16: Totalmente destrozada

Vagando por el camino al centro pokémon, la destrozada pelimiel caminaba lentamente, con la vista al suelo y sus ojos hinchados de tanto llorar. Su futuro estaba como su caminar, decaído y sin un rumbo claro.

No pensaba claramente, solo deseaba ir a dormir y que este horrible día terminara ya de una buena vez. Lo que pasaba varias veces por su mente era que quizás no era tan buena para los concursos y debía de regresar a Kalos.

Unos pequeños pasos venían detrás de ella, pues el Mudkip, que anteriormente le había robado, ahora la estaba siguiendo sin que la coordinadora se diera cuenta.
El aroma delicioso de los pokelitos que quedaban en su bolso lo atraía y tenía ganas de poder volver a degustarlos.

- ¡Mudkip!- Intentó llamar su atención para ver si la chica volvía a caer en la trampa.

Sin embargo, Serena lo ignoró totalmente mientras seguía caminando, por lo que el pokémon azul creyó que era por haberla robado hace rato. Pero no se iba a dar por vencido y siguió tras de ella.

- ¡Mudkip, Mud!- Siguió insistiendo.

Al ver que nuevamente no hubo reacción por parte de la chica, supo que era el momento de cambiar de planes. Así que retrocedió para tomar impulso, y con determinación saltó para morder con gran agarre su bolso.

- ¡Hey!- Esta vez Serena si se percató de la presencia del pokémon de tipo agua, y con fuertes sacudidas trató de que se desenganchara hasta que por fin lo logro, haciendo que Mudkip saliera volando.

- Kip ¡Mudkip!- Después de caer al suelo, se levantó en posición de batalla para conseguir sus ansiados dulces.

La pelimiel estaba cansada y esto quizás fue la gota que derramó el vaso para ella.

- ¡Ya basta, ¿quieres?! ¡No tengo tiempo para ti!- Le gritó mientras tomaba algo de su bolso.- ¿Querías un pokelito? ¡Pues toma!

Fuertemente, le lanzó tres pokelitos, y uno de estos impactó en la cara del pokémon, lo que hizo que se asustara por la hostilidad de la chica, y solo tomó uno con su boca y salió corriendo detrás de unos arbustos.

Y cuando el vaso se derrama, este vuelve a quedar vacío. Serena allí se miró nuevamente, dándose cuenta de lo que había hecho por la acumulación de malos sentimientos. Se puso la mano en el pecho, y nuevamente se sintió culpable viendo los pokelitos que había tirado al suelo y Mudkip no había recogido.

Así como los tiró, los levantó del suelo. Buscó entre los arbustos adentrándose cada vez más.

- Mudkip, ¿Estás por aquí?

Entró cada vez más al bosque, pero estaba todo en silencio, casi por completo.

- Lo siento, no quise ser grosera. Pero no puedes estar tomando la comida de otros sin permiso.

Caminó entre las ramas con mucho cuidado para evitar caerse, y allí captó que detrás de unos árboles se escuchaba unos rugidos y los sonidos de Mudkip.

Despacio fue para allá para ver si ahí estaba.

- ¿Mudkip? ¿Hola?

Cuando se fijó en el lugar, a la pelimiel se le erizó la piel. Dos Zangoose agresivos rodeaban al pokémon azul, al parecer atraídos por el aroma del pokelito que Mudkip sostenía en su boca.

Los pokémon de tipo normal no habían notado a la chica, pero el tipo agua si lo había hecho. Le daba un poco igual lo que le pudiera pasar a Serena, pero no quería que su presencia empeorara aún más la situación. Estaba asustado, pero no iba a permitir que le quitaran ese delicioso manjar.

Ambos Zangoose usaron garra de choque, las cuales impactaron fuertemente en Mudkip, que recibió mucho daño, pero aún podía dar pelea.

Este se levantó con gran destreza, dejó el dulce en el suelo mientras lo protegía con su cuerpo y utilizó bofetón lodo que impactó en sus enemigos aturdiéndolos.

Aunque lejos de causarles mucho daño, los Zangoose solo rieron más enfados que antes, a la vista de un Mudkip que se sentía totalmente indefenso. Y con un potente combo de garras de choque, Mudkip había quedado verdaderamente herido y en el suelo.

Observaba como estos ya se acercaban al sitio al que lo habían tirado, preparados para darle el golpe final. El pequeño solamente cerró los ojos, ya dándose por vencido y esperando que el golpe ya no doliera tanto.

- ¡Sylveon, velocidad ya!- Ordenó la pelimiel con el tipo hada ya afuera de su pokebola.

