Capítulo XII
Recordatorio: Este fic está tomado desde el momento en el que Andrew intercepta a los niños en el refugio B06-32, por lo que las cosas cambian desde entonces y algunas situaciones propias de la historia original han sido cambiadas y adaptadas a ésta nueva.
Ah, y por cierto...
Aviso de muerte, sangre y... muerte.
🙂
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Anna y Gilda ayudaban a alistar al siguiente grupo que sería evacuado hacia el nuevo refugio. Durante dos días habían estado enviando a los refugiados en grupos de aproximadamente veinticinco menores y diez adultos, siempre guiados por Jin, Hayato y algunos otros hombres de su equipo. De esta manera se aseguraban que los niños serían controlados durante y luego del viaje, además de distribuir lo mejor posible al grupo de los mayores que eran minoría en comparación a los otros.
Lo que los dejaba tranquilos era pensar que ya era menor la cantidad que faltaba ser evacuada, tal vez entre esa noche y el día siguiente podrían terminar de movilizar a todos.
Ray observó a su alrededor, ya estaba casi todo listo. En ese grupo irían algunos de sus hermanos, así que no podía evitar sentirse algo nervioso.
– No tienes de qué preocuparte, Ray –se acercó Gilda para calmarlo–. Don y yo iremos con ellos, los cuidaremos bien. Además, hasta el momento no se ha informado ningún contratiempo.
– Lo sé, pero siempre que nos relajamos algo sucede –refutó el pelinegro sin poder alejar la preocupación de su mente.
– Nada pasará, ya lo verás. Además Hayato será quien nos guíe esta vez, confía en él –Ray observó a su hermana a los ojos, sintiendo la tranquilidad que ella le transmitía con su sonrisa. Sonrió de vuelta y suspiró hundiendo sus hombros.
– Lo sé, estoy algo paranoico –bufó riendo con pena a la par que despeinaba su cabello–. Sólo... Cuídalos y cuídate tú también –pidió ahora apoyando una mano en el hombro de Gilda.
– Sabes que lo haré, tonto –respondió ella con gracia a la par que lo abrazaba.
Él correspondió el gesto y se aseguró de abrazarla con fuerza, todavía costándole tener que dejarlos ir sin su directa supervisión.
– Si no supiera que eres tú créeme que ya estaría apuntándote con mi arma –bromeó Don a sus espaldas, haciendo que los otros dos rieran al escucharlo–. ¿Todavía dudas? –le preguntó a Ray, observando su expresión apenada–. ¡Hermano, me ofendes! Los cuidaré con mi vida si es necesario.
– ¡Oye, no juegues con eso! –lo regañó Gilda golpeando su hombro con molestia.
– Es un decir, no te enojes –explicó con diversión, amagando con tomar su mano y al final sólo acariciando su brazo–. Nada sucederá, llegaremos sanos y salvos, ya lo verás –le aseguró a su hermano y amigo, alzando el pulgar frente a él.
En cuanto Hayato llegó para pedirle al grupo que se reuniera en el salón principal antes de partir Ray nuevamente sintió su cuerpo tensarse. Acompañó a sus hermanos hasta el lugar acordado y observó al resto reír y jugar alegres entre ellos, como si todo estuviera perfectamente bien.
Y es que lo estaba. Él era el único paranoico en esa situación.
– Ray, te veremos en el otro lado –apareció diciendo un sonriente Lannion.
– ¡Sí! Prepararemos el lugar para cuando tú, Anna y Natt lleguen –aseguró Thoma, abrazándose a su hermano.
Ray los observó y sonrió.
– Espero que los cuiden a ellos principalmente de meterse en cualquier lío –les encargó a Don y Gilda, quienes rieron ante su pedido.
– ¡Oye! –exclamaron al unísono.
– Ray –llamó Phill a un lado.
– Phill, Shelly, ¿Están listos? –preguntó a ambos, acercándose para acariciar sus cabezas.
– Tengo miedo. ¿Y si un demonio aparece justo cuando estamos yendo?
– Entonces Phill te protegerá, ¿Cierto, Phill? –ante la pregunta de su hermano mayor, el pequeño moreno se sonrojó un poco y balbuceó una tímida afirmación–. ¿Lo ves? No tienes nada de qué preocuparte. Sólo no te alejes de él, ni de Don y Gilda, ¿entendido?
– Sí –respondió un poco más animada–. ¿Y tú cuándo irás con nosotros? –preguntó preocupada.
– Yo me quedaré hasta que el último grupo se vaya. Debemos proteger este lugar hasta que no quede nadie. Luego podremos ir con Anna, Natt y los chicos de Goldy Pond que quedan. No te preocupes por nosotros, Shelly, estaremos bien –le aseguró con una sonrisa y otra caricia en su cabeza.
Verlos partir fue demasiado difícil, Ray apretaba sus puños a los lados de su cuerpo mientras fruncía los labios con impotencia.
– Ellos estarán bien, Ray –dijo Anna a su lado, tomando su mano para reconfortarlo.
Ray observó el gesto y sonrió con algo más de alivio, correspondiéndole y apretando el agarre de sus manos.
– ¡RAY! –llamó Vincent, llegando hasta él con expresión seria–. Necesito que vengan conmigo, ¡Es urgente!
Ray y Anna se miraron con preocupación y lo siguieron hasta la sala de reuniones, donde Sonya y Oliver ya los esperaban junto al resto del equipo Lambda.
– ¿Y bien? –comenzó Sonya–. ¿Por qué nos han reunido con tanta urgencia?
– Es un mensaje del jefe. Emma está en un inminente peligro –declaró el moreno sin cambiar su expresión seria.
– ¿Qué...? ¿A-a qué te refieres con eso? –preguntó Ray sintiendo cada músculo de su cuerpo tensarse–. ¿Qué fue lo que dijo Norman?
– Hace un rato recibí un mensaje suyo. Ratri planea sacar a Emma de Grace Field y llevarla a Lambda nuevamente, por lo que debemos sacarla de inmediato de allí.
– ¿Cuándo planea llevársela?
– No lo sabemos, sólo tenemos órdenes estrictas de sacar a Emma y a los niños de Grace Field lo más pronto posible. Para eso, el jefe nos ha pedido que tú seas parte del equipo de la misión.
– Espera, ¿por qué quiere específicamente a Ray?
– Es lógico, él conoce a Emma y a la granja de Grace Field mucho mejor que todos nosotros –respondió Oliver a Sonya sin dudar.
– Sí pero es el último que debería ir. Ya sabemos que el diseño de las granjas es el mismo para todas, además Emma también nos conoce. Ray es el primero que se tirará de cabeza a buscarla aun si las condiciones no son favorables. Norman debería saber eso –reprochó la peliazul con enojo.
– Precisamente por eso será entonces que el jefe lo solicitó –respondió Vincent con calma–. Ante una situación en la que nos veamos acorralados él sabrá cómo reaccionar y salvarnos –Sonya entrecerró sus ojos con desconfianza–. Miren, el jefe nos ha contado mucho acerca de Emma y Ray mientras viajábamos juntos hace unos años, confiaba y confía plenamente en él señalándolo como un excelente estratega –el pelinegro observó al hombre de lentes sintiendo las punzadas en su pecho–. Esta es la única oportunidad que tenemos de recuperar a Emma, sino será muy tarde... Y entonces ya no la recuperaremos ni a ella ni a Norman.
