Una historia sobre Anthony y Candy
La siguiente es una historia creada con cariño para los fans de "Candy Candy" . Un fanfic (que puede ser considerado también songfic) sobre el tierno y dulce primer amor de la Pecosa (cambiándole por supuesto el final ;).
A quien pase por aquí, ¡mil gracias por leer!
Un abrazo,
Belén
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"En un mundo que
vive sin amor,
eres tú mi libre canción..."
Me llamo Candice White Ardley.
Hasta hace una semana era tan solo Candy Blanca. Una sencilla chica del "Hogar de Pony" (Una acogedora aldea de niños huérfanos en las montañas de Illinois, Estados Unidos)... y hoy siento en cambio que soy una persona totalmente diferente, nueva, con un "futuro verdadero" y brillante.
Pasar de ser una niña abandonada, sin historia, sin apellidos, sin más familia que la del corazón y sin ya esperanza de ser adoptada a mi edad en los albores de la adolescencia, a ser miembro de uno de los clanes más distinguidos de Norteamérica, es algo que jamás me hubiera llegado a imaginar ni en mis más remotas ensoñaciones. Algo que va mucho más allá de lo que siquiera me atreviera alguna vez de lleno a soñar, mejor dicho... Y es aún más especial porque ahora vivo al lado de Anthony Brower Ardley... El amor de mi vida.
Hasta hace poco, como decía, mi rumbo era incierto, pero ahora recuerdo tan solo como si se tratase de una pesadilla lejana todo lo que pasé en la mansión Leagan (el lugar donde trabajaba) a causa de las tretas de Eliza y Neal (los niños de la casa). Lo que me llevó incluso a parar de forma injusta a lugares lejanos, donde sin poder dejar de llorar pensando por ratos en que nunca más podría volver a mi tierra, temiendo también por lo que me pudiera pasar (sin tener idea de lo que iba a ser de mí), y encima extrañando a mi principito bello, teniendo en cuenta la dolorosa posibilidad de que quizá jamás nos volviéramos a ver; me las había arreglado para sobrevivir hasta que me rescataran... pero ahora por cosas del destino, vivimos los dos bajo el mismo techo y es increíble!
Algo que debe ser en definitiva una recompensa de arriba debido a mi montón de sufrimiento.
"Y la inmensidad
se abre alrededor,
más allá del límite
del corazón..."
Me es imposible describir por completo lo feliz que estoy en esta nueva etapa de mi vida.
Unos quince días atrás, para ser exactos, me encontraba a la deriva de camino a México, sumida casi en un mar de desesperanza de no ser por el recuerdo de mi dulce amor y mi fe de algún día volver a reencontrarlo, y ahora en cambio siento que no puedo más de la dicha, que voy a explotar en cualquier momento de alegría, sabiendo que podemos vernos a todas horas y que dormimos solo a unos cuantos metros de distancia...
Esto es lo mejor que me ha pasado, siendo de lo más curioso lo rápido que pueden llegar a cambiar las cosas de un momento para otro, y para bien, porque a veces tus sueños logran volverse de súbito realidad cuando no dejas de creer en la bondad divina y en que pueden ocurrir milagros.
Me siento por eso más feliz que una alondra cuando ve amanecer el día. Esto que vivo es inigualable, algo difícil de explicar... y no se debe a las comodidades que ahora tengo a disposición, ni al hecho de que antes me tocara dormir en un desván y luego en un establo para pasar a tener contra todo pronóstico un dormitorio inmenso de princesa solo para mí o a tener un apellido de renombre que puede abrirme miles de oportunidades. La oportunidad de por sí que ya tengo de convivir no solo al lado de Anthony sino también de sus primos, Archibald y Alistear Cornwell (Archie y Stear), que ahora por cierto son legalmente así mismo mis primos aparte de mis mejores amigos, es genial... y tan solo con ello para mí eso es suficiente. Ellos ("Mis tres paladines", como se autoproclamaran ante mí un día), quienes me hicieron sentir bienvenida en su mundo desde que los conocí; ellos que con sus ocurrencias y alegría consiguen crear un ambiente de hogar aún en medio de la fría opulencia de una mansión campestre, son lo mejor de todo esto.
Profundizando en el tema, Anthony es el líder del grupo. Siempre seguro y responsable, siempre tan maduro para su edad y entregado a sus labores que son parte de sus hobbies, en los que sé que más adelante buscará especializarse. Como su amor por la Botánica o la Equitación... Me es imposible evitarlo, lo admiro tanto que siento que cada día que pasa lo adoro más. La sensación de amarlo me llena el alma, tanto que ahora creo en mi interior que soy más fuerte, que puedo lograrlo todo. Todo lo que anhelo y encima lo que a futuro sueñe. Tan sólo porque sé que está a mi lado, porque lo quiero y él también me quiere.
"Nace un sentimiento
en mitad del llanto
y se eleva altísimo,
y va..."
