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—¿Dime si no es bonita esta vista bebé?
Yoongi aprobó lo que sus ojos veían, la vista que tenían de la ciudad era maravillosa.
Seokjin se giró y volvió a besarlo dulcemente en los labios mientras el menor sonreía.
—No puedo creer todavía que hayas ganado.
—¡Hey! Se supone que mi esposo debería haber estado confiado en que ganaría, soy el mejor productor musical de la industria —dijo con una sonrisa burlona en los labios.
—Lo eres, pero aún así pensé que no pasaría, osea dime ¿cuándo un coreano había ganado un Grammy antes que tú?
—Ninguno.
—¿Ya ves? Pero de todas formas amor, estaba seguro que ganarías. Eres el mejor de todos. —Es un buen regalo de cumpleaños ¿No crees?
—Mi mejor regalo es tenerte a mi lado Jinnie.
Seokjin suspiró enamorado y Yoongi negó con su cabeza riendo.
Se alejó del ventanal y se quitó la chaqueta negra ridículamente costosa y se sentó al borde de la cama. Estaba agotado, esos tres días habían sido caóticos. Luego de la nominación su mundo había cambiado, el camino que había cimentado desde sus estudios en Chicago habían dado los frutos que ahora descansaba sobre la mesa auxiliar de un lujoso cuarto de hotel.
Yoongi había completado su beca en el extranjero y esa fue la segunda prueba de fuego que Seokjin puso sobre él al volver su relación. Yoongi fue lo bastante consciente de la maravillosa oportunidad que el mayor le estaba brindando y él por supuesto la valoró y respetó. Sus últimos dos años en la universidad de Chicago habían sido difíciles, pero pudieron sortearlo con éxito.
Seokjin lo esperó y Yoongi cuidó su relación como tuvo que haberlo hecho la primera vez, pero bueno, mejor tarde que nunca ¿No?
—¿En qué piensas bebé? —Seokjin también se quitó su chaqueta y la tiró sobre una silla victoriana que estaba cerca de la ventana.
—Pienso que eres un hombre maravilloso Jinnie.
El azabache rió y pasó un brazo por encima del hombro de su esposo hace ya dos años mientras se sentaba a su lado y dejó un beso en su mejilla. —Yo pienso en eso todo el tiempo cuando te veo.
Yoongi rió y suspiró —¿Cómo estará Lia?
—Sabía que no estarías del todo tranquilo como dijiste antes de salir de Corea.
—Por supuesto que no estoy tranquilo si nuestra hija está a miles de kilómetros Jinnie. Te dije que la trajeramos.
Seokjin hizo una mueca con sus labios y se levantó de su sitio. Yoongi lo observó mientras se movía por la habitación y sabía que había tocado un tema sensible para su esposo.
—Amor —el azabache buscó su pijama sin hacerle caso a su marido pero este no dejaría las cosas así. —Cariño, sé que querías que este fuera un tiempo para nosotros, lo siento.
—No quiero volver a hablar de eso Yoonie. No quiero que volvamos a discutir.
Yoongi agachó la cabeza y ordenó sus ideas, no quería que el viaje que habían hecho solos se viera arruinado por su culpa.
—Amor lo siento, tu sabes que amo mucho a nuestra pequeña.
—Claro, seguramente yo no la amo.
—No amor, no es eso, entiendo cariño, necesitamos más tiempo solos lo sé.
Seokjin suspiró y dejó el tema de lado, de todas formas estaban juntos y era momento para tener un poco de la intimidad que habían perdido desde que habían adoptado a la pequeña Lia de 5 años de edad hace un año atrás.
—¿Te quieres duchar conmigo? —Seokjin comenzó a quitarse la ropa ante la atenta mirada de Yoongi.
El mayor se quitó la última prenda y se alejó de su esposo para ir al baño pero Yoongi lo tomó del brazo y juntó sus bocas metiendo su lengua haciendo jadear al azabache. Seokjin llevó sus manos hasta el cuello del otro y recibió gustoso el húmedo y caliente beso. Su media erección se rozó con la suave tela del pantalón del rubio haciéndolo jadear.