Los presentes se quedaron en completo silencio, comprendiendo aquello último dicho por el moreno. Era cierto, no podían pensarlo demasiado o llegarían tarde.
– Yo los acompa...
– No puedes –interrumpió el líder del equipo Lambda tan pronto como Oliver comenzó a hablar–. No es por menospreciarte pero es preferible que nosotros nos encarguemos. Ayshe también nos acompañará, así que ya somos un grupo suficientemente numeroso. No sabemos con lo que nos encontraremos allí dentro, ni siquiera hemos podido hacer un reconocimiento del lugar, por lo que menos gente será mejor para nuestros planes.
– Entiendo, hagámoslo entonces –dijo Ray, levantándose de su asiento.
– Hay una cosa más –el pelinegro observó a Vincent, moviendo su cabeza en un gesto de que continuara hablando–. El jefe nos advirtió de una mujer que trabaja como vigía de Peter Ratri.
– ¿Una espía?
– Disfrazada de Hermana. Debemos cuidarnos de ella en cuanto estemos allí.
– Bien, entonces déjenme decirles otra cosa –Vincent asintió, prestando atención a sus palabras–. Alguien más nos acompañará ¡Y no aceptaré una negativa! –se apresuró a aclarar al ver las intenciones del mayor–. Probablemente sea incómodo para ustedes pero es un aliado nuestro que también hará lo imposible para rescatar a Emma.
– Está bien –accedió Vincent luego de unos segundos de pensarlo.
Cuando todo estuvo listo, Ray terminó de alistarse en su habitación y se dirigió a la enfermería para despedirse de Anna. Sin embargo ella no estaba.
Quien sí estaba y lo observaba con timidez desde su escondite era Nora.
En cuanto Ray abrió la puerta pudo notar la pequeña figura de la niña corriendo a esconderse detrás de la puerta que conducía a la habitación que ella ocupaba. Una mezcla de sentimientos cruzó su pecho en tan sólo un segundo, queriendo reír al ver sus pequeños pies correr tan rápido como podía y sintiendo profundas ganas de abrazarla y llorar por la nostalgia que lo embargaba. No lo entendía, no la conocía, ¿Entonces por qué se sentía de esa manera?
– A-ahh... Hola –saludó el pelinegro de manera torpe y sin saber qué más decir.
– Hola –murmuró ella en respuesta, mirándolo apenas con un ojo desde atrás de la pared.
– Yo... Soy Ray, ¿Cómo te llamas tú?
– ¿Ray? –preguntó la niña asomándose un poco más y dejando ver su carita–. ¿Eres el señor que me salvó de aquel monstruo feo? Tía Anna dijo que tú eres un hombre fuerte y valiente que me protegió cuando ese monstruo quiso llevarme.
Ray sintió arder sus mejillas, ¿Realmente Anna había dicho eso? La calidez se expandió en su pecho y quiso sonreír. Asintió apenas un poco y se colocó de cuclillas, invitando a la pequeña a que se acercara.
De inmediato, ella se acercó corriendo y se lanzó a abrazarlo.
– ¡Muchas gracias, Tío Ray! –expresó con su vocecita ahogada en las ropas del mayor.
El pecho del hombre se comprimió y su corazón comenzó a bombear más rápido, un nudo en su garganta y los ojos empañados anunciaban lo inevitable e incomprensible. Como si de repente todas sus barreras se hubieran desplomado, Ray abrazó a la pequeña pelirroja y dejó que su llanto se desbordara como todo un niño, incluso si aquello asustaba a la menor. Pero, en cambio, ella simplemente lo dejó llorar hasta que se calmara mientras lo seguía abrazando en un intento de reconfortarlo.
Lo notó desde que había entrado, ese señor estaba triste y necesitaba cariño. Su papá la abrazaba cada vez que ella se sentía triste y lloraba, cuando extrañaba a su mamá o cuando quería salir y jugar con otros niños y no la dejaban. Él simplemente se sentaba y la abrazaba con cariño hasta que dejara de llorar y se sintiera mejor. Así que decidió hacer lo mismo con el señor, quería ayudarlo como él lo había hecho cuando el monstruo malo se la quería llevar.
Una vez que Ray se calmó, la niña se separó y lo miró con inocencia. Con sus pequeñas manitos limpió las mejillas empapadas del hombre y sonrió.
– ¿Ya te sientes bien, Tío Ray?
El pelinegro la observó expectante, sin comprender la marea de sentimientos que lo hacía sentir sin ella quererlo.
– ¿Quién eres? –preguntó inconscientemente sin dejar de mirarla.
– Yo me llamo Nora, soy hija de mi mamá, aunque... hace mucho que no la veo –dijo lo último algo desanimada–. Cuando yo era bebé ella se tuvo que ir lejos y no nos hemos vuelto a ver –explicó desde su inocencia como si fuera algo super importante–, pero no importa porque papá me dijo que ella siempre me amó mucho y que, además, si yo la extraño puedo mirarme al espejo y recordarla porque me parezco mucho a ella.
Ray sintió que su pecho se cerraba impidiéndole respirar con normalidad, en su cabeza las imágenes daban vueltas y vueltas, el color escapaba de su rostro y sus piernas acuclilladas apenas soportaban el peso de su cuerpo.
Nora era una niña de cabello corto y pelirrojo, con un característico mechón sobre su cabeza... Igual que Emma. Sus ojos grandes y expresivos eran similares a los de ella pero con la diferencia de color, los de Nora eran azules... Además, no sólo eran sus ojos sino que también...
– También soy hija de mi papá, que no es de verdad mi papá pero yo le digo así porque él me ama mucho a mí y a mi mamá. Siempre lo dice. Y yo también lo amo mucho, como a mi mamá –a ese punto, Ray ya sentía que las lágrimas aflorarían otra vez–. Y también me salvó a mí y a Marcus de ese lugar feo.
– Nora, ¿Cuál es el nombre de tu papá?
– Papá – le respondió de inmediato y con obviedad sin comprender del todo su pregunta, haciendo que el mayor sonriera con diversión.
– Tienes razón. Y... ¿Cómo es tu papá?
– ¡Él es el hombre más apuesto del mundo! –exclamó la niña alzando sus manos sobre su cabeza para magnificar sus palabras–. ¡Enserio! –exclamó convencida de sus palabras al ver a su tío riendo–. Parece un príncipe como el de los cuentos que Wanda me contaba. Tiene ojos azules y el cabello blanco, es súper alto como los príncipes y siempre sonríe y dice que todo estará bien.
Norman.
Ya no tenía dudas.
Su pecho quemaba, sentía que se quemaba del dolor al imaginar todo lo que Emma tendría que haber soportado en ese tiempo, todo lo que Norman estaba soportando hasta ahora.
Nora era hija de ambos, él lo presentía, ¿Por qué entonces Nora decía que él no era su papá de verdad? ¿Qué estaba sucediendo? ¿Qué había sucedido en todo ese tiempo?
Nora se acercó a él nuevamente y lo abrazó por el cuello.
