Capítulo VIII
Esa tarde la tensión todavía podía palparse en cualquier rincón del refugio, claro que sólo aplicaba para el equipo de rescate que había estado involucrado en la misión de Gran Valley, pues el resto de los niños y adultos continuaban su día como si nada. Nadie entendía la razón por la que Sonya había noqueado a Paula apenas llegaron al lugar, Zack y Violet fueron los primeros en querer intervenir, mas Oliver los contuvo en su lugar con su mirada un tanto apagada. Ahora se dirigían todos los involucrados en la misión rumbo a la reunión programada.
– Antes de discutir el punto central de esta reunión, a la que agradezco que hayan asistido –comenzó Sonya sin mirar a ninguno en particular, sólo seguía sentada con una mano sosteniendo su mentón y una lapicera dando vueltas entre los dedos de la otra–, debo felicitar a todos por el éxito de nuestra última misión en Grand Valley. Sin bajas, sin complicaciones, ni siquiera fue necesario utilizar las armas. Gran trabajo.
Tanto los hombres como las mujeres se animaron entre sí debido a sus palabras, comenzaron a aplaudir como acto de respeto y satisfacción. Oliver fue el único que se mantuvo al margen del festejo, de reojo observando a su amiga y compañera quien seguía sería y cabizbaja.
– Hay tres cosas que pude comprobar tras este operativo –continuó diciendo luego de que el resto se calmara–. Lo primero es que definitivamente están al tanto de nuestro método de selección y acción. Lo segundo, ellos sólo protegen la granja que saben que atacaremos en el momento preciso en el que lo haremos. Y tercero... –se irguió sobre sí misma y suspiró con cansancio dejando ver las ojeras que acompañaban a su mirada decaída–. Los dos puntos anteriores se conectan a una misma causa, hay un traidor entre nosotros.
– ¿Qué? –se sintió en una especie de coro desincronizado. Todos murmuraban y alternaban su vista entre su líder y Paula, de quien de inmediato comenzaron a dudar dadas las circunstancias.
– ¿Quién se supone... que es el traidor? –preguntó Gillian con cautela.
Sonya se tardó en responder. Chasqueó su lengua y la miró directo a los ojos.
– Creo que todos piensan en la misma persona, ¿me equivoco?
Gillian frunció su ceño y negó lentamente, negándose a creer que una amiga tan confiable como Paula pudiera haber hecho algo así. Alternó su vista entre ambas mujeres pero no consiguió ninguna explicación, ni siquiera una mirada, por parte de la acusada.
– N-no... No puede ser –fue Zack el primero en responder–. ¿Por qué Paula nos traicionaría? No tiene sentido. Somos del mismo bando, hemos sufrido juntos las mismas situaciones traumáticas... Es una broma, ¿Cierto? –preguntó ahora dirigiéndose a Paula, quien manteniendo su mirada agachada sólo la desvió aún más–. ¡TIENE QUE SER UNA MALDITA BROMA! –exclamó golpeando la mesa con ambas manos–. ¡¿TIENES UNA IDEA DE CUÁNTOS HOMBRES Y MUJERES HEMOS PERDIDO EN CADA UNA DE ESAS MISIONES SUICIDAS HASTA DECIDIR QUE SÓLO IRÍAMOS LOS DE GOLDY POND Y GRACE FIELD?! ¡¿RECUERDAS QUE GILLIAN, NIGEL Y SONYA CASI PIERDEN LA VIDA HACE NO MUCHO POR CULPA DE LOS DEMONIOS? –Nigel tomó a su compañero por los hombros al sentir que éste perdía de a poco el juicio–. ¡¿Y AHORA ME DICES QUE TÚ ERES CÓMPLICE DE ESOS MALDITOS?! ¡DI ALGO, PAULA!
– Lo siento –se limitó a murmurar la mujer.
Zack apretó fuerte los puños y los dientes, intentó zafarse del agarre de Nigel pero no lo logró.
– ¡PERDÍ A NADIA POR TU CULPA! –vociferó a todo pulmón, conteniendo fuertemente el nudo en su garganta–. La perdí por tu culpa... Tú, maldita...
Todos allí sabían quién era Nadia, o más bien quién había sido. Cuando recién habían llegado al refugio todos se mostraron cálidos y solidarios con ellos, sin embargo había una chica, de la edad de los mayores de Goldy Pond, que se encargó de ayudarlos e instruirlos en las tácticas de combate, siempre mostrándose fuerte e independiente. Con el pasar del tiempo todos se dieron cuenta de lo cercana que se había vuelto con Zack, lo cual fue también una gran sorpresa debido al carácter tan similar y tan distinto a la vez de ambos, así que dos años después oficializaron la relación que mantenían en secreto y que Gilda finalmente descubrió. La última vez que él la vio fue en una misión de rescate cuatro años más tarde, siendo cruelmente devorada por uno de los demonios que protegía los muros de una granja.
– Esa noche... –dijo Paula–. Esa noche no suponía que debería haber acabado así. Vincent me explicó que al jefe se le escapó de las manos la situación. Peter Ratri había actuado por cuenta propia y él sólo lo supo cuando las consecuencias se presentaron. Él nunca hubiera permitido que eso sucediera.
– ¡Y sin embargo sucedió! –le gritó Zack–. ¡Y no sólo esa vez! ¡Hemos perdido a cientos de hombres y mujeres, Paula!
– ¡HUBIERAMOS PERDIDO A MILES DE NO SER POR ÉL! –respondió Paula gritando con sus ojos cerrados–. ¿No lo entiendes? ¿Cuántas veces estuvimos al borde de la muerte y situaciones inexplicables nos han salvado?
Por un par de segundos invadió el silencio, los demás reconociendo con contradicción la realidad de sus palabras.
– ¿Dijiste "Vincent"? –preguntó Ray, rompiendo el silencio y desviando parcialmente la conversación–. ¿No es ese el tipo de Lambda, el grupo del que siempre habíamos desconfiado? –el pelinegro frunció el ceño y ladeó su cabeza sin dejar de mirar a Paula–. Con esto no sólo nos confirmas que sí eres la traidora que filtra información sobre el refugio y nuestros movimientos, también nos confirmas que estábamos en lo correcto al sospechar del equipo Lambda, quienes trabajan para un "Jefe" que a su vez está relacionado con Peter Ratri.
– Paula, espero que tengas una buena explicación para todo esto porque enserio quiero creer en ti –Oliver apretaba sus puños y trataba de guardar la calma para no alterar más a Sonya.