—Voy a hacer un desastre en ese carísimo pantalón Yoonie —jadeó el azabache al sentir las fuertes manos de su esposo sobre sus glúteos.
—Hazlo, me importa una mierda la ropa cara... Lo que si quiero de ti es tu polla dentro de mí en los próximos minutos —Yoongi metió su rápida lengua dentro de la caliente cavidad y saboreó el licor dulce que Seokjin había tomado unas horas antes de subir a la habitación.
—La tendrás bebé, toda mi polla llenandote.
—Mierda, si, eso es lo que jodidamente quiero —Yoongi siguió masajeando sus glúteos sacándole uno y otro gemido a su bellísimo esposo.
El azabache lo empujó suavemente y comenzó a dejar un montón de besos en el cuello del rubio para luego ir bajando lentamente. Sus manos comenzaron a abrir cada botón de la camisa negra y suave que ese día envolvía el cuerpo duro y blanquecino de su marido.
Cuando la prenda cayó al suelo Seokjin siguió besando y chupando. La respiración de Yoongi se hizo irregular y jadeó un poco más cuando observó al mayor arrodillarse frente a él. Sus hábiles manos quitaron el cinturón y luego su pantalón cayó al piso.
—Amo todo tu cuerpo Yoonie. Toda tu maravillosa piel, tan suave, tan blanca, tan mía...
Un gemido ronco se escuchó en la habitación y Seokjin apuró un poco las cosas bajando el bóxer para dejarlo completamente desnudo. Tomó la base de su pene y sin mediar nada más se lo llevó a la boca haciéndolo sisear de inmediato. La lengua de Seokjin se paseó por toda la cabeza rosada e hinchada quitando todo el pre venir acumulado en el lugar.
Yoongi gimió y tomó los mechones de pelo de su esposo para meter sus dedos ahí y ejercer un poquito de presión, no mucha, solo la necesaria que sabía encendía mucho más al mayor. El rubio observó mordiéndose los labios como a pesar de los años Seokjin seguía llevándolo al cielo cada vez que lo tocaba o cuando hacía cualquier cosa en realidad, Yoongi podía decir fácilmente que aún se sentía muy enamorado y deseoso cerca de su marido. La llama se había mantenido a lo largo de los años y ellos ya llevaban siete años juntos.
Siete años en donde habían crecido como personas y su relación se había visto fortificada a pesar del trabajo de ambos, Yoongi como un exitoso y famoso productor y Seokjin que finalmente había dejado la actuación y en la actualidad era dueño de al menos cinco restaurantes repartidos en las ciudades principales de Corea.
Llevaban una vida tranquila, tenían los mismos amigos hace años y para Seokjin ese era uno de los pilares de su relación. Todos esos años se habían rodeados de personas que los amaban a los dos y constantemente recibían consejos que ayudaban en su relación y que ellos escuchaban atentamente agradeciendo la experiencia de sus mayores.
Seokjin dejó el piso y se paró justo al frente de Yoongi, sonrió con suficiencia al ver los ojos llenos de deseo de su esposo. Llevó sus manos hasta el rostro del contrario y volvió a besarlo.
Yoongi gimió cuando sus pollas se rozaron suavemente, este comenzó a moverse creando una fricción que los tenía a ambos gimiendo y jadeando en la boca del otro.
—¿Me quieres en la cama o en la ducha? —el rubio llevó sus labios hasta el apetecible cuello de su esposo y comenzó a chupar y succionar mientras las manos de Seokjin masajeaban su polla goteante.
—Te quiero aquí mismo bebé —Seokjin lo tomó de la cintura y lo giró hacia la pared que tenía un espejo lo bastante grande para que se vean ambos—no te muevas.
Seokjin fue por la silla que estaba a un costado de la ventana y la apoyó sobre la pared abajo del enorme espejo.
Se paró detrás de Yoongi y observó sus reflejos. Ambos sudados y con los ojos encendidos a causa del deseo y placer que sentían el uno por el otro.
