♧ x9

Como estamos todos en cuarentena, pues quiero compartiros nuevo capítulo más seguido. Espero lo disfruten ^.^ me alegría que me dejaran su voto y comentaran.

《Me mentiste u.u

《¿Eh?

Ese fue el súbito mensaje que recibió a la mañana siguiente, tras el protocolo de saludarse.

《Se suponía que vivías en un lugar frío, pero si estás a casi dos horas de mi morada, significa que eres de zona de playa e.e

Dalai sintió una espina clavándose en su espalda. Aquel era el efecto de haber sido pillado en una mentira. En definitiva no le gustaba nada el tener que hacerlo, pero es que en su realidad no era sencillo ser verdadero. Él tenía tanto que ocultar...

《Lo siento, es que... Bueno, no nos conocíamos. Sabes que soy muy reservado.

《No había necesidad de que me mintieras u.u nunca te obligaría a decirme dónde vives. No me gusta que me mientas :'c

《En serio lo siento, créeme que tampoco me gusta mentir, pero es que... Soy un tipo algo complicado, ¿sabes?

《¿Es que acaso eres hijo de algún magnate, famoso o eres un delincuente muy buscado? :0

《No, nada de eso e.e

《¿Entonces?

《Apenas lo que dije. Soy alguien complicado. Se podría decir que soy muy desconfiado.

《¿Me ves cara de violadora o secuestradora? O.o

《No, nunca pensé mal de ti. En serio.

《Sigo sin entender la razón de que me mintieras :c

Dalai se miró a sí mismo, una acción que había comenzado a practicar de un modo un tanto obsesivo desde que hubiera comenzado a hablar con la chica. Quizás en un principio nunca odió su ser, aquella parte animal, pero había momentos en que sí, que deseaba poder deshacerse de aquel pedazo de escamas que a aquella prisión lo había mantenido aferrado desde un siempre.

《¿Mejor me explicas por llamada?

Sugirió la muchacha.

¿Hablarle? Ni siquiera sabía qué excusa podría darle...

《No es necesario, ya te dije la razón. Te pido perdón una vez más. Sé que te sientes traicionada, pero si te sirve de consuelo, esa es la única mentira que te he dicho.

《¿En verdad tienes diecisiete años?

《Sí, los cumplí el once de Abril.

《:0 Yo también soy del once, pero de Mayo.

Dalai verificó el día y mes en el celular. *4 de Mayo del 2020*.

《Vaya, es verdad que cumplirás pronto los quince :)

《¡Sip! ^.^
^.^
^.^

Una repetición de esas caras bombardeó el chat, a lo que él respondió con dos interrogantes.

《Quería saber si ya me preparaste mi regalito :3 No me malinterpretes, no quiero que gastes ningún céntimo conmigo.

¿Un regalo? No había pensado en nada, y a decir verdad no tenía ni idea de qué podría darle. No tenía a su disposición nada de dinero, ni tampoco disponía de ningún objeto de valor. A Baba acostumbraba darle dibujos y cartas amorosas, por su parte Rodrigo se conformaba con que él se comiera un pedazo de su tarta. No había mucho que él pudiera ofrecer en sus condiciones.

《Uhm, lo siento, es que la verdad no había pensado en nada.

《:'ccccccc

《No llores. No soy muy bueno para estas cosas.

《¿Puedo pedir algo? :')

《Bueno... Yo no tengo dinero...

Pedirle dinero a Baba estaba fuera de cuestión, tampoco se sentía capaz de pedírselo a su amigo. Si tan sólo fuera un chico normal podría trabajar a medio tiempo y comprarle algo a su amiga...

《Te dije que no quiero que gastes en mí :3 Lo que te voy a pedir es totalmente gratis.

《Está bien. ¿Qué es?

《Una foto tuya ^.^

Sufrió un golpe de calor al leer su petición. Aquel terror que sentía siempre cuando imaginaba que alguien supiera de su existencia volvió a sofocarle. Era tan angustiante aquella sensación...

Se llevó la mano al pecho, buscando calmarse. Entonces, tras un instante de reflexión llegó a una conclusión. Sería apenas una foto, si hacía las cosas bien no tendría porque haber ningún problema.

Del otro de la pantalla, Melody se hallaba sentada en una silla de madera, frente a la vieja computadora, con los pies subidos. Se aplastaba los dedos del pie izquierdo con sumo nerviosismo, esperando sumamente ansiosa por su respuesta. Quizás debería haberle pedido que cantara para ella una vez más, pensó después de haber enviado aquel mensaje, sintiendo cierto arrepentimiento.

