Capítulo Único.

      Escrito participante de navidad con -JAZVAL-

Las calles de la ciudad francesa se llenaban de luces por doquier, los escaparates de las tiendas vestían sus mejores galas, provocando que que los parisinos anduvieran de un lado a otro buscando regalos para sus seres queridos.

Entre estos se encontraban, Sabine Dupain y su bella primogénita Marinette, quienes se habían inmiscuido a un centro comercial recorriendo con parsimonia cada uno de los pasillos de aquel sitio.

—Mira hija, esto de seguro le encantará a kag. Podemos enviárselo con sus padres. —Sabine le mostró un vestido oriental en color, con una amplia sonrisa.

—Sí, seguro.

Esa respuesta de su menor no fue para nada lo que ella esperaba, dado que a Marinette siempre le había emocionado el hecho de saber que la familia Tsurugi vendría a compartir la cena navideña con ellos, pues ambas familias se tenían un respeto y un cariño muy especial.

—¿Te sucede algo cariño? —Quiso averiguar viendo la nula alegría en los ojos de su hija.

Marinette apartó la mirada de su madre, viendo hacia la haza de la bolsa de las compras que anteriormente ya habían realizado. ¿Cómo podía hablar con su madre de aquello que apenas recién había descubierto?, de todas formas ya era demasiado tarde para admitirlo.

—Nada.— Esa simpleza en su voz le indicaba que algo contrario en sus palabras debía ocurrir, pero no quería presionarla, tarde o temprano ella misma le contaría sobre el asunto. Aunque su instinto de madre ya sospechaba que era.

Solamente la abrazó de costado recargando su cabeza en el hombro derecho del cuerpo de su hija, quien estaba enchamarrada en una fina prenda de color verde que le acompañaba en unos entubados pantalones blancos junto a unas botas cálidas de la misma tonalidad de la prendas superior.

—Sabes, me alegra que ya se acerque la noche buena. La familia de kagami es muy agradable, y me encanta que mi niña haya encontrado en ellos a unos segundos padres. —intentó cambiar el rumbo de la conversación a algo más casual pero la sintió tensarse.

—Así es mamá, ¿Podemos irnos?. —Ya habían comprado todo lo estrictamente necesario para la cena familiar, no tenían por que más perder el tiempo. Su humor realmente no era tan bueno el día de hoy.

Y no, no es que estuviera en contra de la noche buena o sus derivados, sino que está sería totalmente diferente, esta sería llena de risas; pero no las de ella, esta sería llena de abrazos; pero ya no sentiría los suyos, esta sería llena de sueños por cumplir; Pero ella ya no estaría ahí para cumplirlos a su lado.

“Juntas por siempre”

Esa promesa llegó a su cabeza como si de un balazo a su corazón se tratara. Pues esa frase la había dicho la chica de mirada café cuando apenas eran unas nenas de nueve años,los mismos en los que Marinette empezaba a experimentar el desagrado por los niños.

No se había percatado que el taxi que habían abordado momentos antes ya había aparcado en frente de su hogar hasta que su madre le tocó el brazo, pidiéndole por favor le ayudara a bajar las compras.

—Hija que cara traes ¿Las compras no resultaron como esperabas? —preguntó Tom al ver a su descendiente toda afligida, se limpió ambas manos en su delantal para ir a su encuentro. —Si tienes algo puedes decírselo a tu padre, lo sabes.

«Estoy enamorada de mi mejor amiga y apenas me he dado cuenta de eso, más bien, hasta ahora tengo el valor suficiente para aceptarlo pero resulta que ya no sirve de nada pues ella se va a vivir a otro continente»

Pensó que decirle eso a su padre sería mucho y que sería romper la ilusión de tener en un futuro nietos, pero ella estaba segura de lo que sentía por aquella mujer de belleza sin igual. Aunque lo mejor era que por el momento no dijera nada.

“La diferencia entre tú y yo es que yo no dudo”.

