✭Mizuena✭



·Especial de Año Nuevo·

·Silencio·

·Mizuena·


Un silencio incómodo se esparció por la sala, como la pólvora, entre los presentes en la estancia, quienes miraban de reojo a la pelirrosa de iris rosas en el suelo, recogiendo los papeles que le habían caído al suelo.

Un murmullo empezó a gestarse entre el gentío, sus cuchicheos curiosos comentando las repentinas lágrimas de la joven.

A pesar del espectáculo que se estaba montando, nadie se acercó a ella para ayudarla. Los alumnos de la institución se mantuvieron en los extremos del pasillo, sus miradas desdeñosas recayendo sobre la desdichada, quien seguía en el suelo, tratando de recoger sus pertenencias, aún sollozando silenciosamente.

"Malditos miserables, acaso nadie va a hacer nada!?" un grito enardecido se unió al coro de voces, acallándolas al instante.

La multitud hizo hueco para que la persona pudiese llegar hasta donde se encontraba la pelirrosa.

Una joven, de cabellos chocolate negro, cortados en una media melena, se hizo paso entre el pasillo ofrecido por los alumnos, quienes observaban como se desarrollaba la escena impasibles, recordando el momento para después poder retransmitírselo a sus compañeros que no habían podido presenciarlo.

La de cabellos color chocolate se arrodilló frente a su compañera, y empezó a recoger los papeles desparramados por el suelo, mientras recuperaba el resto de objetos que habían caído de la mochila de la pelirrosa.

"Perdona, ehm- cómo te llamas?" era Ena, de nuevo, quien acababa con el silencio entre ambas facciones.

Los ojos temblorosos de Mizuki se focalizaron en la cara sonriente de la de cabellos chocolate.

"Miz-Mizuki Akiyama..." apenas salía un hilo de voz, entrecortado por un tartamudeo nervioso.
La pelimarrón posó su mano sobre la de la pelirrosa, quien se estremeció ante la súbita toma de contacto. Lucía una sonrisa despreocupada, haciendo que el corazón de Mizuki empezase a latir más rápido que de costumbre, asombrándola.

"Y yo soy Ena Shinonome, a su servicio, miss Akiyama." una expresión pícara conllevó sus siguientes palabras. "Enanan para las amigas- como tú?"

Una nota discordante terminó con su frase, y Mizuki receló, viendo como la chica frente a ella terminaba de recoger sus pertenencias.

"Tome usted... y si quieres unirte a mí en el patio, bienvenida!" sus iris chocolate brillaban ante el prospecto de tal vez hacer una nueva amiga.

Qué demonios está pasando...?
"Me- me lo pensaré..." un bufido de la pelirrosa terminó con la conversación, y Mizuki Akiyama desapareció entre el gentío, acarreando su mochila con sus pertenencias, camino a la facultad de Medicina.

"Soy de la facultad de Bellas Artes! Clase 3C!!" vociferó Ena Shinonome, tratando de hacer sus palabras llegar a la pelirrosa que huía del pasillo del edificio, huyendo del gentío que la juzgaba silenciosamente, burlándose interiormente de sus desdichas, disfrutando del espectáculo que había provocado su desgracia, y de la chica, quien formaba parte de la casta popular de la universidad, que la había ayudado. Huía de sus problemas de nuevo, y rehuir el miedo.

"A-Adiós, Akiyama..."

La de cabellos color chocolate se levantó, buscando con la mirada a sus compañeros, sin encontrar a uno solo.
Se encontraba repentinamente sola en el pasillo, rodeada tan solo de desconocidos, que empezaban a mirarla con otros ojos, distintos a los que había recibido anteriormente.

Solo por ayudar a una persona marginada!?

El frío de las miradas que le dirigían la caló hasta sus huesos, y se marchó del lugar, mochila y libros en mano, camino a su siguiente clase, sabiendo que sus acciones iban a afectarle a ojos de los alumnos del centro.

* * *

Sus ojos chocolate reflejaban una honda tristeza, ante el vacío que sentía dentro suyo. Junto a ella, tres de sus supuestas amigas la acompañaban, hablando animadamente sobre el chico pelinaranja de ojos aceituna del curso inferior, y de su 'aspecto flamante'.

