2. Lo vi otra vez

2. Lo vi otra vez.

A pesar de que las batallas Pokémon entre entrenadores no eran a lo que me dedicaba, podría decirse que un nivel de adrenalina muy similar se sentía al presenciar las presentaciones de otras performers en el escenario, con cada encuentro, desde aquellas primeras llaves de la princesa hasta las presentaciones amistosas en Hoenn, como parte de la Clase Maestra, siempre quería dar lo mejor de mí, por lo que junto a aquella promesa de llegar hasta el final, hasta donde mi propia habilidad me permitiera dirigirme, entrenábamos día con día con mis Pokémon, esperando que con nuestros esfuerzos, los corazones de todo el público se llenaran de la misma esperanza que nos recorría a nosotros al actuar.

De esa forma había pasado mis días, analizando mis propias habilidades y tomando ejemplo, cuando ese día... me di cuenta que había personas que venían recorriendo los pasos por los que una vez yo crucé, con aquellos mismos sentimientos angustiantes, pero ahora las palabras de aliento que me acompañaron gracias a él iban a poder servir para alguien más.

Y es que con aquellas palabras había crecido también yo. Cuando no encontrara el camino, empezaría por moverme y nada se perdería, porque todo resultaría en aprendizaje, parece que todo es economía del tiempo y el esfuerzo.

Me encontraba dando los toques finales a los atuendos de todos para la presentación que haríamos en algunos minutos, cuando Delphox pareció notar que algo me faltaba justamente a mí y buscó dentro de mi bolsa.

Son reí al ver listo a Sylveon y entonces lo noté al ver a mi primer Pokémon, mi amiga en realidad, con aquel pequeño y dulce recuerdo que me acompañaba siempre, entre las manos, mirándome con cara de reproche por haberlo dejado, cual supiera a la perfección que me arrepentiría de no llevarlo conmigo.

-¡Ah! -lo acogí con cuidado entre mis propias manos y el agradecimiento salió por mis ojos al verla sonreír. -A decir verdad estaba preocupada sabes... sobre cómo iba a hacerlo combinar esta vez... pero noté algo.

Pancham, Sylveon y Delphox me miraron con aquella expectación que los caracterizaba cuando hablaba de cosas que no saltaban a la vista.

-Puede ser solo un pequeño detalle... así como el adorno que era de Sylveon y le dimos a Eevee... Una pequeña cosa, mientras la lleves con todo tu amor, es suficiente para mostrarla al mundo. -Tomé la pulsera que llevaba al tobillo y amarré con un pequeño chongo la laza azul, ante la sorpresa de todos que parecieron aprobar mi explicación y mi atuendo.

-¡Ahora sí! ¡Es hora! -elevé un brazo, y enseguida todos me secundaron.

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Era como un trance, el calor del momento, la seguridad, el júbilo de los gritos emocionados y los aplausos, que terminamos con aquel -Finish- que había adoptado para guiar las presentaciones a su punto final, mientras las baritas iluminadas de rosa seguían moviéndose con algarabía.

Otro paso más en mi camino a aprender más sobre lo que me encantaba hacer, sobre mi camino trazado.

El día se había ido con rapidez, como todos los momentos que te causan emoción, mientras el sol se escondía de a poco a la distancia. El olor de la sal llegó a nosotras al entrar al puente, era hora de despedir a una nueva amiga, mientras las palabras que había pensado con anterioridad venían nuevamente a mí, aquellos pequeños detalles, mientras los lleves con alegría al mundo, no importa que tan pequeños sean... Y le ofrecí una vez más el adorno para Eevee, se veían tan felices que me contagiaron de inmediato, sabía que su camino podría llegar a cruzarse con el mío nuevamente y esperaría ansiosa ver en lo que se convertía.

Aunque pareciera que iba a tener que partir sola... hasta que el sonido de unos pasos rápidos sobre la madera llamaron mi atención, lo primero que pensé era que fue un alivio que llegaran a tiempo, porque siempre es mejor para quien inicia contar con alguien... más...

En la última parte de mi pensamiento, sentí que el corazón se me detuvo por unos segundos y no iba a volver a latir hasta que comprobara que lo que acababa de ver era real.

Mi boca quería gritarlo y no tardó ni dos segundos en que el mensaje fuera ejecutado.

-¡Satoshi! – finalmente pude respirar al verlo voltear con aquella misma sorpresa que yo tenía estampada en todo el rostro, como siempre distraído, urgido por alcanzar su transporte me había pasado completamente de largo y parecía preocupado al respecto, titubeando un poco en las primeras sílabas que pronunció, hasta que mi nombre pareció estallar en sus emociones junto a la necesidad de saber cómo me encontraba, después de todo había pasado un buen tiempo desde la última vez que nos vimos y todo parecía tan cercano y distante a la vez.

Le hice saber que estaba dando lo mejor de mí y que estaba muy bien, que no debía preocuparse por mí, él sabía que yo era fuerte... así que yo sabía que él lo era igual. Los vi tan bien a él y a Pikachu que debía hacérselo saber y pareció alegrarle que se lo dijera.

Sin embargo, una vez más el tiempo se nos hacía tan corto y nos separaba en un suspiro, como aquella escalera eléctrica que me llevó camino abajo, ahora aquel barco se los llevaba, por lo que apresuró a decirme sus propósitos y que luchaba por ellos, como una propuesta tácita de seguir adelante hasta alcanzar nuestros sueños y animarnos mutuamente para realizarlo.

Sabía que yo siempre iba a estar ahí para él... así como él para mí... como si aquel sentimiento fuera una promesa que nos acompañara con las últimas palabras que cruzamos, la distancia que nos separaba se fue prolongando, pero el sentimiento perduraba, al punto que no pude moverme del lugar mientras el barco fuera aún visible.

A pesar de que no pudimos estar cerca o llegar a tocarlo; sentí que su mirada lo dijo todo, la emoción que expresó al verme me llenó de energía y sus palabras anidaron animosas en mi corazón una vez más y con aquella calidez, debía moverme de nueva cuenta, miré a Sylveon y lo animé a venir conmigo, mientras las luces reflejaban nuestro camino con aquel brillo verde y suave.

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Ok... casi muero narrando a Sere, la reina es lo más lindo :D

Gracias a quien pase a leer.

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