Instinto

—¿Qué haces aquí con mi hermana? No sabía que ustedes se conocían. Mi mamá no quiere verte ni en pintura. Estás arriesgándote a que te saque a patadas si logra reconocerte. 

—De hecho, no nos conocíamos en persona, pero… — dijo mi hermano, pero Maya lo interrumpió. 

—¿Cuál es el problema en que venga en compañía de un amigo? El hecho de que sea tu exnovio, no implica que no tenga derecho a rehacer su vida. No seas tan egoísta y mala fe, hermana. 

—Estás en todas las ligas, Aníbal. Déjame adivinar, ¿ahora estás seduciendo a mi hermana para causarme un disgusto? 

—No, no es lo que crees, Zaira.

—Deja de hablarle así. Fui yo quien lo invité. Ya ustedes no son pareja, así que no veo ningún problema en que seamos amigos y me acompañe a visitar a nuestra madre. 

—¿Mamá fue quien te invitó? 

—Sí. ¿Por qué otra razón estaría aquí? — Maya me miró de reojo y desvié la mirada. 

—Pues tú sí sabías que vendríamos, ¿por eso lo trajiste contigo? Quien te viera, ni siquiera pareces mi hermana. ¿Por qué te comportas de esta manera tan patética? 

—¿Soy yo quien se está comportando como una patética, Zaira?

—No sé quién de los dos ha caído más bajo; si él por estar aquí contigo o tú por prestarte para esto. 

Maya sonrió, asumiendo una postura desafiante. Me sentía muy incómodo con la situación, especialmente por ese ambiente tan hostil que se había creado. 

—Fuiste tú quien comenzó — soltó Maya con evidente reproche. 

—Sabía que se trataba de eso — respondió Zaira, llevando su mano a la cintura y esbozando una sonrisa —. Lamento informarte que para hacerme enojar deberás esforzarte más, querida hermanita. La verdad es que, la presencia de esa escoria no me afecta en lo más mínimo, pues yo tengo a mi hombre aquí conmigo; un hombre de verdad, y no la basura que acabas de reciclar.

Sonreí al escuchar sus palabras, pues se oía como toda una leona.  

—Zaira, te juro que no es lo que crees… — le dijo Aníbal.

—No importa lo que ustedes dos se traigan entre manos. Solamente les pido que respeten la casa de los padres de mi mujer y aprendan a comportarse como adultos. 

Maya sufrió como un pequeño desbalance, lo supe por la forma en que se sujetó de Aníbal. Parecía sofocada, inhalando y exhalando pesadamente.  

—¿De quién es ese niño? — preguntó Maya, pasando saliva y enfocando a mi hijo. 

Mi hijo estaba mirando hacia nuestra dirección, aunque me dio la impresión de que se enfocó más en Maya. 

—No puede ser hijo de ustedes, pero ¿por qué se parece tanto a ti, Dereck? ¿Ese niño vino con ustedes? — las preguntas de mi hermano me dejaron frío. 

Las cosas se están saliendo de control. En primer lugar, jamás pensé que ellos estarían aquí. No puedo decirles que realmente es nuestro hijo. A ellos no. 

—Creo que lo mejor será irnos y venir otro día, linda — le susurré a Zaira en el oído—. Los planes eran contarles a tus padres, pero no podemos arriesgarnos a que ellos lo sepan. Además, debemos impedir que mi padre vaya a aparecer por aquí. Recuerda que mi hermano lo da por muerto. 

Toda nuestra atención se centró en el sonido de los zapatos de mi hijo al aterrizar desde la rama más alta, hasta la caliente tierra. Ni siquiera sé en qué momento atrapó una paloma y le dislocó el cuello, la traía como una especie de trofeo colgando de sus manos y se la extendió directamente a Maya. Mis suegros no pudieron salir en peor momento. 

—Tienes el estómago vacío. Lo he atrapado especialmente para ti. Comelo — mi hijo le sonrió de una manera muy peculiar, pues por lo regular sonríe, pero evitando mostrar sus colmillos, pero esta vez aparentaba mostrárselos a propósito. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top