Crimen 🔪

It's gonna be the night,

To last forever,

We'll never, ever, ever, forget 🎶


—Las fotos están increíbles —una enorme sonrisa adornaba el rostro de la chica que miraba las imágenes recién impresas.

—Daphne, por favor...

—Jannik, detente. Te lo he repetido todos los días desde que terminamos, nada me hará cambiar de opinión. Toma —le extendió una copia de las fotos —, ahí podrás tenerme siempre.

El chico ojiazul tomó las fotos y Daphne se alejó de él para ir con su mejor amiga. Él por su parte fue hacia el lado contrario, con sus amigos.

—Janeth nos hará el favor de grabar el video, ya está todo listo. ¿Tú estás lista? —Joss se acercó a su amiga en cuanto la vio en la pista de baile.

—Nací lista —respondió con una sonrisa de seguridad y arrogancia.

Janeth, una de las animadoras, grabó varias veces el tiktok que Daphne y Joss habían preparado para cuando la anunciaran como la reina del baile. Una vez que la ganadora estuvo conforme con el video, dejó que su compañera se fuera a divertir lo que quedaba de la noche.

Gregory se mantenía cerca de Joss pero no lo suficiente para tener que interactuar con Daphne. Agradecía que esa sería la última vez que tuviera que estar cerca de ella, una vez terminada la preparatoria, ya no habría ningún motivo para volver a verla. Sacó su celular y comenzó a distraerse con el aparato.

🔪🔪🔪

—Ya, no estés enojado. —Matt puso su mano sobre el hombro de Jannik.

—Es que no puedo evitarlo, estoy seguro que es por otro tipo —eso lo hacía sentirse furioso.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Es lo más lógico, ¿por qué otra razón podría haberme dejado así de la nada? La pasábamos bien, éramos la pareja perfecta.

—Olvídate de ella, ¿quieres? Tú mismo lo dijiste hace rato, estamos por ir a la universidad y ahí habrá chicas por montones.

—Oigan, vamos a planear el after, ya está por terminar la graduación y aun queda mucho por disfrutar de la noche —era el mismo chico que estuvo coqueteando con la entrenadora momentos antes.

—Conozco un lugar buenísimo, podemos dividirnos en los autos —sugirió Matt.

—O podemos hacerlo en mi casa, mis padres no están. Casa sola —sugirió otro.

Entre todos estuvieron hablando de opciones para seguir la fiesta, Jannik estaba físicamente ahí, pero estaba más interesado en el mensaje que acababa de enviar desde su celular.

🔪🔪🔪

—Daphne, voy a extrañarte tanto cuando nos separemos por la universidad —Joss se aferraba a su amiga en un fuerte abrazo.

—Tranquila, no es como si no nos fuéramos a ver nunca más.

—Lo sé, pero ya nada será igual. Ya no estaremos juntas en el equipo de animadoras, ya no estarás conmigo cinco días de la semana. Ya no me darás ánimos cuando me sienta triste o inconforme por mi apariencia.

—Boberías, siempre puedes llamarme y sabes que estaré para escucharte.

—Oye, escuché que los chicos están planeando una fiesta saliendo de aquí, ¿vamos?

—Mmm... —dudó un momento —, ¿va a ir Gregory?

—Por supuesto, es mi novio —obvió.

—Sabes perfecto que no me gusta para ti, no te conviene.

—Daphne, ya hemos discutido esto muchas veces. No me harás cambiar de opinión, así que ya deja de insistir en que lo deje.

—Mereces a alguien mejor, mil veces mejor —lo decía con sinceridad.

En ese momento el celular de Daphne vibró, observó la pantalla. Era un mensaje que decía: baño entrada principal, ahora.

—¿Quién es? —Joss intentaba ver de quién venía el mensaje y lo que decía.

—Nadie, número equivocado —guardó el aparato —. Sabes, ahora vuelvo. Voy al baño.

—Te acompaño.

—¡No! —sonó más fuerte de lo que esperaba —, quiero decir, no es necesario. No tardaré —le sonrió con amabilidad.

🔪🔪🔪

Audrey había logrado salir del gimnasio y dirigirse hasta los baños cerca de la entrada de la preparatoria. Se aseguró de que nadie estuviera cerca y entró en el baño de mujeres. No encendió la luz porque no quería delatarse en caso de que a alguien se le ocurriera dar un paseo por los pasillos.

Sacó la cajetilla de cigarros que llevaba escondida en el bolsillo de su vestido, tomó uno y lo colocó en sus labios. Sacó el encendedor, no funcionaba.

—Vamos, no me falles ahora —dijo para si misma.

Dio un par de intentos más, pero nada, no encendía. En eso, escuchó pasos provenientes del pasillo. Temiendo ser descubierta fumando fue que decidió entrar en uno de los cubículos y encerrarse ahí. Bajó la tapa del excusado y se subió en ella, así no podrían ver sus pies.