"Oye, Enanan, acaso le conoces? Me suena haberte visto acompañarlo a un apartamento, hará unas semanas." Era Saki Tenma, una joven de ojos grandes y expresivos, rosa vivo, su pelo rubio, de puntas color melocotón recogido en dos coletas.

Una mirada cortante de la Shinonome sirvió para acallarla.

"Es mi hermano, Akito Shinonome." recalcó el apellido, bufando. "Sabes?"

Las otras dos chicas parecieron sorprenderse ante la 'revelación'.

Shizuku Hinomori, con sus ojos alargados, iris azul cielo, al igual que su cabello, largo y de aspecto sedoso, se le abalanzó encima, exigiendo que se lo presentara. Haruka Kiritani, de cabello y ojos azul oscuro, con un brillo apagado y triste, se unió a las súplicas.

Menuda panda de pardillas...

Trató de ignorar a las que le acompañaban, focalizándose en encontrar a la pelirrosa que había esperado que viniese.

La brisa le revolvió el pelo, y dándose por rendida, entabló conversación con las devoradoras de chisme que se hacían pasar por sus amigas, aún sin saber su apellido.

Mizuki Akiyama... porqué no has venido?

Un sentimiento caluroso apareció repentinamente en su corazón, tan súbito como el encontronazo fugaz con la pelirrosa de mirada decaída, a quien había ayudado anteriormente.

Otro pensamiento entró en su cabeza, poseyendo su mente, tomando control de sus emociones. Necesita ayuda... para socializar?

"Bueeeno, debo ir al baño!!" se levantó de golpe, alarmando a las tres muchachas a su lado. "Os veo después de clase!!"

Haciendo oídos sordos a las quejas y preguntas de las falsas, echó a correr hacia uno de los edificios principales del centro educativo, directa a la zona de la facultad de Medicina.

Se encaró con uno de los alumnos que salía del edificio, cogiéndolo del brazo y deteniéndolo. "Porfavor..." trató de explicarse, jadeando. "Podrías de- decirme- donde está Mi- Mizuki Akiyama?"

La incredulidad en la cara del chico era indescriptible. A este no le ha llegado el chisme de nosotras dos...

"La última vez que le he visto ha sido hace unos minutos, sentada en su pupitre de clase..." pareció pensativo. "En la clase del 2G, debía ser..."

Ena le sonrió.

"Muchas gracias..." dejó la frase inacabada, invitándole a compartir su nombre con la pelimarrón. Ena se dispuso a marcharse, en cuanto dijese el nombre el alumno, se marcharía.
"Toya Aoyagi." murmuró el bicolor. "Y de nada, Shinonome-san."

Dio un giro completo, enfrentándose de nuevo al alumno.

"Como sabes mi nombre?"
El de cabellos a dos tonos pareció de nuevo sorprendido, sin embargo, contestó a la pelimarrón con lo que deseaba decir.

"Tu identidad es vox populi, gozas de cierta fama entre los alumnos... hasta Rui Kamishiro parece interesado en tí." rió, una risa casi mecánica. "Y bueno- también soy la pareja de tu hermano."

Se sonrojó, y salió corriendo, perdiéndose de la vista de la pelimarrón. Dios, no dejo de espantar a la gente hoy... Y- novio de mi hermano?!

"Qué demonios?!"

Sin recibir contestación, siguió su camino, buscando la tal clase del 2G.

Recorrió los pasillos de esa facultad, que le resultaban todos desconocidos. La gente a la que se cruzaba la miraba raro, siendo perfectos conocedores de quien era, y de su posición social en la pirámide de la universidad.

Se encontró, finalmente, un cartel, narrando '2G', al lado de una puerta de madera maciza, de tonos anaranjados y marroncillos.

Una pequeña ventanilla, en lo alto de la puerta, permitía echar un pequeño vistazo al aula.

Mizuki...!!

En una de las mesas, pegadas a las ventanas que daban paso al patio, se encontraba la pelirrosa a la que había ayudado aquella mañana, refugiándose del mundo tras un libro, tratando de pasar desapercibida para cualquier cotilla que pudiese meter baza en la clase.