– Se los volveré a decir, de no ser por el Jefe habríamos perdido a más gente de la que perdimos. Sé que al principio es difícil de creer teniendo en cuenta que jamás lo hemos visto y que de alguna forma está directamente relacionado con los Ratri pero no he sido descuidada ni distraída, Vincent me ha probado que ellos son de confianza.
– ¿Quién? ¿Los Ratri o los demonios? –escupió Sonya con sarcasmo.
– Los chicos de Lambda y su jefe –respondió la pelinegra con firme convicción–. La razón por la que todos nosotros salimos vivos por poco aquella vez en Goodwill Ridge fue porque el Jefe intervino.
– ¿De qué estás hablando?
– Gillian –llamó Paula a la chica que no terminaba de comprender nada de lo que estaba sucediendo–, tú y Nigel lo vieron, ¿No es cierto? En el momento en que él se interpuso entre tú y aquel demonio pudo resistir un primer golpe pero estuvieron a punto de morir con el segundo, y justo antes de que Sonya arrojara la granada de luz ese monstruo se detuvo por un segundo.
– ¿Tratas de decir que eso fue obra de "El Jefe"? –preguntó Ray con ironía en sus últimas palabras.
– Sí.
– Tsk, ¿Es enserio?
– No miento. ¡Vincent puede explicárselos mejor que yo!
– Pues bien, ¿Y dónde está tu querido Vincent, Paula? –preguntó Sonya con todo el enojo acumulado en su mirada.
– Yo... N-no lo sé. No sé por qué no han regresado todavía ni por qué han decidido descubrirse a sí mismos de esta manera. Es posible que no hayan llegado a tiempo para advertir al jefe, tal vez tuvieron dificultades, o tal vez quien tuvo dificultades fue el jefe.
Todos los presentes suspiraron y comenzaron a murmurar entre ellos contrariados por las revelaciones. Un posible "Jefe" que trabajaba con Peter Ratri pero que en realidad era un aliado y sus intermediarios eran los tipos de Lambda que tanto rechazaban, ¿Cómo creer si ni siquiera ellos estaban ahí para explicarse mejor? Por otro lado, Paula no era de las que traicionaba, era de hecho la mano derecha de Sonya, pero entonces...
– ¿Por qué jamás me lo contaste? –preguntó la peliazul sin poder mirarla a la cara–. Creí que trabajábamos juntas sin secretos, creí que ambas confiábamos la una en la otra para lo que fuera. Aun así... tú... ¿Por qué? ¿Ocultarme algo tan importante? ¿Cómo esperas que yo te crea, Paula? –apretaba tanto sus puños que podía observarse los nudillos blancos, aguantaba el nudo en su garganta y las lágrimas que intentaban asomarse por sus ojos.
– Están completamente convencidos de que el equipo Lambda es malo, no darían a torcer su brazo sólo porque ellos les contaran una parte de la historia. Pero ellos tampoco pueden hablar de más, su jefe está en constante peligro por el sólo hecho de verlos cada cierto tiempo, la misión de Vincent era manipular a una persona para que le brindara la información sin necesidad de tener que decir nada sobre ellos pero decidió confiar en mí y yo no podía fallarle.
– Pero sí podías fallarme a mí, ¿no es cierto?
– ¿Por qué no puedes entender que esto es más grande que nuestra amistad, Sonya? –vociferó ya cansada de su terquedad–. No es traicionarte a ti o a Vincent. Éste hombre, su jefe, es una gran carta de ayuda para nosotros, por supuesto que no iba a desaprovechar la oportunidad. Los únicos beneficiados en todo esto somos nosotros, son ellos los que corren el peligro de ser descubiertos junto a su jefe y ser capturados, ¡Sólo quieren ayudarnos!
– No terminaré de creerte hasta que no se presenten esos tipos de Lambda y nos expliquen todo lo que tú has dicho –intervino Ray sin emoción alguna en su voz–. Sea como sea, no podemos obviar el hecho de que nos has estado engañando quién sabe por cuánto tiempo, y no quiero saberlo –se apresuró a aclarar antes de que la pelinegra respondiera–, y todo por órdenes de ellos. Aun cuando sus intenciones al pedirte eso hubieran sido inocentes tú decidiste ni siquiera confiar en Sonya, tu mejor amiga, lo que nos deja libres a pensar que confías más en ellos que en tu propio equipo y, a mi parecer, eso tampoco habla bien de ti.
– En realidad, que Paula no pueda confiar al cien por ciento en su equipo habla mal de todos ustedes, no de ella –desde el marco de la puerta Vincent había escuchado todo lo dicho por Ray.
– Y ya que tanto quieren escucharnos hablar permítannos pasar y aclarar toda esta situación, luego decidirán si quieren nuestra ayuda o que nos marchemos y los dejemos a su suerte, banda de malagradecidos –fue el turno de Bárbara, ingresando a la habitación con total confianza.
Sonya le cedió su lugar a Vincent, de manera que estuviera a la vista de todos los que allí se encontraban reunidos.
– Gracias –dijo con cortesía, y tras acomodarse los demás miembros de Lambda detrás de su segundo líder, Vincent le sonrió a Paula, quien se encontraba arrinconada a un lado de la larga mesa–. Primero que nada, les pido que no se pongan en contra de su leal compañera de equipo. Desde que la conozco ella no ha hecho más que actuar en pos de su familia y amigos, incluso ayudarnos fue una decisión que ella tomó pensando plena y exclusivamente en ustedes –dijo mirando directamente a la peliazul a su lado–. Y en cuanto a lo último que he podido escuchar que dijo Paula, tiene razón, esto no se trata de traicionar a un lado o al otro, nosotros nos ponemos en peligro cada vez que salimos de aquí en busca de nuestro jefe y asimismo, él corre peligro al ir a nuestro encuentro. No se suponía que yo le contaría ni siquiera una parte de nuestros objetivos a Paula pero lo cierto es que encontré en ella una confianza y lealtad que no imaginé que pudiera ser verdad.
– Aquí vamos otra vez –bufó Bárbara entornando los ojos.
– Ella los considera verdaderamente su familia, tanto que daría su vida por ustedes. No me enorgullezco de decir que al principio mi objetivo sólo era ganarme su confianza para sonsacarle información pero conforme fue pasando el tiempo pude ver que el cariño que me nació hacia ella era mutuo y no podía seguir engañándola...
– Gilda, ya cálmate –susurró Don al notar los ojos brillosos de la mujer.
