Tres - Newt
Dedicado a @BelenValverde *inserta un corazón aquí* (no sé cómo plopus hacerlo)
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Lo primero que veo cuando despierto es un techo de madera y la luz del sol entrando por una ventana.
Me intento sentar en la cama, pero todo empieza a dar vueltas. Me duele la cabeza. Vuelvo a recostarme y miro alrededor. Estoy en una habitación de la Finca. Lentamente voy recordando cómo terminé aquí.
Así que Minho y Alby lograron traerme de vuelta al Área. Entonces lo que hice no sirvió para nada, al igual que todas las veces que he entrado al laberinto a buscar una salida.
Nada, no sirvo para nada.
Miro mi tobillo. Está envuelto en una venda y está apoyado en alto sobre una almohada. Duele, y mucho, pero no es lo único. Me doy cuenta de que tengo otra venda en la cabeza, y moretones por todos lados.
La madera cruje cuando la puerta del cuarto se abre. Es Minho. Se queda parado en el marco de la puerta cuando me ve. No soy capaz descifrar la expresión en su cara. ¿Sabe lo que hice en el laberinto? ¿Está enojado conmigo? ¿Decepcionado?
Termina de entrar en la habitación y cierra la puerta.
-Minho...
-Calla, shank -responde Minho. Su voz es fría, está enojado. Se apoya en la pared cruzando los brazos.
- ¿Qué... qué pasó? -finjo que no se nada, a lo mejor Minho no sabe lo que hice y está enojado por alguna otra razón.
-"¿Qué pasó?" -Minho mueve la cabeza y esboza una sonrisa sarcástica-. Enserio Newt, ¿eso es lo mejor que puedes decir? Creo que yo debería preguntarte eso a ti. ¿Qué pasó en el laberinto Newt? Y no me digas que escapabas de un penitente porque sé que no fue así.
-Yo...
Antes de que tenga tiempo para responder, Jeff entra al cuarto. "Gracias Jeff" le agradezco mentalmente. Veo que Minho le lanza una mirada furiosa.
- ¿Qué haces aquí, Jeff?
-Yo ehh... tengo que cambiar las vendas de Newt- dice nervioso señalando mi tobillo.
-Bien -dice Minho cortante-. Yo iré a buscar a Alby.
Minho sale de la habitación y Jeff me mira con desaprobación.
-Alby está furioso -dice dudando mientras abre un botiquín que sacó del armario de al lado de mi cama-. Les ha dicho a todos en el Área que cuando te encontraron en el laberinto estabas huyendo de un penitente y que ellos lograron sacarte de ahí. Algunos se lo creyeron, otros no. Pero nadie se atreve a cuestionar a Alby. La verdad, yo no creo nada de lo que dijo. No pudiste herirte así a menos que... a menos que hayas caído de una gran altura -deja las palabras en el aire-. ¿No me vas a contradecir? -parece como si Jeff esperara que le dijera que sí, que es cierto que tuve un accidente, que será incapaz de suicidarme porque no tengo ninguna razón para hacerlo.
-No -contesto cortante. Ya no tiene sentido ocultarlo, creo que ya todos en el Área saben que intenté acabar con mi vida.
Jeff me mira unos segundos más y vuelve a su trabajo. Empieza a desenrollar lentamente las vendas manchadas de sangre que cubren mi pie. Ahogo un grito. El dolor no se queda sólo en mi tobillo, con el mínimo roce siento punzadas de dolor por todos lados.
Me atrevo a mirar de reojo mi pie. Está completamente hinchado y de color rojo.
Cuando Jeff mueve mi tobillo para ponerle las nuevas vendas, tengo que apretar la almohada para no soltar un grito que se escuche en todo el Área.
En eso, la puerta se abre con fuerza. Me imagino a Alby entrando hecho una furia y gritando todo tipo de cosas, pero el único que pasa a la habitación es Minho.
-¿Y Alby? -le pregunto burlón.
-¿Jeff, podrías dejarnos a solas un rato? -dice Minho evadiendo mi pregunta.
-Claro -contesta Jeff y se va.
Minho arrastra una silla al costado de mi cama y se sienta.
-No avisé a Alby que habías despertado porque lo más probable es que se hubiese puesto a gritarte por media hora -dice Minho y hace una pausa. Me doy cuenta que más que enojado, parece cansado-. Newt, ¿qué hiciste en el laberinto?
Bufo y lo miro a los ojos - ¿No es obvio? Trepé una de las paredes lo más alto que pude y me deje caer desde allí. -contesto. Yo también estoy cansado. No soporto más vivir aquí.
Él se queda callado mientras me mira fijamente.
- ¿Por qué fueron? ¿Por qué entraron a buscarme? -Pregunto y se me quiebra la voz al final-. ¿Por qué me trajeron devuelta a este infierno si yo les pedí que me dejaran allí?
