Kendra Reynolds 🔪
Ficha del sospechoso
Nombre: Kendra Reynolds
Edad: 29 años
Relación con la víctima: Entrenadora del equipo de animadoras
Motivo del crimen: Problemas en la víctima sobre la forma de liderar al equipo
Actividad extracurricular: Ninguna
El sol se había asomado a ratos, pero seguía predominando el ambiente nublado. Pese a pasar de la una de la tarde del lunes, una ligera neblina se iba asentando sobre la ciudad. David y Tyra habían ocupado la dirección para interrogar a Kendra, la entrenadora de las animadoras. Por su parte, para darles suficiente privacidad, el director Gavin Hicks mencionó que estaría dando un paseo por los pasillos hasta que fuera su turno y pidió que le enviaran un mensaje a su celular cuando terminaran con la entrenadora.
Tyra estaba sentada en la silla del director mientras se ponía a hojear los pocos libros y libretas que habían tomado del casillero de Daphne esa misma mañana. Con un poco de suerte quizás encontrarían algún papel o nota escrita entre las hojas de los mismos. David estaba recargado sobre la puerta con los brazos cruzados.
La dirección era una oficina con bastante espacio, contaba con un sillón de tres plazas al fondo y en esa pared había colgados una gran variedad de títulos a nombre de Gavin Hicks y un par de fotografías del director con algunas celebridades que en su momento estudiaron en esa preparatoria. La oficina también contaba con un amplio escritorio, una silla ejecutiva para el director y detrás de ella una gran ventana con vista a la cancha de usos múltiples, y también había dos sillas para atender visitas. Empotrada a la pared en una de las esquinas que quedaba frente al escritorio, había un televisor de unas 32" pulgadas que en ese momento se encontraba apagado.
Kendra, una mujer bastante hermosa, de piel clara como porcelana, ojos azules y brillantes, con un cabello café sedoso y que se veía lo tenía bastante bien cuidado. Muy probablemente acudiera de manera regular al salón de belleza a hacerse algún tratamiento para tenerlo así de lindo. La joven mujer se encontraba sentada en el sillón cómodamente recargada en el respaldo del mismo y con su atención puesta en el detective.
—Señorita Kendra, sabemos que usted fue elegida como encargada de la supervisión de los alumnos durante la noche de graduación.
—Así es detective, y por favor no nos engañemos —la joven se cruzó de piernas dejando ver que bajo su falda había un par de piernas bien torneadas, muy probablemente por los años de entrenamiento —, sabemos que me tienen aquí y ahora porque consideran que soy una de las sospechosas en el asesinato de Daphne.
La vista del hombre se había perdido unos segundos observando esas bien formadas piernas, pero se recompuso rápidamente y se acomodó un poco la corbata que en ese momento encontraba extrañamente apretada a su garganta.
—No hemos dicho nada acerca de considerarla sosp...— Kendra levantó su mano en señal de que se detuviera.
—Pare ahí detective Popkins, podrá engañar al resto de los interrogados diciéndoles que solo es rutina y que quieren saber si pueden aportar algo al caso —Tyra levantó su vista del libro que tenía en sus manos para observar a Kendra —, pero a mí no me engañan. Por favor, tengo veintinueve años, no soy estúpida.
Tyra sonrió de lado, le divertía un poco ver la reacción que había tenido su colega ante la respuesta de la entrenadora.
—Señorita Reynolds —continuó el hombre —, voy a ser sincero con usted porque como dijo, ya es una mujer adulta. —Jaló una de las sillas que estaban frente al escritorio y tomó asiento de modo que bloqueaba seguía bloqueando la puerta —. Sí, sí la consideramos como sospechosa del asesinato de la alumna Daphne Rino. —La acusada se cruzó de brazos —. Pero también creemos, que en caso de que usted no sea la asesina, puede proporcionarnos información valiosa para resolver este caso.
—¿Puedo saber por qué me consideran sospechosa? ¿Acaso encontraron algo que los haga sospechar de mí? —Levantó su ceja derecha.
—Sabemos que durante los entrenamientos era muy frecuente ver que discutiera con Daphne, o eso es lo que nos han comentado.
—No lo voy a negar, sí es verdad que tuvimos muchos roces desde que llegué a sustituir a la entrenadora White. Pero, ¿cómo no tenerlos? —Rodó sus ojos —. Daphne creía que ella era mejor haciendo las rutinas solo por ser la capitana.
—¿Y no era así?
—Claro que no, era una niña que no sabía nada. Además, yo llevo trece años en el mundo de las animadoras. Para su información detective, y la de su colega Winkler —la mencionada volvió a dirigir su mirada hacia ella —, yo fui estudiante de esta preparatoria y por supuesto que fui la capitana de las animadoras en mi tiempo. —Sonríe con orgullo.