– Tsk, ya la perdimos –bromeó Anna del otro lado.
–...por lo que, en contra de mi equipo y posiblemente de mi jefe, decidí confiar en ella y se lo conté. Ella no lo sabe todo, no podía decírselo todo pero... Nuestro jefe cree que ha llegado el momento de contarles la verdad –hizo una pausa tratando de reordenar sus ideas una vez más, pues todavía tenía sus dudas sobre cuál sería la reacción de todos, sin embargo eran las órdenes de su jefe, no podía echarse atrás–. El día que secuestraron a Emma, su amiga de la infancia, nuestro equipo había liberado una de las tantas granjas industriales y a pesar de nuestros esfuerzos estábamos listos para volver con las manos vacías, sin embargo el jefe no logró escapar a tiempo y Peter Ratri lo convenció de volver a Lambda con él, si lo hacía entonces Emma sobreviviría bajo su protección.
– ¿E-Emma? –preguntó Ray consternado ante la revelación–. ¿Q-qué... saben ustedes de Emma? –preguntó golpeando la mesa con fuerza y arrojando la silla hacia atrás ante el impulso.
– Por lo que sabemos, Emma es Madre en Grace Field...
De inmediato, todos abrieron enormemente los ojos, su corazón se aceleró y algunos hasta hiperventilaban.
–...Ella ha sufrido mucho estos últimos años, tanto que ha perdido el sentido de vivir y ni siquiera es capaz de enfrentarse a los Ratri para escapar. Ha pasado años siendo estudiada e instruida en Lambda y luego la obligaron a convertirse en Madre para garantizar la protección de su familia –Ray frunció su ceño y se aguantó las ganas de querer gritar de la impotencia–. Ustedes están siendo vigilados mediante una cámara oculta inmediatamente a la salida del laberinto, ellos pueden observarlos cada vez que salen y entran, es así como saben el momento en el que atacarán una granja y en consecuencia envían seguridad al lugar.
– Lo sabía –dijo Sonya entre dientes–. ¿Y qué hay de la manera en la que seleccionamos cada granja a atacar?
– El jefe lo descubrió, es un patrón basado en los números del cuello de los miembros de Grace Field. Utilizan a los quince niños que han escapado de la granja, uno por vez y hacen sus cálculos a partir de los números en su cuello.
– ¿Cómo podrían ellos saber con exactitud eso? No utilizamos a todos los niños fugitivos de Grace Field –intervino Anna con seriedad.
– No estoy al tanto de la manera en la que lo hacen, y nuestro jefe tampoco nos dio mayores detalles al respecto, sin embargo él lo ha descifrado –respondió Vincent sin perder la calma en ningún momento–. Como sea, la noche que se llevaron a Emma también se llevaron al jefe, más bien él decidió volver con Peter Ratri para proteger a Emma y para protegerlos a ustedes también, de otra manera los capturarían a todos.
– Eso fue lo que Ratri le dijo a Emma para convencerla de ir con él –reconoció Gilda con ambas manos cubriendo su boca y al borde de las lágrimas.
– Fue una trampa para ambos y el jefe lo sabe, sin embargo, descubrieron que meses después él estaba trazando un nuevo plan de escape y entonces dieron con la entrada del refugio, así que amenazaron con volar todo el lugar si no obedecía los planes que ellos tenían para él. El jefe sospecha que algo similar han hecho con Emma para convencerla de ser Madre y volver a Grace Field.
– Ray, eso significa...
– ¡Que la mujer que vi en el muro sí era Emma! –completó la frase que Anna había comenzado.
Una luz de esperanza se asomaba entre tanta oscuridad, y a pesar de no haber terminado de discutir todo lo que tenían por hablar a todos se le llenaron los ojos de lágrimas por la noticia.
– En definitiva, todos estos años hemos trabajado para nuestro jefe a pesar de los peligros. Al principio no conseguíamos comprender el algoritmo de sus movimientos y sabíamos que no nos lo dirían, así que fue muy difícil para él poder salvarlos de las situaciones que se les presentaban, esa es la razón por la que han perdido a tanta gente durante un tiempo, Peter Ratri es el que comandaba la seguridad de las plantaciones. Cuando por fin descubrió el patrón de selección fue puesto a prueba para conocer cuál era su lealtad al clan, y a pesar de que se las ingeniaba para evitar grandes catástrofes en sus movimientos, hubo ocasiones en las que no pudo evitar la muerte de otros refugiados, como fue el caso de Nadia –dijo las últimas palabras con pesar, mirando a Zack, quien apretaba sus puños con impotencia y dolor–. Sin embargo, las cosas mejoraron cuando decidí compartir parte de toda esta historia con Paula y ella accedió a brindarme información para ayudarnos a ayudarlos, sin embargo no podíamos permitirnos ningún error y si por casualidad alguno de ustedes se delatara buscando aunque sea la ubicación de las cámaras allá afuera, nuestro jefe sería el primero en pagar las consecuencias –Vincent apretó sus manos entrelazadas y los miró a todos con profundidad–. Estamos dispuestos a aclarar cualquier duda que ustedes nos planteen pero por favor entiendan que nosotros jamás hemos querido entregarlos al enemigo, no tendría sentido luego de haber rescatado a tanta gente antes que ustedes y resguardarlos en un lugar que nadie más conocía.
– ¿Quién es su jefe? –preguntó Ray con cautela, tras un largo momento de silencio y tensión.
– Creo que tú tienes tus sospechas pero no quieres creerlo.
– No puedo creerlo porque él se supone que está muerto –contradijo sin poder mirarlo los ojos.
– Lo que se supone no siempre termina siendo la realidad.
– ¿Quién... es? –volvió a preguntar pero con más nervios.
– Norman Ratri, ese es el nombre que ha adoptado ahora por la fuerza.
Ray comenzó a hiperventilar, podía escuchar sus propios latidos y de repente el color se le escapó de la cara. Sentía frío, la cabeza abombada, todo le daba vueltas y lo único que quería era llegar a su habitación para romperlo todo y gritar tan fuerte como sus pulmones y cuerdas vocales se lo permitieran. Norman estaba vivo, Norman... Norman Ratri, él estaba vivo al igual que Emma, sus dos mejores amigos, sus hermanos del alma. ¿Qué diablos estaba sucediendo?
– ¡RAY! –gritó Anna al ver que el pelinegro se desplomaba a un lado de la mesa.