Anthony me atrae como un planeta a un satélite con su fuerza de gravedad. Esto de sentirme correspondida en mis sentimientos es tan único como la felicidad que sentía al colgarme de cabeza de las ramas del Padre Árbol en el Hogar de Pony (aquel enorme y solitario roble en la colina de la propiedad, que me vio jugar y crecer). Una emoción que está influyendo tanto en mí, cambiándome para mejor, volviendo de mí cada día una damita más educada y culta, por la esperanza de un día poder estar a la altura de mi amor.
Las mariposas que siento revolotear por todo mi ser en su presencia me reiteran que a su lado es el lugar donde pertenezco y es una de las sensaciones más dulces que puede existir.
Anthony yo nos amamos aunque no nos lo hayamos declarado aún con formalidad. Ahora estoy más que segura de ello. Nuestra conexión es algo sublime, tanto que pareciera como si formáramos dos partes de un todo, complementándonos el uno al otro. Como si mi destino estuviese ligado inevitablemente al suyo, suceda lo que suceda. Tanto que podría decirse que estoy ansiosa de que llegue el porvenir para poder conquistar juntos el resto de nuestros sueños (que confío podremos lograr), y sé por lo mismo que estos tiempos para mí tan llenos de dicha no podrán compararse siquiera a los que todavía me esperan por vivir a su lado.
"Y vuela sobre el resto de la gente,
a todo lo más noble, indiferente,
ajeno al beso cálido de amor...
De puro amor".
Hoy, cambiando de tema, es un día memorable. Una fecha que atesoraré toda la vida.
Esta tarde bajo un cielo atiborrado de nubes fui presentada ante la honorable familia Ardley como un miembro más, luego de mi adopción decretada por el distinguido patriarca del clan: Mr. William Ardley, y contrario a lo que mis enemigos esperaban y deseaban (Los Leagan, que por desgracia están emparentados también con la familia), las cosas no pudieron salir mejor... La ingenua pero también revoltosa chica de una aldea infantil, que tanto detestan, pudo demostrar que sabe comportarse y que sus estudios de ética y modales están surtiendo buen efecto en ella.
Analizo esto mientras veo a mi chico adorado de ojos azul cielo, amante a la Equitación (como mencioné antes) realizar cerca unas cuantas maniobras con su fiel corcel. Saltando unas vallas de arbustos que hay en el sendero que esta tarde hemos decidido tomar para apartarnos del resto, sin poder disimular lo entusiasmado con el evento que se encuentra (Una Cacería del zorro organizada en mi honor), al igual que lo orgulloso de sí mismo que en el fondo está (porque se lo merece) de sus habilidades de buen jinete, por las que ahora es reconocido en todo el pueblo.
Sin embargo, por mi lado continúo un poco nerviosa y no tiene ya nada que ver con el asunto de temer no ser aceptada por el resto de los miembros de la familia que todavía no conozco y a quienes tienen pendiente presentarme. Es que hay algo que me preocupa de sobremanera y que ha conseguido volver a ensombrecer mi mundo en parte, cuando ya empezaba a verlo todo color de rosa... El augurio de algo malo para él vaticinado por una cartomántica que por pura curiosidad consultamos el día de nuestra primera cita. Algo de lo que me arrepiento tanto... ya que si algo le llega a pasar también me pasaría a mí, porque somos almas gemelas... Lo sé porque lo siento en mi corazón y sé que nuestro destino está sellado.
...Si tan solo hubiésemos optado por dar una vuelta más en el carrusel esa tarde o subirnos a la noria (no dejo de repetirme) la historia sería diferente y no tendría por hoy ese nudo de angustia en la garganta.
-Siempre me ha gustado esta parte de los terrenos de Lakewood por los obstáculos que tiene para practicar- Anthony se toma el tiempo de explicarme al acercarse entonces a mí, luego de haber notado de seguro mi incomodidad al tomar yo la iniciativa de bajarme primero de la yegua que me tocara, por no sentirme a gusto paseando en estado de tensión. Prefiriendo en lugar de seguir cabalgando, caminar.
No respondo nada para evitar que me traicionen las emociones, más sintiéndolo en estos momentos seguro a mi lado, trato de calmar el malestar del alma que me aqueja, extraviando mi mirada en el horizonte. En el precioso paisaje de valle y montañas que se puede apreciar con majestuosidad desde la zona boscosa de esta vasta propiedad Ardley llamada Lakewood, mientras escucho su voz de tonalidad ronquita, que me gusta tanto.
El preocuparse por mi apagado estado de ánimo, le ha llevado a dejar de lado a su vez su caballo para constatar si me encuentro bien. Gesto que solo provoca que lo adore más.
No obstante, decidiendo mantenerme inalterable tan solo cierro los ojos disfrutando de su cercanía, temiendo que de verlo de frente no soportaré más y terminaré lanzándome a sus brazos a llorar. Dejo así que el viento otoñal despeine inmisericorde mis cabellos al tiempo que inhalo profundo para ahuyentar mi debilidad y luego al exhalar, extasío mi mirada en las lejanas tonalidades rojizas y ambarinas que asoman en el horizonte, más allá de donde las cargadas nubes de lluvia que se ciernen cada vez más cerradas y densas sobre nuestras cabezas alcanzan todavía a llegar.
