2. Mentiras
Solo decir que lamento la demora, y espero que disfruten del capítulo :)
| NARRADOR |
La clase del señor Saltzman había terminado, pero Lili no había tenido el suficiente valor de volver a clases. No tenía intenciones de seguir viendo a Zac con aquella sonrisa triunfadora, no lo soportaría.
Había estado durante la hora faltante en el sanitario, no había querido salir de ahí por miedo a encontrarlo de frente, es más, mantenía aquella misma posición. Sus manos empuñadas se apoyaban en el lavabo, mientras que el agua de la llave corría a su disposición sin percatarse que el baño se estaba inundando.
—¿Qué haces? —Sophie entró con velocidad y cerró la llave abierta. —¿Lili?
—No puede estar pasando, no otra vez —masculló entre dientes, sin dejar de observarse en el espejo.
Sus ojos se mantenían cristalinos y las lágrimas corrían sin control por sus mejillas. Su boca tiritaba, pero no por frío, sino por rabia e impotencia, ¿por qué no podía ser más fuerte? Necesitaba aquella frialdad que Zac transmitía en sus ojos, pero más lo había necesitado a él, y le daba miedo admitir eso.
—Vamos —la rubia la cogió por los hombros y la giró hacia su dirección—, no merece que estés así por él —suspiró pesadamente. —Ambas sabíamos que este día llegaría, y esperaba que para eso ya lo hubieras superado, pero no fue así. Asique, ahora te lavarás la cara, quitarás cualquier rastro de lágrimas y serás la Lili que él nunca conoció, ¿de acuerdo?
La castaña asintió a regañadientes.
¿Cómo podía intentar ser otra persona, si ni ella misma sabía cómo enfrentarlo?
Seguidamente obedeció a su amiga, respirando profundamente. Aunque fuera una situación difícil, tenía que tener la suficiente madurez para superarlo, y tal vez la mejor forma de hacerlo, era evitándolo.
—¿Lista? —Sophie sonrió.
—Sí, vamos.
Ambas se dirigieron a buscar el bolso que Lili había dejado en el salón, mientras tanto sus compañeras rodeaban a Zac en su sitio. Era evidente que había ejercitado suficiente su cuerpo, pero eso no evitaba lo mal que estaba por dentro.
Antes de entrar al salón, la castaña respiró profundamente mirando de reojo a su amiga que la alentaba con una sonrisa. Apretó los puños con valentía y comenzó a caminar a paso firme, eso no era tan difícil. Sin embargo, lo que sucedió después no lo veía venir.
Efron se alejó del grupo de chicas que lo adulaban con una gran sonrisa, a medida que acortaba proximidad con la castaña.
—Lili —mencionó su nombre, entonces todo para ella se había detenido nuevamente.
Su corazón comenzó a palpitar con fuerza, pero eso no hizo que ella se detuviera en seguir con lo suyo.
—Zac... —imitó su accionar. Si tenía que demostrar fortaleza y seguridad, aquello no había sido la más eficiente, ni siquiera ella entendía por qué respondía con esa hostilidad.
—Ha pasado tiempo desde que no hablamos —dijo con total normalidad. Se detuvo frente a su pupitre y alborotó su cabello.
Aquella acción no pasó desapercibida por su ex mejor amiga, puesto que él hacia aquello solo cuando se encontraba nervioso, pero trató de no prestarle atención.
—Dos años, exactamente —respondió a secas, mientras se erguía al guardar el último de sus libros en el bolso.
Jamás pensó en reaccionar de esa manera, ni ella misma entendía. Pero de alguna forma ayudaba, pues se veía convincente para él, y eso era lo que le importaba.
—Sí... con respecto a eso... —trató de explicar, pero rápidamente ella lo interrumpió.
—Ya lo superé —hizo una mueca con su boca—, lo que sea que haya sucedido esa vez, ya no importa —lanzó con seguridad. Lili comenzó a alejarse de él para salir del salón, sin embargo, se detuvo antes para terminar. —Tengo novio, y no le gustaría saber que me hablas —sonrió triunfante.
Lilianne dio media vuelta y salió con velocidad del salón, sin haberse dado cuenta de la última tontería que se le había ocurrido.
—Li, ¿todo bien? —preguntó Sophie, esperando a su amiga fuera del salón.
—Sí, supongo —continuaron caminando por el pasillo, dirigiéndose al estacionamiento.
—¿Supones? —frunció sus cejas, sin embargo, la tomó del brazo y le detuvo el paso. —¿Qué sucedió ahí dentro, Li?
Ella suspiró ampliamente mientras detenía su paso a mitad del pasillo junto a su mejor amiga.
—Le dije que tenía novio.
—¡¿Qué?! —por dentro Sop solo quería reír, pero al darse cuenta de las facciones de su amiga, prefirió evitar aquello y solo escuchar.
