1. Olvidando


| NARRADOR |


Dos años habían transcurrido desde el quiebre de una amistad que parecía no tener límites ni final. Lili no había vuelto a saber de Efron durante ese tiempo, y tampoco quería hacerlo. No era que no le importara o no le interesara, simplemente sería volver a abrir una herida que recién comenzaba a cicatrizar. Lo extrañaba, claro que sí, pero eso no quitaba el hecho de sentir una profunda decepción hacia el chico que alguna vez fue su mejor amigo desde la infancia.

Ya nada se podía hacer, ella había continuado con su vida normalmente, evitando las tontas burlas de Anne, que le refregaba en su rostro, jactándose que ella podía hacer mucho más daño, y que si quisiera podría acabar con la 'chica ideal', la cual todos admiraban.

Tal vez la pelirroja tenía razón en burlarse de ella, por haber sido una completa idiota al caer en el mismo juego de Zac, cuando todo se había tratado de una simple apuesta. Sin embargo, la castaña tenía presente que no era y nunca fue una mala chica, siempre respetó a todos quienes se lo merecían y se defendió de quienes trataron de hundirla, pero luego del incidente, no le prestaba demasiado atención a nada.

Semanas después de haber sido humillada en pleno instituto, Lili no quería ni tenía intenciones de volver a clases, no solo por haber quedado como una tonta, sino, que no quería ver a Zac mientras duraran los restos de años faltantes. Incluso, había conversado con sus padres para que la cambiaran de instituto, cosa que había sido en vano, pues ella jamás le confesó la verdadera razón del por qué. Simplemente sus padres pensaban que se encontraba en la etapa de rebeldía como cualquier chica, lo que ocasionaba esas reacciones en su hija, pero ambos concordaban en que Zac la cuidaría. Lo que no sabían, es que ninguno de los dos asistió a clases ni se vieron durante dos semanas después del incidente.

Ambas familias estaban preocupadas por sus hijos, pero ninguna sospechó de las causas ni la similitud. Jamás se les cruzó por la mente creer que algo entre ellos estaba sucediendo, no creían que era algo malo, ni tampoco intercambiaron información. Solo lo asociaron a su edad, pues dejaron de indagar las razones y lo tomaron con normalidad, hasta que Zac se fue de la ciudad.

No lo volvió a ver más.

Lili pensaba que conocía a su mejor amigo, habían crecido juntos, se habían criado prácticamente en la misma casa, y de pronto él lo tiró todo por la borda por un juego infantil. Incluso llegaba a pensar que jamás fue su amigo y que nunca le importó como se sintió durante esos años, ya no confiaba en nadie más que Sophie, su mejor amiga, pues ya no creía en las palabras de Thomas, mucho menos en las de cualquier chico que buscaba su amistad o algo más, había perdido total credibilidad.

Desconfiaba de todo aquel que se intentara acercar a ella, aunque fuese con buenas intenciones. Si algún buen chico se acercaba un paso para tratar de conocerla, ella retrocedía diez más.

Pero por más que intentara negarles a todos que no seguía sufriendo como hacía dos años atrás, ella sabía que no podía mentirse a sí misma. ¿A quién diablos engañaba? ¡Aún seguía queriendo a Zac Efron!, por mucho daño que le hubiese hecho.

Si bien se había prometido no olvidar aquel episodio, se lo había jurado tanto a su dignidad como a su bienestar que lo intentaría, pero aquella promesa que le había hecho ese día al ojiazul no la dejaba en paz ninguna noche. No quería volver a derramar lágrimas por nadie más, él no lo merecía, nadie lo merecía. Pero entonces... todo su pasado volvió de golpe.

Su móvil comenzó a sonar una vez que cerró la puerta principal de su casa. Un nuevo año escolar comenzaba, y eso no le agradaba en absoluto porque tenía presente que debía ver rostros que no le agraciaban, pero ¿qué más daba?, sería el último año que tendría que soportar malos tratos y humillaciones por personas que no valían la pena siquiera de responderles.

Maldijo por lo bajo, una vez que se dio cuenta que su móvil había dejado de sonar unos instantes, pero prontamente continuó su rigtone.

Acomodó el bolso sobre su hombro y aceptó la llamada entrante, mientras se dirigía a su nuevo coche descapotable, que se había logrado comprar luego de haber juntado dinero por tres años en sus empleos esporádicos.

—¿Dónde diablos estás, Lilianne? —la voz de su amiga resonó con fuerza en la otra línea. Sonaba enfadada.