-Candy, ¿estás bien?... ¿Qué sucede?- aun respetando mi espacio, él me pregunta - ¿Estás enojada conmigo, es que acaso hice algo mal?- requiere saber
-No, tú nunca podrías hacer nada mal- con sinceridad y abrazándome a mí misma para protegerme de la fuerte brisa que está empezando a soplar, le contesto, y entiendo a la vez que es el momento adecuado de confesar mi desazón -Lo siento, es que todavía sigo algo nerviosa... y cuando lo estoy a veces me enojo, no puedo evitarlo...- empiezo
-¿Nerviosa, por qué? Pero si ya pasaste la prueba de fuego y de manera exitosa- Anthony sonríe acercándoseme un poco más, encontrando de alguna forma interesante el asunto o creyendo quizá que es por su causa. Algo que en gran parte es cierto, pero no a totalidad en este rato.
-Porque tengo miedo...- admito bajando la mirada y allí sí guarda silencio un instante. Y aunque sé que de inmediato intuye la razón, igual necesita escucharla salir de mis labios.
-¿De qué?- consulta llevándose las manos a los bolsillos y haciendo un esfuerzo por mantener la seriedad y contener una sonrisa. Lo noto claramente en tanto sin ánimo para juegos yo me muestro contundente
-¡De perderte!- revelo sin rodeos, necesitando que me tome de verdad en serio. Él con todo, parece enternecerse porque acto seguido me acomoda con cariño un mechón de mi cabello alborotado por el viento.
-No me digas preciosa que otra vez con eso de la adivina. Creí que ya lo habíamos conversado- aunque sé que no le agrada para nada el tema, por mí se atreve de nuevo a tratarlo -Ya no soy un niño, Candy, y no voy a dejar que nada malo me pase, te lo prometo. Dentro de poco cumpliré quince y créeme, sé cuidarme solo. Admito que fue un error entrar en la tienda de esa mujer, si hubiera sabido que sus dudosas premoniciones te afectarían tanto, incluso más que a mí, hubiese hecho todo lo posible por mantenernos alejados de esa parte del parque... Reconozco que fue mi culpa haber propuesto que pasáramos por allí- aparte de tratar que me sienta mejor, con amargura se lamenta, por lo que evito de inmediato que continúe
-Anthony, tú no tienes culpa de nada. Las cosas se dieron así y ya está, ya pasó. Más no puedo evitar sentir angustia y creo que cualquiera en sus completos cabales reaccionaría igual si viese que le auguran cosas malas a su persona amada- me quejo y al hacerlo sin querer alzo mi voz, y no es hasta que veo su rostro sorprendido que me percato con claridad de lo que sin darme cuenta he soltado.
-Dilo de nuevo- me pide de tal forma, mirándome de manera intensa, emocionado.
-¿Qué cosa?- necesito aparentarme desentendida al instante. Ahora sí completamente nerviosa por su causa.
-Lo que expresaste al final- demanda reteniéndome entonces del brazo, intuyendo al conocerme bien, que a estas alturas después de decirle algo tan importante, yo en mis locuras ya estoy planeando escapar -¿Es cierto que soy tu persona amada?- al verme no atinar a decir nada, con la mayor dulzura del mundo añade y tengo por lo tanto que dejar caer la mirada avergonzada al haber sido descubierta.
-... ¿Me amas Candy?- insiste colocándome de tal modo entre la espada y la pared, tanto que tengo que mirar hacia otro lado, de regreso al paisaje, a la lejanía, para evitar que se me note demasiado la turbación y nerviosismo, pero fallando miserablemente.
-...Porque sabes, yo te amo también- sin darse por vencido así y procediendo a hablarme de cerquita se me declara y es tan grande mi impresión al escucharle que lágrimas rebeldes no tardan en empezar a resbalar por mis mejillas, delatándome de lleno de todos mis sentimientos al volver a mirarle.
Aquello me ayuda a armarme de nuevo de valentía y asiento a su pregunta.
-Oh Candy!- él profiere y en medio de su asombro siguiendo a sus impulsos, sin pensarlo dos veces se abalanza hacia mí a tratar de robarme un beso, ante lo que por instinto natural al no esperármelo, sobresaltada retrocedo. Un ligero brinco que me separa de sus labios que alcanzan a rozar la comisura de los míos.
Ambos quedamos impactados al instante por todo lo que acaba de suceder, mirándonos en silencio. Momento que aprovecho con la disminución de su agarre en mi muñeca para zafarme y salir corriendo. Sin importarme a decir verdad a donde voy o si conseguiré llegar por el camino que tomo a la mansión, sólo queriendo encontrar un lugar donde esconderme para permanecer un rato allí hasta que mi corazón desbocado logre calmarse y me pase la vergüenza de haberme expuesto yo misma.
Luego veré la forma de afrontarle de nuevo... y también a lo que suceda en adelante.