Otro recuerdo más llegó a su memoria, esta vez de hace no más de dos años, cuando recién ella cumplía los dieciséis y kagami ya contaba con diecisiete. Estaban sentadas en alguna jardinera de la escuela jugando, o más bien Tsurugi le enseñaba a Dupain a jugar ajedrez, aunque esta no daba ninguna señal de buena jugadora, lo que hizo exasperar un poco a la de procedencia japonesa quien le comentó sutilmente que era mejor que ella pero que le prometía que algún día Marinette dejaría a lado sus dudas para ser confiada en algo y sacar la casta.

Sacudió su cabeza ligeramente tratando de dejar atrás los recuerdos junto con las promesas de kagami, ya nada de eso tenía sentido para ella. Lo mejor era centrarse en la cena que sus padres con tanto esmero estaban organizando para que se llevara acabo en unas cuantas horas.

—Lo sé padre, pero no tienes nada de que preocuparte más que de prépare ese rico bûche de Noël que se ve que te está quedando riquísimo.—Puso su mejor sonrisa, atreviéndose incluso a probar un poco de la mezcla chocolatosa que su padre untaba al postre navideño.

—Hey, deja ahí. —Le dijo sonriendo y dándole un leve toque en la mano para que la retirara.

Correspondió a la sonrisa de su padre alejándose de ahí ya que después de todo tenía que ayudar a su madre con la cena. Se adentró a la cocina en sumo silencio, su madre sólo la observaba pero no quería mencionar nada. No era tonta y conocía muy bien lo que le estaba ocurriendo a su hija, solamente necesitaba de alguno que otro empujón para hacerla actuar.

En realidad, ambos matrimonios tenían un plan ya previsto.

Así que ya era hora de ponerlo en marcha pues tenían pocas horas para llevarlo a acabo, entonces mientras preparaba el foie-gras iba tarareando una canción que sabía que Marinette reconocería al instante.

—Love Love can touch us one time
And last for a lifetime
And never let go till we're gone. —Cantó inconscientemente siguiendo la línea musical de su madre.

Su madre sonrió con sutileza sacando de la nevera el hígado de pato que ya había frotado con sal y pimienta el día anterior.

—Conoces el significado de esa canción ¿Cierto?

Marinette bufó divertida,ayudándola a colocar el hígado correctamente en un recipiente de cristal para dejarlo hervir. Se pasó el dorso de la mano por el cabello.

—¡Como no! Si es tu favorita, por que fue tu baile de boda... ¡Y por qué mi padre llora cada que ve la película!

Ambas se carcajearon.

—Lo acepto, lo acepto. Sí, es por eso—. Cesó la risa y después recompuso la voz. —Pero esa canción trata sobre qué solo se ama una vez en la vida. Y que no debemos desperdiciar las oportunidades que nos presenta el destino por el miedo al qué dirán pues no somos eternos, pero ese amor que encontramos trascenderá más allá de la eternidad.

Marinette estaba escuchando atentamente lo que su madre le decía, sin embargo no podía levantar la cabeza pues un par de lágrimas se querían escapar rodando por sus mejillas. Se excusó rápidamente al tomar el recipiente llevándolo al horno para que se hirviera y ella sin más subió a su habitación.

Había recordado las palabras exactas de su mejor amiga «Yo a pesar de todo, te confieso que quisiera encontrar a alguien que me amara de verdad. Prometo que si ese día sucede; nunca lo dejaré ir y me esforzaré mucho para ser la mujer idónea que necesite a su lado».

Se encerró en su cuarto dejándose llevar por la tristeza que la embargaba, su crush ya se había marchado a América para emprender una nueva vida siendo la mano derecha de uno de los mejores docentes de esgrima de dicho lugar. No tenía ánimo de bajar a la mesa ni de comer absolutamente nada, pero no podía fallarle a sus padres ni mucho menos a quien consideraba como una segunda familia.