– Pero yo estoy bien, Tío Ray, no te pongas triste. Papá también está bien y me prometió que siempre está cuidando de mi mamá. Me prometió también que pronto estaremos todos juntos otra vez y yo le creo, porque mi papá nunca miente.
Ray sonrió como pudo y acarició la cabeza de la pequeña Nora. Sus dos hermanos y mejores amigos estaban vivos y resistiendo, ¿Y él se atrevía a compadecerse? Debía rescatarlos y traerlos de vuelta a casa.
– ¿Así que él te prometió que pronto estarían los tres juntos como una familia? Entonces déjame prometerte lo mismo –Nora observó curiosa a su tío–. Te prometo que traeré de vuelta a tu madre y a tu padre, y así serán una familia feliz.
La pequeña entonces sonrió feliz, mostrando todos sus dientes, y haciendo que nuevamente el corazón de Ray se estrujara por la nostalgia al ver en Nora la figura de Emma cuando era pequeña.
– ¡Gracias, Tío Ray! ¡Eres el mejor tío de todos! –vociferó agradecida, abrazando de nueva cuenta al pelinegro y dando pequeños saltitos de alegría.
Ray le devolvió el abrazo y besó su coronilla antes de levantarse y despedirse de la niña.
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Salieron esa misma madrugada y llegaron al escondite de Sonju y Mujika pasado el mediodía. El primero en recibirlos fue Sook, quien se alegró de ver a su amigo humano.
– ¡Aléjate, estás estorbando! –exclamó Bárbara, empujando a Ray y posicionándose delante de él con su bate en mano.
– ¡ESPERA, ES UN ALIADO! –gritó él antes de que la mujer se lanzara a atacarlo.
Bárbara bajó su bate y se giró lentamente para verlo con sus ojos entrecerrados, incrédula con lo que acababa de escuchar.
– ¿Dijiste "Aliado"? –preguntó con recelo.
– Sus padres nos ayudaron cuando todavía éramos niños y recién escapabamos de Grace Field. Son nuestros amigos, no les harán daño –explicó tan rápido como pudo, evitando que ella volteara siquiera a ver a Sook.
– Ah, no puedo... Esto es increíble –farfulló con enojo, levantando ambas manos en señal de resignación–. No entiendo por qué el jefe confía en este tipo tan raro.
– Bueno, confía en ti y tú eres por lejos la más rara –contraatacó el pelinegro, consiguiendo que Bárbara se le acercara con el bate en su dirección.
– ¡Wooow, wooow! Creo que ya es suficiente, chicos –intervino Cislo, tomando ambos brazos de la castaña y conteniéndola antes de que cometiera alguna locura–. Mejor nosotros iremos a entrenar por... allá, lejos, donde no podamos ver a los demonios aliados...
– ¡Demonios aliados las pe...!
–...Cualquier cosa nos avisan, ¿De acuerdo?
Mientras Cislo se alejaba junto con Bárbara y Zazie, Vincent volvió su vista hacia Ray y levantó sus cejas instándolo a presentarlos.
– Claro. Sook, él es Vincent, un aliado del refugio.Vincent, él es Sook, hijo de Mujika y Sonju, nuestros aliados desde hace años –los presentó brevemente ante la atenta y confundida mirada del demonio frente a ellos.
Vincent analizó a aquella criatura sin disimulo. Un demonio alto, probablemente de su misma altura, de hombros anchos y cabellera roja, su cara era cubierta por una máscara blanca con un único orificio en el centro de la parte superior. Era un demonio evolucionado a la forma más cercana del humano. Vestía pantalones que apenas cubrían la mitad de sus pantorrillas y en la parte superior sólo una capa de color verde con la capucha colgando hacia atrás.Y estaba... barriendo las hojas secas del suelo.
– Es un gusto conocerte, Vincent –saludó aquel ser, acercándose hasta el moreno y extendiendo su gran mano–. Todos los aliados y amigos de mi amigo serán bienvenidos, así que por favor siéntete cómodo.
– Es un poco difícil de tomar la sugerencia cuando viene de un demonio con la forma de evolución más cercana a nosotros –respondió el hombre de lentes, filoso con sus palabras al no confiar ni un poco en ese demonio.
– Vincent... –comenzó Ray a regañarlo.
– Respóndeme una sola cosa –continuó hablando sin siquiera prestar atención–. ¿Con cuántos cerebros humanos te has alimentado en todo este tiempo para conseguir esa forma humanoide?
Sook simplemente sonrió al escucharlo.
– Ninguno, de hecho –fue su simple respuesta, dejándolo confundido–. Jamás me he visto en la necesidad de consumir ni una sola parte humana para sobrevivir, y tampoco mi familia. Somos privilegiados de poder vivir en paz con ustedes debido a nuestra sangre.
– Eres uno de los de sangre maldita –murmuró Vincent con su mirada desorbitada.
¿Acaso era eso posible? Ellos lo sabían, el último demonio de sangre maldita era una femenina que había logrado escapar hace cientos de años pero de la que al final nunca más se supo nada y simplemente terminó convirtiéndose en una leyenda. ¿Entonces cómo era que ahora se le presentaba un demonio que decía tener ese tipo de sangre? ¿Cuántos más como él había dispersos en el mundo?
– Así es como muchos le dicen a mi madre y es por eso que vivimos escondidos lejos de la civilización –explicó Sook con la mirada agachada y una sonrisa triste–. Sin embargo, no es maldita, todo lo contrario, es la sangre divina que nuestro Dios nos ha regalado para ser salvados de la muerte injusta y dolorosa.
– Dices que es una bendición de su Dios para salvar al resto pero viven escondidos de su propia civilización, ¿No es eso irónico? Deberían estar allá afuera cumpliendo su misión para que así dejen de experimentar y hacer sufrir a los humanos como simple ganado –reprochó el moreno con la ira comenzando a acumularse en su pecho.
No podía comprenderlo, no cuando teniendo la solución en las manos al final decidían acobardarse y dejar que los otros jugaran con ellos, con humanos pequeños que ni siquiera terminaban de entender la razón de su existencia en este mundo.
– Ojalá fuera así de fácil –comenzó Sook cabizbajo–, pero por años han perseguido a mis padres para exterminarlos y así cortar finalmente con la línea de la sangre divina. No es tan simple como decir "Hey, tenemos la cura, formen una fila y salvense todos". La nobleza los matará tan pronto se den cuenta de ello y luego comenzarán a perseguirnos otra vez.
– ¿Y si tu Dios es tan bondadoso por qué entonces no les otorgó a todos la gracia de esa sangre?
– Esto no es culpa de nuestro Dios, sino de aquellos demonios que quieren parecerse a él y buscan velar por su propio beneficio. Si él nos diera todo lo que le pidiéramos sin enseñarnos a vivir por nosotros mismos, ¿Cuál sería entonces la gracia de vivir? La solución real es que dejemos de ver nuestro propio ser para ver a nuestro alrededor, es por eso que en aquel tiempo sólo algunos bebés nacieron con la bendición de la sangre divina, para salvarnos de nuestra desgracia y también para enseñarnos que podemos ser salvados y ser salvadores de los demás sólo con querer ayudar al que está a nuestro lado. Pero al final el egoísmo pudo más... y es por eso que las cosas están así como están.