Tímidamente, la pelimarrón abrió la puerta, tan silenciosamente como pudo, y cerrándola con el mismo cuidado, no sin antes comprobar que Mizuki Akiyama siguiese como estaba.

"E-Ena!? Qué narices ha-haces aquí!?"

Un grito, de sorpresa y miedo entremezclados, perforó los oídos de la alumna de Bellas Artes.

Los iris rosas de Mizuki se habían encogido, mostrando el terror que vivía adentro suya. Su miedo a una nueva persona, otro desconocido más, que pudiese arrebatarle la paz que tal vez había conseguido aunar en aquellos meses previos.

En silencio, esforzándose por no recular ante las expresiones de Mizuki, se sentó al lado de la chica, mirando al pupitre en el cual se encontraba, acompañando a la pelirrosa, en silencio.

Tras varios minutos tensos, la menor de los Akiyama pareció tranquilizarse un poco, adaptándose a la nueva situación.

El silencio entre ambas había pasado de ser una pared, sólida y aterradora, que les dividía, separándolas, a tan solo una cortina, de una tela fina y delgada, que se podía desgarrar, o apartar, y permitir que ambas se relacionaran.

Ese silencio, a pesar de que para Ena fuera ciertamente incómodo, sirvió para empezar a tranquilizar a la persona a quien acompañaba, calmando la ansiedad y el miedo que la habían invadido cuando Ena Shinonome había entrado en la sala. Ese silencio estaba sirviendo para transmitir el recién encontrado cariño entre ambas, reafirmando el apoyo que la de los cabellos chocolate trataba de transmitirle a la persona que empezaba a considerar su única verdadera amiga.

Una amistad nacida por la necesidad mútua, en la que cada una parecía haber encontrado comprensión al instante.

Tras varios minutos más, submergidas en ese silencio abrumador, Mizuki carraspeó, fijando sus ojos en los de Ena.

"Shi-Shinonome..." empezó la pelirrosa, su voz tornándose gradualmente más poderosa, mas bajó la cabeza, avergonzada. "Muchas gracias por... bueno- por venir aquí, por estar conmigo y hacerme compañía. Supongo..."

Levantó la vista, encarándose con Ena, encontrándola al borde del llanto.

He dicho algo malo-?
"N-no es nada, Mizuki-" el oír su nombre en boca de la de cabellos chocolate hizo estremecerse a la peelirrosa. "Estoy- un poco tonta..."

La expresión preocupada de Mizuki se suavizó al ver que Ena se recomponía.

Sin embargo, la mayor de los Shinonome la rodeó con sus brazos, atrayéndola hacia sí misma. "Gracias por abrirte, Mizuki... Gracias por no marcharte, por no-"
Sonó el timbre, anunciando el final del descanso, y Ena, aún sonriéndole agradecida a la pelirrosa, salió corriendo del aula, en dirección a su propio espacio de la institución educativa, camino a la facultad que le correspondía, dejando tras sí a la menor de los Akiyama, luciendo una pequeña sonrisa, que hasta entonces no había visto nadie en un muy largo tiempo.

"Gracias, Ena Shinonome..."

* * *

"Oh, hoy también vienes, Shinonome?" el tono pícaro de Mizuki trataba de dar pie a una conversación de distinto tema, pero Ena pareció no darse cuenta de la intención bajo el tono de la pelirrosa.

"Porqué no, mi amor?" esas palabras pretendían ser tan solo una leve gracieta, pero despertaron algo en Mizuki. Sus iris rosas, ante esas dos palabras, brillaron con una alegría verdaderamente inusual en ella, habitualmente apagados, incluso frente a la castaña, que empezaba a calar en su corazón insensibilizado por sí misma.

Creo que... siento algo por ella....?
"Y además, pensaba que te había pedido que me llamases Ena?" murmuró la de los ojos marrones, su cara tornándose en una expresión de confusión, perpleja. "O me lo imaginé, Mizuki?"

Mizuki asintió, vigorosamente.

"Sí..." se corrigió. "No, no me lo pediste... pero bueno, yo encantada Ena."