Debía seguir con su vida, aún cuando no era como ella esperaba, incluso cuando el amor de su vida no se encontrara en ella. No podía detener el mundo solo por eso, allá fuera tenía personas con las cuales congeniar todavía. Después de todo de eso se trataba esta noche, aunque ella hubiera perdido su luz.

Revisó su reloj de pared en forma de luna dándose cuenta que se hundió muchas horas en el llanto, tanto que apenas y le daba tiempo de tomar una ducha rápida, logrando colocarse algo sencillo pero elegante para la ocasión.

—¡Mariboo! —exclamó una mujer de cabellera negra con algunas canas a entrever. Extendiendo sus brazos a ella.

—Señora Tsurugi, que lindo tenerla por acá. —Correspondió el gesto.

—Nada de señora,querida, soy Ayami. Después de todo somos familia. Mi hija y tú se quieren demasiado, eso no se puede ocultar.

Ayami se quejó por lo bajo, gesto que hizo que Marinette se sorprendiera y dejara a un lado su Sonrojez.Lo que ella no sabía era que a lado de la bella señora, su marido le había picado con disimulo la costilla para que guardara silencio.

—Es un gusto para nosotros verte bella muñequita de porcelana. —Intervino el marido de Ayami, quien le pellizcaba las mejillas con ternura a Marinette.

—Siempre tan dulce señor Jin. —Dijo con algo de ironía la joven Dupain tallando sus mejillas, lo quería como un segundo mentor, pero su cariño si que le dolía un poco.

Todos procedieron a sentarse a degustar los sabrosos platillos que el matrimonio Dupain Cheng habían preparado con tanto esmero. Aquella cena transcurría con demasiada tranquilidad pero en su interior se desataba una inmensa cantidad de angustia, estaba muy decaída y lo único que quería era volver a su habitación para dormir, ya que así tal vez podría olvidar todo.

Era difícil, más difícil de lo que pensó. Ella había entrado a su corazón sin siquiera proponérselo, que ahora estar sin su presencia se le haría imposible de superar.

—Es una lástima que no pudimos estar los seis juntos como otras ocasiones. —Habló el padre de familia de los Dupain, el cual estaba enterado de la situación entre sus hijas.

Al oír esto a Marinette le recorrió una sensación amarga en la boca del estómago más no dijo y sólo se limitó a seguir comiendo.

—Recuerdo cuando Nette iba a nuestro hogar y junto con nuestra pequeña jugaban con mis atuendos o zapatos. —Mencionó con alegría en sus ojos la señora Tsurugi.

—Eran… lindos momentos. —Suspiró sonriendo con tristeza la chica de cabellera azulada.

En el transcurso de la noche, ambos matrimonios no dejaban de hablar de aquella curiosa amistad que ambas jóvenes mantenían. Momentos que le hacían pensar lo estúpida que había sido por querer ocultar su amor, de pronto algo en las palabras de sus acompañantes le hizo tener una pequeña esperanza.

Así que sin perder más el tiempo se levantó de la mesa para correr cuesta arriba y tomar lo que necesitaba en ese preciso momento.

En tanto en el avión privado de la familia Tsurugi, la bella Japonesa esperaba las indicaciones para poder abordar el avión. No quería irse, pero siéndose totalmente sincera ¿Qué la ataba a París?, además de sus padres claro, realmente nada. La mayoría de sus amigos habían regresado a sus país de origen o se había dejado de hablar con alguno que otro, y los que conservaba no los frecuentaba como antes por cuestiones de tiempo debido a su gran preparación.

Y ni hablar de su vida amorosa la cual estaba prácticamente muerta ya que desde que había caído enamorada de esa bella bella chica de piel nívea: Ya no quiso hacerle caso a nadie más.

Pero Marinette parecía no estar interesada en su persona, lo mejor era dejarla atrás.

—¿Vas a tardar mucho Ren?