Seokjin besó la mejilla del menor haciéndolo reír tiernamente a causa de las cosquillas que le generaba dicho gesto. El azabache también rió suavecito y comenzó a acariciar con sus manos el cuerpo maravilloso de Yoongi.
El rubio observaba embelesado como Seokjin acariciaba sus muslos para luego acariciar su pecho y sus pezones. Lamió sus labios y un gemido escapó de su boca cuando sintió un líquido recorrer su grieta ¿De donde había salido el lubricante?
Seokjin besó su cuello —apoya tu pierna ahí.
Yoongi lo hizo y alzó su pierna para luego dejar descansar la rodilla sobre el asiento. Cerró los ojos unos segundos cuando sintió dos dedos juguetear con su entrada todavía estirada.
En la mañana, después del desayuno habían estado jugando en la cama y Jin lo había follado dos veces antes de bajar a la premiación. Todavía sentía un poco de malestar en su zona baja pero aún así quería recibir a su esposo.
—Siempre estás tan preparado para mi, cariño. —Seokjin acarició su propia polla y la llenó de lubricante, gimió mientras se masturbaba, la vista que tenía de su esposo lo tenía al borde del orgasmo.
Yoongi miró por el espejo y mordió su labio cuando observó los ojos de Seokjin dilatados y su cabello abierto mostrando su frente.
Dios, definitivamente podría correrse con solo mirarlo.
A Yoongi no le sorprendía para nada lo atractivo que seguía siendo Seokjin al pasar los años, parecía que se veía aún mejor con cada año que pasaba.
Se sentía realmente afortunado por tener un hombre así en su vida y no solo por el aspecto físico, eso era solo un ingrediente más a lo que Seokjin era, la personalidad del mayor, su afán de consentirlo y amarlo fue lo que sin duda hizo que Yoongi lo amara con adoración.
Y que le dijera que sí a su propuesta de matrimonio.
Yoongi recordó lo nervioso que había estado todo el día mientras esperaba por Seokjin en el aeropuerto, su vuelo se había retrasado pero de todas formas el mayor llegó cinco horas después... Cinco horas que Yoongi esperó pacientemente por él con la caja de anillos en su bolsillo.
La primera estocada lo sacó de sus románticos pensamientos y fue llevado a la exquisita realidad de ser tomado una vez más por su esposo.
Su cabeza cayó hacia abajo mientras Seokjin salía y entraba golpeando todos los maravillosos lugares haciéndolo gemir fuerte. Sus palmas se apoyaron en el frío espejo haciendo un delicioso contraste con el calor que emanaba de su cuerpo.
El azabache tomó el mentón del menor y levantó su cabeza para que Yoongi mirara sus reflejos.
La vista que obtuvieron ambos los hizo gemir por lo caliente que se veía la escena. El cuerpo de Seokjin era imponente al lado del de Yoongi, pero eso no quitaba jamás lo poderoso que podía ser el rubio en la cama.
Seokjin amaba las dos facetas de su marido. Amaba que dejara el control en él y también adoraba que lo tomara rudamente como solo Yoongi podía hacerlo.
Ambos estaban cansados pero eso no fue impedimento para que el azabache meciera sus caderas creando oleadas de placer para ambos. Gimieron y buscaron sus bocas para besarse mientras Seokjin aguantaba su orgasmo.
Yoongi rompió el contacto y miró nuevamente su reflejo, estaba sudado, su cabello era un desastre y sus mejillas estaban muy sonrojadas. Miró a Seokjin y la imagen era casi la misma solo que los labios de él estaban más rojos que nunca. Le dieron ganas de besarlo de nuevo y lo hizo, pero esta vez no cerró los ojos y observó en el espejo como el mayor le comía la boca con esos abultados y deliciosos labios. Llevó su mano hasta su polla y comenzó a trabajarla mientras seguía besando a Seokjin, jadeó al sentir los últimos empujes rápidos y erráticos de su esposo. Y luego gimió ronco cuando sintió el líquido caliente entrar en él.
Eso era algo que lo excitaba en demasía y Seokjin lo sabía.