Todos se movilizaron de inmediato alrededor del chico y entre la adrenalina del momento, la confusión por tanta información recibida y el pánico por lo que esa información pudiera causar en Ray, Zazie fue más rápido y apartó a la muchedumbre, cargando al chico por los hombros y las piernas y emitiendo un sonido inteligible pidiendo indicaciones de dónde colocarlo.
– A-a... S-será mejor que lo llevemos a su habitación. Por favor acompáñame –explicó la rubia con desesperación.
Una vez la mayoría se fue detrás de Zazie y Anna, Sonya, Oliver, Paula y el resto del equipo Lambda se quedaron en silencio por unos minutos.
– ¿Cómo esperan que les creamos? –decidió preguntar Sonya finalmente.
– Pues si no nos crees a nosotros supongo que tal vez les creerás a la gente que enviaste a seguirnos –ante su respuesta logró atrapar a la mujer de lentes.
Oliver se llevó una gran sorpresa ante las palabras del moreno, Sonya jamás le había comentado nada al respecto.
– Voy por ellos –dijo Cislo de inmediato.
– ¿Enviaste gente a seguirlos? ¿Sabes lo peligroso que pudo haber sido eso? –reprochó el peliblanco mirándola con enojo.
– Sí, pero asumí el riesgo al igual que ellos. Necesitaba estar segura al cien por ciento de lo que Paula diría –respondió con escepticismo.
– Aquí están, estaban en la habitación de al lado escuchando todo –acusó Cislo con gracia, causando la risa burlista de Bárbara.
– Pueden contar todo lo que han descubierto sin miedo –indicó Vincent observándolos con amabilidad.
– Pues bien... –comenzó Sandy con algo de pena–. Los seguimos entre caminos rocosos y peligrosos, fue muy difícil seguirles el paso y no hacernos notar con los innumerables demonios que nos rodeaban adonde sea que miráramos...
– Es cierto, sin embargo logramos alcanzarlos y ver la reunión con su jefe –continuó Pepe–. Intentamos leerles los labios pero ellos estaban de espalda y el hombre misterioso se mantenía en las sombras. Justo cuando estábamos por acercarnos más Zazie nos encontró y nos llevó delante del jefe.
– Ni siquiera nosotros sabemos qué han hablado con el jefe, para entonces ya nos habíamos retirado –aclaró Cislo.
– Norman es su nombre, es un hombre muy gentil, al parecer unos años más joven que nosotros pero tiene muy en claro sus objetivos y su misión.
– ¿Y cuál es esa misión? –preguntó Oliver.
– Salvar a todos los refugiados y acabar con los Ratri y la nobleza. El próximo paso es movilizar a toda nuestra gente a un nuevo refugio más seguro y lejos de la vista de los enemigos. Ellos nos han mostrado el camino a ese lugar, lo vimos con nuestros propios ojos, les prometemos que no es mentira. Norman nos pidió que les dijéramos que confíen en él hasta el momento que estuvieran cara a cara, entonces está dispuesto a pagar por todo el daño colateral que haya causado.
– ¿Planea dar la cara finalmente? –preguntó Sonya con ironía.
– Si todo sale bien se encargará primero de liberar a Emma y a su hija, luego será su turno.
– ¿La hija de... Emma? –preguntó Oliver con sorpresa.
– Es la condición de toda mujer que aspire a ser Madre de una planta. Emma tiene una hija de casi dos años, está encerrada en Lambda y es sujeto de experimentación.
Oliver y Sonya se miraron contrariados por lo que podría suponer esa noticia para Ray, si enterarse de que sus mejores amigos aún seguían con vida lo había desmayado, saber que Emma había tenido una hija a la fuerza y que ahora era sujeto de experimentación quién sabe lo que podría causarle.
– Queremos los detalles acerca del nuevo refugio –decidió Sonya centrar la atención en los problemas más inmediatos, ya se encargaría ese tal Norman del resto.
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– ¡CÓMO DIABLOS SE TE ESCAPÓ ESE PEQUEÑO Y MINÚSCULO DETALLE! –gritó Peter golpeando a Norman en la cara.
– No había forma de saber que esta vez no respetarían el patrón –respondió con falsa tranquilidad.
– ¡NO ME JODAS! –volvió a gritar golpeándolo en la otra mejilla–. ¡TÚ DEBERÍAS CONTROLARLOS SIEMPRE! –a pesar de tener la habilidad de responder a los ataques del mayor, Norman simplemente se dejaba golpear una y otra vez resistiendo el dolor y manteniéndose firme ante al odioso hombre que tenía enfrente–. Nos vieron la cara de idiotas, nos la jugaron bien sucio, ¡SE LOS LLEVARON A TODOS Y MATARON A LA MADRE! ¿Cómo le explicaré esto a los nobles? A esta hora ya deben saberlo todo.
– Sólo hay que reponer el ganado perdido, no es como si no lo hubiéramos hecho antes.
Ratri lo miró con odio y volvió a golpearlo, esta vez lastimando su labio inferior y haciendo que comenzara a sangrar.
– ¿Y de dónde los sacamos, estúpido hijo mío? ¿Crees que son como las plantas silvestres que nacen de la nada y a montones? La reproducción en masa de bebés implica intervenir con sumo cuidado en la gestación de los mismos y los niños que cultivamos en Lambda son cada vez más difíciles de borrarles la memoria, dos meses entre cada golpe es tiempo apenas suficiente para permitirnos reponer el ganado que nos roban. Y todo porque nunca puedes hacer del todo bien tu trabajo –nuevamente golpeó a Norman pero esta vez en el abdomen, lo que lo hizo caer de rodillas–. Recuerda que la única razón por la que todavía no mato a tu amada y tus amiguitos es porque tú me sirves –susurró Ratri en el oído del menor–, pero no tires tanto de la cuerda, Norman, porque tanta tensión puede hacer que ésta se corte –le dio un beso en la frente y luego se retiró de su habitación.
Debía sacar a Nora y Emma de aquel lugar tan pronto como pudiera, ya casi se estaba quedando sin tiempo. Se recostó unos minutos en el suelo, tratando de recuperar el aire y apaciguar un poco el dolor, y entonces alguien tocó la puerta de manera distintiva para él, en cuanto permitió la entrada, pudo divisar a una mujer de lentes con el cabello recogido de costado.
– Ya está todo listo, Señor –indicó la mujer arrodillándose a un lado–. Marcus está debidamente instruido acerca del plan, el bolso de Nora está completo y si usted lo indica inyectaremos la dosis de adrenalina.
