más, podría apostar todos mis listones.
- ¿Tú...? ¿Crees? Yo la verdad no.
- Serena, Ash va a seguir conociendo gente cuando viaje. Eso no vas a poder evitarlo.
- Tienes razón...
- Pero tú también. Vas a ir conociendo mucha gente, algunos serán chicos muy guapos, o coordinadores superfuertes. Y de lo que estoy segura es que aunque ustedes conozcan a mil chicos o chicas, al final ambos son irremplazables para el otro.
- Eso... Es verdad. Pero ¿Cómo estás segura de que le gusto?
- Ay Serena, por favor. He visto como te mira y en su vida ha mirado así a otra chica.
La pelimiel quería pensar que de verdad era así; sin embargo, la misma inseguridad que la asechaba en el momento hacía que aún no lo viera claro y todavía se sintiera como una página más.
- Y te escribe a cada rato, ¿Eso acaso es normal? Se preocupa demasiado por ti tanto que...- Entonces la sonrisa de la castaña se esfumó.- Oh, no.
- ¿Uh?- Se confundió Serena.
- Oh, no, ¡Oh no! ¡Lo había olvidado!- May se alteró y se levantó tomándose la cabeza.
- ¡¿Qué pasa, May?!
- Ash viene para acá.
- ¡¿Qué?!
...
El profesor Kukui había convencido a Ash de quedarse, al menos hasta saber con exactitud la situación de Serena y ya luego él tomaría su decisión.
Lillie se quedó en la casa y ya estaba dormida, al igual que Pikachu y el Profesor. Pero el azabache no podía dormir, estaba solo en la cocina con su pokegear sobre la mesa, esperando alguna respuesta de la pelimiel o de May, que no llegaba todavía.
Su angustia seguía en aumento, pero al menos ya se había tranquilizado después de haberle aceptado el té al profesor.
Cuando al fin, después de tanta espera, observó como lo llamaban del pokegear de May. Y de inmediato y con el corazón en su mano atendió.
Allí ambos vieron el rostro de sus amados. Ambos con los ojos hinchados por llorar, ambos rotos, ambos agotados y con el camino todavía muy difuso, únicamente querían hablarse de nuevo una vez más.
- ¡Serena!
- ¡Ash!
- ¿Cómo te sientes? ¡¿Cómo estás?!- Ambos se preguntaron al unísono.
Continuará...
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