Con un gran salto, el pokémon de Serena lanzó las estrellas que impactaron en los dos Zangoose, haciéndolos retroceder.

La pelimiel y Sylveon se pusieron delante del herido tipo agua, el cual estaba sorprendido de ser defendido por la chica.

El retroceso les dolió a los tipo normal, pero eso no los intimidó. Miraron a quien les había dado el golpe, que estaba firmes ante ellos sin mostrar algún tipo de miedo, así que con mucho más enfado ambos usaron hiperrayo en su dirección.

- ¡Protección!

El movimiento fue efectivo al utilizar la protección para evitar el doble ataque de hiperrayo, lo cual hizo que gastaran tanta energía que tuvieran que esperar a recuperarse.

- ¡Es nuestro momento! ¡Viento de hadas!

Sylveon, aprovechando bien la situación, acertó el viento de hadas en ambos Zangoose, haciendo que ambos cayeran hacia atrás pareciendo debilitados.

Serena se alivió al ver que había acabado. Corrió con su pokémon a ver como se encontraba Mudkip, el cual seguía bastante herido, y lo tomó en sus brazos suavemente.

- Tranquilo pequeño, te llevaré al centro pokémon.- Le dijo con una sonrisa, para que sintiera que todo estaba bien.

Luego de mucho tiempo, el tipo agua se sintió seguro, al nunca haber tenido alguien que se preocupara por él. Por lo general los entrenadores lo insultaban y algunos hasta lo maltrataban, motivo que lo llevó robar comida en vez de tratar de socializar o empatizar. Se sorprendió mucho porque había sido grosero con la chica que ahora lo estaba salvando. ¿Qué era todo esto?

Mientras atrás de ellos, los Zangoose se levantaron con dolor, pero sin que los otros se dieran cuenta. Parece que no se habían dado por vencidos, y menos ahora, pues el aroma de los dulces impregnaba aún más, y el motivo era esa chica.

- Vas a estar bien.- Cargó a Mudkip como un bebé.

Los pokémon de tipo normal dieron un enorme salto preparados para usar garra de choque, pero esta vez en Serena.

Ella no lo vio, pero por encima de su hombro el tipo agua si fue capaz de ver la que se venía. Esos sujetos furiosos iban a atacar a la pelimiel, era cuestión de segundos. No lo pensó dos veces, y saltó de sus brazos, poniéndose delante y recibiendo las garras de choque, un impacto que nuevamente lo dejó aún más herido en el suelo.

- ¡Mudkip! ¡No!- Gritó Serena totalmente shockeada y asustada.

El primer golpe no funcionó, pero los tipo normal insistieron y utilizaron el movimiento nuevamente. Pero esta vez era Sylveon quien evitaba el golpe al tomar las garras con sus cintas, forcejeando por la gran fuerza que tenían.

Serena rápidamente se levantó corriendo para atender su nuevo y herido amigo, cosa que tampoco le dejarían, pues aún con la boca liberada uno de los Zangoose, usaría hiperrayo en la pelimiel. El cual dio en el blanco.

- ¡Sylveon! ¡Sylveon!- Desesperada y con el corazón a mil, el pokémon hada temía por la vida de su entrenadora.

El fuerte golpe se la llevó por delante, e hizo que cayera al suelo con tal fuerza que quedó totalmente inconsciente.

Sylveon al distraerse permitió que el otro Zangoose emplease su otra garra para golpearla y así recibir también bastante daño.

Todo estaba perdido, la tipo hada estaba peleando sola contra dos pokémon desquiciados, mientras la pelimiel y Mudkip estaban gravemente lastimados.

El hiperrayo había causado que el bolso de Serena volara en pedazos, haciendo que todos los pokelitos y sus cosas estuvieran tiradas por todos lados. Así que la nariz del moribundo tipo agua se activó, levantándose lentamente y dándose cuenta de la terrible situación.

Se acercó a la chica, aprovechando que Sylveon seguía peleando. Trató de despertarla, pero no respondía.

Y así como el aroma llegó al olfato de uno, también llegó al olfato de los otros dos pokémon que voltearon para notar que los dulces estaban regados. Uno de ellos atacó al tipo hada mientras su compañero iba a aprovechar para robar lo que había allí.

Pero delante de él se puso Mudkip, volviendo a defender tanto a Serena como a los pokelitos. El Zangoose solamente se burló del estado en el que se encontraba, preparándose para realizar un nuevo ataque.

Sin embargo, esta vez un aura azul rodeaba al tipo agua. Ya no se veía como antes que a penas podía mantenerse de pie. Ahora estaba más enojado que nunca por lo que habían hecho, ya no iba a ser lindo.