Kagami estaba revisando su celular para distraer su mente y no pensar en regresar a la casa en donde sabía que sus padres estaban cenando con la familia de la chica que le robaba los suspiros. Amaba la noche buena pues significaba pasar momentos agradables con los seres que más amaba, aunque también era el momento idóneo para pedir perdón si se habían cometido fallas, como decían era una época para iluminar los corazones…. Pero el suyo estaba un poco fracturado esa ocasión que lo único que deseaba era huir de ahí.

—¿Pensabas irte sin despedirte de una buena amiga? —oyó que dijeron a sus espaldas haciéndola estremecer cada parte de su cuerpo.

Tomando el valor suficiente fue dándole la cara a la hermosa mujer que respondía por el nombre de Marinette. La cual se humedeció un poco los labios y luego le sonrió.

—¿Tú aquí? —Expresó con éxtasis.

—Ya sabes lo que dicen “Si la noche buena no va a ti, tú ve a la noche buena” o algo así va el dicho. —bromeó o más bien hizo el intento de hacerlo para controlar sus nervios.

Kagami la recorrió entera y podía jurar que ante sus ojos ese vestido color negro corto junto con ese abrigo en contraste, la hacían lucir la mujer más bella de todo el planeta.

Pronto algo llamó su atención: En sus manos sostenía lo que parecía ser una cartulina enorme, lo señaló con curiosidad no atreviéndose a decir algo.

—No estoy lista para una despedida Kag, no quiero decirte adiós. No quiero que nos dejemos de ver, quiero que cumplas todas esas promesas que algún día me hiciste, esas que tienes en mente y que deseas realizar—.Extendió la cartulina dejando ver un montón de fotos de momentos vividos de cada etapa de ellas a lo largo de su vida. —Por que tú me enseñaste muchas cosas, por que quiero que tú seas mi motor de vida, por que tú me diste fuerza para no dudar en este paso y decirte que… Te Amo Kagami Tsurugi.

La japonesa llevó sus manos a la boca no pudiendo contener la emoción, se sentía feliz, era como si fuera una nena de seis años  ilusionada a las tres de la mañana esperando a ver a santa y cayendo en un sueño profundo donde se imaginaba puras cosas bonitas, para despertar al otro día y solo encontrarse con la felicidad absoluta de abrir los regalos que santa le enviaba.

—Marinette…. Yo… No… esperaba… Digo, pensé que tú no sentías lo mismo. —Confesó sintiéndose la más boba del mundo.

Marinette dio un paso hacia delante observando como Ren, el copiloto, las observaba detrás. Al principio se sentía cohibida con la presencia de él pero al ver que le hacía un gesto de “ok” supo que podía estar tranquila y seguir hablando con naturaleza.

—Por supuesto que lo siento—.Tomó la mano de Kagami posandola sobre su corazón. —Siente como late por ti, como si fueran los mismos fuegos artificiales que se lanzan en estas fechas, claro que estos han estado desde los nueve años. Y parece no querer marcharse nunca.

—Tal parece que fuimos unas tontas ¿No?

Marinette asintió, sintiendo la mano de la japonesa acariciar su rostro.

—No quería decepcionar a mis padres con el tema del matrimonio y los nietos, pero resulta que ellos se habían dado cuenta de mis preferencias desde hace mucho tiempo atrás. —Besó las yemas de los finos dedos de Tsurugi.

La de ojos color café la tomó de la cintura para sentirla más cerca disfrutando de su aroma, mientras que Marinette acariciabala fina blusa naranja que ella llevaba. Ambas se admiraban con dulzura.

—Mis padres sí que sabían de mis gustos más no sabían de quien estaba enamorada, preferí callarme para que no hubieran malos entendidos en nuestra amistad si tú me rechazabas. —se encogió de hombros la de pelo corto y procedencia japonesa.

Un  carraspeo interrumpió la atmósfera que se había creado entre ambas, era Ren quien se había aproximado a ellas con una  leve sonrisa.