Vincent lo observó por unos segundos antes de desviar la mirada. Quería creer en aquello que estaba diciendo, pues ese demonio, Sook, parecía un ser honesto, sin embargo eran años de odio acumulado por todas las atrocidades que le habían hecho cuando él sólo era un niño. ¿Qué clase de Dios permitía que su gente sufriera y se volviera tan mala como para experimentar con humanos inocentes?
– Sé que no es fácil entender todo esto que digo y mucho menos cuando ellos han dejado cicatrices en tu corazón que permanecerán por un largo tiempo.
– Creo que te das cuenta que no sólo son cicatrices en mi corazón –escupió con odio tocando su cabeza–. Esos monstruos han experimentado tantas veces con mi cerebro que en algún momento perdí la cuenta, perdiendo así también las esperanzas de algún día ser salvado y liberado. Tú puedes decir que tu Dios es bueno y que los ama, pero para mí sólo es una vil mentira que ustedes eligen creer para no tomar la responsabilidad de saber que tienen la solución en sus manos y prefieren esconderse y vivir cómodamente. Al final, ¿Qué los hace diferentes de aquellos que los quisieron matar hace tiempo?
Dicho aquello último, Vincent se disculpó con Ray para unirse a su equipo en su entrenamiento. Ayshe alternó su vista entre su líder y el demonio que tenía enfrente, al final acercándose a éste último para sobar su hombro y después seguir al moreno.
– Lo siento mucho por eso. Es... difícil para nosotros entenderlo –se disculpó Ray en nombre de su compañero.
– No te preocupes, es normal que esa sea su reacción. No todos comprenden las razones de nuestro Dios.
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Cuando Mujika vio a Ray dejó sus quehaceres y corrió a abrazarlo, preguntándole la razón de su tan repentina visita y si no se trataba de otra escapada para salvar a Emma por su cuenta.
Convencer al resto de que ingresaran al escondite de los demonios no fue ninguna tarea sencilla. Bárbara no soltaba su bate incluso aunque podía observar que aquellos dos monstruos estaban completamente desarmados y no parecían sospechosos, Vincent, por otro lado, caminaba detrás de Ray sin emitir palabra alguna luego del cruce con Sook, y los demás simplemente seguían a su líder sin oponerse ni cuestionar. En cuanto Mujika les sirvió el almuerzo en sus cuencos de madera, todos esperaron a que Ray fuera el primero en probar bocado, sólo por las dudas.
– ¿Y entonces? –comenzó Mujika nuevamente–. No me has terminado de contar la razón por la que están aquí, Ray.
– Emma está en peligro y debemos rescatarla cuanto antes.
– ¿Y cómo lo saben?
– Norman nos lo dijo, si no nos apresuramos...
– ¿Norman? ¿No es ese el nombre de la persona más especial para Emma? –se sorprendió ante el asentimiento del chico–. Creí... que él estaba muerto.
– Todos lo creímos, pero en realidad él nos ha estado cuidando las espaldas desde siempre...
Ray se encargó de poner al tanto de toda la situación a sus amigos. Incluso cuando Sonju volvió de su cacería y se desarrolló una situación demasiado incómoda entre él y los presentes desconocidos –incluyendo insultos y amenazas de parte de la mujer castaña y armas a punto de chocar en combate–, el pelinegro medió entre ambos lados y volvió a comenzar su explicación desde el principio.
Les contó acerca de Emma y todo lo que probablemente sufrió en la plantación de Lambda antes de ser redirigida a Grace Field como Madre. Les contó además que ahora su hija había escapado del laboratorio junto a otro niño y que la habían rescatado –para ese momento, el resto de humanos se miró entre sí tratando de comprender cómo Ray lo había descubierto pero sin atreverse a interrumpirlo–, sin embargo, eso sólo había empeorado la situación para Emma y ahora planeaban volver a experimentar con ella. Le pidió a Sonju nuevamente que los ayudara a rescatarla, ya que no tenían idea del tipo de seguridad que podrían llegar a tener dentro de los muros, y él aceptó sin pensarlo dos veces.
Así que dejaron que las aguas se calmaran y todos procesaran la nueva información. Dos horas después, ya se encontraban cerca de los muros de Grace Field observando la imponente pared y sus alrededores.
Demasiado tranquilo.
– Todo esto es de lo que disponemos para enfrentarnos a quienes nos descubran allí adentro –Ray enseñó cuatro pistolas, dos rifles y tres dagas que guardaba en una de las mochilas–. Ah, y Nigel ha insistido en hacernos llevar algunas herramientas útiles en caso de que la situación lo requiera –dijo al tomar un destornillador de entre las armas–. Como sea, sé que lo saben pero no está de más recordar lo importante que es ser lo más sigilosos posible en esta misión, como las armas de fuego hacen demasiado ruido es preferible usarlas sólo en caso de emergencia.
– Tsk, por eso es mejor utilizar armas más rudimentarias pero sencillas –comentó Sonju moviendo su lanza con orgullo.
– Eres repugnante pero coincido contigo esta vez, monstruo –agregó Bárbara balanceando su bate.
– Nunca está de más la precaución –volvió a retomar el hilo el pelinegro–. Sonju, no creo que sea sencillo para ti manejar un arma tan pequeña adaptada a una mano humana, así que esta vez te manejarás sólo con tu lanza.
– Como siempre. No hay de qué preocuparse.
– Perfecto. Vincent.
– Sí. Con respecto a nuestra estrategia, no podemos asegurar el nivel de seguridad allí dentro pero sí sabemos que en el círculo más cercano a Emma no sólo tenemos a los niños sino también a la espía de Ratri. Por lo que, suponiendo que nadie nos descubra durante la ida hacia la casa Grace Field, Bárbara y Zazie se encargarán de acorralar a la vigía de Ratri mientras Cislo y yo iremos en busca de los niños; simultáneamente, Ray se encargará de Emma, y el demonio...
– Sonju –interrumpieron Ray y el mismo Sonju.
– Claro, él estará afuera vigilando los alrededores junto a Ayshe y sus tres lobos.
– Espera, ¿Cómo haremos para trasladar a los lobos hacia el interior del muro? –preguntó Sonju confundido.
– Los ataremos al pecho de tres personas... o dos personas y un demonio –aclaró Vincent mirándolo sugerente.
– Comprendo –fue la única respuesta del demonio. Ayshe lo miró expectante ante su reacción, y a pesar de que el pelirrojo quería hacerse el desentendido no pudo no sentir la intensa mirada de la rubia–. N-no te preocupes, si tú llevas a uno de ellos yo llevaré a los otros dos –le dijo luego de un breve suspiro.
La chica sonrió agradecida ante la mirada sorprendida de sus compañeros.
– Está bien... Entonces, como decía –continuó hablando el moreno luego de tan extraño suceso–, esas serán nuestras posiciones. Una vez todo listo, llevaremos a todos hacia los muros y los haremos cruzar como lo han estado haciendo todos estos años –dijo viendo directamente a Ray–. La espía irá con nosotros hasta el muro y será atada a un árbol para tenerla dentro de nuestro campo de visión hasta el último momento. Y si por alguna razón las cosas se complicaran, Zazie y... Sonju, se encargarán de los demonios que puedan llegar a aparecer mientras que Bárbara y Cislo irán por los enemigos humanos.