-Diré que es una broma -Se dijo a sí misma, interpretando el papel de una buena amiga que se hallaba allí para darle apoyo.

Depósito sus pulgares a cada lado de la pantalla y comenzó a escribir el mensaje y lo envió de inmediato.

《Era una broma xD

Melody se atragantó con su propia saliva al visualizar la imagen que se anticipaba al suyo. Sus ojos se abrieron tanto cuanto pudieron. Estaba en shock.

-¡Oh my god! - Chilló contra la palma de sus manos.

La mirada de cristal atravesó la pantalla, alcanzando su alma. Allí estaba, Dalai, el joven al que había tenido la oportunidad de ver por apenas unos segundos, y si antes le pareció perfecto, ahora creía que dicha palabra se quedaba corta para lo que veía. Su rostro era tan varonil, tan tallado a la medida... Una maravilla encuadrada por un manto negro que se cortaba al alcanzar el final de la pantalla. Lucía serio, más maduro de la edad que decía tener.

Melody olvidó el chat, aun cuando éste no paraba de sonar al recibir nuevos mensajes. Aquella imagen la había absorbido. No podía dejar de apreciar hasta el más mínimo detalle, sus largas pestañas, sus cejas un tanto desordenadas, la peca olvidada en su barbilla... Estaba totalmente embelezada.

Podría permanecer de ese modo por un indefinido tiempo, y así habría seguido, de no ser porque otra imagen se antepuso, haciéndola despertar de su abducción.

-¿Estás bien, Melody? -Le escuchó decir al muchacho con cierta preocupación.

-Sí, ah... -Al hablar se olvidaba de respirar, por lo que se le hacía difícil continuar -¡Rayos! -Exclamó con frustración.

-¿Eh? ¿Sucede algo?

-¡Sucedes tú! -Exclamó, levantándose de golpe de la silla, casi derrumbándola -¡¿Cómo puede existir un ser tan condenamente perfecto?! ¡No doy crédito a la ambrosía que mis ojos ven!

-¿Eh? ¿Eh?

Dalai finalmente comenzó a sufrir de tartamudez. Las palabras de la muchacha fueron un ataque directo a su corazón. Su rostro se convirtió en un auténtico campo de minas.

-Dalai, ¡¿en verdad existes?! ¡¿en serio?! ¡¿no le has aplicado ningún efecto a la foto?!

Melody había perdido la cabeza. Ningún famoso ni modelo se comparaba a aquel muchacho. Ambrosía era la palabra perfecta que lo definía.

-Espera, ¿en serio te sorprendió tanto? Quiero decir, ah, no esperé que reaccionaras de ese modo... Yo...

-Dalai -Una cálida sonrisa surgió en sus labios. Aquel chico le fascinaba tanto... Se veía tan dulce, tan verdadero en la foto... -Eres sin duda una joya de valor invaluable. No tienes ni idea de lo agradecida que estoy de haberte encontrado.

¿En verdad? ¿En verdad podía considerarse una joya?

-Yo...

No pudo cargar más con aquel matojo de angustia. Era consciente de que quizás su opinión sobre él no fuera la misma una vez le conociera, que quizás estaba emocionándose falsamente, pero aún con tantos "peros" y "quizás" en sus pensares, no pudo evitar dejarse llevar.

-¿Dalai?

El chico sonrió. Era tan dulce su voz, tan agradable su preocupación. Ella se preocupaba por él. Ella había dicho... Quererle. Le quería...

-No es nada, sólo me entró algo en los ojos.

-¿Por qué estás llorando? Dímelo, Dalai, por favor.

La chica se aferró al aparato. Dolía tanto su corazón. Quería tanto poder abrazarle, apagar cualquier herida de su alma.

-No es nada, sólo me emocioné. Fuiste demasiado intensa - Confesó al tiempo que se perdía en una armoniosa risa -Es la primera vez que eres tan sincera por llamada.

-Bueno, ya me estoy acostumbrando a esto. Voy a desterrarte de tu trono.

Dalai rio como respuesta, atrayendola a ella también. Ambos eran la más perfecta melodía. Una comunión única y especial.

-Por mí está bien, me gusta que seas así, tan sincera.

-Siempre lo soy, y siempre deseo serlo -Comenzó a juguetear con su corto cabello -Y créeme cuando te digo que me he quedado corta al halagarte. Podría decir tanto más...

-Ah... Ok.

-¿Vas a comenzar a usar el ok por llamada? - Se burló, sumamente divertida -Ah, y gracias por la muestra, espero una foto mejor para mi cumpleaños.