"En un mundo que
prisionero es,
libres respirábamos
Tú y yo
Pero la verdad
clara brilla hoy
y nítida su música
sonó..."
Me valgo para esto de un grueso roble que hallo de repente, considerando que he encontrado el lugar adecuado, y una vez arrimada allí me pongo a pensar.
No me siento arrepentida para nada de mi confesión pues es como si me hubiese quitado un gran peso del alma. Algo que necesitaba desde hacía tiempo. Una aclaración que haberla expresado al fin me hace de lo más feliz aun cuando no me atrevo a siquiera imaginar en cómo reaccionaremos ambos cuando más tarde tengamos que volver a vernos cara a cara.
De repente la tarde para mí se torna mágicamente más clara, como si en el cielo se despejaran para siempre las nubes grises. Como si el destino hubiese cambiado de súbito de alguna forma. Es algo que siento en mi alma, que me hace decirme con seguridad:
"Vamos a ser felices Anthony pase lo que pase, porque nos lo merecemos".
Doy gracias así también al cielo una vez más por haberlo cruzado en mi camino mientras trato de mitigar las ganas de llorar que cada vez se me vuelven más fuertes debido a la emoción y los nervios.
Mi escondite perfecto no obstante, no funciona a totalidad, puesto que una ramilla quebrándose a su paso me hace percatar con otro sobresalto que Anthony me ha descubierto, y al verlo salir del lado izquierdo del árbol, contemplándome fijamente como si le debiera algo, solo atino a deslizarme arrimada a la corteza con mis piernas temblorosas y el corazón en la boca, más no advierto un desnivel en el suelo causado por las raíces, en el que no tardo en meter el pie y termino tambaleando; ante lo que él como intachable caballero no duda ni por un segundo en aproximarse con premura para sostenerme.
Deseo en tanto, argumentar algo respecto a lo que con anterioridad de manera tan desvergonzada admití, pero la torpeza a causa de mi nerviosismo no me lo permite y él como entendiéndolo, con tan solo un susurro de sus labios y mirándome con ternura me pide que me mantenga así tal cual, en silencio, mientras termina de acortar la poca distancia que queda entre nosotros.
Cierro de tal manera los ojos en anticipación de lo que sé que va a suceder y trémula espero por ello, hasta que siento sus cálidos y suaves labios (tal como cientos de veces me los imaginé) posarse sobre los míos.
Nuestro primer beso es tan delicado como el contacto de una mariposa sobre una flor, pero cargado de sentimientos. Un momento que por el mismo hecho de ser tan esperado, desearía que durara para siempre y que sé que lo atesoraré toda la vida.
Caigo así en la más dulce sensación que he vivido, pudiendo escuchar el sonido de mi corazón redoblando como un tambor al tiempo que percibo la tibia claridad del sol detrás de mis párpados, y juraría que también puedo escuchar los latidos de él, igual de conmovido. Como dije, no quiero que termine nunca, deseo que se detenga el tiempo, sin embargo, y aún en contra de nuestra voluntad debemos separarnos cuando escuchamos el llamado notoriamente preocupado de uno de los mozos de las caballerizas, buscándonos. Luego de hallar por lo visto, pastando a la deriva a nuestros caballos.
-¡Joven Anthony! ¡Señorita Candice!... ¡¿Dónde están?! ¡Es peligroso que anden solos por estos lares, hay trampas para animales!-
Me sorprendo de escuchar eso con un escalofrío, puesto que aunque no conozco mucho sobre el funcionamiento de los mencionados artefactos, sé que pueden ser riesgosos también para los humanos cuando no se tiene el debido cuidado con ellos.
Solo espero por lo tanto, que sean también lo suficiente grandes para que con Anthony podamos verlos, ya que con un dedo contra su boca, pidiéndome que no diga nada, él me toma de la mano proponiéndome escapar. Algo que sin miramientos acepto, no queriendo que nadie arruine nuestro momento.
Siempre quise saber lo que era el amor y hoy puedo experimentarlo. Yo soy suya y Anthony también es mío. Teníamos que encontrarnos en esta vida.
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"Nuevas sensaciones,
nuevas emociones,
se expresan ya purísimas
en ti"
Al final empieza a lloviznar como de cualquier rato a otro se esperaba, solo que para variar justo durante nuestra huida. Mas estamos tan felices, sintiéndonos tan compenetrados el uno con el otro en una intensa conexión de almas, que poco nos importa. Tanto así que cuando el suelo comienza a volverse resbaloso, seguimos corriendo hasta que nos caemos. Bueno él primero y como vamos agarrados, yo caigo a su lado. Un pequeño accidente que más que ello es solo es un detonante para hacernos estallar en risas.
Nunca lo he visto a Anthony tan feliz, su alegría es un fiel reflejo de la mía e ilumina mi alma. Nada me complace más en el mundo que verle así.