—Mentí, lo sé... pero me puse tan nerviosa que no supe que más inventar para que dejara de hablarme —elevó sus hombros. —Sé que eso no tiene sentido porque ni yo misma pensé en lo que decía, además, todos aquí saben que sería incapaz de confiar en otro chico que no fuera Zac.
La rubia la miraba con intriga, pero suspicazmente tenía la mejor imaginación de todas, y por supuesto, sabía mentir a la perfección.
—Tengo una idea —dijo de repente.
—¿De qué hablas? —Lili frunció el ceño—, ¿acabas de escuchar lo que dije?
—Sí, pero eso no es lo importante ahora.
—¿No lo es?
Sophie negó con la cabeza, mientras trataba de seguir el paso al vehículo de su amiga.
—¡Claro que no! —sonrió. —Si Zachary quiere guerra, pues eso le vamos a dar.
—Sigo sin entender qué quieres decir, Sop —abrió la puerta de su hermoso platinado descapotable y entró en él, a la par de su amiga.
—Acabas de decirme que no quieres que él te hable ni se acerque a ti, ¿no?
—En teoría... sí, supongo —sacó la llave del bolsillo delantero de su pantalón y echó a correr el motor.
—Bien, entonces... tendrás que fingir tener un novio hasta que consigas uno.
—¡No!, estoy en total desacuerdo con esa loca idea —negó rápidamente con la cabeza.
—Escucha, Li... no quería decirte esto porque sé lo que significa para ti, pero si continúas actuando como si nada hubiera pasado, y que durante estos dos años no hiciste más que recordar al traidor, estarás en serios problemas —retomó el aire faltante y continuó. —El punto es... que si vuelves a confiar en él, y si Zac se da cuenta que le mientes, querrá recuperarte de la manera que estime conveniente.
—¿Cómo sabes todo eso? —elevó una ceja, más consternada y confundida que al inicio.
—Créeme, lo vi en sus ojos... se nota en la forma en que te observa, Li. No quiero que vuelvas a sufrir por él, no cuando sé que puedo evitarlo.
La castaña aceleró y salió con rapidez del estacionamiento, dándose cuenta por el espejo de su izquierda que la motocicleta de Zac seguía en el mismo lugar.
—Sabes, es todo muy confuso.
—¿Por qué?
—Hace un momento estaba llorando por volverlo a ver, y ahora simplemente quiero que se aleje.
—Es un buen comienzo —le dedicó una leve sonrisa.
—Si tú lo dices...
(...)
—Nos vemos mañana, Sop —le hizo una seña a su amiga mientras descendía del vehículo.
—Pasa por mí a la misma hora y no planearé un homicidio —entrecerró los ojos, recordando que en su primer día había tardado diez minutos de más.
—Lo sé, y gracias por lo de hoy...
—Para eso estamos las amigas —le guiñó el ojo y se dirigió hasta la entrada de su casa, mientras Lili aceleró para volver a la suya.
Una vez que se estacionó a las afuera de su hogar, se percató que aun seguía el movimiento en la casa vecina, y ahora entendía el porqué de todo, sin embargo, trató de no pensar más en eso y entró como alma que la lleva el diablo.
—Hola, cariño —su madre la saludó calurosamente, incluso, pareciera como si la hubiese estado esperando. —¿Qué tal tu día?
Aquello era extraño, pero no tanto como su primer día de clases.
—Todo bien —mintió. Exactamente no había pensado en nada para decir como excusa, mucho menos mencionarle que había visto al mismísimo Lucifer en persona.
—Me alegra oír eso —su madre le dedicó una sonrisa grata, sin embargo, continuó con el interrogatorio. —¿No tuviste alguna sorpresa hoy en el instituto? O ¿algo que compartir con tu madre?
Lilianne entrecerró los ojos, presintiendo a qué iba toda charlatearía, así que trató de desviar el tema.
—No, nada fuera de lo común —trató de sonar convincente, mientras su madre la observaba directamente. Ésta le dedicó una leve sonrisa y continuó leyendo una revista.
La castaña aprovechó para subir rápidamente por las escaleras y encerrarse en su habitación, obviando que al frente de su ventana, se encontraba el ahora cuarto remodelado de su ex mejor amigo.
Maldijo por lo bajo, y se acercó a la ventana para cerrar las cortinas con rapidez.
Lanzó el bolso al piso y se dejó caer en el suave colchón, tratando de olvidar la mirada tan fría de Zac sobre ella, pero era casi imposible, simplemente no podía.
Por más que tratara, se aferraba a sus viejos recuerdos. Las noches de llanto, los días en los que pensó nunca más salir de su habitación, las humillaciones y las promesas no fueron suficientes para lograr olvidarlo.
Se odiaba por ser tan débil.
.
Lilianne no se había dado cuenta de cuánto tiempo había pasado, pues al cerrar sus ojos solo se dejó llevar por sus pensamientos y terminó conciliando el sueño como no lo había hecho desde hace tiempo.