—¿Para qué querías verme? —esa era la voz de Daphne.

La joven entró al baño, encendió las luces del lugar y se detuvo justo a mediación, se escucharon unos pasos más que venían detrás de ella.

—¿Me citas aquí y ahora no dices nada? —estaba bastante molesta ahora —. Me estás haciendo perder el tiempo.

¿Con quién estaba Daphne? ¿Por qué no le respondían? La curiosidad estaba matando a Audrey, moría de ganas de abrir la puerta y saber con quién discutía su compañera, pero temía ser descubierta.

—Mira, creí que las cosas habían quedado muy claras esta mañana —continuó sin recibir respuesta —, ya no me lo voy a callar. Voy a decirlo todo esta misma semana y asumiré las consecuencias, ¿entiendes?

En cuanto terminó de hablar, el sonido de una fuerte bofetada se escuchó en el baño. Audrey cubrió su boca con ambas manos para evitar que escucharan el jadeo de sorpresa que estuvo a punto de soltar.

—Imbécil —cubrió su mejilla con la mano —. ¡No me vuelvas a poner un dedo encima! —gritó furiosa.

La persona que se encontraba frente a Daphne tenía una de sus manos detrás de su espalda. La colocó a su costado dejando ver que llevaba un cuchillo de buen tamaño. Daphne abrió los ojos con sorpresa, estaba comenzando a asustarse.

—¿Qué haces con eso? ¿De dónde lo has sacado? Ni si quiera lo pienses —el miedo en su voz era palpable.

Audrey comenzó a sentir la tensión en el ambiente, estaba tan tentada de abrir la puerta del cubículo y salir corriendo, pero el miedo no la dejaba mover un músculo.

Daphne decidió que ya era suficiente, saldría de ahí a pedir ayuda y reportaría la situación. En cuanto dio un paso al frente, su acompañante levantó el cuchillo en lo alto y le dio una puñalada en el brazo izquierdo.

Daphne comenzó a gritar y llorar, con su mano derecha intentaba contener el río de sangre que comenzaba a escurrir de la herida. Su atacante no se detuvo y volvió a herirla en el mismo lugar.

—¡Detente!

Audrey escuchaba los gritos de pánico, estaban atacando a su compañera y ella estaba paralizada. De pronto sentía su cuerpo completamente frío, sus manos temblando sobre su boca que intentaban mantenerla silenciosa, lágrimas escapaban de sus ojos.

—¡Ayuda!

Era inútil, nadie la iba a escuchar. No había nadie además de ellos dos en el baño, todos estaban en el gimnasio pasando el mejor momento de sus vidas, bailando al ritmo de la música.

Daphne retrocedió unos pasos, su atacante nuevamente levantó el cuchillo y esta vez se lo clavó en el pecho, muy cerca del corazón. La joven se tambaleó un poco, pero con su mano derecha se apoyó en la pared detrás de ella. El criminal clavó con fuerza el cuchillo en su abdomen en tres ocasiones, la chica podía sentir cómo se le iba el aire y como poco a poco se le escapaba la vida. Comenzaba a perder mucha sangre y con ello sus fuerzas.

Se encorvó sobre si misma, en un intento por defenderse, estiró su brazo y con sus uñas rasguñó el brazo del atacante ocasionándole un pequeño corte. No iba a salir ileso después de todo. En respuesta, recibió un fuerte empujón que la hizo estrellar su cabeza contra la pared, eso la desestabilizó por completo, haciendo que cayera al suelo quedando recargada sobre la pared.

Ya no tenía fuerzas de luchar, ni gritar, solo podía observaba sus manos cubiertas en sangre y a su agresor mirándola fijamente frente a ella. Sus ojos conectaron, maldad pura es lo único que podía ver en su mirada.

—¿Po-por qu...qué? —su voz era apenas un susurro.

Se acercó a ella y se agachó para quitarle el celular, Daphne en un último intento, trató de darle un manotazo, pero solo consiguió que le clavara el cuchillo en su pierna, haciéndole un gran corte. Le quitó el celular y se encaminó al lavamanos. Ahí, tomó un poco de papel y mirándose al espejo se quitó las gotas de sangre que habían caído en su rostro y pecho y limpió el rasguño que ahora tenía.

Se acercó nuevamente a Daphne y le puso el celular en el rostro para poder desbloquearlo. Una vez hecho eso, se dirigió a la lista de contactos y buscó el nombre de Blue Wo. Tecleó el mismo mensaje que había atraído a la reina del baile directo a su trampa. Lo guardó en su bolsillo y le dirigió una última mirada a su víctima antes de salir de ahí.

Audrey no podía más, temblaba cual gelatina. Sentía el latido acelerado de su corazón y temía que alguien pudiera escucharla, de ser así, estaba segura que le daría un ataque ahí mismo. Se mantenía atenta a cualquier ruido o sonido, debía ser precavida si planeaba abrir la puerta.