—Lo lamento S, me atrasé —se disculpó como si ella la estuviera observando directamente.

—No tardes, no quiero llegar atrasada el primer día, Li —colgó.

La castaña se subió a su coche y dejó su bolso en el asiento de copiloto. Cerró la puerta a su lado y suspiró pesadamente con las manos en el volante, recordando que una vez más debía pisar el instituto que tanto odiaba, y que le traía malos recuerdos que prefería dejar en el olvido.

Tomó el cinturón de seguridad con fuerza y rapidez, acertándolo con éxito al otro extremo. Desvió su vista hacia el frente, encontrándose con la casa de quien solía ser su mejor amigo. Seguía tan cual hace dos años, no era que todos se hubiesen ido de la ciudad, solo Zac y su hermana se habían mudado a California, según lo que su madre se enteró.

Lili había intentado evadir el tema 'Efron' con ambas madres, pues ninguna de las dos sabía la verdadera razón del por qué él había decidido mudarse lejos de ella, cuando eran inseparables. Mentía al decir que seguía en contacto con él, y prefería que siguiera así.

Apretó los puños con fuerza, aferrándose rápidamente del volante en cuanto una de las tantas sonrisas de Zac se cruzó por su mente.

—Olvídalo —masculló entre dientes, odiándose por recordarlo consecutivamente durante dos años completos.

Odiaba sentirse de esa manera, tan utilizada y estúpida. Pero se lo merecía, merecía el karma que recibía cada día por haber confiado y haber desarrollado sentimientos en quién no debía.

Su vista se fijó nuevamente en esa casa que conservaba cantidad innumerables de recuerdos, y se dio cuenta que había bastante movimiento, pero intentó ignorarlo.

Resopló con fuerza, moviendo un mechón de su cabello sobre sus ojos. Giró la llave y encendió el motor, para prontamente acelerar e ir a buscar a su amiga a su casa que quedaba de pasada al instituto.


(...)


—¡Ya era hora! —exageró Sophie con sus brazos en alto, para luego dedicarle una leve sonrisa a su amiga.

—No exageres —la castaña rodó los ojos con gracia.

Luego de haber pasado por un calvario tremendo, Sophie fue la única persona que se acercó para preguntarle si se encontraba bien durante clases y en los pasillos. Por supuesto que Lili intentaba ocultar su verdadero estado, pero con Sophie nada se podía ocultar. Ella podía deducir que no era cierto.

Desde aquel día en que cruzaron más que una simple palabra, se volvieron buenas amigas, pero Lili desde el principio aclaró que no le gustaban las mentiras, y no perdonaría volver a pasar por lo mismo.

—Bien —sonrió. —¡Acelera!, no quiero dar una mala impresión —bromeó, pues todos sabían que a pesar de ser una chica lo bastante inteligente, no se sobresalía por su irresponsabilidad e impuntualidad.

La castaña puso su coche en marcha una vez más, virando el volante a su costado izquierdo, pues como sabía, el instituto quedaba solo a un par de cuadras.

—¿Sabías que se rumorea que tendremos a un deslumbrante y excitante compañero nuevo? —la rubia lo decía como si ya supiera quién era aquel 'ejemplar y buenmozo' chico.

—No —respondió secamente. Estaba demás decir que no le interesaba, pues se había prometido no caer con chicos que no valieran la pena, aunque para ella, ninguno lo valía.

—Vamos... no seas tan seca.

—Sabes bien como pienso de los chicos, en especial esos 'excitantes' compañeros —se burló sin gracia.

—Lili, no has vuelto a saber de Zac durante dos años completos, ¿pretendes quedarte siempre en el pasado?

La castaña la observó por el rabillo de sus ojos, sin despegar la vista de la carretera. Elevó los hombros sin importancia, pero en el fondo, sí le interesaba.

—Es difícil olvidar de un día a otro. Yo lo... simplemente no he podido hacerlo en un cien por ciento.

—Han pasado dos años —recalcó nuevamente—, en serio ¿crees que ese chico volverá a pedir perdón? —hizo la misma pregunta que cada semana, y como siempre, Lili no sabía qué responder.

—No lo sé.

—Si hubiese querido que lo perdonaras, ese mismo día lo habría hecho, Li. No seas ingenua, los milagros no existen.

Suspiró.

Envidiaba tanto a Sophie, pero de manera positiva, pues ella siempre decía lo que pensaba sin arrepentirse luego. Quería su seguridad al momento de creer en lo que decía, pero al intentar hacerlo su lengua se trataba y prefería callar como siempre.