-Gracias Candy- me dice entonces sin perder tiempo, colocándose sobre mí -No me había sentido tan contento desde mis épocas de muy niño, cuando todavía vivía mamá. Tú eres la responsable de esto... de traer magia a mi vida y a mi casa, de devolverme la felicidad. Eres mi magia- y confesando aquello que me sorprende y embelesa, baja su cara para volver a besarme. Ya con toda la seguridad de un dueño reclamando lo suyo.
Me quedo estática por unos instantes mientras me voy acostumbrando a este nuevo nivel de demostraciones de afecto entre nosotros, y él al percatarse de mi rigidez a causa todavía de mis nervios, procura controlar su ímpetu, manejándose con mayor delicadeza en su proceder, aunque no por ello el momento se vuelve menos embriagador; y aquello junto a sus dulces caricias en mi rostro, me vuela una vez más la mente, haciéndoseme difícil distinguir si se trata todo de un sueño o realidad.
Anthony concluye el beso abrazándome fuerte y quedándose luego debruzado sobre mí, como conteniéndose también de no llorar, con lo que yo solo atino a acariciarle el cabello, buscando transmitirle mi ahora renovada fe de que todo en adelante estará bien. Al menos cuando se trate de los dos. Reafirmándole además que nunca más será un solitario, porque yo estaré a su lado siempre protegiéndole de cualquier mal, al igual que él lo hace por mí.
-¿Candy esto es real?- en mi misma situación también pregunta, semi incorporándose lo suficiente para mirarme -No sabes cuánto he soñado esto, cuanto lo esperé-
Ante lo que yo colocando mis manos sobre sus mejillas con dulzura, me encargo de asentir confirmándoselo
Nos quedamos de tal forma contemplando por unos instantes muy cerquita el uno del otro hasta juntar nuestras frentes, cerrando los ojos y abstraídos del mundo, de la realidad, sin decirnos nada pero queriendo expresar a la vez tanto, hasta que la lluvia arreciando y comenzando a empaparnos, nos obliga a marchar.
"El velo del fantasma del pasado
cayendo deja un cuadro inmaculado
y se alza un viento un tímido de amor.
De puro amor..."
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Tenemos que salir corriendo y para cuando llegamos cerca de la mansión, ésta ya tiene las luces encendidas puesto que ya está empezando también a oscurecer.
Nos damos cuenta contentos entonces de que el corcel de Anthony ya está siendo conducido por otro mozo de la cuadra al establo. Observamos la escena de lejos, pero mientras tanto continuamos con nuestras manos entrelazadas rumbo a la casona, procurando no ser vistos. No queremos encontrarnos con nadie para que no se arruine nuestra burbuja de amor perfecta... aparte de que calados hasta los huesos y sucios de tierra como nos encontramos, reconocemos que es una situación deplorable y nada apropiada para la ocasión... aun cuando él a pesar de todo y luciendo como joven obrero de dura vida laboral, luce incluso más bello.
-Al menos mi fiel corcel no tuvo un regreso accidentado- Anthony sonriendo menciona cuando llegamos frente a las puertas traseras, desde donde para esas alturas ya se oye y percibe movimiento dentro de la casa con los empleados apresurados que se encargan de alistar todo para la cena y el baile familiar que no tardará mucho en dar inicio. Siendo que muchos de los invitados de seguro han debido retirarse antes de concluida la cacería para regresar buscando refugio de la lluvia.
-Sí y espero que la mía también esté a salvo- profiero en referencia a mi yegua
-No te preocupes, los muchachos encargados son expertos en su trabajo y sabrán cuidarla- él agrega, tranquilizándome al respecto.
En tanto, siluetas del personal se mueven presurosas más allá de los ventanales con cortinas transparentes del inmueble llamando mi atención. Con suerte lo suficiente ensimismadas en sus asuntos para no reparar en nosotros, pienso. Ventaja por la que al parecer no tendremos inconvenientes para entrar y el riesgo de ser regañados.
- ¡Vaya!, se ve que va a ser un gran banquete- comento de tal forma, saltando a ese tema
-Y es todo en tu honor mi amada Candy, porque te lo mereces. Eso y más- acercándoseme, él me dice al oído y sus palabras me conmueven, en especial por la forma cariñosa en que me nombra.
Mas en esos momentos varios disparos suenan en el aire de repente, sobresaltándonos, y la luz de posteriores bengalas iluminando el cielo dan a entender que la actividad principal ha terminado, que el zorro ya ha sido capturado.
Siento sin saber por qué entonces una enorme paz interior, como si un terrible peligro hubiese pasado por encima de nuestras cabezas sin tocarnos y nos dejara ya de algún modo libres.
-Anthony...- pronuncio enseguida sintiendo que el corazón se me quiere salir del pecho, expandido de tanto amor -...Te quiero... te quiero tanto como alguien puede querer al amor de su vida... porque sé que eres tú- dejándome llevar por la emoción me arriesgo y le confieso, pues a estas alturas estoy plenamente consciente de mis sentimientos y son estos tan fuertes que sería capaz hasta de arriesgar mi vida misma con tal de protegerlo y de resguardarlo a salvo de cualquier mal, como confío además que él también lo haría por mí.
