One-Shot

La señora Baji se encontraba preparando la comida en la cocina cuando su marido entró, confusión llenando su rostro.

-Querida¿No te dijo Keisuke que habría vuelto para la hora de comer?-La mujer se giró a mirarle

-Debe de estar con esos amigos suyos-Le dedicó una sonrisa tranquilizadora-Es Halloween, cariño, dejemos que se divierta un poco

-No se habrá vuelto a meter en problemas¿Cierto?-El padre se mordió el labio inferior con algo de preocupación.Confiaba en su hijo, pero sabía que le costaba controlar sus impulsos agresivos y no quería tener que volver a sacarle del reformatorio

La contraria vio el gesto de su esposo, y negó con la cabeza.

-Sé lo que estás pensando, pero que se retrase no significa que haya tenido que ocurrir nada.A parte, está con Chifuyu, él es suficientemente responsable como para contrarrestar el caos andante que es nuestro hijo-Terminó de servir algo en un plato y tomó varias cosas-Ahora ayúdame a llevar las cosas a la mesa, hay un Peyoung Yakisoba para cuando él vuelva

Se sentaron a comer mientras hablaban sobre los compañeros de trabajo de cada uno, recuerdos de cuando eran más jóvenes, etc y una vez terminaron, se sentaron juntos a ver la televisión.Ambos se acurrucaron en el sofá y pusieron las noticias para ver cosas en las noticias sobre los festivales que se iban a llevar acabo debido a la celebración.

-"-pecto al incidente del que nos acababan de informar hace pocas horas, ya ha concluido y nos han notificado sobre los resultados:A pesar de haber sido una pelea entre dos pandillas tan grandes, tan solo ha resultado en un detenido llamado Kazutora Hanemiya y-"

*DING DONG*

Los padres al oír el timbre de la puerta, apagaron la televisión y fueron ha recibir a quien pensaban que era su hijo

-¡Keisuke!Debiste habernos avisado de que ibas a llegar más tar-

La madre se detuvo al divisar a quienes estaban de verdad detrás de la puerta:Dos agentes de policía.

-¿Son ustedes los señores Baji?-Preguntó uno de ellos.Su tono de voz sonaba...triste, aunque tratara de ocultarlo

-Sí, lo somos-El padre se acercó, quedando detrás de su esposa que se había quedado paralizada en la puerta-¿A ocurrido algo otra vez con nuestro hijo?

Los agentes se miraron entre sí, algo titubeantes, pero el otro agente respondió:

-Un chico que proclama ser su amigo nos pidió que le dejásemos a él la tarea de informarles.Les está esperando en el hospital¿Quieren que les notifique él?

-¿Es un chico con el pelo rubio, rapado por debajo, y ojos verdes?¿Chifuyu Matsuno?-Preguntó la señora con un tono suave

-Sí, es él-Asintieron

-Entonces sí que preferiría que fuera él quien nos explique-A pesar de tratar de mostrar tranquilidad, la voz de la mujer tembló al final

Sin decir nada más y en un silencio tenso, los cuatro adultos se metieron en el coche.Tenían un mal presentimiento, este no era el procedimiento normal de cuando arrestaban a Keisuke¿Qué se supone que estaba ocurriendo ahí?

Después de lo que se sintieron horas(Aunque en realidad apenas fue media hora ya que no se encontraron con ningún atasco) llegaron por fin al hospital.Los padres y uno de los policías que les iba a guiar hasta donde Chifuyu estaba esperando se bajaron.Andaron por unos pocos pasillos más y finalmente, llegaron a su destino.Sin embargo, la imagen con la que se encontraron en la sala de espera no era la que se esperaban:Chifuyu se encontraba sentado en una de las sillas con la mirada perdida y los ojos rojos, siendo abrazado por los hombros por un chico rubio de ojos azules que no habían visto nunca.Los rastros de lágrimas en las mejillas de ambos indicaban que habían estado llorando hasta no hace mucho y los dos seguían llevando los uniformes de la pandilla a la que pertenecían.

-¿Chi-...Chifuyu?¿Qué ha ocurrido, cariño?-Decidió empezar a hablar la señora Baji

El chico pareció percatarse por primera vez de la presencia de las tres personas que habían entrado recientemente en la habitación, y todos pudieron notar como se volvió a agitar y como sus ojos se aguaron de nuevo.No obstante, tragó saliva para tratar de deshacer el nudo que tenía en la garganta y empezó a responder sus dudas.

-Deberían sentarse primero-Su voz sonaba rasposa, seca y...rota

-No, estoy preocupada, no voy a esperar más.Keisuke no está por ningún lado y por mucho que pregunto, nadie me da una respuesta.Lo siento, Chifuyu, pero quiero saber donde está mi hijo, ahora-Espetó la madre, irritada por tanta espera y dando un paso adelante

-Querida, a lo mejor sí que deberíamos sentarnos, no pasa nada-Salió a tranquilizarla su marido.Aún así, decidió callar al recibir una mirada de su esposa.Desde luego, ella podía llegar a ser muy amenazadora cuando quería

El ojiverde y la mujer se sostuvieron la mirada durante unos segundos, llenando la sala de una tensión tan grande que se podría llegar a cortar con un cuchillo.Al final, Takemichi decidió intervenir

-Chifuyu, no tienes porqué decírselo tú si no quieres, puedo intentar hacerlo yo si no te sientes ca-

-Baji ha muerto-Le interrumpió, yendo directo al grano y dejando las palabras caer con todo el peso que llevaban

Como era de esperar, los señores se tardaron varios segundos en procesar lo que les acababan de decir.Las palabras simplemente no conectaban en sus cabezas, no tenían sentido para ellos¿Qué...qué quería decir con eso?

