Epílogo 🔪
—Tal y como les mostramos en las imágenes en pantalla, el joven de dieciocho años identificado como Gregory Martin, fue arrestado la madrugada del martes en el aeropuerto internacional de Belmont. El joven es acusado del asesinato de Daphne Rino, la estudiante que perdió la vida la noche del sábado; y los señores Dawson, la pareja que le proporcionó hogar de acogida los últimos meses. Estará enfrentando un juicio en los próximos días, se estima que obtendrá tres cadenas perpetuas por sus crímenes. Más información en el noticiero de la 1:00 p.m.
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El país entero celebró cuando se dio a conocer la noticia de que habían atrapado al asesino. Los ciudadanos de la ciudad de Belmont exigían justicia, la mayoría no conocían a la joven víctima, pero les parecía imperdonable que un demente hubiera asesinado a sangre fría a la muchacha.
Durante el interrogatorio que le hicieron a Gregory Martin el mismo martes, el chico no mostró ninguna seña de arrepentimiento o culpa por lo que había hecho. Se había mantenido tan sereno y calmado, incluso cuando le mostraron las fotografías de los tres cadáveres, no tuvo ningún tipo de reacción. No decía nada, no hacía nada.
Tyra entregó el informe del diagnóstico que le había realizado al acusado y que se usaría durante el juicio. Martínez entregó todas las pruebas forenses que tenían en contra de Gregory. Entre ellas estaba la prueba de ADN que habían usado para confirmar que efectivamente, los restos de piel en las uñas de Daphne coincidían con el ADN de Gregory. Además, habían obtenido una orden para poder revisar el casillero del joven, ahí encontraron la mochila con un par de guantes y una camisa que tenía algunas manchas de sangre. También revisaron la casa de los señores Dawson, encontrando en la habitación del chico, diferentes tipos de droga. Con todo eso, estaban seguros que Gregory pasaría el resto de su vida en una prisión de máxima seguridad.
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La tarde del miércoles se estaría llevando a cabo el funeral de Daphne Rino. Su padre había viajado desde Europa para estar presente y hacerle compañía a su ex esposa. A diferencia de los días anteriores, ese era un día soleado e incluso se sentía un poco de calor. Ni rastro de las nubes negras que azotaron la ciudad la noche del lunes y madrugada del martes.
El cementerio era un lugar solitario, pero en el que se podía sentir bastante paz. Poco a poco comenzaron a llegar alumnos y maestros. Toda la preparatoria había sido informada sobre la hora a la que se llevaría a cabo el funeral para dar el último adiós a quien fue nombrada reina del baile.
Un sacerdote ofreció algunas palabras en memoria de la joven a la que estaban enterrando en ese momento. Los presentes formaban un semi círculo a su alrededor, algunos de ellos llevaban rosas en sus manos que terminaron arrojando sobre el ataúd una vez que este fue colocado hasta el fondo del pozo donde sus restos estarían descansando.
La madre de Daphne lloraba desconsolada en los brazos de su ex marido, quien se limitaba a pasarle una mano por la espalda a manera de consuelo.
Jannik había acudido con sus padres para dar el último adiós a su ex novia. Se había sentido sumamente traicionado cuando supo que, quien consideraba el amor de su vida, había tenido una aventura con Gregory y como si eso no hubiera sido suficiente, había resultado embarazada. Aun así, no podía odiarla, pero se había prometido a si mismo que la olvidaría. Cuando se acercó para arrojar la rosa que llevaba, sacó del bolsillo de su pantalón la tira de fotos que se habían tomado en la cabina fotográfica. Le dio una última mirada y la arrojó sobre el ataúd.
Joss se sentía más perdida que nunca. Su mejor amiga estaba muerta y su novio terminaría en una prisión de máxima seguridad. No sabía que era peor, la traición de Daphne o haber sido usada por un tipo que resultó estar tan loco como para terminar asesinando a quien quiera que se metiera en su camino. Al final del día tanto Daphne como Gregory habían tenido razón, su amiga no era tan buena y perfecta como parecía y su novio tenía más problemas de los que podía ver a simple vista.
El director Hicks comentaba los hechos con otros profesores que también habían acudido al entierro. Cuando volteó hacia donde se encontraba la madre de Daphne, sus miradas se toparon. Aunque la relación que habían tenido fue breve, en el fondo le seguía guardando un gran cariño. Le hizo un ligero asentimiento de cabeza a manera de demostrarle que la acompañaba en su dolor.
Audrey solo fue un breve momento a presentar sus condolencias a los padres de la rubia. En su mente seguían repitiéndose los gritos de terror mientras Daphne era asesinada, en sus sueños podía ver las imágenes de su cuerpo sin vida, una y otra vez. En cuanto salió del cementerio tomó su celular y marcó el número para hacer una cita con la colega de la psicóloga Winkler. Iba a necesitar mucha terapia para superar ese episodio de su vida.