Él mientras tanto, mirándome de una forma muy dulce, conmovido también por mi proceder, acaricia mis mejillas bañadas de agua de lluvia y hace que levante al final de nuevo la cabeza, que he terminado agachando avergonzada de mi propio arrebato.
De tal modo, un beso tierno y más largo que los anteriores vuelve a suscitarse entre nosotros, recordándonos a ambos que tenemos un largo camino por recorrer en el amor, el cual viviremos y disfrutaremos con calma y a plenitud.
-Te amo Candy...- susurra así junto a mis labios -Y siento que al fin puedo gritarlo!- con ello besa de igual forma mi frente y me libera unos instantes de sus brazos pero tan solo para conducirme delicadamente hacia el interior de la casa.
Podríamos quedarnos allí sin que nos importara la lluvia, tal como lo hemos hecho hasta ahora, más comienza a hacer frío y mi principito siempre responsable, considera que debemos ingresar o de lo contrario no tardaremos en pescar un buen resfriado.
-...Y en el primer día de nuestro noviazgo, no sería justo- opina. Haciéndome reír de lo increíble que me resulta el hecho luego de haberlo esperado tanto.
Todo parece tan mágico que por momentos deseo que esta tarde no termine nunca.
-Te veo a las siete en el salón de baile. Te estaré esperando mi princesa- me dice entonces cuando tenemos que separarnos en el hall para tomar rumbo a nuestras respectivas habitaciones.
-Allí estaré solo para ti, mi adorado Anthony- ilusionada antes de subir la escalera, contesto.
-Pues contaré cada minuto- me dice a cambio él, dedicándome una venia a la antigua que le hace lucir todavía más adorable. Despidiéndose por ese rato mientras se encamina después con prisa por su lado, haciéndome suspirar.
"Cae un día el muro
recubierto de rosas selváticas.
Revive o no, se eleva o no"
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Estoy desde ya segura de que jamás voy a olvidar tampoco el momento cuando bajo al salón y los invitados me reciben entre aplausos al ser la agasajada de la celebración. Se notan cordiales y aquello me hace sentir muy bien, devolviéndome a totalidad mi autoconfianza e incrementando mi renovado buen humor. Llevo para esto un precioso vestido azul marino que la tía Elroy mandó a pedir de París exclusivamente para mí, como regalo de bienvenida a la familia y me siento por primera vez como toda una princesa. Como una de verdad. Me veo bonita y yo misma me siento bonita.
Pero sumado a ello, se da algo que me deja sin aliento y que sé que se quedará grabado también en mi retina. El ver a mi dulce príncipe salir entre el montón de invitados... elegante y apuesto, maravilloso en un esmoquin negro... para recibirme al llegar abajo. Declarando para bien o para mal y para aprecio o crítica de todos así, que es mi acompañante en la fiesta.
-Mi dulce Candy, luces preciosa- me elogia en voz baja ni bien llegar a su lado.
-Tú también luces increíble, Anthony mío- contestó tomándole de la mano que me ofrece
Son nuestras sencillas palabras al reunirnos, mirándonos a los ojos y sin poder evitarlo también a nuestras bocas. Ansiosos de repetir nuestras demostraciones de amor de más temprano, pero conscientes de que no es el momento ni el lugar adecuado y que además hay demasiada gente alrededor pendiente de nosotros. Lo cual es normal, al ser él el principal heredero y yo la nueva miembro del clan.
Acordamos por lo tanto disimular y bailamos por ello tres piezas antes de decidir escaparnos a un sitio más privado, aprovechando que en ese rato los chicos se congregan alrededor de la mesa de dulces, entretenidos sirviéndose un refrigerio, y también de que uno de los integrantes del Consejo Familiar, en vista de que la mayoría de los más importantes miembros se encuentran presentes, se apropia entonces del micrófono para referirse en un informe sobre las gestiones actuales de las compañías Ardley; confiando ambos con todo en que nadie repara en esos momentos en nosotros y que por lo mismo tampoco lo harán con nuestra repentina ausencia.
Nos escabullimos de tal manera con rapidez hasta una sala aledaña que encontramos vacía, donde riéndonos primero por nuestra improvisada pillería y al comprobar que efectivamente no hay nadie por los alrededores, no tardamos en caer de nuevo el uno en los brazos del otro para volver a besarnos pero esta vez con frenesí, habiéndolo esperado con ansias durante las últimas horas.
"Bosque abandonado
y por ello sobreviviendo virgen.
Se abre o no, se cierra o no".
La dicha es tanta. Nuestro montón de emociones al experimentar algo nuevo (por estarnos adentrando en un terreno antes no pisado, explorando al borde de lo prohibido) las tenemos a flor de piel y encontramos en los cálidos y húmedos labios del otro una adicción.