Tomó dos respiraciones profundas y puso su mano sobre el seguro de la puerta, estaba a punto de quitarlo cuando escuchó pasos. Alguien se aproximaba.

Blue vio las luces del baño encendidas, Daphne ya debía estarla esperando ahí. Entró decidida a averiguar a qué se debía el mensaje que le mandó, ¿sería acaso que Daphne quería reconciliarse antes de dar por finalizada la preparatoria? Quizás, se arrepentía de haber terminado con su amistad.

Lo último que esperaba era encontrarse con el cuerpo agonizante de su ex mejor amiga rodeada por un enorme charco de sangre.

Intentó pronunciar su nombre, pero su voz no le salía, dio unos pasos más adelante. La rubia extendió su brazo hacia ella, como pidiendo ayuda, pero solo unos segundos después cayó a su costado.

Daphne había muerto.

Blue retrocedió un paso y notó que había pisado el charco de sangre, brincando en un pie se acercó hasta el lavamanos y jaló la palana de la máquina expendedora. Tomó papel para limpiar la suela de su zapato. Una vez limpio, botó el papel al lavabo y abrió la llave del agua para que se disolviera y se fuera por el desagüe.

Se detuvo un momento ahí a pensar. No había pasado mucho de que Daphne le enviara el mensaje, cuando llegó ella todavía estaba viva, quien quiera que la haya asesinado debía estar cerca.

Salió del baño y observó a ambos lados del pasillo, ni un alma a la vista. El corredor seguía completamente a oscuras. Si ella fuera la asesina, ¿a dónde iría a esconderse? Tenía dos opciones, buscar entre los pasillos o ir a la entrada principal. Decidió tomar la segunda opción.

Audrey contó hasta tres antes de finalmente abrir la puerta del cubículo. Al salir, miró horrorizada a su compañera que ya no tenía vida. No podía contener el llanto, cuidó de no pisar la sangre que se hallaba esparcida en todo el piso del baño y se acercó hasta la puerta. Detuvo su respiración un momento para asegurarse de no escuchar ningún ruido. Silencio total.

Contó hasta tres una vez más y salió del baño, alcanzó a ver la figura de una chica que se dirigía a la puerta principal pero no podía distinguirla bien. Se quitó los lentes y los limpió con la falda de su vestido, se los volvió a colocar e hizo un esfuerzo por enfocar en medio de la oscuridad del pasillo.

La chica salió del edificio y con la luz de las farolas que alumbraban las afueras de la institución y que se filtró al abrir la puerta, es que Audrey pudo distinguir que esa chica, se trataba de Blue.

Sacó su celular y marcó el número de emergencias.

9-1-1 ¿Cuál es su emergencia? —respondió la operadora.

—La asesinaron —la voz de la chica que hacía la llamada al 911 sonaba agitada.

¿Cuál es su nombre?

—Me llamo Audrey, Audrey Wanner. Estoy en la preparatoria, por favor vengan pronto.

Ya estamos enviando unidades de auxilio a su ubicación. ¿El asesino se encuentra ahí? ¿Está usted en peligro?

—No, quien quiera que lo haya hecho huyó. Por favor apresúrense —urgió.

No deben tardar en llegar, señorita Wanner. ¿Conoce usted a la víctima?

—Compartíamos una clase juntas. Su nombre es Daphne Rino.

🔪🔪🔪

Corrió lo más rápido que pudo de regreso al gimnasio. Agitada, llegó hasta la entrada. Algunos de los estudiantes repararon en ella y la observaban extrañados. Audrey intentaba buscar con la mirada al director Hicks, pero no se veía por ninguna parte. Siguió escaneando el lugar y vio a la entrenadora Reynolds, quien sostenía un vaso de ponche en una mano y la otra la tenía en su cintura mientras platicaba con uno de los chicos del equipo de football.

—Señorita Reynolds —la tomó del brazo haciendo que derramara un poco de su bebida.

—¡¿Qué te pasa?! —se zafó de su agarre, molesta.

—La mataron —apenas era entendible lo que decía, entre el volumen tan alto de la música y el llanto que la embargaba.

—No te estoy entendiendo.

—¡Mataron a Daphne Rino! —gritó lo más fuerte que pudo.

Tanto la entrenadora, como los alumnos que se encontraban ahí cerca y escucharon lo que dijo, se quedaron en shock. Unos a otros comenzaron a repetir lo que la chica de lentes acababa de decir.

Pronto, el caos se desató. El lugar comenzó a llenarse de gritos y lágrimas. Nadie podía creer lo que acababan de escuchar.

Ajeno a lo que sucedía entre los estudiantes, el DJ seguía concentrado y bailando al ritmo de Don't stop the party de Pitbull. 

No había duda, esa sería una noche que nadie nunca olvidaría.

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