– Has sido una excelente aliada, Wanda –habló Norman observando el techo–. Puedes salvarte si así lo deseas.
– No voy a abandonarlos, ni a usted ni a la pequeña Nora –afirmó con convicción–. Usted me salvó hace años, es lo menos que puedo hacer para devolverle el favor. Además, me he encariñado demasiado con la niña, no podría permitir que nada malo le sucediera. Usted necesita un culpable para tanto alboroto y sé que soy la carnada perfecta para ello. Por favor, permítame seguir con el plan hasta el final.
Norman hizo esfuerzo para levantarse, aún con dolor en la cara y en el abdomen, miró a Wanda y sonrió con nostalgia.
– Yo no te salvé esperando que me devolvieras el favor –susurró tomando la mejilla de la mujer, quien no se resistió más y comenzó a llorar en silencio–. Sé que tienes miedo. Esto no tiene por qué ser así, encontraré otra manera.
– No voy a mentir, estoy aterrada, pero sé que esta es mi misión, para esto es que obtuve una segunda oportunidad en la vida. Ya no hay tiempo, ellos pronto decidirán observar por sí mismos las pruebas de Nora y si descubren la verdad ya no podremos protegerla de la realidad de Lambda. He escuchado que en Grand Valley se llevó a cabo un atentado que tomó a todos por sorpresa y ahora todos están alterados por lo que los nobles puedan decir al respecto, así que usted será el primero en caer como sospechoso, si por lo menos puedo lograr que centren su atención en mí por unos días entonces le daré el margen suficiente para que los refugiados escapen y también la señorita Emma y usted.
Norman no daba crédito a lo que escuchaba, tanta lealtad por parte de esa mujer, tanta confianza ciega en él y sus objetivos. Su corazón dolió y no reprimió sus ganas de llorar, ¿Por qué sólo la gente buena debía pagar el precio de vivir en un mundo tan cruel?
– Le agradezco por todo, Señor. Estaré eternamente agradecida por haberme salvado aquella vez cuando estaba al borde de la muerte y haberme dado una segunda oportunidad como su asistente y su aliada. Le demostraré que mi lealtad es pura hasta el final. Demuéstreme usted que logrará su mayor objetivo en la vida –dicho esto último Wanda se secó las lágrimas y le sonrió con sinceridad, se levantó del suelo y sacudió sus ropas.
Era hora del último show para ella.
De camino a la habitación de Marcus, observó las distintas habitaciones por última vez. La rabia y el odio se apoderaban cada vez más de su corazón, ojalá pudiera matar a todos y cada uno de los demonios de un solo golpe, bailaría sobre sus cabezas y bebería de su sangre por más morboso que sonara, ella quería vengarse de todos los que alguna vez la hicieron sufrir.
Se detuvo frente a la habitación donde tenían a prueba a todos los experimentos de fuerza. Liberaron a cinco demonios salvajes para que hicieran lo que quisieran con los pequeños. Ninguno de ellos sobrevivió. Una de las niñas daba sus últimos suspiros mientras la miraba a través de la ventana, "Auxilio" "Ayuda" articulaba con dificultad mientras derramaba su última lágrima. ¿Así de patética se habría visto ella cuando le pidió lo mismo a su señor? Cuando Norman se acercó a ella y le sonrió experimentó una sensación de paz y tranquilidad que la llenaba de calor en su corazón, ¿Acaso se trataba de un Dios?
Continuó su camino hacia su destino.
Recordaba que le tomó días recuperarse por completo, Norman en persona se encargaba de sus medicinas e inyecciones. Se quedaba a su lado cuando algunas la hacían sufrir efectos colaterales, apretaba su mano y sufría con ella, y luego acariciaba su cabello hasta que finalmente lograba dormirse. Cuando se enteró de que sería la nueva asistente de quien había salvado su vida no pudo sino caer de rodilla y llorar de felicidad y agradecimiento, besó sus pies y sollozó fuertemente. Norman la tomó por la mejilla y volvió a sonreírle como la primera vez, desde entonces juró que su lealtad hacia él sería tan pura como la devoción de los demonios a su reina, no, incluso más. Ella daría su vida por su salvador sin dudarlo ni por un instante.
Era hora de cumplir su palabra.
Abrió la puerta de la habitación, detrás de ella un niño moreno y de ojos café la observaba sin pizca de emoción en sus ojos. Ambos asintieron al mismo tiempo como si pactaran en silencio el comienzo de aquel desastre. Ya no había vuelta atrás.
Wanda preparó la medicación en una jeringa, la golpeó dos veces para que se mezclara bien antes de colocarla. Antes que nada observó al niño, quien a su vez la observaba a ella.
– ¿Tienes miedo? –preguntó con curiosidad.
– ¿Tú lo tienes? –le devolvió la pregunta.
– Estoy aterrada –respondió riendo por lo no tan absurdo de la situación–. Pero debo ser fuerte por el bien de la misión.
– Así me siento yo. ¿Y si esto no sale como lo planeado?
– Lo hará, ya verás. El jefe nunca planea cosas imposibles, sólo debes respirar y pensar con claridad, cuando menos te des cuenta estarás fuera de este lugar y serás libre junto a Nora.
– ¿Tú no vendrás? –preguntó confundido el niño.
– No puedo prometer nada –murmuró con una sonrisa rota–. Pero tú sí, y eso es sobrevivir y encontrar a los refugiados. Llévate a Nora y sobrevivan como sea.
– ¿Por qué sólo nosotros dos? ¿Qué hay del resto de los niños?
– Nadie puede salir de aquí sin la seguridad de morir en unas pocas semanas. Las medicinas de Lambda tienen esa trampa para evitar pérdidas innecesarias. Sin embargo, tú y Nora son casos diferentes, tomados a tiempo y seguidos de cerca por el Señor. Ustedes podrán sobrevivir, así que toma valor y hazlo.
Tan pronto dijo eso inyectó la última dosis de medicina. Marcus soltó un alarido y se retorció en su cama, sentía cómo el líquido introducido en sus venas le quemaba de a poco todo el cuerpo, siempre era así, debía sufrir ese efecto colateral durante un minuto completo, pero lo resistiría por su tan ansiada libertad. Debía lograrlo. Una vez pasado el mal rato, Wanda le dio una jeringa y le indicó guardarla hasta el momento oportuno.