-Lo siento Candy pero si supieras cuanto soñé con esto... Tu boca ahora está al alcance de mis besos- Anthony contemplándome entonces con amor, el pecho agitado y un poco de repentina timidez me retiene el rostro entre sus manos, sonrosado a esas alturas "como el color de las manzanas" según me dice, en tanto se obliga a detener sus ademanes por considerarlos demasiados apasionados, temiendo asustarme con ellos.
-Descuida, a mí también por momentos me parece que estamos viviendo algo surreal- admito por igual, con el corazón acelerado.
-Esto es tan maravilloso que ni siquiera tengo palabras para explicarlo. ¡Me siento el chico más afortunado de la ciudad, del condado, del país, del mundo!- expresa además emocionado, abriendo los brazos. Efusividad que de inmediato debo procurar aplacarle para que nadie le escuche, cubriéndole la boca con la mano, por nuestro bien... Aunque el sentir sus bonitos labios presionados contra mi palma no ayuda mucho y menos cuando él aprovechando el momento sostiene mi mano de la muñeca y sobre ella empieza a repartir besitos. Gesto que inevitablemente me hace reír.
-Te amo tanto- él añade por su parte -Y ahora que te lo he confesado no voy a parar de decírtelo-
Sin embargo, no podemos expresar nada más porque de repente escuchamos pasos acercándose a donde nos encontramos. Motivo por el que de inmediato ambos entendemos con tan solo mirarnos que debemos escondernos y empezamos a buscar rápidamente un lugar adecuado, hasta que en una rápida acción Anthony me hala del brazo y me lleva detrás de unas gruesas cortinas justo antes de que los intrusos ingresen en la sala.
No me asombra para nada enterarme de quienes se trata. Eliza y Neal, siempre dispuestos a planear tretas para fastidiar y sacar del medio a quien consideren una amenaza... y en este caso soy yo. Lo tengo bien presente.
La primera en mención, hecha una furia, se detiene de entrada a revisar con la vista toda la sala, mientras para Anthony y para mí no nos es difícil imaginar, observándola unos instantes desde un ladito del escondite, que se encuentra buscándonos. Y por lo visto está que se la llevan los diablos.
-Ya viste hermanita, te dije que no estarían aquí. Si es que en realidad tienen algo, como tanto crees, no se arriesgarían a ser descubiertos por la tía abuela. No creo que se atreverían a tanto- opina el muchacho de tez morena. Alguien quien en maldad equipara bien con su hermana más como si fuesen mellizos que llevándose año y medio de diferencia como lo hacen.
-Es que no lo entiendes, ¡No soporto está situación y a ella tampoco!- exasperada la pelirroja de tal forma manifiesta -Te juro que no voy a dejar que esto llegue lejos. Haré de todo para separarlos- aparte se propone- La tía abuela jamás consentirá esa unión de mi Anthony con esa... sucia plebeya- la frustración, los celos y el odio se le notan a montón en la voz inclusive cuando está a punto de quebrársele y es notorio también por ende, lo mucho que ha estado pendiente de nosotros y de nuestros movimientos durante todo el baile.
-Pues en lo que sea que planees Eliza, ni se te ocurra molestar a tía Elroy, menos esta noche. Primero porque está tan entretenida que ni te hará caso y segundo porque por incomodarla puede que hasta tú salgas mal parada- precavido como no sabíamos que era, Neal se da su tiempo para aconsejar a su hermana y como es de esperarse, no sale muy bien librado.
-¡Tú mejor cállate, hasta parece por ratos que estuvieras de parte de ellos!- Eliza no tarda en protestar, y cuando después de unos momentos escuchamos su voz volverse más lejana junto con la pisada de sus zapatos de tacón, entendemos que como un vendaval ha abandonado el salón.
Esperamos nosotros por todo algunos minutos para poder salir, hasta que la calma reinante en el sitio nos da a entender que con suerte nos hemos quedado solos de nuevo.
Así, después de pasar tremendo susto al temer ser descubiertos y encima por las peores personas, Anthony y yo decidimos tomarnos un corto lapso para conversar y encontramos que allí, sentados en el alfeizar acolchonado de la ventana, es perfecto. Teniendo aparte la privacidad adecuada, estando cubiertos por el cortinaje.
Soy entonces la primera en hablar, procediendo un poco cabizbaja a abrazarme las piernas.
"En un mundo que
prisionero es,
libres respirábamos
Tu y yo
Pero la verdad
clara brilla hoy
y nítida su música, sonó"
-Puede que ellos tengan razón Anthony, podré ser aceptada dentro de la familia pero jamás como un buen partido para ti... Nunca me considerarán alguien digna a tu altura- manifiesto con ganas de llorar y sin poder mirarlo, encontrando el malévolo pronóstico de Eliza para desgracia muy posible, por lo que Anthony tiene que agacharse hasta quedar enfrente mío, intentando calmarme.