- ¿Mudkip...?- Serena lo veía y susurró levemente con el poco aliento que tenía.

Y con una fuerza que pocos podían explicar, con su boca lanzó una hidrobomba rapidísima y potenciada, prácticamente imposible de esquivar. Tan poderosa que causó daños gravísimos en el hostil tipo normal. Todo ante la mirada atónita del otro Zangoose, Sylveon y la débil pelimiel.

Con uno ya en el suelo, fijo si vista en el otro enemigo, cuya actitud había cambiado a una completamente aterrada. Esta vez avanzó con mucha velocidad directamente a su objetivo, usando el movimiento cola aqua apuntando a su cabeza, que nuevamente fue imposible de esquivar.

El Zangoose cayó encima de su compañero y ambos quedaron malheridos y tirados, totalmente estupefactos, sin entender nada de lo que sucedía.

El tipo hada se puso al lado de Mudkip para ayudarlo, pues parecía que el subidón de poder poco a poco se apagaba. Le pidió que hicieran el último ataque juntos para así poder ya acabar con esto. Y así ambos hicieron una combinación de viento de hadas e hidrobomba, que fue lo último visto por la pelimiel antes de volver a desmayarse. Un ataque que fue definitivo para que los ladrones salieran volando lejos de allí.

...

En la casa del Profesor Kukui, y ya de noche en Alola, Ash estaba sentado en la mesa frente a su pokegear. Tenía un tic en la pierna, su cara estaba seria y gotas de sudor bajaban por ella.

- Pika pika- Decía preocupado su fiel amigo.

- No me ha contestado...- Fue lo único que dijo el azabache.

- Ash, tranquilo. Quizás está ocupada y se le dificulta contestar.- Mencionó Lillie que lo había acompañado toda la tarde.

- ¿Quieren un poco de té?- Les ofreció el Profesor Kukui con una bandeja.

- Muchas gracias, Profesor.- Agradeció la rubia tomando una taza.

- Ash, un té va a hacer que te sientas mucho mejor.

- No tengo sed...- Bajó la cabeza el renuente entrenador.

Kukui se dio por vencido, dejando la bandeja en la mesa por si el chico cambiaba de opinión.

- Sabes, perder en cosas que nos planteamos como objetivos puede ser frustrante. Probablemente, esa chica Serena prefiere que no la molesten ahora.- Seguía aconsejando el profesor.

Ash sabía lo que era perder, pero así como ella lo apoyo en el pasado cuando escapó en la tormenta de nieve, ahora era él quien quería estar allí para ella. Como si se echara la culpa por no haberle brindado todo lo que pudo.

Pero además de eso, estaba super temeroso de que sacara conclusiones apresuradas por una escena fuera de contexto. Era imposible que estuviera paciente, tenía que hablar con ella ya.

- El profesor tiene razón, Ash. Vas a ver que cuando ella esté bien hablará contigo. Además, tiene amigos que la apoyan en Hoenn, ¿Verdad?

- ¿Uh? ¿Amigos?- Allí al azabache se le prendió el bombillo.- ¡Eso es! ¡May! De seguro está con ella.

Tanto Kukui como Lillie se vieron preocupados entre ellos, mientras el azabache buscaba a May en su lista de contactos.

...

Acababa de terminar el sufrimiento para Sylveon y Mudkip, cosa que el último no pudo aguantar y cayó debilitado por el enorme desgaste que había tenido.

La tipo hada estaba herida a la par que preocupada. Con sus cintas tomó al tipo agua que prácticamente les salvó la vida, y se acercó a donde estaba su entrenadora desmayada.

Lo dejó delicadamente al lado de ella, y pensó lo que debía hacer, pues cargar a Serena era casi imposible para un pokémon de su tamaño, debería hacer señales o tratar de despertarla.

Y así, de la nada, sintió que había un montón de presencias a su alrededor. Los arbustos se movían, y muchos pasos se escuchaban, ¿Sería posible?

Estaban rodeados por una manada de Zangoose, los cuales tenían un único objetivo: Atacar para reclamar los pokelitos del suelo.

Completamente horrorizada, Sylveon juntó a Mudkip y Serena con sus lazos, solo rezando para que pudieran salvarse. Y justo cuando iban a abalanzarse ante el grupo...

- ¡Cacturne! ¡Misil aguja!

Tres pokémon, un Cacturne, un Grovyle y un Blaziken, fueron a su salvación.

La pelimiel abrió levemente los ojos de nuevo, nada más oyendo voces, pero demasiado atontada como para entender bien lo que sucedía.

Vio como una silueta, se puso frente a ella.

- Serena... ¡Serena, despierta!

Continuará...

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