– Es adrenalina y otras drogas mezcladas –le dijo, tomando otra jeringa más con igual contenido–. Sabes dónde y cómo inyectártela, así que lo harás cuando sea el momento indicado.
– ¿Y-y cuándo es el momento indicado?
– Tú lo sabrás –respondió con una sonrisa mientras lo instaba a seguirla fuera de la habitación.
Caminaron un buen trecho hasta la habitación de Nora, cuando llegaron Wanda despertó a la pequeña con suavidad.
– ¿Eh? ¿Wanda? –preguntó la niña entre confundida y dormida–. ¿Ya es de mañana? ¿Vendrá papá a jugar conmigo hoy?
– No, cariño, hoy no. Pero sí es hora de ir con la nueva familia que él te prometió –Nora abrió sus ojos y su boca con felicidad–. ¿Te gusta la idea? Él es Marcus, él te acompañará.
– ¿Qué? –su emoción decayó al instante y frunció su ceño con preocupación–. ¿Y papá no vendrá? ¿Tú no vendrás?
– No, cariño. Yo... D-debo quedarme para ayudar a tu padre con los últimos trabajos y luego los alcanzaremos. Mientras tanto tú y Marcus deben irse lo más rápido de aquí.
– ¿Por qué?
– Porque... Porque es un juego –mintió con una sonrisa falsa–. Ustedes deben escapar rápido sin ser vistos, y si los vieran entonces deben correr más rápido aún y alejarse tanto como puedan. Si ellos los atrapan entonces pierden.
Nora ladeó su cabeza y la miró con su ceño fruncido. Wanda estaba mintiendo, ella lo sabía, podía sentir sus nervios pero no entendía por qué estaba así.
– ¿Mi papá... está bien? –preguntó con inocencia, a lo que Wanda por un instante dejó entrever su preocupación–. ¿Tú estarás bien?
– Lo estaremos, cariño –le aseguró acariciando su mejilla.
Tan rápido como pudo, aseguró a Nora a la espalda del niño, luego de eso le colocó una manta para cubrirla tanto como pudiera y le dio a Marcus un pequeño bolso.
– Estás loca si crees que podré cargar con todo esto yo solo. Por lo menos permíteme dejar el bolso.
– Son las cosas de Nora –refutó Wanda con enojo.
– De haber sabido que podía llevar algunas de mis cosas me habría armado mi propio bolso.
Wanda frotó su frente mientras caminaba de un lado a otro pensando qué hacer. Marcus tenía razón, Nora sola ya era demasiado peso, y a pesar de que el niño tenía desarrollada la fuerza física podría ser un estorbo llevar cargando el bolso.
– Déjalo –la interrumpió Marcus suspirando con molestia–. Ya tienes suficiente de lo que preocuparte como para molestarte por este estúpido bolso. Lo haré, llevaré todo, no es tampoco como si pesara.
– ¡Marcos es fuerte! –festejó Nora moviéndose detrás de él.
– Tres cosas, niña. No te muevas, no hagas ruido y me llamo Mar-CUS –enfatizó en la última sílaba.
Wanda sonrió con diversión. Cuánto extrañaría a esos niños.
– Es hora. Nora, cariño, por favor hazle caso a Marcus en todo lo que te diga, y pase lo que pase, mantente escondida y callada. Recuerda, no deben atraparlos –se acercó a ella y besó su frente–. Saluda a tu nueva familia por mí.
– ¡Sí! –exclamó la niña con alegría. Marcus carraspeó molesto por el ruido y el movimiento–. Ups...
– Bien –tomó una bocanada de aire y se dirigió a la puerta–. Comencemos.
Se inyectó la jeringa que guardaba en el bolsillo de su uniforme y sintió la droga correr en su sangre de inmediato. Descubrió las armas que llevaba escondidas debajo de la larga prenda y sonrió fuera de sí.
Comenzaron a correr rumbo a la puerta que dirigía a la salida de la plantación Lambda. Al principio, algunas personas e incluso demonios los observaban con confusión, sin embargo finalmente uno de los investigadores más viejos y cascarrabias se les plantó y los obligó a detenerse.
– ¡¿Qué cree que está haciendo, señorita?! ¡Esta es un área restrin...!
Un disparo justo en el centro de la frente lo desplomó frente a sus colegas. Ante la conmoción de todos los presentes Wanda y Marcus continuaron corriendo y de inmediato se dio aviso de un intento de fuga en el ala sur de la planta. La alarma comenzó a sonar, generando revuelo y confusión, mas los fugitivos no descansaban ni por un momento.
En el camino, Nora sintió varios sonidos fuertes y desagradables, quiso asomar su cabeza por sobre el hombro de Marcus pero él fue más rápido y la empujó hacia abajo.
– Dijimos que nada de movimientos –la regañó sin dejar de ver al frente–. Además Wanda dijo que pase lo que pase te mantuvieras escondida. ¿Quieres perder el juego? –Nora infló sus mejillas y emitió un sonido de molestia–. Eso pensé.
– ¡MARCUS! – exclamó la mayor empujándolo hacia un lado.
Un tiroteo los obligó a esconderse momentáneamente, mas Wanda fue más ágil que los enemigos y disparó certeramente a cada uno de ellos. Continuaron corriendo y esta vez fueron demonios los que se cruzaron en su camino, así que la mujer cambió su arma por otra con balas especiales.
Acertar a sus núcleos no era nada sencillo, sin embargo se las ingeniaba a para darles en el blanco justo antes de que los niños llegaran a su lado. De repente alguien disparó desde atrás, Wanda se detuvo y se colocó detrás de Marcus, enfrentando al hombre que había disparado.
– ¡Sigue corriendo y no te detengas, Marcus! –ordenó al notar que él también se había detenido.
– No puedo, hay demonios detrás nuestro –se escondió detrás de la mujer, quién disparaba ávidamente a aquellos sujetos despreciables apuntaban contra ellos.
– Sólo enfréntalos, comienza a practicar ahora para que afuera no te tomen por sorpresa.
Tenía razón, ya le había explicado antes que adentro no era el único problema que deberían enfrentar para reunirse con los refugiados. Los demonios que veía casi a diario no eran nada en comparación a los que encontraría allá afuera, si no practicaba ahora no estaba seguro de poder sobrevivir y menos con una niñita a cuestas. Comenzó a correr en dirección a aquellos monstruos que tanto odiaba, recordó cada una de las veces en las que lo lastimaron, cada vez que asesinaron a esos pobres niños que tan aterrados imploraban piedad. La rabia y la impotencia cegaron su vista, los mataría a todos y escaparía.