—Felicidades —sonaba más como pregunta —, señorita Reynolds.
—De hecho, en uno de los pasillos está lo que se conoce como vitrina de la fama deportiva. Es donde exhiben los trofeos y medallas ganadas por los atletas de la preparatoria. Por supuesto que en una de las fotos aparece el equipo de animadoras que yo lideré hace varios años. —Hablar de esos temas sin duda ponía de buen humor a la ex capitana de animadoras.
—Sorprendente, me alegro por usted. —El detective no veía cómo eso podía serle de ayuda a su caso.
—Además, en mis años de universidad, llevé a mi equipo al concurso interestatal y por supuesto ganamos el primer lugar durante tres años seguidos. Como extra, he llegado a ser jueza en algunos concursos locales. Así que juzgue usted mismo si no tenía mis razones para diferir de la forma en la que Daphne intentaba liderar y llevar los entrenamientos.
—Comprendo —le sonrió David —, la noche del baile. Por favor díganos, ¿qué sucedió?
Necesitaba guiar un poco esa plática hacia los temas realmente importantes. De lo contrario estaba seguro que pasarían horas escuchando cómo la increíble señorita Reynolds fue la mejor animadora que pudo haber tenido la preparatoria y la universidad donde ella estudió.
—Lo normal supongo —cambió la pierna cruzada por la otra y nuevamente la vista de David se dirigió a ellas, carraspeando y acomodándose la corbata —, adolescentes bailando, algunos más acaramelados que otros. Algunos tantos sentados porque no tenían con quien bailar, por mi parte por lo menos hasta antes de la coronación, yo me encontraba contando los votos que determinarían al rey y la reina de la noche junto con Audrey Wanner.
—¿Estuvo con Audrey Wanner? —ahora había captado el interés de Popkins por algo más que el físico.
—Sí, por lo menos hasta que terminamos de contar los votos. Una vez que tuvimos los resultados yo fui con el director Hicks y ella se perdió por ahí. —Con su mano hizo un ademan que le restaba importancia a lo que acababa de decir.
—Entiendo, ¿usted fue quien nombró a los reyes del baile e hizo la coronación?
—Oh no —su rostro mostraba disgusto —, esa tarea le tocaba al director Hicks. Mientras él hacía eso yo estaba disfrutando del ponche que había sido alterado por seguramente alguno de los alumnos que introdujo alcohol a la fiesta. La única coronación que alguna vez me importó, fue la mía, cuando a mí me nombraron reina del baile en mi noche de graduación. —Ahora su rostro mostraba orgullo nuevamente.
—Después de la coronación ¿vio algo? — Kendra toma su barbilla mientras intenta recordar algo sobre esa noche.
Mientras la entrenadora se concentraba en hacer memoria, Tyra había dirigido su atención a una de las libretas de Daphne. A juzgar por el contenido de la misma, sería la libreta asignada a la materia de física. Pero eso no es lo que hizo que se detuviera en ella más de lo que lo hizo con las que ya había revisado, no. Lo que capturó su atención fue que en la última hoja había una nota en un post it color rosa que decía: nos vemos a las 7 a.m el sábado en el McDonald's.
¿La nota habría sido escrita por quien mató a Daphne? ¿Quién querría verse con alguien a las siete de la mañana de un sábado y en un McDonald's? La psicóloga se aseguró de no haber tocado la nota para evitar contaminar una posible pista y guardó la libreta en su bolsa. El resto de los libros y libretas ya los había dejado en la caja donde habían transportado las cosas.
—Lo único que vi después de la coronación fue a un montón de adolescentes bailando y haciendo el ridículo frente a sus teléfonos celulares. Lo diferente o mejor dicho inusual, fue cuando Audrey entró al gimnasio llorando y gritando que habían asesinado a Daphne. Hubieran visto el alboroto que eso causó en el resto de los alumnos, algunos empezaron a gritar, otros estaban desconcertados, lo gracioso es que el DJ nunca detuvo la música. Eso, hasta que el director entró varios minutos después, ni siquiera noté cuando salió del gimnasio.
—¿El director no estaba en el gimnasio cuando Audrey entró?
—No, de hecho, venía de la misma dirección que la chica. Probablemente salió o qué sé yo. —La ojiazul miró la hora en su reloj de pulsera —. Se me hace tarde para mi cita de manicure, ¿puedo irme?
—Agradecemos su cooperación señorita Reynolds y por favor, si recuerda algo no dude en contactarnos—David se levantó de su asiento y le tendió una tarjeta de presentación, misma que la joven tomó entre sus dedos.