Tiró dos veces más de su pene y se corrió ruidosamente en su mano. Respiró pesadamente y volvió a mirar el reflejo en el espejo. Seokjin lo estaba mirando con la boca entre abierta todavía dentro de él.
—Vamos a comprar un espejo para nuestra habitación.
Yoongi rió y asintió cansado. Apenas podía mantenerse de pie por lo que descansó su cabeza en el amplio pecho de su esposo. Este finalmente salió de él y se alejó hasta el baño para buscar papel para limpiarlo como siempre lo hacía.
Cuando estuvo satisfecho con la limpieza cayeron a la cama, todavía sudados pero con unas enormes sonrisas en sus rostros.
—Deberíamos ducharnos ¿Cierto?
—Ajá —respondió somnoliento Seokjin.
Yoongi cerró los ojos para descansar solo unos segundos. A ciegas buscó la mano del azabache y entrelazó sus dedos. Su corazón todavía golpeaba fuerte en su pecho y tomando varias respiraciones comenzó a calmarse.
—Gracias por tu apoyo amor, ese premio que está ahí también es tuyo Jinnie... Te amo.
Seokjin giró su cabeza y le sonrió dulcemente, sus párpados le pesaban pero aún así susurró un te amo para su precioso esposo.
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—Hace frío —Yoongi estacionó fuera de la casa que años atrás habían comprado cuando él salió de la universidad. Seokjin había elegido la propiedad y Yoongi los muebles, por lo que el exterior de la casa contrastaba demasiado con el interior.
—¿Te acostumbraste al clima de Los Ángeles? —se burló el azabache mientras se bajaba del automóvil.
—No estaría mal hacer un viaje a tierras más cálidas ¿No crees?
Seokjin entrecerró sus ojos al escuchar aquello, estaba casi seguro que su marido había recibido una tentadora oferta pero esperaría a que él mismo se acercara, después de todo, todas las decisiones importantes ya sea en el ámbito laboral o familiar la tomaban siempre en conjunto. Seokjin siempre sabía los pasos que daría Yoongi y muchas veces lo aconsejaba para que su amado productor tomara las decisiones más acertadas.
Se dirigieron hasta la parte de atrás del lujoso vehículo y descargaron sus maletas. Yoongi suspiró y observó al azabache —Me ofrecieron un trabajo cuando estuvimos en Los Ángeles... Debemos conversar porque yo sé que nuestra vida está aquí con Lia y también tu trabajo que es tan importante como el mío... Solo quiero ver nuestras opciones —dijo el productor nervioso ante la mirada seria de Seokjin.
—Lo hablaremos en la noche, ahora vamos a ver a nuestra pequeña.
Yoongi asintió más tranquilo al haberle hablado de la oferta de trabajo a su marido. Caminaron con sus maletas hasta la propiedad y en la puerta se miraron unos instantes.
—Gracias por este fin de semana amor, gracias por tu apoyo incondicional —Yoongi acarició las mejillas abultadas del mayor y le sonrió sin mostrar sus pequeños dientes —me haces muy feliz Seokjin.
El azabache sonrió y se acercó para dejar un beso en sus labios. Yoongi lo correspondió enseguida amando el sabor a café en la boca del otro, sus lenguas se encontraron y las maletas fueron dejadas de lado cuando Yoongi abrazó a su esposo por el cuello profundizando aquel beso.
No se dieron cuenta que la puerta se abrió y una voz bastante familiar llegó hacia ellos.
—Oh por dios, a pesar de los años tengo que seguir viendo estas escenas Yoon.
Ambos se separaron riendo y Jin quitó su mano del trasero de Yoongi. El beso había escalado rápidamente a caliente en menos de un segundo.
—Hola idiota.
Hoseok sonrió divertido y se movió para que la pareja pudiera entrar.
Hana quien estaba en la sala corrió a abrazar a sus tíos.
—Hola princesa —Seokjin la tomó en brazos con dificultad ya que Hana había crecido lo suficiente y no era bueno para su espalda.
—¡Tio Jinnie!