Frente al primer demonio saltó alto hasta alcanzar la altura de su máscara, la cual golpeó con tanta fuerza que de inmediato se rompió llegando su puño hasta el núcleo del desgraciado. El demonio cayó de espaldas inmediatamente, sus compañeros aullando de la rabia se abalanzaron sobre el niño con el fin de arrancarle miembro por miembro, sin embargo Marcus reaccionó más rápido y, con ayuda de una daga escondida entre sus ropas, imprimió la fuerza suficiente como para cortar el brazo de uno de ellos. Continúo balanceando el objeto hacia todas las direcciones, con suerte logrando herir a los demonios, y en cuanto tenía la oportunidad golpeaba las máscaras y destruía sus núcleos.
– ¡VETE! ¡SIGUE CORRIENDO! –escuchó gritar a Wanda desde atrás.
– ¡Estás loca! No me iré sin ti.
– ¡MARCUS, HAZME CASO! –el aludido, agitado y sudado como estaba, dio un paso hacia atrás, dudando.
– Iré justo detrás de ustedes –aseguró la mujer mirándolo de reojo con una sonrisa.
El niño se aguantó las ganas de gritarle que eso era mentira, él sabía que eso no era cierto, mas no podía hacer otra cosa que correr y escapar, después de todo ese plan suicida era para que él y Nora pudieran escapar con vida de aquel nefasto lugar.
Wanda continuaba disparando, esta vez con un arma en cada mano. Sus disparos no fallaban, no desperdiciaba casi ninguna bala. Cuando por fin vio que todo allí estaba despejado decidió correr detrás de los niños, debía ayudarlos antes de que el camino se volviera aún más complicado, pues todavía quedaba un trecho hasta la salida, sin embargo uno de los tipos moribundos hizo uso de sus últimas fuerzas para dispararle, dándole justo en el hombro derecho.
– ¡Demonios! –maldijo ante semejante dolor–. Menos mal que soy zurda –se animó a sí misma apuntando justo en la cabeza de aquel sujeto, pero estaba muerto así que rezongando simplemente lo dejó así.
Marcus continuaba peleando pero maldecía al aire por la rapidez con la que salían más y más demonios de distintos lugares, su súper fuerza era de gran ayuda pero no podía obviar el hecho de estar cansándose, después de todo llevaba una niña en la espalda, a la cual también debía cuidar de los golpes y posibles disparos, y un bolso que en todo ese tiempo no había soltado. Las cosas se complicaron cuando no sólo salieron más monstruos de quién sabe dónde sino también personas que apuntaban contra él y gracias al cielo fallaban. Podían ser muy inteligentes y todo pero agradecía enormemente que fueran unos inútiles portando armas.
Pero uno de ellos no falló. Y de hecho logró incapacitar uno de sus brazos. Cuando dirigió su vista al desgraciado que lo había hecho lo vio sonriendo con triunfo, la rabia lo carcomía y estuvo a punto de ir por él, sin embargo el alarido del demonio detrás suyo llamó más su atención y decidió enfrentarlo primero. Los disparos continuaron sonando a su alrededor, por lo que debía moverse constantemente para evitar que algún otro le diera, pero no era sólo esa su preocupación, debía esquivar a los demonios que intentaban cazarlo con sus enormes y asquerosas garras. Uno de ellos logró alcanzarlo por la espalda y justo cuando estuvo a punto de rasguñarlo Marcus se volteó, aceptando de frente las heridas que el maldito le había ocasionado.
Era el fin, los disparos no tardarían en darle ahora que estaba tratando de sostenerse de una pared y los demonios lo terminarían de matar si los disparos no llegaban a ser suficientes.
– Perdón... Nora –susurró con dificultad, de manera que sólo la pequeña escuchara. La aludida asomó apenas su cabecita–. ¡Abajo! –vociferó al sentirla–. No te muevas.
El hombre de antes volvió a apuntarle, lo vio, su cara reflejaba regocijo por cometer aquel acto cruel contra su misma especie. ¿Por qué lo hacía? Se preguntaba con dolor. Si al final todos terminaban con un mismo destino, ¿Cuál era la gracia de trabajar con tanto entusiasmo para aquellos seres del mal?
Cuando creyó que ese sería su último momento de vida, cerró los ojos y lo dejó venir, ya rendido. El disparo resonó pero el impacto nunca llegó. Ahora escuchaba la lluvia de disparos pero dirigidos hacia otro lado, e incluso los demonios parecían ser lentos si aún no llegaban hasta él. Marcus abrió los ojos y observó a Wanda disparar hacia humanos y demonios.
– ¡MARCUS, LA JERINGA! –exclamó la mujer sin mirarlo directamente.
Los disparos impactaban contra todos los enemigos, mas Wanda no se salvaba de aquellos que iban en contra suya, sin embargo se colocó otra inyección otra jeringa en el camino, no sentía tanto los dolores, ¿Daños colaterales? Todavía tampoco los sentía, pero mientras le permitieran ganar el tiempo suficiente para los niños, no le importaba si su corazón se detenía apenas ellos cruzaban la puerta de salida.
Escupió sangre justo cuando Marcus terminó de colocarse la inyección, sin embargo no se detuvo y miró al niño con un montón de sentimientos transmitidos a través de sus ojos, ¿El más importante? "Sobrevivan, no importa cómo". Marcus asintió con todo el dolor del mundo, y con un último adiós, se dio la vuelta y continuó corriendo. Ya estaban cerca según el mapa que Wanda le había hecho memorizar hacía unos días atrás. Escuchó explosiones detrás de él y entonces Nora preguntó con miedo que es lo que estaba pasando, sin embargo Marcus la ignoró y continuó corriendo.
Ya casi al final, se cruzó con otros humanos, desarmó a uno y le disparó a los otros, tomando dos armas más y guardando una en el bolso de Nora. Más explosiones se escucharon desde distintas partes, como si hubieran sido plantadas en diversos lugares estratégicos desde antes, probablemente obra del señor Norman y Wanda. En el fondo se preguntaba qué sería de él una vez ellos escaparan y su asistente muriera, pero se convencía de que podría manejarlo, su prioridad y en realidad su única preocupación debía ser salir de allí y encontrar el refugio, el señor Norman se encargaría del resto.
Wanda se había quedado sin municiones, ahora, malherida y al borde de la muerte, dos demonios la sostenían de los brazos frente a los Ratri.
