❄prológo❄
-¡Rápido! ¡Traigan al doctor! -dijo una de las enfermeras.
-¿que está pasando?
-¿Es familiar de la señora de la Hoya? La paciente está algo histérica.-Habló la jovén enfermera algo preocupada.
-Soy su esposo, ¿Ella está bien?
-Ya esta más estable...
-¿P-puedo pasarla a ver?
-Claro.
(...)
-Cariño...
-T-tuvimos una pequeña niña...-dijo la mujer sonriendo débilmente.
-Lo se amor, la enfermera me dejo verla, es idéntica a ti...-dijo él tratando de contener las lagrimas.
-C-cariño...prométeme que cuidarás a nuestros hijos...-La mujer puso su mano en la mejilla del hombre, el hombre besó está suavemente.
-No digas eso...tienes que estar con ellos...¡Con tus hijos! ¡Conmigo! -Ella acarició la mejilla del hombre con cuidado.
-Por favor, ¡Promételo! nunca abandones a nuestros hijos...nunca olvides que te amo...-Dijo como pudo, derrepente la mano que sostenía la mejilla del hombre cayó débilmente, mientrás la mujer iba cerrando sus ojos.
-¡No cariño! ¡no me dejes porfavor! -El hombre lloraba desesperado, el pitído de aquella maquina a lado de su esposa lo volvía loco- ¡enfermeras! ¡Doctor!
-¡Señor tiene que salir de aquí!- El Doctor entró sujetándolo para que saliera de ahí.
-¡No porfavor, dejenme con ella! amor no te vayas ¡no! -El hombre como pudo se safó del agarre y fue hacía donde yacía su esposa en aquella cama, llorando desconsoladamente.
-Te amo...-Fueron su últimas palabras antes de que lo hicieran salir de allí.
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