—¿Porqué nunca muestras esa efusividad conmigo? —dijo Yoongi queriendo sonar dolido, la niña rió y se acercó para darle un beso en su mejilla —mucho mejor.
—¿Dónde está mi pequeña? —Seokjin observó la estancia buscando a su hija.
Hoseok sonrió —Está arriba, se quedó dormida, anoche no durmió mucho y hoy despertó temprano esperándolos, pero no pudo aguantar más, así que la fui a acostar a su dormitorio.
Ambos hombres asintieron y se despidieron de Hoseok quien amablemente había accedido a cuidar a Lia ya que Dahyun al estar en sus últimas semanas de embarazo se le dificultaba un poco correr detrás de la pequeña inquieta que tenía por hija.
Su habitación era completamente celeste, habían peluches y muñecas tirados por todos lados, también muchos autos y camionetas de juguetes.
Seokjin pateó sin querer un balón de fútbol y Yoongi se burló de su torpeza, pero luego él pisó un lego y llegó a llorar del dolor que sintió.
El mayor se limpió las lágrimas de la risa y llegó hasta la cama de su niña todavía riendo mientras Yoongi hacia muecas de dolor.
Lia abrió sus ojitos sin que sus padres se dieran cuenta y sonrió cuando los vio felices y juntos en su dormitorio.
—Cariño ¡despertaste!
—Mis papis hacen mucho ruido —dijo la pequeña tallando sus ojos.
—Hola amor, estamos en casa. Te extrañamos mucho con tu papi Yoonie.
Lia miró a Seokjin primero y luego a Yoongi. Sonrió hermosamente y estiró sus brazos para luego acercar a ambos hombres en un abrazo de tres.
Yoongi dejó un besote en su mejilla haciéndola reír y Seokjin acarició su cabello suavemente.
—Tengo hambre —Lia miró a su papá Yoonie mientras este se levantaba de la cama y estiraba los brazos para que la niña se subiera en estos.
Ella lo hizo y acarició el rubio cabello muy despacio tratando de no hacer daño, su papi Seokjin le había enseñado a acariciar con cariño el cabello sensible de su papá Yoonie.
—¿Hago la cena entonces?
—No amor, pidamos algo para comer y así después solo nos preocupamos de esta hermosa señorita.
Lia rió de nuevo y eso no era nuevo. La pequeña niña tímida que alguna vez vieron en el hogar de adopción quedó en el pasado cuando al pasar los años la relación de los tres se afianzó. Ellos le daban todo el cariño, amor y seguridad que sus padres biológicos le habían negado al abandonarla.
Los tres bajaron hasta la enorme cocina que estaba al fondo de su casa, era así de grande porque Seokjin quería un amplio lugar para cocinar y tener todo en un mismo lugar. De todas formas su casa no era una mansión, más bien era algo bastante común que había elegido Seokjin, querían una vida corriente, sin muchos lujos.
Tenían lo esencial y vivían perfecto sin mucha opulencia.
Su hogar se parecía mucho más a la casa de sus padres, era simplemente acogedora y bonita a la vista de todos lo que llegaban a conocerla.
—¿Pizza?
Lia hizo una mueca de desagrado con su boca y nariz, muy parecida a la que hacía Yoongi cuando algo le desagradaba, ella amaba la pizza pero no esa de verduras que su papi Seokjin preparaba, a ella le gustaba más la versión de pizza que comía con su papi Yoonie a escondidas del mayor obviamente.
—Tú mataste la pizza divertida para nosotros Jinnie, nos haces comer eso que tu llamas pizza con vegetales ¿Cuando una pizza ha tenido verduras?
—Uh si, malo, malo papi Jinnie.
Seokjin puso sus manos en la cintura sonriendo por aquellos reclamos, luego se acercó a sus personas favoritas en todo el mundo y dejó un beso en cada mejilla —Yo solo quiero que tengan buena salud, pero hoy podemos hacer una excepción y pedir una pizza con mucha grasa, así como les gusta a ustedes dos par de cerditos.