– ¿Qué hay de mí? Puedo ayudarlos...
– No, Ray. No sabemos la condición mental en la que Emma se encuentre, por lo que no debemos contar de antemano con su ayuda para controlar y guiar a los niños. Tú también nos ayudarás con tus lobos, Ayshe –respondió a la silenciosa interrogante de la mujer cuando tomó la manga de su camisa. Ella tan sólo asintió ante la directiva–. Recuerden que ante todo está la seguridad de Emma y los niños, pero en caso de que nos veamos acorralados... Nuestra última opción será salvar a la mujer.
Ray apretó fuerte sus dientes, comprendiendo lo que eso significaría para Emma y lo que ocurriría en consecuencia.
– Todo irá de acuerdo al plan –dijo de repente y observando el mapa hecho de Grace Field–. Sacaremos a todos de ahí sanos y salvos.
– Muy bien. Entonces volvamos al refugio a descansar y prepararnos para esta noche.
Todos los presentes asintieron con seriedad antes de romper el círculo de reunión.
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La tarde iba cayendo de a poco, dejando a la apreciación de la vista un hermoso cielo de tonalidades cálidas que viraba a colores fríos y oscuros, dando paso a la noche estrellada que se avecinaba. Ray se encontraba recostado sobre una raíz, tratando de calmar su caótico corazón y el revoltijo de pensamientos que invadía su mente. Hoy era el día que tanto había anhelado desde hacía siete años, vería a Emma nuevamente y la llevaría de vuelta junto a su familia.
– ¿Cómo te sientes? –escuchó la voz de Sook a un lado.
– Demasiado nervioso y ansioso por volver a ver a mi hermana y mejor amiga –respondió simplemente.
– Es un gran momento, me alegro mucho por ti –Ray sonrió agradecido y se quedó en silencio, intuyendo que no era lo único que quería decir–. Lo siento –frunció el ceño y dirigió su vista hacia su amigo–, te pido perdón en nombre de los demonios que pudieran llegar a aparecer allí dentro para lastimarlos –Sook se mantenía cabizbajo sin poder verlo a los ojos–. Son inconscientes y frágiles, cumplen órdenes de otros demonios malos sin siquiera saber realmente la razón y me duele ver a mis hermanos cometer atrocidades contra una especie inocente como la de los humanos.
Ray no podía dejar de observarlo, impresionado por los pensamientos tan profundos y sentidos que le compartía. Sook no tenía más de siete años, era literalmente un niño y sin embargo no sólo había desarrollado un cuerpo de adulto sino también un intelecto superior al de muchos que conocía. Ignoraba la velocidad de crecimiento y desarrollo que los demonios tenían pero estaba seguro de que Sook estaba muy por encima de lo normal.
– Sook... ¿Qué es lo que piensas acerca de la promesa que los humanos hicieron con tu Dios hace mil años?
– Bueno, comprendo que fue un acto desesperado por salvar a su especie, sacrificando a una minoría que hoy en día es aprovechada de maneras muy crueles por aquellos demonios que sólo piensan en su propio ser –a Ray esa contestación le llamó la atención, por lo que simplemente lo dejó continuar su explicación–. Las cosas han cambiado demasiado en estos mil años, antes los demonios devoraban humanos con el fin de hacer subsistir su conciencia y su intelecto. Dios les había regalado la gracia de subsistir sin necesidad de ustedes, con sólo probar una gota de la sangre divina, sin embargo, no todos sabían de esto y fue entonces cuando los demonios más privilegiados aprovecharon esa ignorancia y la debilidad de los humanos para orillarlos a estos últimos a hacer ese pacto.
Sook era un niño que desde muy temprana edad había aprendido a leer, escapándose cada vez que tenía la oportunidad al templo más cercano del escondite. Se había interesado tanto por la historia de su gente y su Dios que una vez cumplido los cinco años, convenció a Mujika y Sonju de viajar a los demás templos sagrados para continuar estudiando. Mujika le contó una vez que Sook era un niño demasiado perceptivo, diferente al resto, capaz de ver y sentir lo que los demás demonios viven y comprendiendo de una manera distinta las injusticias sociales que causaban el egoísmo de unos pocos demonios perversos con sed de poder. Ray no lo hubiera creído si no lo veía con sus propio ojos, sin embargo ahí estaba, escuchando y viendo de primera mano todo lo que Mujika hablaba sobre su hijo.
– Aprovecharon la situación, aquellos demonios llevaron a cabo un sistema de gobierno que convenía a algunos pocos y a muchos otros no. Nuestra especie comenzó a dividirse por estratos sociales, liderados por reyes y nobles que persiguieron en silencio a las comunidades de sangre divina hasta matarlos y que sometieron al resto a un gobierno en el que debían jurarles lealtad y obediencia para ganarse la vida o degenerarse hasta el punto de morir como monstruos salvajes incapaces de reconocer ni siquiera a su propia familia.
– Pero entonces eso significa que la culpa es de la realeza. Deberían enfrentarlos y derrocar a su Reina –razonó Ray como si aquello fuera lo más lógico–. Durante siglos, Mujika ha estado ayudando a los más necesitados desde las sombras y ahora tú la ayudas en esa misión. Si reunen a todos los demonios que han salvado gracias a su sangre entonces podrían armar un ejército y...
– ¿Pelear contra los nobles? ¿Dejar que muchos de ellos mueran y al final familias queden abandonadas?
– No es necesario verlo de esa manera, estoy seguro de que ellos comprenderán que es por un bien mayor...
– Tal vez, tal vez no, pero derramar sangre no es nunca una opción –Ray no podía comprender ese pensamiento tan desbordante de amor e inocencia, incluso aunque se tratara de la mente tan pura del pequeño Sook–. Míralo de esta manera, ¿Dejarías que tu familia peleara contra los demonios aun si supieras que tienen altas probabilidades de morir? –el pelinegro agachó la mirada, sacudiendo su cabeza en una clara negación–. Exacto, los protegerías incluso si eso significara esconderlos y esperar el momento oportuno para resolverlo de una manera menos peligrosa para ellos –de inmediato pensó en Norman, ocho años planeando y esperando el momento oportuno para finalmente salvarlos a todos–. No todo es lo que parece, Ray. La primera generación de reyes obró a su manera, enriqueciéndose a costa de su pueblo y olvidándose casi por completo de nuestro Dios, sin embargo, la segunda generación pensaba diferente, quería cambiar el sistema y favorecer a toda su población sin distinción de ningún tipo. Mi abuelo reconocía la crueldad de las granjas humanas pero también reconocía que con el exterminio de los de sangre divina no tenían más opción que continuar dependiendo de ustedes, los humanos.
– T-Tu... ¿Tu abuelo era el Rey? –preguntó sorprendido por la revelación, a lo que Sook tan sólo asintió y continuó hablando.
– Quiso involucrarse más en los asuntos de las granjas premium e industriales, y cuando supo la razón de ambos tipos de plantaciones y el destino de sus productos quiso detener las industriales, reformarlas. Se enteró también de que los de sangre divina, ahora llamados sangre maldita, sobrevivían escondidos y la nobleza los perseguía para acabar de una vez por todas con ellos. Mi abuelo se opuso a todo aquello y fue entonces cuando lo asesinaron, mi padre decidió proteger a la única sobreviviente de la última comunidad de sangre divina, tal como su padre se lo había encargado, y dejó atrás el palacio, incluidas su madre y hermana.