—Disculpen señoritas, pero debo confesar que los señores Ayami y Jin me pidieron que la detuviera aquí el mayor tiempo posible hasta que llegara la niña Marinette. Sus madres estaban de acuerdo, pero sobre todo convencidas de que ella vendría por usted, así que su padre, el señor Tsurugi me ordenó estrictamente qué le inventara cualquier cosa para que usted no se fuera de París. —Se sinceró Ren con recato esperando la reacción de las mujeres.

Al principio Kagami parpadeó confusa ante todo aquello, su madre siempre había sido tan recta y no le conocía ese lado tan cursi. Aunque sí qué llevaban muy buena relación.

Marinette se empezó a reír robando la atención de la otra chica.

—¿Qué ocurre?

—Nada, nada—.Mencionó entre risas. —Es que ahora entiendo todo, y él por qué del montón de tema sobre ti. Pero ya te contaré después. —Le tomó de la mano.

—Y eso no es todo, también me pidió que les diera esta tarjeta junto con su regalo de nochebuena. —Sacó una caja chica en color blanco de donde tomó una tarjeta del mismo color, entregándosela a la hija de sus jefes.

“Que la paz y la luz esté siempre con ustedes no sólo hoy que es noche buena, sino todos los días del año. Que sus corazones siempre suenen al mismo compás como campanadas de una misa de celebración celestial, que siempre encuentren el camino que lleve a la eterna felicidad como aquellos que llegaron a belén y sobre todo; que nunca les falte el amor que el creador quiso para todos sin importar la distinción “.

Tom y Sabine Dupain Cheng
Jin y Ayami Tsurugi

Ambas chicas se miraron conteniendo las lágrimas al saberse apoyadas pero sobre todo queridas tal cual eran por sus padres. Kagami no dudó en abrazar a Marinette, escondiendo su cara entre su cabello y el hueco de su cuello aspirando el perfume de rosas que utilizaba.

Luego separándose momentáneamente para dirigirse al hombre.

—Dijiste que había un regalo pero solo está una nota. —Aseguró la chica sin entender el asunto.

Él no dijo nada y solo se limitó a apuntar hacia arriba,ambas llevaron sus ojos pudiendo encontrarse con un pequeño muérdago que colgaba de los dedos de Ren.

Tanto Marinette como Kagami se sonrojaron, podía ser que la primera fuera un poco más valiente pero para las dos ese sería su primer beso. Estaban emocionadas de solo pensarlo pues era justo como lo habían soñado; Con la persona amada.

—Pues… —Empezó Kagami con una pequeña sonrisa divertida.

—A cumplir las bellas tradiciones de la Navidad. —Tomó el rostro de la chica entre sus manos, acercándose a ella lentamente para comenzar a rozar sus suaves y carnosos labios que sabían a chocolate gracias al labial que estaba utilizando esa ocasión. Era un beso lento, sin prisa,genuino, uno donde se demostraban lo mucho que habían callado durante tantos años.

Se sentían felices, tan llenas de vidas, tan campantes, por primera vez ya no se sentían como las manazas del pecado entre tantas velas que ellas aseguraban querrían quemarlas si se enteraban de sus sentimientos. Pero gracias al cielo, tenían a mucha gente que las apoyaba y las llenaba de paz y de alegría.

Estaban convencidas que esa nochebuena que juraban sería su despedida, sería el comienzo de un nuevo camino de gloria para ellas.






¡Hola! Aquí este nuevo os navideño que espero que sea de su agrado, esta vez con la pareja Marigami... Oh dios debo confesar que estaba muy bloqueada y por eso me demoré en escribir, además de que ando con una gripe terrible T.T pero bueno aquí está.

Debo agradecer a @Marichat8989 por la gran ayuda que me dio al sugerirme ideas cuando me he quedado en cero ❤️

Voten y comenten que les pareció ❤️

Palabras:3213
Pareja:Marigami





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