Lia rió y aplaudió contenta por la elección de su papi. Luego dejó la cocina para ir a la sala a mirar televisión.
—Dios, extrañé un montón estar con ustedes —Yoongi rodeó la cintura de Seokjin con un brazo y con su mano libre tomó su mejilla —pero creo que podríamos una vez al mes darnos un fin de semana para nosotros, podemos hablar con tus papás, con mi mamá y dejar a Lia con ellos... Lo de este fin de semana me dejó pensando mucho en lo que hablamos hace tiempo atrás y tenías razón amor, necesitábamos un espacio para nosotros.
—Oh dios, pensé que nunca lo entenderías, ya me estaba sintiendo como el peor padre del mundo por querer pasar un poco más de tiempo con mi esposo.
Yoongi lo besó. Y luego lo acorraló hacia la encimera repartiendo muchos besos en las mejillas del mayor y pasando luego su lengua por su tentador cuello.
Con los años Yoongi había tomado más confianza y ya no esperaba a que Seokjin fuera quien empezara una sesión de besos en la cama o una simple caricia mientras miraban televisión junto a Lia.
Yoongi había estado creciendo con los años y también su amor y compromiso con la relación que tenía con Seokjin. Ya no había espacio para los celos o para malos entendidos, ellos ahora hablaban sus temas y trataban de buscar una solución en conjunto. Cuando el tema se escapaba de sus manos, ambos se tomaban unas horas y luego con la cabeza más fría volvían a conversar.
Y así habían transcurrido sus últimos años de relación.
—Pediré la pizza y luego nos podemos ir a la cama, estoy muriendo de sueño.
—El cambio de horario hace estragos bebé.
Se separaron, Yoongi fue por su teléfono y Seokjin caminó hasta la sala para sentarse al lado de su pequeña.
—Hija, debemos preparar una sorpresa para papi.
—Siiii, yo quería celebrar su cumpleaños con él —Lia hizo un puchero y Seokjin se derritió por lo hermosa que era su pequeña.
—Pero no podíamos bebé, ¿Viste el bonito trofeo que dejó tu papá en su estudio?
La niña negó y Seokjin se levantó para tomar su mano y caminar hasta el estudio que Yoongi tenía en su casa.
—Esto fue lo que con tu papi fuimos a buscar en un avión ¿Te acuerdas que te conté?
—Sii, es feo papá. No me gusta.
—Si, es feo pero muy valioso para tu papá y estamos muy orgullosos de él ¿Cierto?
—¡Cierto! ¿A qué hora vamos a comer pizza?
—Ahora —dijo Seokjin meneando su cabeza para finalmente salir del estudio.
Yoongi los encontró en la sala y los tres se sentaron en el sofá de la sala mientras llegaba la pizza. Lia en el medio reía mientras veía sus dibujos animados favoritos. De vez en cuando los dos se miraban e intercambiaban gestos graciosos.
Yoongi lamió sus labios y buscó la mano de Seokjin por sobre el cojín que la pequeña tenía apoyado en sus piernas y cuando la fuerte y cálida mano de su esposo lo encontró su pecho latió con fuerza. Lia también posó su mano sobre esas manos grandes entrelazadas y sonrió para ambos hombres.
Se quedaron en la sala mirando la televisión con sus corazones en paz.
Tenían una linda familia por la cual habían luchado y estaban completamente seguros que jamás podrían vivir como lo estaban haciendo si no se hubiesen dado aquella oportunidad en el pasado.
◈◇◈
Hola!! Sé qué me demoré mucho en actualizar y pudo disculpas por eso. Pero pude traer este bonito capítulo y decirles que ya no queda nada para terminar la historia.
Dos capítulos como máximo.
Una vez dije que continuaría esta historia por respeto a mis lectoras y lo sigo sosteniendo. Muchas gracias por el apoyo de las que han estado desde el año pasado.
El salto en el tiempo era muy necesario y estaba ansiando escribirlo, solo debía poner mis pensamientos en orden y escribirlo xD.
Espero que tengan una linda semana.
❤️
Nos leemos pronto 💕
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