-Eso no pasará mi cielo. Como te dije, yo ya no soy un niño y ellos deberán aprender a aceptar mis decisiones, más confío en que no tendremos mayores trabas. Estoy seguro de que con el tiempo, cuando converse yo mismo con la tía abuela, lo entenderá. Por eso no te preocupes Can, yo me encargaré de todo, de confesar que estoy enamorado de ti y de pedir tu mano cuando llegue el tiempo adecuado. Ahora solo necesito saber si deseas que vayamos adelantándolo, preparándolos a todos desde mañana mismo o prefieres que esperemos- decidido y con esa seguridad en sí mismo siempre deslumbrante y característica suya, me propone, más yo, aún en medio de mi asombro por lo que le escucho decir, meditando en toda la situación y en que la tía abuela la última vez que se diera cuenta de nuestro acercamiento optó por separarnos casi todo el verano; por una ocasión en mi (todavía) corta vida decido actuar con prudencia
-Es mejor si lo dejamos saber poco a poco- aún herida por lo mencionado por Eliza, me animo a opinar.
-Me parece bien, será como tú quieras- él de buena gana a pesar de todo, se muestra de acuerdo y sin perder su entusiasmo inicial toma asiento a mi lado tomando mis manos entre las suyas -Serán pequeñas pistas para que Tía Elroy y todos se vayan acostumbrando a nuestro idilio, hasta que ambos nos sintamos listos para sacarlo a la luz-
Sus palabras optimistas me devuelven la esperanza, hacen que todo parezca más fácil. Y es que a su lado todo es así. Me arrimo a él y le abrazo consecuentemente asintiendo, confirmándole que estoy de acuerdo y él sonríe envolviéndome una vez más en sus brazos.
-Ya verás que todo saldrá bien amor y así surgieran otros obstáculos en el futuro, nadie podrá separarnos. Soy capaz de enfrentarme contra todo y con quien sea por ti. Me siento como un hombre nuevo Can, tú has logrado ese cambio en mí. Me enseñaste lo que es el amor. Siento que te quise desde el primer día en que te vi cerca del Portón de las rosas del jardín, y por ello juro que te protegeré con mi vida. Lucharé por lo nuestro y solo te pido que tú también lo hagas, mi Candy, mi tierno y único amor-
"Nuevas sensaciones,
nuevas emociones,
se expresan ya purísimas,
por ti"
Yo por todo, escuchándolo apoyada desde su pecho mientras trato de convencerme aún de que todo lo que estamos viviendo es cierto, le miro y me atrevo a acariciarle el rostro con dulzura. Necesitando comprobar que el momento es real y sintiendo que no me alcanzará la vida para terminar de admirarlo. Reconociendo lo valiente y maduro que es, aun cuando solo me gana con un par de años.
-Y me encargaré así mismo de hablar con la Señorita Pony y la Hermana María cuando vayamos al Hogar de Pony, tal como te lo prometí- me sorprende entonces retomando un tema que conversáramos pocos minutos antes de que diera inicio la cacería, cuando me expresara entusiasmado su deseo de conocer el sitio donde me criara -Podemos ir en Navidad para agasajar con regalos a los niños y también volver en primavera, porque se me ocurre que podemos festejar tu cumpleaños allá, en tu lugar tan querido. ¿Qué dices?- me propone reteniéndome entre sus brazos -Para entonces ansío que ya hayamos podido formalizar lo nuestro y si no, pues será el punto por donde empecemos, porque quiero sobre todo la bendición de tus madres para nuestra futura unión. Necesito que sepan que nuestro amor es algo para toda la vida-
-Gracias. Acepto- le digo por todo y de todo corazón, aferrándome aún más a su pecho y escondiendo mis ganas de llorar pero de felicidad, deleitándome a la vez con escuchar sus fuertes latidos igual de emocionados que los míos. Dejándole saber que él mismo en sí siempre será mi lugar seguro y que yo también estoy dispuesta a protegerlo con mi vida de ser necesario y de jugarme por su causa por sobre todas las cosas -Gracias Anthony mío, gracias por existir-
Es increíble cuántas cosas han cambiado entre nosotros a estas alturas desde la mañana, cuando tan solo nos gustábamos en silencio y ahora estamos hasta comprometidos.
El tiempo apremia y estamos conscientes de que debemos volver a la fiesta, ya que no tardarán en darse cuenta de nuestra ausencia y ahí sí podemos empezar a dar de qué hablar. Empero, se siente tan bien estar aquí, en nuestro pequeño escondite que es como si hubiésemos encontrado un transitorio nido de amor solo para los dos. Alejados de todo y de todos, inmersos únicamente en nuestra complicidad, que hasta parece que nos encontráramos en un mundo aparte, donde no existe el tiempo, ni la envidia, ni las complicaciones, ni los temores o los malos augurios... tan solo nosotros y lo que sentimos el uno por el otro. Nuestro momentáneo secreto.
Debemos retornar a la realidad (ambos estamos conscientes de ello), solo que sin poder contenernos de compartir un beso extra, decidimos quedarnos un ratito más.
"Y el velo del fantasma del pasado
cayendo deja el cuadro inmaculado
y se alza un viento tímido de amor
De puro amor..."
("Mi libre canción"- Laura Pausini & Juanes)
https://youtu.be/3AnBKqpLA_A
FIN
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