– ¿No es ésta tu fiel asistente, Norman? –preguntó Peter con asco en sus palabras.
– ¿Qué has hecho, Wanda? –preguntó el aludido dirigiéndose con preocupación a la mujer frente a él.
– No me mire con esa cara llena de sentimientos falsos –escupió ella con rabia–. Se cree un salvador y lo único que hace es seguir los pasos de este asqueroso ser peor que los demonios. ¡¡AHHH!! –gritó del dolor al sentir cómo los monstruos que la sujetaban apretaban tanto su agarre que le rompían los huesos.
– ¡No te atrevas a hablarme así! –levantó Norman su voz cambiando su semblante a uno de completa indignación–. Te salvé de la muerte, te di una segunda oportunidad y por años te dejé trabajar a mi lado con todas las comodidades que pudieras imaginar, ¿Y así me pagas?
– Usted no me salvó... Usted sólo alimentó su ego y alargó mi sufrimiento. J-jamás... –una intensa tos que acabó por hacerla soltar más sangre por la boca la interrumpió, y tras recuperarse continuó hablando–. Jamás podría estar agradecida con un monstruo que somete a niños inocentes y los mata lentamente. E-es... Es por eso que yo escaparé con Nora lejos de aquí.
Peter borró su sonrisa de inmediato y volteó a ver a Norman, quién reflejó odio puro en todo su rostro. Sin pensarlo tomó el arma que uno de los hombres llevaba en mano y apuntó a la mujer que sonreía con gozo.
– ¿Dónde está Nora? –preguntó con voz grave y apretando fuerte el arma con ambas manos.
– ¿Qué, no me escuchó? Me llevaré a Nora de este putrefacto lugar, y no es sólo ella quien irá conmigo –Norman le quitó el seguro al arma y colocó su dedo en el gatillo–. Oh, ¿Va a matarme? –preguntó con falsa inocencia–. ¿Usted que nunca ha levantado ni siquiera la mano contra nadie? Le reto a que lo haga –dijo riéndose de la situación, mas otro ataque de tos la obligó a escupir otro montón de sangre dejándola agitada y mareada.
– Ya ríndete y dime dónde está mi hija. No tienes oportunidad alguna de escapar, Wanda, pero si me dices la verdad puedo minimizar tu castigo. Por favor, esto no tiene por qué acabar así, no quiero matarte –dijo lo último con total sinceridad.
Wanda comprendió que eso no era parte de la actuación y que si Norman no completaba la obra entonces nadie la compraría. No podía dejar que eso sucediera, no lo permitiría.
– ¿Su hija? –preguntó entrecerrado los ojos y sonriendo con fanfarronería–. ¿Aún continúa fingiendo semejante cuento de hadas? –su carcajada resonó en todo el pasillo, todos los presentes escuchaban con atención–. ¡SUPÉRELO! La pequeña Nora no es más que otro experimento de Lambda, la combinación entre el mayor demonio de todos entre los humanos y una pobre mujer inocente a la que usted finge amar a pesar de dejarla sufrir porque no tiene el valor de ir contra todo y rescatarla o morir por ella. ¡COBARDE! –gritó a todo pulmón antes de repetir otro ataque de tos. Estaba en su límite.
– Ya cállate –murmuró Norman entre dientes temblando el arma bajo su agarre.
– Peter Ratri embarazó a la que dice usted que es su amada y tuvo una hija que usted no se atreve a reconocer como suya. Juega al padre ideal y luego la somete a pruebas y experimentos que sólo perjudican la vida de la pequeña. Acéptelo, Señor, usted no es diferente a esa basura de Peter Ratri y lo demuestra en cada revolcada que se da con aquellas mujeres que más se parezcan a ella...
– ¡YA CÁLLATE, MALDICIÓN! –gritó con la furia cegando su visión.
– ...Pero lo cierto es que no son ella y la pequeña Nora no es su hija. Es la de Peter Ratri.
Norman apretó el gatillo y el disparo impactó tan rápido como salió. Wanda tosió unas pocas veces más, con las últimas fuerzas que le quedaban, la cantidad de sangre que ya había perdido hacían imposible que pudiera resistir más que unos últimos segundos.
– Y-ya es tarde, Ratri... –susurró con sus últimos suspiros–. Ella ya está lejos de aquí.
Los demonios soltaron el cuerpo sin vida de la mujer, cayendo ésta de lleno contra el suelo. Norman aún temblaba mientras unas lágrimas escapaban de sus ojos. Él... había matado a una persona, él había matado con sus propias manos a su aliada.
– Esa mujer se lo merecía –escuchó decir a Peter a su lado–. No sé por qué te tardaste tanto, hemos perdido tiempo en la búsqueda de tu hija, ahora será más difícil encontrarla.
– M-maté... a una p-persona –alcanzó a decir con un hilo de voz.
Ratri lo observó sin comprenderlo del todo.
– Sí, y no será la primera ni la última vez, hijo. Felicidades –animó, palmeando su hombro antes de retirarse–. ¡Quiero a todos buscando a la mocosa! Averigüen también quién fue el secuaz de la inmunda y que ahora mantiene secuestrada a la niña. Envíen patrullas a recorrer los bosques en un radio de diez kilómetros y que no vuelvan sin ellos o los mataré.
Norman se acercó a la mujer difunta y la observó con dolor. Sonrió apenas y alcanzó a cerrarle los ojos que aún permanecían abiertos.
– Gracias por todo, Wanda –fue su despedida antes de retirarse finalmente de la escena.
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Notas de Autor:
Hoy es domingo y el que diga lo contrario ¡HAY TABLA! Ok, no jajaja
Bueno, debo confesar que me emocioné escribiendo este cap, razón por la que no pude colocar ni una escena de Emma y su problema en las ocho mil palabras que leyeron. Lo siento, pero sentí que sería demasiado largo y tedioso en definitiva. Pero Hey! Los chicos del refugio por fin saben que Norman y Emma están vivos!! :D
Creo que al pobre Ray le dará un ACV luego de tanta información recibida, así que sería bueno que por el momento no sepa sobre Nora, ustedes qué dicen? Jajaja.
Bueno, me voy a seguir pasando resúmenes como la esclava de facultad que soy. Agradezco siempre sus comentarios y votos, me animan muchísimo y hasta me dan ideas! cofcofChrissxJemimacofcof (todavía le estoy dando vueltas al asunto jaja). Espero que les haya gustado!
Nos leemos en el próximo cap!! O.-/
Carpe Diem!!
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