– O sea que la actual Reina... Ella es... tu... –no sabía cómo decirlo con tacto, no sabía si sería sensible ante las palabras que quería decir.
– ¿Mi tía? Lo es –respondió el otro con franqueza–. Pero te aseguro que no es mala. Sólo ignorante de toda esta situación al igual que mi abuela. El Rey no quería involucrarlas en una situación tan peligrosa así que nunca les contó nada, y mi padre optó por hacer lo mismo, es por eso que lo consideran un traidor por haber asesinado a su propio padre para tomar la corona.
– ¡Eso es absurdo! –exclamó Ray, incrédulo con lo que acababa de escuchar.
– Era mejor que pensaran eso a que las mataran por ser cómplices del Rey traidor.
– Entonces... ¿Significa que la Reina no sabe nada sobre Mujika o la sangre mal... Divina?
– Probablemente no sabe ni siquiera sobre las granjas o los estratos sociales. Mi padre nunca volvió al palacio desde que se fue por la puerta de atrás.
Tan sólo unos segundos después, Ray sintió al pequeño Sook sollozar. Podía ser un demonio que le sacaba una cabeza de alto, pero seguía siendo un niño, un niño que sufría por su pueblo.
– Lo siento –se disculpó de inmediato, tratando de parar las lágrimas que no dejaban de caer detrás de su máscara–. Es sólo que es muy doloroso ver cómo mis hermanos deciden lastimar a los suyos por bienes egoístas.
– Ellos no son tus hermanos, Sook, son criaturas malas a las que no les importa herir a otros con tal de conseguir lo que quieren. Son el enemigo.
– Te equivocas –insistió el demonio, volteando a verlo con firmeza–. Buenos o malos, todos ellos son mis hermanos, nuestro Dios nos ama a todos por igual y le duele ver las equivocaciones que cometen, alejándose cada vez más de él. ¿Entonces por qué yo debería rechazarlos?
Norman una vez le contó lo que había hablado con Emma acerca del impostor que le informaba a Mamá sobre los movimientos de los niños. Cuando por fin había descubierto que era él el traidor, Norman no sabía cómo decírselo a Emma, optando por preguntarle primero su opinión acerca de la situación. Ella le dijo que aunque descubrieran que había un impostor entre sus hermanos, de todos modos ella lo llevaría con ellos afuera del muro, pues no dejaba de ser su hermano o hermana y ella los amaba a todos sin importar qué. No lo entendió en su momento, pero si había algo que asemejaba a Sook y Emma era el enorme y noble corazón que ambos tenían.
– Tienes un corazón muy bondadoso, Sook.
– Sólo espero que algún día puedan ver la verdad detrás de sus acciones.
– Como humano... Yo no creo que pueda perdonar a todos aquellos que por siglos sometieron a mi especie por diversión y deseo de poder –se sinceró el pelinegro, sin atreverse a mirarlo–. Sin embargo sé que no todos son iguales a ellos, mi familia y yo les debemos mucho a Sonju y a Mujika, ellos nos salvaron cuando estuvimos a punto de morir, nos enseñaron a sobrevivir y nos ayudaron a llegar a nuestro destino sin necesidad de exponernos al peligro. Tú eres un ser tan puro y sensible que a veces olvido que eres un demonio, sin ofender, claro –ambos rieron ante el comentario–. Así que no confiaré en ellos ni en que algún día cambiarán sus mentes y corazones, pero confiaré en ti y en que algún día llegará tu momento de salvar a tu pueblo.
Sook sonrió agradecido por tan nobles palabras, Ray le devolvió el gesto y pronto se levantó de su lugar, alegando que ya se acercaba la hora de partir.
– Rezaré por ti y por los demás, y porque su misión tenga éxito –le dijo el pelirrojo con su voz apacible.
Ray le devolvió la sonrisa y lo saludó con la mano antes de volver al interior del escondite.
.
Esa noche partieron del refugio luego de pasada la medianoche.
– Muy bien, que comience el show –murmuró Ray, observando con determinación el muro frente a él.
Zazie fue el encargado de accionar el Ultra Dispara y Escapa debido a la fuerza requerida para sostenerla antes, durante y después del disparo, y una vez asegurado, todos se colocaron sus arneses para cruzar.
– "Hijos del rigor nos llamarían" –murmuró Ray como lo haría Gilda de costumbre.
Pero no se sintió igual.
Lo notó en cuanto todos se giraron a verlo raro y Bárbara rió sin disimulo alguno.
– Pirómano, suicida y rarito. Aunque bueno, ¿Por qué no me sorprende? –se burló la castaña ante un molesto pelinegro.
Mientras ella y Cislo ya iban cruzando, Vincent y Ray ayudaban a asegurar a los lobos contra el cuerpo de Ayshe y de Sonju, sin embargo, la morena no podía dejar de observar con preocupación a los dos que eran atados en el pecho y espalda del señor demonio.
– Todo estará bien, tranquila –aseguró Sonju, sonriendo y levantando el pulgar en su dirección. Ayshe correspondió el gesto y se relajó un poco más.
Ya del otro lado del muro y habiendo cruzado sin ningún contratiempo, comenzaron a correr rumbo a la casa tan rápido como podían, sin embargo, no tardaron en escuchar una sirena sonando a lo lejos.
– ¡No es posible! ¿Tan rápido? –se preguntó Ray, frenando su carrera de repente y observando a ningún lado en particular.
– ¿Qué es lo que sucede?
– ¡Al parecer nos han descubierto! –Vincent apretó sus puños y miró a Sonju preocupado.
– Esto está muy mal, ¿No deberíamos retirarnos entonces? –fue el turno de Cislo para preguntar.
– ¡No! –vociferó Ray de inmediato–. Si nos echamos atrás tengan por seguro que se llevarán a Emma y perderemos la oportunidad –de inmediato retomó su carrera con más fuerza, siendo seguido por los demás–. Recuerden lo que dijo Norman, quieren experimentar con ella otra vez, así que si la perdemos ahora ya no la recuperaremos otra vez.
Llegaron en un lapso de minutos que para Ray en realidad parecieron horas, y la imagen que vieron fue tan extraña para él como para el resto.
Todas las luces del interior estaban encendidas pese a que ya era pasada la medianoche, la puerta principal completamente abierta como si hubieran olvidado cerrarla antes de... ¿Antes de qué? Ray tragó grueso al notar un muy mal presentimiento creciendo en su pecho.
Sonju y Ayshe adoptaron sus posiciones junto a los lobos de ésta última, mientras que el resto continuó corriendo hacia la puerta principal y luego hacia los destinos previamente marcados.
Todo era normal adentro, todo tan limpio, tan ordenado. Ray lo recordaba tal cual lo dejaron cuando se fueron de allí hacía ya ocho años, incluso ese aroma a hogar cálido. La casa era malditamente igual a ese entonces. Pero si todo era igual, ¿Qué había de esos sospechosos detalles y el mal presentimiento que tenía?