—Ya lo sé. Solo espero que el tiempo lo cure todo —se detuvo en semáforo rojo—, tal vez con el paso de los días se me pase, ya verás.

—Llevas diciendo eso los dos benditos años, Li —Sophie se cruzó de brazos en su sitio. Giró la vista hacia su ventana con enfado, pues le molestaba no poder hacer nada para que su amiga entrara en razón y pudiera sacar de una vez por todas a Zac de su mente y de su corazón.

—Hago lo que puedo.

—Ya lo sé, y lo lamento —cerró los ojos un par de segundos—, sé que a veces suelo decir las cosas fríamente, pero quiero que logres olvidar todo pronto para que puedas tener un novio, si no, serás como mi tía Marisol.

—¿Qué? ¿Un novio? —negó con la cabeza—, estás completamente desquiciada.

—Tal vez —sonrió al recodar el sobrenombre de su tía—, pero no quiero que a mi mejor amiga la conozcan por ser solterona y tener diez gatos.

Lili la fulminó con la mirada, mientras el semáforo daba en verde. Un par de coches detrás suyo tocaron la bocina reiteradas veces a causa de sus despistes.

—¡Ya va! —les gritó como si la lograran oír a la perfección.


(...)


Minutos más tarde, y después del altercado lograron llegar con seguridad al aparcamiento del instituto. Lili estacionó su descapotable donde habitualmente lo hacía, pero esta vez se percató que al lado de su convertible estacionada estaba una motocicleta lo bastante elegante y 'rebelde', e instintivamente pensó que con todo el dinero que ocuparon para comprar aquella moto, ella fácilmente podría haberse comprado tres vehículos más.

Prontamente sacudió la cabeza, alejando aquel pensamiento sin coherencia ni sentido de su mente, para descender de su convertible junto a su amiga.

Sophie realizó un sonido con sus labios y lengua.

—¿Qué clase de estudiante de secundaria tendría esta moto carísima? —observó rápidamente a su mejor amiga—, evidentemente yo no.

Evidentemente estaban conectadas, pues habían logrado pensar en lo mismo.

Lili elevó sus hombros y emitió una mueca con sus labios.

—Aún me sigo preguntando, ¿en qué momento decidí ser amiga tuya? —le dedicó una leve risa.

—¡Hey!

—De acuerdo, lo siento —dijo sin dejar de sonreír.

—Entremos antes que mi mente piense en algún posible macabro homicidio —bromeó.

La castaña acomodó el bolso en su hombro y cogió con fuerza algunos pocos libros que recordó guardar.

—Maldición.

—Esa palabra es grosera —se burló Sophie, en cuanto vio que su mejor amiga se detuvo en seco en el extenso pasillo.

—Se me queda un libro en el casillero —informó observando el reloj de la pared. —Entra al salón, no quiero que llegues tarde por mi culpa —la imitó con su típico tono de voz.

—Es la primera vez en la mañana que te oigo decir algo correcto —Sophie giró sobre sus talones y continuó caminando alegremente al salón de clases, y como siempre, le guardaría un puesto a Lili.

La ojimarrón negó con la cabeza inocentemente y con rapidez se dirigió a su casillero, que quedaba poco más allá del salón, recordando que solo tenía cinco minutos para buscar lo que debía y correr a clases, o el profesor Saltzman no le perdonaría volver a llegar tarde por segunda vez en su vida.

Caminó rápidamente a través del extenso pasillo, esquivando a los demás estudiantes que torpemente se cruzaban por el camino, mientras oía a las chicas murmurar sobre el chico de chaqueta negra, cuyo transporte era aquella moto que debió costar más que la mismísima estructura de su casa.

Ignoró a todo aquel que la observaba con asombro y deleitad, pues aun seguía siendo la chica popular y más hermosa del instituto, aunque ahora no le gustara tener demasiadas amistades.

Con suerte logró llegar al casillero, lo abrió rápidamente y sacó lo que necesitaba. Se alegró al recordar que no había olvidado traerlo a clases, pues deberían hacer un trabajo en clases.

Cerró prisa, sin darse cuenta del estruendo que provocó, que poco le importó. Giró sobre sus talones dispuesta a volver al salón de clases, pero de pronto su sonrisa se esfumó de la nada.

Sus piernas no respondían, estaba clavada al suelo con miedo. Su corazón palpitaba peor que cuando corrió la maratón, su frente comenzó a sudar y creyó por unos segundos que había dejado de respirar. Su cuerpo completo había dejado de funcionar, incluso se preguntaba si sus órganos seguían trabajando dentro de ella.