—Espero que con todo lo que les dije, haya quedado claro que yo no asesiné a Daphne. —Se levantó de su asiento y tomó sus pertenencias —. Y, por cierto, no era necesario que obstruyera la entrada, no es como si me fuera a ir huyendo o algo así.
🔪🔪🔪
El detective se despidió con un asentimiento de cabeza y la joven salió de la oficina cerrando la puerta tras ella. En cuanto David miró a su colega pudo notar la diversión en sus ojos.
—¿Qué te parece tan gracioso? —Tomó asiento en la silla que había colocado nuevamente en su sitio original, frente al escritorio.
—Tú. —La mujer se levantó de la silla ejecutiva y comenzó a caminar alrededor de la oficina. —Necesitaba estirar las piernas o se me terminarían por entumir estando ahí sentada.
—Y bien, licenciada en psicología especializada en el área forense, ¿cuál es su opinión respecto a Kendra Reynolds?
El hombre tomó una pelotita de espuma que estaba sobre el escritorio del director y comenzó a apretarla. Había leído que era bueno para soltar el estrés.
—Te daré el diagnóstico más rápido que he hecho en estos días: Kendra Reynolds tiene el ego más inflado que he visto en los últimos tiempos, más inflado que el trasero de las Kardashian, y eso detective Popkins, es decir mucho.
David rio ante el comentario de su colega, sí, eso él también lo había podido notar y sin necesidad de haber estudiado psicología.
—Incluso daré un diagnóstico sobre ti —se paró frente a él y metió ambas manos a los bolsillos de su pantalón —, se te caía la baba y perdías enfoque cada vez que ella cruzaba las piernas o se acomodaba en su asiento.
—Pff, ¿qué dices? Por supuesto que no. Además ¿cómo lo sabes? Todo el tiempo estuviste revisando lo que sacamos del casillero de la víctima.
—Dicen por ahí, un ojo al gato y otro al garabato —le sonrió con burla.
—Yo creo que, mejor dicho, tienes un tercer ojo en tu frente y así es como podías revisar los libros mientras nos observabas a la sospechosa y a mí.
—Tal vez —cambió el peso de una pierna a otra —, pero ya te digo yo que Kendra, no es la asesina.
—¿Ah no? ¿Cómo puedes estar tan segura? Ella misma detalló el por qué discutía con Daphne cada vez que había entrenamiento.
—Porque es muy simple, mi estimado colega y amigo, sus rencillas se debían a que no puede haber dos abejas reinas en un mismo lugar. Menos cuando se trata de llevar el mando frente a las abejas trabajadoras. Era una clara lucha de poder.
Tyra volvió a tomar asiento en la silla del director y sacó de su bolso la libreta que había guardado un rato antes.
—Pero ya te digo yo, que una mujer como Kendra Reynolds no va a ensuciarse las manos cargando con un asesinato. No cuando tiene un futuro tan espectacular como el que nos contó. Trabaja entrenando a diferentes equipos de animadoras, ha llevado a campeonatos a varios de ellos, incluso ha sido jueza. Vamos, alguien con su ego no se atrevería a hacerlo.
—Tienes un punto —cambió la pelota por una pluma y comenzó a presionar el botón para que saliera y entrara la punta —, quizás podemos ponerla como la última en nuestra lista.
—Además, encontré algo que nos puede ser útil y que podría descartarla por completo.
Tyra abrió la libreta en la última página para mostrarle la nota, David se enderezó y cuando estaba a punto de tocarla, ella le dio un manazo.
—Deja ahí, esa nota puede ser del asesino y de ser así ahí estarían sus huellas y tocándola solo vas a contaminar la evidencia.
—Lo siento —la mujer guardó de nuevo todo —, Daphne se vio muy temprano la mañana del sábado con su posible asesino.
—Exacto, y dudo mucho que Daphne y Kendra se hayan citado para tomar el desayuno juntas y ver quién tenía los pompones más grandes.
—Está bien, por el momento descartamos a la entrenadora. —Popkins se pasó una mano por el cabello —. Seguimos teniendo siete posibles asesinos. Y cada minuto que pasa, siento que Audrey es quien nos puede dar mayor claridad del asunto.
—Es lo más seguro —, aunque, con eso último que comentó la entrenadora, no descarto al director Gavin Hicks. Muy mala coincidencia su desaparición ¿no crees?
—No perdamos más tiempo —sacó el celular del bolsillo de su pantalón y comenzó a teclear —ya mismo le estoy enviando el mensaje para que lo interroguemos.
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