Por instinto más que por misión acordada, corrió hacia la habitación que solía ser de su madre, ya habiéndose mentalizado con la idea de que ahora era la que Emma estaría ocupando. Probablemente Vincent le estaba diciendo algo, o no, no entendió aquello que escuchó, si habían sido voces, sus propios pasos ruidosos o los latidos de su corazón opacando cualquier otro sonido, la verdad es que no le importaba, sólo tenía un objetivo en mente y era llegar junto a su hermana.
El lugar en donde Emma lo esperaba.
Abrió la puerta de una patada, poco importándole el estrepitoso ruido que eso causó, y ni siquiera sintió su voz ascender en su garganta cuando quiso gritar su nombre.
Pero allí no había nadie.
El cuarto estaba vacío.
– ¿Q... Q-qué...? –consiguió articular con esfuerzo, todavía hiperventilando por tan larga carrera y la adrenalina que la situación misma le inyectó.
Recorrió rápidamente el lugar, no dejó rincón sin investigar, pero Emma no estaba. No había nadie allí.
Sintiendo cómo su corazón se aceleraba cada vez más y más –y esta vez producto de su desesperación–, Ray se dirigió hacia las habitaciones de los niños, descubriendo que también estaban vacías.
– ¿Qué demonios... está sucediendo? –se preguntó sin comprender nada en lo absoluto. El color en su rostro desapareció y negaba profusamente al notar todas y cada una de las camas vacías.
– ¡Ray, aquí tampoco hay nadie! –informó Cislo.
– ¡Ni aquí! –gritó Vincent, volviendo de la habitación de las niñas.
No pasaron ni dos minutos hasta que Bárbara llegó con Zazie, informando que no habían encontrado a la mujer espía en ninguna de las demás habitaciones.
Ray soltó su rifle y se agarró la cabeza, desplomándose en una de las camas. Sus ojos desorbitados no eran capaces de ver nada, en su mente sólo daban vueltas las dudas desesperadas sobre el paradero de Emma y los niños... La alarma se había disparado apenas ellos ingresaron al radio de la granja, aun cuando no había vigilancia; las luces en el interior de la casa estaban encendidas a pesar de las altas horas y la puerta principal abierta. Adentro, no había rastro de personas y tampoco se habían cruzado con nadie allá afuera...
– Sonju o los lobos de Ayshe los habrían escuchado... –susurró para sí derrumbando la posibilidad de que hubieran estado cerca y no los escucharon–. Han... ¿Desaparecido? –se preguntó entonces, dejando la incógnita en los demás.
Tras unos segundos de habérselo pensado, se paró y comenzó a revisar nuevamente la habitación, descubriendo esta vez que los zapatos de los niños no estaban, ningún par. Se dirigió entonces al closet y observó que los abrigos y bufandas tampoco estaban.
– Ellos han escapado. Emma y los niños han escapado –les dijo a los demás con total seguridad.
– ¿Qué? ¿Cómo? –preguntó Vincent confundido–. No los hemos cruzado en nuestro camino hacia aquí e incluso aunque hubieran ido por otro lado, Ayshe y sus lobos lo habrían sabido.
– Yo tampoco lo entiendo, Vincent. Lo único que sé es que la alarma sonó porque notaron su escape, y si es así probablemente la mujer de Ratri es la culpable. Ellos están en peligro, sea donde sea que estén, y debemos encontrarlos cuanto antes.
Se apresuraron a bajar y encontrarse con Ayshe y Sonju. Ray notó que los lobos se sentían nerviosos y caminaban hacia todos lados, olfateando el suelo y lloriqueando cada tanto a su dueña.
– ¿Qué es lo que les sucede? –preguntó a la rubia sin dejar de mirarlos, mas ella negó al instante con la cabeza dando a entender que tampoco lo sabía–. Sonju, ¿Tú puedes escuchar ruidos a lo lejos? ¿Pisadas? ¿Gritos?
– Sólo esa molesta sirena del principio.
El pelinegro comenzó a caminar de un lado hacia el otro con nerviosismo, su instinto le decía que era inútil volver al muro porque allí no los encontraría... Emma estaba cerca... ¿Pero dónde?
Vincent tomó su comunicador, rogando que su jefe le contestara tan pronto él enviara el mensaje de S.O.S, sin embargo, no sucedió nada. Norman no respondía.
– ¡Los lobos! –exclamó Cislo entonces, a la par que golpeaba su puño sobre la palma de su otra mano. El resto lo miró con atención–. Si uno de ellos huele algo de Emma podría buscarla guiada por su olor.
Ray volteó hacia Ayshe y ambos asintieron en sincronía. La mujer miró a uno de los suyos y le indicó que siguiera al tipo que ahora corría de nueva cuenta hacia el interior de la casa.
Una vez en el cuarto de Emma, el lobo olfateó la cama por un par de segundos y luego comenzó a rastrear el aroma de la mujer por el suelo de la habitación, saliendo a paso rápido de allí y conduciéndolos a la planta baja, más precisamente a un rincón alejado de la casa, dónde comenzó a rasguñar la pared con desesperación.
– ¿Qué...? ¿Qué está haciendo? –le preguntó a su dueña, quien no supo cómo responder a su pregunta–. No lo entiendo. ¡Ayshe, tu lobo está averiado! –se quejó molesto, recibiendo un gruñido de parte del lobo y una mirada enojada de parte de la rubia–. ¿Por qué rasguñaría este rincón cuando claramente no hay nada aquí?
– Ray, tranquilízate, hay algo que no estamos viendo –indicó Vincent tomando su barbilla y pensando–. Si te desesperas en este punto entonces no llegaremos a ellos a tiempo.
Pero decirlo era más fácil que hacerlo. Ray venía repitiéndose eso mismo desde el principio pero se les acababa el tiempo y ella no aparecía por ningún lado.
Asintió y respiró hondo para tranquilizar sus nervios y así poder pensar. No estaban ni adentro ni afuera de la casa, ningún guardia demonio o humano había llegado hasta allí pese a que ya había pasado un considerado período de tiempo desde que comenzó a sonar la alarma. Y ahora, aquel lobo se comportaba extraño frente a una simple... pared.
De repente recordó la vez que descubrieron la habitación secreta de Mamá, se encontraba en el subsuelo y la puerta estaba escondida detrás de la biblioteca en su oficina.
– Tal vez...
Acercó su oído a la pared revestida por tablas de madera y comenzó a golpear en distintos lugares, encontrando una diferencia de sonoridad entre dos puntos.
–Hay un pasadizo justo aquí –informó a los demás, tocando y empujando la pared sin lograr que ésta se abriera–. No sé cómo abrirlo.
– Mmhp... –se hizo notar Zazie, apartando al pelinegro de su camino.
Tomó carrera desde unos pasos atrás y corrió hasta chocar y empujar con fuerza el pedazo de pared que Ray había marcado, logrando hundirla un poco tras el impacto. Cislo, entonces, tomó su lugar y realizó la misma acción, pudiendo hundir aún más la pared pero todavía sin poder lograr que se rompiera.
– No es tan fácil como parece –les dijo a los demás sobando su brazo derecho–. Esa puerta es muy resistente.
– ¿Dónde está Sonju? –preguntó Ray perdiendo la paciencia.
– No creo que nos haya seguido adentro de la casa –respondió Vincent mirando hacia atrás.