-Cariño, c-creo que no te he entendido bien¿Podrías...Podrías repetirlo, por favor?

El adolescente abrió la boca para volver a hablar pero se atragantó con sus propias palabras.Las lágrimas estaban volviendo a desbordarse de sus ojos y su voz apenas podía salir.Apretó los puños con fuerza, tratando de no temblar, y cerró los ojos, no queriendo mirar a las personas que tenía en frente a la cara.No podía hacerlo, sabía como iban a reaccionar, no podía hacérselo a ellos.Pero tenía que hacerlo.

-B-Baji-i ha....BAJI ESTÁ MUERTO.LE ASESINARON DELANTE MÍA Y N-NO PUDE HACER NADA-La cantidad de frustración y de impotencia que sentía era inmensurable

*FLOP*

Nada más escuchar la última palabra salir de su boca, las piernas de la señora Baji fallaron y se desplomó contra el suelo, siendo salvada en el último segundo por su marido que la frenó a tiempo de estamparse contra este.

-Eso es...Eso es imposible, él no puede estar...él no puede haber...¡Eso no puede ser cierto!-Dijo en negación

-Marge...-Al escuchar como le llamaba, la mujer se giró a mirar a su esposo, quien tan solo negó con la cabeza

-Pero...¡Ren!¡Tú lo sabes, es imposible que eso sea real!Tú mismo le has visto pelear...-Al ver que el señor tan solo bajaba la mirada, se giró a ver al policía que se había quedado detrás-¡Mi hijo es muy fuerte, él no puede simplemente haber...No hay forma de que pueda creerlo!

Sin embargo, nadie en esa habitación parecía compartir su opinión.

-Esto no es una buena broma...De verdad, dejadla, duele...-Ríos de lágrimas empezaron a recorrer sus mejillas mientras se negaba a creer la realidad.Su niño había muerto, su niño, el niño que había visto crecer desde que era un recién nacido, el niño que había intentado cuidar todo lo mejor que podía, el niño al que había amado tanto.

Por su parte, el señor Baji estaba tratando de no desmoronarse delante de su esposa.Sentía como su interior se estaba haciendo trizas, despedazándose en trozos minúsculos...No solo acababa de recibir la noticia de que su hijo acababa de morir(Eso podía conseguir superarlo, podía conseguir mantenerse firme, ya que sabía que seguramente murió para proteger a alguien y que no se arrepentía de ello) también estaba viendo como su amada estaba siendo destrozada psicológicamente y eso le dolía incluso más aún.Quería asegurarle que todo estaba bien, que en realidad eso era mentira...Pero sabía que no debía hacerlo.

Y a pesar de todo, nunca cambiaría la decisión de dejar a Keisuke ir y luchar con su pandilla, ya que eso es lo que se le notaba que le hacía feliz

-¿C-cómo sucedió...?-Preguntó el hombre

Al ver que Chifuyu no podía hablar en estos momentos, fue Takemichi el que habló.

-Dos puñaladas, una se la dio un chico por la espalda y otra...-Se detuvo un segundo para replantearse lo que iba a decir hasta que encontró las palabras adecuadas-Para proteger a su amigo

El señor tan solo sonrió con tristeza, había acertado.

La mujer mientras tanto no dijo nada más, tan solo miraba el intercambio de palabras entre ellos dos llorando en silencio y con sus hombros temblando.

-Si lo desean-Habló por primera vez el policía-Pueden ver su cuerpo antes de que se traslade al tanatorio, aunque tan solo pueden los familiares-Terminó, dándole una mirada de disculpa a los otros dos amigos

La chica aceptó inmediatamente, ella se los mostraría, se habían equivocado de persona.Por otro lado, el padre tan solo asintió, quería volver a ver a su hijo por última vez.

El policía llamó a uno de los médicos que habían tratado de mantener con vida inútilmente al pelinegro y este les llevo hasta la sala donde estaba, mostrándoles un cadáver cubierto por una sábana blanca.

-¿Están listos?-Preguntó, antes de retirar la tela

Los dos asintieron, aunque el doctor sabía que no era verdad.Nunca estaban preparados.

Retiró la sábana blanca y el último brillo de esperanza en los ojos de la mujer desapareció.Era indudable, sabía reconocer a su hijo, y sabía reconocer que este mismo era quien estaba ahí tumbado, con una leve sonrisa en sus labios.

-M-me...m-me lo prometiste...-Sus hombros empezaron a temblar violentamente mientras pequeños espasmos sacudían su cuerpo-Me p-prometiste que n-nunca me h-harías volver a-a hacer l-llorar...

Un grito desgarrador llenó cada uno de los pasillos del hospital.Un grito cargado del pesar de una madre al ver el cadáver de su hijo, pálido, frío y sin vida.Un grito cargado de arrepentimiento por no haber evitado aquella desgracia.Un grito cargado de dolor, puesto que nunca podrá volver a celebrar las buenas notas logradas con el esfuerzo de aquel niño.Un grito cargado de el sufrimiento de una promesa, una promesa rota.

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