-¿Qué?

Imaginarse su cara era de lo más gracioso.

-Nada de "qué", aún no estamos en mi cumpleaños, así que esa foto no cuenta.

-¿Cómo? Quise enviarte antes la foto... Es un regalo anticipado.

-Nada de regalos anticipados, yo quiero recibir mis regalos en el día de mi cumpleaños, así que esta foto la tomaré como un plus. Ah, y puedes eliminarla si quieres, que ya la guardé.

-¿Qué?

Melody se rio muchísimo al ver que realmente lo había hecho. En el lugar de la foto aparecía el texto: mensaje eliminado.

-Y déjame decirte que usaré tu foto como fondo de pantalla, pero antes le agregaré corazones y escribiré Melody x Dalai, ¿o quedaría mejor Honguito x Océano?

Se había liberado de sus cadenas de tartamudez y pena. Finalmente era la chica explosiva que tanto le gustaba ser. Por fin tenía en su mano el poder de apenar a su querido Océano. ¡Cielos, no podía dejar de ver la foto! La acariciaba sin descanso, imaginando el tacto de su piel... Su corazón palpitó intensamente cuando su índice descansó en sus labios. Un beso... ¿qué sabor tendrían sus labios?

-¡No hagas eso! ¡recuerda que...!

-Ya sé, ya sé -Le interrumpió, aun presa de la risa - Tranquilo que no lo haré, recuerda que te dije que te guardaría únicamente para mí.

-¿En verdad no lo harás? -Dalai sonaba menos apurado.

Cielos, en verdad se preocupaba demasiado con eso de esconder su imagen. ¿En verdad no tenía una razón para querer ocultarse?

-Te prometo que no lo haré, me refiero a eso de ponerte de fondo, lo de ponerte corazones y poner nuestros nombres ya es un hecho. ¡Me está quedando lindo!

-¿Qué?...

Dalai temblaba como un desquiciado, aquella chica iba a terminar matándolo de la pena.

-Dalai.

Escucharla llamándole con dulzura causaba en él estremecimientos. Alteraba también su agitado corazón, haciéndolo trabajar de un modo diferente. Era... Difícil de explicar.

-¿Sí? -Dijo casi en un susurro.

-Me gustas. ¿Sabes?

Su confesión penetró su pecho como una daga, causándole todo, menos dolor. Otra sensación nunca antes sentida. Un nuevo cambio en su interior.

-Ah... Yo...

-No lo dije esperando respuesta, sólo quise decírtelo -Murmuró la muchacha, sintiendo aquella sofocante, pero que muy agradable sensación vibrando en su interior -Mi Océano, gracias por aparecer en mi vida.

Dalai sucumbió bajo un silencio, dejando apenas su respiración como vago hablante. No sabía qué decir a semejante confesión. No quería negar ni aceptar que algo sentía, sólo quería dejarse llevar, dejar que la situación siguiera fluyendo entre ellos.

-Honguito, yo también me siento muy feliz de haberte conocido.

Ya no pensaba en sus miedos, en su realidad, apenas dejaba que su corazón hablara por sí solo. Adiós cualquier promesa, apenas quería dejar que Melody llegara a su vida, dispuesta a iluminarle el camino, a arrancarle de aquella prisión.

Melody se llevó el dorso de la mano al rostro y limpió las lágrimas que habían comenzado a surgir. Dalai era tanto, pero tanto para ella. En su vida actual no tenía nada, salvo a sus queridos hermanos, su abuela ausente y su violento padre, además de las varias mujeres que se turnaban en su casa, haciéndose pasar por su madre. Su vida era un mismísimo infierno, uno en el que muchos jóvenes vivían, pero ya no era un infierno, no desde que Dalai había aparecido en su vida.

-Muchas gracias, Dalai, en serio, no sabes cuánto te lo agradezco.

Se abrazó a sí misma, sintiéndolo entonces, al joven junto a ella, abrigandola del frío que existía en su alma.

-Bueno, volviendo a lo de la foto, era una broma, ¿cierto?

-¿La foto? Ah, lo de mi cumpleaños -Sus labios se alzaron, exhibiendo una coqueta sonrisa -No, de eso ni hablar, quiero mi regalo de cumpleaños, no haberte precipitado al enviarla antes.

Comenzó a jugar con el puntero del ordenador, moviéndolo de un lado a otro de la pantalla, mientras lo seguía con la mirada como un auténtico felino.

-Pero...