Matt mantenía la mirada fija en el ataúd que poco a poco los sepultureros cubrían con tierra. Se limpió una lágrima que derramó y se acercó un poco para arrojar una carta que le había escrito esa misma mañana, en ella le confesaba sus sentimientos. Sabía que ya era muy tarde y que debió decírselo en cuanto tuvo la oportunidad, pero ya no había tiempo para arrepentimientos.
La entrenadora Kendra llegó tarde al entierro y fue directamente hacia donde se encontraba el resto de profesores. Ni siquiera se acercó a los padres de Daphne para darles el pésame, pero desde su lugar le dio una mirada rápida al pozo que cada vez se iba llenando más y más de tierra. Cuando pensó que no volvería a verla nunca más, no creyó que fuera a ser literal. Sería muy falso decir que lo lamentaba o que sentía tristeza por su muerte pero debía admitir, aunque nunca en voz alta, que el mundo había perdido a una gran animadora y líder nata.
Blue se había mantenido desde el inicio y hasta que terminaron de enterrar a Daphne, observando el lugar donde ahora descansaba quien fue su amiga y salvadora. Sus padres no la habían acompañado porque se quedaron en casa cuidando al abuelo, pero le pidieron que les diera sus condolencias a los padres de la chica. A fin de cuentas, los señores Wo nunca supieron que la amistad de las dos muchachas había terminado tiempo atrás y ellos siempre la considerarían como parte de la familia.
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—Sí que era popular la chica, ¿no crees?
Desde la sombra de un árbol que se encontraba algo alejado de donde se llevaba a cabo el entierro, David y Tyra observaban.
—Toda la preparatoria fue convocada y también vino uno que otro ciudadano que se vio tocado por la historia de su muerte —respondió Tyra.
—Me sorprende ver a Jannik y Joss, siendo que ambos fueron traicionados.
—En eso tienes razón, pero te puedo decir desde el ámbito psicológico, que les sirve para cerrar ese capítulo de su vida. Poder continuar y seguir de frente a lo que venga —cambió el peso de una pierna a la otra —, ¿le pediste disculpas a Blue?
—Sobre eso —se rascó la nuca —, sí, lo hice cuando nos topamos a la entrada del cementerio. Debo decirte que no se veía muy feliz de verme.
—¿Acaso esperabas que se pusiera a dar de brincos de felicidad? La arrestaste en su casa, la acusaste de asesina, la estuviste interrogando un buen rato intentando obtener una confesión de algo que no hizo y para colmo la dejaste ahí quien sabe cuánto tiempo más.
—Uno de los oficiales me dijo que al poco tiempo que nos fuimos, llegaron sus padres por ella, por lo que tampoco fue tanto tiempo —hizo énfasis en el tanto.
Tyra se cruzó de brazos y levantó una ceja.
—Lo importante es que le pedí disculpas —levantó las manos a manera de tregua —, ya no me regañes.
Permanecieron ahí de pie hasta que vieron como poco a poco la gente se iba retirando del lugar. El silencio volvió a reinar en todo el lugar, solo el sonido del viento se escuchaba cada tanto. Cuando ya no había nadie, ambos agentes se acercaron al montículo de tierra frente a la lápida que mostraba una foto de Daphne y debajo de ella podía leerse:
Daphne Rino
Agosto 2004 – Mayo 2022
Amada hija y amiga
Reina del baile 2022
—Nuestro trabajo aquí ha terminado —murmuró el detective.
—Descansa en paz, Daphne —Tyra dejó una rosa sobre el montón de tierra —. Bueno Popkins, me marcho a casa. Pirata ya debe estar desesperado por salir a pasear y mi vecina no creo que lo quiera cuidar más tiempo.
—Gracias por tu ayuda Winkler.
—Ya sabes, cuando quieras. Solo por favor, la próxima vez no me llames cuando esté a punto de entrar a ver una película al cine.
—No puedo prometerte nada —le sonrió —. Yo me quedaré aquí un rato más, quiero visitar la tumba de una vieja conocida.
Tyra le sonrió de vuelta y comenzó a andar el camino rumbo a la salida, cuando ya había avanzado varios metros, Popkins le gritó:
—¡Oye Winkler! —la mujer se detuvo y giró para mirarlo —, ¿qué te parece una cita mañana?
Ella soltó una carcajada y negó con la cabeza, haciendo que su cabello rizado se moviera en sincronía con sus hombros. Se dio la media vuelta y siguió su camino a la salida.
—¡Pregúntamelo mañana! —le gritó en respuesta sin voltear a verlo.
—¡Siempre me dices eso! —puso sus manos alrededor de su boca para que ella pudiera escucharle.
La afroamericana una vez más se detuvo y giró para guiñarle el ojo. Continuó su camino hasta que desapareció de la vista del detective.
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Gracias por haberme acompañado en mi primera historia. Me encantaría leer sus comentarios para saber qué les pareció.
Próximamente les traeré un apartado con curiosidades, por lo que, si hay algo que les gustaría saber sobre Prom Queen, déjenlo en los comentarios.
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