-Newt, eres nuestro amigo. Eres mi amigo y no iba a dejar que mueras. Nunca me lo hubiera perdonado.
- ¡¿Es que no lo entiendes Minho?! -exploto-. Yo sólo quiero morir. ¡No quiero seguir viviendo en este maldito lugar! -intento contener las lágrimas pero estas salen de mis ojos sin permiso.
- ¡Ya cállate, Newt! -el grito de Minho me toma por sorpresa - ¡Ya basta! ¡No pasamos todo el miertero día en el laberinto para que tú vayas y te rindas tan fácilmente! ¿Qué crees? ¿Qué seguir es fácil? Todos aquí nos hemos despertado alguna vez pensando que quizá es mejor dejar de vivir y tomar la salida fácil. Pero todos seguimos acá. Seguimos levantándonos todos los días, dispuestos a soportar uno más con la esperanza de que salgamos de acá alguna vez, y para eso tenemos que esforzarnos. Sólo una persona débil haría algo tan estúpido como lo que hiciste.
Sus palabras me hacen sentir peor. Es cierto, les he fallado a todos. Se supone que soy, o era, un corredor. Se supone que nosotros les damos esperanza a los demás, pero ¿cómo puedo dar algo que ya he perdido? Lo he fastidiado todo. No puedo hacer ni una cosa bien. No pude encontrar una salida, no pude acabar con mi vida, y resulta que ahora haberlo intentado es el peor error que he cometido. ¿Por qué siempre tengo que fallar en todo?
-Perdón -digo en un susurro casi inaudible-. Lo siento, Minho. Soy un idiota.
-No, discúlpame tu a mí -contesta cansado-. No... No debí gritarte así. -me mira entre arrepentido y preocupado.
-De todas formas, me lo merezco.
-Párala ya. Deja de ser tan pesimista. -Pone su mano en mi hombro, ese es el mayor consuelo que puede dar Minho-. Mírale el lado bueno, como ya no eres corredor, no tendrás que usar más los calzones de corredor que tanto odias -dice riéndose y logra sacarme una sonrisa.
-Pero... entonces ¿ya no seré corredor nunca más? -pregunto-. ¿Ni cuando me recupere?
Minho me mira preocupado -No. Alby dijo que de ahora en adelante nadie podrá siquiera poner un pie en el laberinto. Sólo los corredores pueden entrar, claro, pero ahora tienen que regresar más temprano, y por ningún motivo pueden volver a entrar. Además, Alby no te dejará estar ni a 10 metros de las puertas -Minho se queda dudando, como decidiendo si decirme algo más-. Y tu tobillo... Jeff y Clint dijeron que no vas a poder caminar por dos meses. -Me mira con tristeza-. Lo siento. También dijo que después de esto quedarás con una cojera de por vida, no creo que así puedas ser corredor -dice y se encoge de hombros-. Pero no te preocupes, uno de los constructores se pasó toda la semana tallando unas muletas para que te acostumbres al principio. Creo que ya están listas.
Una alarma se dispara en mi mente -Espera, ¿acabas de decir una semana? ¿Cuánto tiempo he estado aquí? -pregunto. Me siento mal de nuevo, de seguro Minho ha estado preocupado por mi todo este tiempo.
-Diez días, shank. Nos diste un susto de muerte -su cara se pone seria y hace una pausa-. Te prometo que vamos a salir de aquí ¿sí? Aunque pase todos los días de mi miertera vida corriendo en el laberinto no pararé hasta encontrar una salida. Te prometo que saldrás de aquí y tendrás una vida larga y feliz y... y... shuck, no soy bueno en esto -dice Minho y se cubre la cara con una mano-. Supongo que entiendes lo que te quiero decir -agrega incómodo-. Pero tú también tienes que prometerme algo. Nunca más vuelvas a intentar algo tan estúpido de nuevo.
-No te preocupes, no cometeré el mismo error dos veces. Gracias, Minho -sonrío, aunque realmente no estoy feliz. Aún no le veo sentido a la vida si seguimos atrapados aquí. Y lo peor, como ya no soy corredor, me siento inútil. Pero sé que tengo que hacer el intento, ya no puedo rendirme de nuevo, tengo que empezar a ser más positivo a pesar de que pienso que esto me va a llevar un largo tiempo.
Ya se lo prometí a Minho, no volveré a hacer nada estúpido, y yo no soy del tipo de gente que rompe su palabra. He decidido que no sólo debo prometerle eso a Minho, tengo que prometérmelo a mí mismo, cambiar aunque me cueste y enfrentar la realidad en la que vivo. ¿Cuantos chicos más hay en el Área? Si ellos pueden vivir en este lugar, yo también podré hacerlo algún día. Ya me prometí que haría eso, y las promesas no se rompen.
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