Se había quedado sin excusas. Lo de querer proteger su imagen no le sería suficiente ya. Melody por nada desistiría de recibir otra foto.

-Salvo se te ocurra un regalo mejor...

-¿Te canto una canción?... -Soltó lo primero que se le ocurrió.

-Uhmmm...

La respuesta era sin duda tentadora, pero nada se comparaba con la foto.

-No, prefiero la foto sin lugar a dudas -Canturreó.

-Pues... Entonces, ah, podría escribirte un poema, e incluso podría escribir una canción, me gusta eso.

Melody se llevó un dedo a sus labios, la idea le parecía tentadora, pero teniendo en cuenta que Dalai no había dicho amarla, sentía que su poema o canción trataría sobre la grande amistad que tenían, así que desechó la idea, no le gustaría sentirse desplazada a la friendzone.

-Me parece un lindo gesto, pero sigo prefiriendo la foto.

Dalai estaba corto de ideas ya, era poco lo que podía hacer al fin y al cabo, pero es que por nada quería enviarle otra foto, sentía que eso sería un paso más a su destrucción.

-Pues... Podría hacerte un dibujo. Tengo algo de habilidad para ello. Aunque tampoco creas que soy un artista.

-¿Un dibujo? Me parece lindo, pero es que... -Hizo un sonido con la boca -La foto me sigue pareciendo el mejor regalo.

-Pero los regalos no son a tu gusto, sino lo que la gente quiera darte -Ese pensamiento se cruzó por su cabeza, haciéndole sonreír, ya que tenía lógico sentido -Así que no creo que necesite tu opinión.

-Pero tú me dijiste que dijera lo que quería -Se quejó ella, haciendo puchero -Así que eso es lo que quiero, una foto tuya.

¿Por qué habría dicho tal cosa? Pena la suya al saberse menos inteligente que una niña de catorce años. Era verdad lo que decía su amigo, las chicas maduraban mucho más rápido.

-Bueno...

-No hay "bueno" que valga, ¿ok?

Melody comenzó a dar clicks en la pantalla del pc, abriendo carpetas al azar.

-¿Dalai?

-¿Sí?

-¿Por qué te quedaste en silencio?

-Pues porque no sé qué decir... Estoy pensando, pero no se me ocurre nada decente. Has rechazado sin piedad mis buenas intenciones.

-Puedes adjuntar lo que quieras a la foto. Lo apreciaré de todo corazón.

-Estás obsesionada con la foto... Me siento acosado.

-Fuiste tú el que dijo que eligiera, ahora yo me he encaprichado en querer una foto tuya.

-Pero no es justo... Ya te envié una foto -Soltó en una especie de puchero.

-Tampoco quiero que te sientas obligado, si no quieres pues ni modo.

Que Dalai rechazara tanto la idea quitaba lo gracioso de la situación. No quería sentirse mal por obligarle. No disfrutaría recibirla de ese modo.

El ser acuático miraba la pantalla sin saber qué sentir. No quería que la muchacha se sintiera triste por su rechazo, pero tampoco le gustaba mucho la idea de enviarle una nueva foto, y ya no era sólo por querer esconder su secreto, era más que eso...

-Pero es que ya te envié una foto, y enviarte otra ya no sería especial. ¿Entiendes? Sería como repetir el regalo por segunda vez.

-No me importa que sea repetido, la foto no será igual a la anterior. Me ilusionará del mismo modo.

-No será lo mismo. Dudo que te sorprenda tanto como antes. Ya no será una sorpresa... Ahora me arrepiento de haberme dejado llevar.

Cada vez lo veía más adorable. Le encantaba lo tierno que era. Ojalá pudiera eternizar dicho momento.

-Quiero sorprenderte incluso más que antes.

¿Más? ¿Es que acaso quería hacerle sufrir un ataque al corazón? Era imposible que hubiera algo que le emocionara tanto como lo...

El sonido de una campanita sucumbió repentinamente, irrumpiendo sus pensares.

-¿Me has enviado algo? -Le preguntó ya que no tenía ningunas ganas de dejar de ver su foto, aunque la idea de que fuera una segunda la incitaba a revisar el chat.

-Sí, es una idea para tu regalo de cumpleaños, a ver qué te parece.

Melody abrió el chat, topándose con un nuevo mensaje, específicamente una imagen, pero no de su imagen.

-¿Y esto? -Preguntó ella sintiéndose de repente anonadada.

-Mi dirección.

Era una imagen del Google Maps señalando su ubicación; concretamente una villa costera que estaba a veinte minutos a pie de su morada...

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