Sin embargo, su siesta fue interrumpida por el sonar de la puerta de su habitación.
—Hija, baja a comer —indicó su madre sin dar mayores referencias.
A regañadientes la castaña se levantó directamente al baño, para lavar su rostro y mejorar su aspecto, sin haber pensado en lo que sucedería.
Una vez lista, arrastró los pies hasta el comedor, oyendo risas y voces lo bastantes conocidas para ella. Pero eso no le bastó para descifrar de quienes eran y huir antes de ahí.
—Buenas noches, querida —saludó la madre de Zac.
Impactada por lo que sus ojos veían, solo se resignó y saludó con cortesía.
—Buenas noches, Sra. Claire —forzó una sonrisa.
Rápidamente giró la vista hacia su derecha, percatándose que Zac también se encontraba sentado en su mesa.
—Zac... —trató de sonar lo menos incómoda posible, como si eso fuera necesario.
—Hola, Lili... —sonrió ampliamente, como si algo estuviera tramando en su mente.
En ese instante, la castaña forzadamente coge el vaso con agua a su frente, y bebe un sorbo.
—Cariño —interrumpió Aria—, ¿por qué no habías mencionado que Zac había vuelto a la ciudad?
Trató de no ahogarse con agua e hizo una mueca con sus labios.
—Yo le dije que no lo hiciera Aria —aseguró Zac en su defensa—, quise que fuera una sorpresa.
Aquellas miradas directas y desafiantes la desorientaban más de lo que podía.
—Claro, lo que dice él.
—¿Cómo fue todo en California, Zac? —preguntó la madre de Lilianne.
—¿Dejaste alguna exnovia por allá?
—No —sonrió coquetamente, mientras que la castaña solo oía la conversación—, le prometí a alguien que la esperaría —le dirigió la mirada. —A todo esto, ¿cómo se llama tu novio, Li? —preguntó Efron con arrogancia, pues veía a través de sus ojos que le mentía.
No sabía cómo explicarlo, simplemente lo sabía.
—¿Lili, algo que tengas que compartir con tu madre? —frunció el ceño.
—Luego lo discutimos, mamá —le pidió mascullando.
Su madre asintió, notando el incómodo momento.
—Deberías invitar a Lili, hijo —insistió la madre de Zac—, como en los viejos tiempos —sonrió levemente, ignorando el tenso ambiente que solo ellos dos podían sentir.
—Tienes razón —observó directamente a los ojos a quien solía ser su amiga. —Tenemos el tiempo suficiente para recuperar el tiempo perdido.
—Iré a tomar aire —la chica se levantó con rapidez de la mesa y salió al antejardín de su casa. No podía seguir disfrazando aquella farsa, pues todos se darían cuenta que no hacía más que mentir.
—Te acompaño —se anticipó Zac antes que la puerta se cerrara.
Ambas madres siguieron conversando como diariamente lo hacían, sin percatarse que algo más sucedía entre sus hijos.
—¿Qué intentas? —preguntó Lili, dándose cuenta que Zac caminaba a su lado.
—Nada, ¿por qué lo dices? —se hizo el desentendido.
—Te conozco más de lo que desearía, y sé que con todo lo que has hecho, tiene un fin.
—Sí, puede que tengas razón... pero por el momento solo intento que llevemos bien.
—¿Cómo los viejos tiempos? —sonrió toscamente. Detuvo su caminar y dirigió la vista hacia el lado contrario del castaño. —No puedes llegar de nuevo y esperar que todo siguiera como antes. Estás siendo demasiado egoísta, y solo estás deseando en lo que quieres, pero te apuesto a que durante estos dos años no te has detenido a pensar en lo que sentíamos nosotros, ¿me equivoco?
—Escucha, si volví no es por mi... sabes perfectamente que lo único que he querido hacer es volver hablar contigo, y pedir perdón por lo pasado. Era un niño aun y...
—Demasiado tarde, Efron —lo miró con frialdad. —Si no quise responder ninguno de tus mensajes sin sentido era por algo, ¿no crees? —afirmaba mientras trataba de controlar sus cristalinos ojos. —Si te alejaste de aquí fue por algo... Te esperé por dos largos años a que dieras cara y pidieras perdón como correspondía, pero ahora, es demasiado tarde para perdonar.
—Lili...
—Está comenzando a hacer frío, entraré —respondió como una despedida. Prefirió seguir omitiendo sus sentimientos, puesto que no le traería nada bueno si le decía sin más que aun lo seguía queriendo a pesar de todo el sufrimiento.
Tenía que demostrarles a todos quienes le hicieron daño que era más fuerte de lo que pensaban y con ello, cerrar un ciclo doloroso.
Una ves más, Zac la veía alejarse de él. Trataba de hacer lo posible para no perderla, y pensó en algún momento que la única solución era dándole espacio, yéndose de la ciudad. Sin embargo, los años no pasaron en vano, y ella ya lo había olvidado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top