Prologo

-Te informo que ya no estoy en horas de trabajo así que dime ¿Para qué me hiciste venir hasta aquí?

-Los dos sabemos que tus horas de trabajo no se aplican en mi ¿verdad?

-Solo fueron tres ocasiones, pero no va a volver a pasar

- ¿Estás seguro gatito?

- ¿Gatito?

-Si

-Yo no soy ningún gato para tu información

-Por supuesto que lo eres

-No digas estupideces

-Entonces esos lindos maullidos que resuenan por toda la habitación de donde provienen? *dijo mientras sonreía con sarcasmo*

-Me largo de aquí no estoy de humor para soportar esto

Antes de que Felipe pudiera poner un pie fuera de la habitación del lujoso departamento que conocía a la perfección fue detenido por una mano mucho más grande que la suya

- ¿A dónde crees que vas? No sé si lo olvidaste, pero te pague por adelantado ¿Recuerdas?

-Mierda * exclamo mientras aun sostenía el pomo de la puerta y con un poco de resignación lo soltó* Solo no seas tan brusco como la última vez

-Ambos sabemos muy bien que te gusta que te de duro

Marco se fue acercando a Felipe para acortar la distancia que existía entre los

-Relájate sabes que nadie puede vernos aquí

Después de decir eso Marco deposito un beso en la frente de Felipe para después sujetar su pequeña cintura y así acercarlo más a él. Felipe coloco sus manos alrededor del cuello de Marco con un poco de duda, a pesar de que ya había estado con más de 100 hombres desconocía la razón del porque se ponía tan nervioso con él. El beso se fue intensificando hasta el punto donde la ropa les estorbaba, sin dejar de besarse empezaron a recorrer el camino hacia el dormitorio donde en más de una ocasión habían pasado la noche juntos, no era necesario dejar de besarse para llegar a la cama después de todo conocían el camino de memoria.

Marco apreciaba el delgado cuerpo que se encontraba delante de sus ojos admiraba cada centímetro de él mientras se desnudaba a lo lejos para no olvidar ningún lunar que tal vez no haya visto anterior mente, en ese momento en ese pequeño instante el deseo que la mañana jamás llegara porque él en el fondo sabía que cuando el sol saliera Felipe estaría en otros brazos y esa idea le desgarraba el alma.

-Se que ya te lo he dicho antes pero realmente eres la persona más hermosa con la que he estado o podre estar

-G-gracias * dijo con un leve sonrojo*

-Creo que la luna esta esplendida el día de hoy démosle algo con que entretenerse

Dijo Marco mientras abría un cajón de dónde sacaba un pequeño y alargado bote de plástico transparente que contenía un gel en el interior que les sería muy útil esta noche.

Se fueron acercando el uno al otro con algo de lujuria y miedo en sus miradas los dos sabían lo que estaba a punto de pasar y eso les asustaba porque si continuaba así iban a desear más del otro de lo que podían dar, hay una línea que no se debe de cruzar entre clientes y prostitutos pero esa línea ellos dos ya la habían pasado hace mucho tiempo atrás y la verdad no les importaba lo único que importaba en este momento era que estaban juntos y la luna era la única que sabía lo que esos sentía aunque jamás lo admitan.

-Intentare no ser tan brusco * dijo mientras mordía la orea de su acompañante nocturno* pero no te prometo nada después de todo tu cara cuando está al borde del éxtasis me ínsita a darte más de lo que tu cuerpo puede soportar

-Aaah ~ no digas esas cosas aaah ~ so-solo quieres tor-torturarme

- ¿Qué te hace pensar eso gatito? Recuéstate

Sin razonar más lo que escucho obedeció al instante mientras observaba como Marco ponía un poco de ese gel en sus manos para luego esparcirla por sus dedos y en la entrada de Felipe para después adentrar un de sus dedos para así dilatar las paredes de cómo el solía decirle su "gatito" con el calor que se extendía por la habitación Marco aumento la velocidad de su dedo para así dar paso a un segundo dedo para tratar de acortar más el proceso.

A diferencia de Felipe Marco aún conservaba su ropa y eso lo incomodaba porque podía sentir como su pene aumentaba su tamaño, su ropa interior siendo mojaba por el pre semen y como su corazón se aceleraba cada vez que veía el rosto de su amante nocturno enrojecido por el placer que le provocaban sus dedos.

Saco los dedos de su interior y se dispuso a quitar cada prenda delante de ese par de ojos brillantes que lo miraban atentamente.

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