– De hecho él se ha ido hacia el otro lado –comentó Bárbara con desdén–. Justo cuando ustedes entraban a las corridas él salió corriendo rumbo hacia el bosque. Sospecho~oso –canturreó con sarcasmo mirando al pelinegro–. Les dije que un demonio no es de fiar.
Ray frunció el ceño y estuvo a punto de responderle pero no tuvo tiempo en cuanto la patada destructora de Zazie se llevó toda su atención. Él había logrado romper finalmente la puerta, y detrás de ella se observaba una escalera que descendía por un estrecho pasillo oscuro.
No se lo pensó dos veces antes de bajar corriendo, incluso a pesar de que sus compañeros quisieron detenerlo. Con su arma en mano y sus sentidos agudizados, el pelinegro bajó los últimos escalones de aquel camino hasta la puerta apenas entreabierta.
– Ray, podría ser una trampa –susurró Vincent detrás suyo–. Mira la luz encendida, tal vez deberíamos...
Ray pateó la puerta y salió apuntando hacia todos lados, encontrándose solo en un largo pasillo iluminado por algunas antorchas a los lados.
– ¡Oye, si íbamos a arriesgarnos a morir por la estupidez disfrazada de valentía de este imbécil por lo menos me lo hubieras dicho para ver si venía o no! –se quejó Bárbara a su líder, pateando la espalda del pelinegro tan pronto como lo alcanzó.
– ¡Mira hacia allí, Ray! –Vicent señaló un camino hecho con semillas contra la pared, en una dirección del pasillo.
A lo lejos escucharon unos gritos que alarmaron a todo el grupo, por lo que comenzaron a correr deprisa en la dirección contraria.
– ¡Es un truco que aprendimos de "Las Traes" cuando éramos niños! –explicó Ray al sentir la duda del moreno detrás de él–. Emma pretendía despistar al enemigo realizando un camino hacia el otro lado.
Corrieron durante un par de minutos, casi perdiendo la esperanza de que estuvieran yendo realmente en la dirección correcta, y en cuanto les tocó elegir uno de los dos caminos en los cuales el pasillo se dividía Ray hizo caso al fuerte presentimiento que tenía, tomando el camino de la derecha. Camino acertado, de hecho, al escuchar unos gritos infantiles provenientes de más adelante.
No contaban con que se toparían de frente con unos adultos uniformados y armados que de inmediato los apuntaron con sus pistolas.
El grupo entero detuvo su andar y levantó las manos sobre su cabeza, tirando sus armas en el proceso. Los uniformados cubrían sus rostros con una máscara antigás, justo como los que atacaron el refugio hacía ocho años atrás, y llevaban puesto un chaleco táctico verde que, no dudaban, también sería antibalas.
– ¡Todos con las manos arriba y arrodillados! –gritó uno de ellos–. Yui, encárgate de atar sus manos y pies y... –antes de terminar de darle la orden a su compañera, Cislo se abalanzó sobre él forcejeando para quitarle el rifle de las manos.
Los demás aprovechó la conmoción y atacaron al resto de los uniformados, golpeando, noqueando, mordiendo y...
Disparando.
– ¡CISLO! –gritaron Bárbara y Vincent al verlo en el suelo y malherido.
– ¡AHORA HARÁN LO QUE LES DIGO Y SE QUEDARÁN QUIETOS O TERMINARÁN COMO ÉL! –ordenó el mismo tipo de antes.
– ¡MALDITO HIJO DE...!
– ¡BÁRBARA, NO! –se escuchó que gritó Vincent sin poder evitar que la mujer tomara su bate y corriera hacia los tres uniformados que quedaban.
Otro disparo hizo eco a través del interminable y sombrío pasillo.
La sangre salpicó hacia todos lados y el cuerpo sin vida cayó en cámara lenta frente al resto de los presentes. De inmediato, un charco de sangre creció alrededor de la cabeza, mientras que, de fondo, se escuchaba el ruido del casquillo cayendo al suelo, y Zazie no esperó más para tomar sus espadas y cortar las cabezas de los últimos uniformados.
– ¿Qué crees que estás haciendo? ¡Suéltame, pervertido! –exclamó la castaña al notar que Ray la cubría con su cuerpo.
– ¿Sabes? Agradecer de vez en cuando no te hará débil.
– Muérete.
El pelinegro suspiró rendido y observó el cuerpo sin vida del tipo que estuvo a punto de dispararles. A unos pocos metros, Sonju todavía observaba en su mano tan extraño artilugio humano que había soltado ese potente proyectil.
– ¡Oye, Sonju! –exclamó Ray levantándose y sonriendo.
– ¿Dónde diablos se habían metido? –preguntó en voz lo suficientemente alta como para que lo oyeran.
– ¡¿Dónde diablos te habías metido tú?! –contraatacó el otro–. Nos habría venido bien tu ayuda hace un rato.
Pero antes de obtener una respuesta, escucharon otro disparo cerca de ellos, por lo que Ray se apresuró a llegar hasta el lugar.
Y se maldijo una y mil veces por no haber llegado aunque sea unos segundos antes.
Un grupo de niños rodeaba a una convaleciente mujer que respiraba errática mientras la sangre brotaba de su pecho.
– ¡MAMÁ! ¡MAMÁ, RESISTE, MAMÁ! ¡Comprime la herida, Frederic! ¡MAMÁ!
– ¡Emma!
Ray intentó correr hacia ella, mas Ayshe y Vincent lo detuvieron al ver que una mujer pelirroja todavía sostenía un arma en dirección a esos niños.
– Tranquilízate... Debemos... –intentó decirle el moreno.
– ¡SUELTA EL ARMA! ¡HAZLO AHORA, MALDITA...!
– R-Ray...
.
.
.
Curiosidades de autor:
1- Escribí la mayoría del capítulo la semana siguiente al anterior para no perder el hilo de la idea que tenía pero faltaban las últimas escenas y la corrección, por ponqué no pude retomarlo sino hasta ahora.
2- Antes de narrar la parte de las luces encendidas tuve que volver a ver imágenes de escenas de GF para asegurarme de que sí había luz eléctrica y no velas en su interior (lo que es tonto teniendo en cuenta cómo hacían sus exámenes jajajajaja).
3- Nueve mil palabras!! Oficialmente el cap más largo de este fic ಠಿ_ಠಿ
4- Escribir desde el celu no es tan lindo como en la compu, me cansa más rápido escribir y limita mis ideas (? Jajaja
5- Jamás creí que me costaría tanto trabajo corregir un cap... Tres días, para serles franca (─.─||)Maldita gripe...
.
Gracias por la espera!!! Gracias por el apoyo, por los comentarios, por tomarse un tiempito y leer mis locuras!! Jajaja
Espero que les haya gustado. Debo confesar que no fue fácil, los exámenes me consumieron hasta lo último y cuando por fin entré en vacaciones me enfermé ಠ︵ಠ Really?
Así que me gustaría leer sus opiniones, teorías, qué parte les gustó más, cuál no, que piensan del nuevo giro que han tomado las cosas... Siguen siendo capitulos bastante informativos que espero no lo olviden para el futuro (◠‿・)—☆
Y bueno, trataré de aprovechar un poco el descanso para actualizar pronto.
Nos leemos entonces!! 💜💜
Carpe Diem!! O.-/
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