No podía ser cierto lo que sus ojos observaban un poco más a la distancia. No era cierto. No.

Cerró sus ojos tratando de estabilizar su respiración, logrando recuperar el color en su rostro. Empuñó sus manos con fuerza, y con temor de lo que había visto se hiciera realidad, abrió lentamente sus ojos en la misma dirección, pero ya no había nadie.

Suspiró pesadamente. Solo había sido su imaginación, por lo que sacudió la cabeza y aún tratando de recuperar la compostura y equilibrio se dirigió al salón, pocos segundos antes que el profesor llegara y no la dejara entrar.

Se asomó por el umbral de la puerta y divisó a Sophie quien le hizo una seña con su mano derecha. Le dedicó una sonrisa forzada y se acercó al asiento para dejar caer el bolso sobre el mesón.

—¿Estás bien? —preguntó la rubia, dándose cuenta que su mejor amiga se veía extraña y pálida.

Lili se dejó caer su cuerpo en el asiento, y se apoyó en el respaldo de la silla tratando que con eso lograra recobrar el aliento y el alma.

Asintió de manera positiva con los ojos aún cerrados, apoyando su espalda totalmente en el respaldo.

El profesor dejó su bolso en el piso y un par de documentos sobre su mesón. Cogió el café que había dejado junto a los papeles, bebió un sorbo e hizo una seña hacia la puerta.

—Muchachos, démosle un caluroso recibiendo a su compañero que se reintegra en el último año escolar, después de estar por dos años fuera de la ciudad, Zac... adelante.

Entonces el mundo se detuvo, al mismo instante que un dolor horriblemente fuerte inundó el pecho de Lili. Tenía miedo de abrir los ojos y darse cuenta que lo oído recientemente era cierto, no podía ser.

Zac Efron no debía haber vuelto a su vida, no tenía que volverse a repetir la historia. Todos los recuerdos que había intentado olvidar por tantos meses se habían vuelto más claros y vivientes que nunca.

—No puede ser... —susurró Sophie al lado de su amiga. El solo hecho de oír esa frase de la rubia, le dio vuelco el corazón.

Ahora estaba más segura que era él, no había duda alguna. Se odiaba por ser tan débil y poco franca, no tenía el valor de abrir rápidamente los ojos y terminar con la incertidumbre rápidamente.

—Toma asiento —le pidió el profesor Saltzman, para poder continuar con el resto de clase.

Fue entonces que Lili tomó la valentía desde lo más profundo de su corazón y logró abrir los ojos con éxito, pero su posición era rígida y sus músculos no emitían ninguna señal de estar en movimiento.

A lo único que reaccionó fue a cruzarse con aquellos faltantes ojos azules que tanto había extrañado, pero que también la habían herido de una manera inexplicable.

Zac cruzó el poco espacioso pasillo entre sus compañeros, para penetrar con su mirada a Lili de manera fría y déspota. Su mirada ya no era la misma, era vacía, sin sentimientos ni remordimientos, pero entonces, él le dedicó una sonrisa, lo que paralizó su corazón.

Eso no podía estar sucediéndole a ella, ¿por qué?, ¿qué había hecho para merecer semejante karma?

Los ojos de Lili prontamente se humedecieron y esquivó la mirada con rapidez, tratando de que las imágenes de aquellos días se esfumaran contra su voluntad para evitar mayor sufrimiento, pero todo era en vano.

¿Cómo hacía Zac para no sentir ni una pizca de remordimiento frente a ella?, ¿era parte de su plan? ¡Claro!, ¿a qué más hubiese vuelto sino para seguirla humillando?

—No lo merece —Sophie le susurró a Lili cerca de su oído, percatándose de su estado—, es un idiota.

Por supuesto que lo era, pero ella lo era aun más por volver a sentir todo nuevamente como si solo hubiese sucedido el día anterior.

Cerró los ojos nuevamente y apoyó ambas manos empuñadas sobre el mesón para tomar impulso y dirigirse en silencio al sanitario de mujeres, el único lugar en donde podía desahogarse sin que nadie más la interrumpiera o la criticara por todo, aunque deseaba que el día acabara pronto para volver a su casa y no saber de nadie.




...

¡Holis!, sé que me emocioné escribiendo el capítulo, pues es bastante extenso xd, pero me gustó el resultado final, además de ser el inicio de mucho más que está por venir:), así que me gustaría saber qué piensan ustedes (? c:

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top