Ena. Me ha pedido que le llame Ena?!

La de los ojos castaños sonrió, extasiada, viendo como su relación progresaba, afianzando su recien fundada amistad.

"Te amo, Ena..." suspiró Mizuki, sin darse cuenta de lo que decía. Ena, en cambio, sí que lo oyó.

"Yo también, Mizuki! Gracias por tu amistad."
La sorpresa de haber pronunciado esas palabras sin apenas darse cuenta se vio exterminada por la desilusión de oír que Ena Shinonome tan solo la consideraba como una amiga.

Tal vez su única verdadera amiga... pero- una sonrisa amarga apareció en sus labios, -pero solo como una amiga, al fin y al cabo... no como lo que yo la considero... Un golpe en la puerta la sonsacó de sus pensamientos.

Se abrió rápidamente, dando paso a la luz que entraba por las ventanas del corredor, cegando a ambas jóvenes de repente.

Tres chicas entraron, pareciendo enfurruñadas por el abandono de su supuesta amiga aquellos últimos días, yendo supuestamente al baño, para después desaparecer durante aquellos cinco días que hacía que se lo había dicho.

"A tí quería yo verte, Ena!!" exclamó Shizuku, su expresión fingiendo dolor. Su habitual sonrisa falsa, con la que encandilaba a cualquier persona, se contorsionaba en una de desilusión. Sus ojos azules habían perdido su calor habitual, ahora completamente fríos, reflejando sus verdaderos sentimientos hacia la de cabello castaña.

"No me vas a decir que nos has reemplazado por-" Saki dirigió su mirada cortante, cargada de asco, hacia la de cabellos rosa. "-esta criatura con falda, no, Enanan?"
El alma de Mizuki cayó a sus pies, viéndose de nuevo rodeada de personas que ni la comprendían, ni querrían llegar a hacerlo. Para ellas, solo era un bicho raro, que serviría para desahogar su furia con ella, marginándola y odiándola por ninguna razón aparente.

Haruka rió la frase de Saki, su risita falsa erizando el vello de Ena y Mizuki, asqueándolas.

"Creo... creo que debo irme, Ena-" farfulló Mizuki, mirando de nuevo al suelo, pareciendo un fantasma del 'yo' que había desarrollado junto a Ena.

"Mizuki, no hace falta que-" trató de argumentar la castaña, pero Mizuki ya había salido corriendo, en dirección a los baños de al lado.

"Te ha llamado Ena!?" escupió la chica de las coletas rubias, que parecía estar a punto de echar su desayuno por la boca. "Esa falta de respeto... Dios mío, qué asco me da esa cosa."

La ira bullía dentro de la pelimarrón, y trató de levantarse y marcharse, pero Shizuku la sujetó del brazo, una sonrisa siniestra formándose en su rostro angelical. La modelo había dejado de ser la Shizuku Hinomori que todo el mundo quería, y había pasado a ser una mujer perversa, con solo interés propio, y odio hacia los distintos.

"Enanan, déjanos estar contigo, no?" su voz no disimulaba lo tensa que estaba por dentro. "Acaso no somos tus verdaderas amigas, Shinonome?"

Ena quería gritar, quería zafarse del brazo de la peliazul, pero sabía que ello traería consecuencias. Para Mizuki...

Sabía que el peso de sus acciones caería sobre los hombros de su amiga, y que Saki, Haruka y Shizuku tomarían venganza con la pelirrosa, y de una forma brutal.

Las odio- Las odio!!
Forzándose a sonreír, se sentó de nuevo junto a las personas que sabía que la iban a torturar durante el resto de su vida en la Universidad. Lo odio- todo-

* * *

"Mizuki!! Mizuki, espérame, porfavor!!"

Los gritos de Ena resonaron entre la multitud de estudiantes que se dirigían hacia sus rrespectivos apartamentos, rodeando el campus universitario.
Como los anteriores días, Ena había quedado con Mizuki para volver juntas a su apartamento, desde que habían descubierto que vivían en el mismo edificio, a unos siete minutos de la universidad.

"Mizuki, espéramee!" gritó de nuevo. Veía a la pelirrosa, encabezando la muchedumbre que huía de un día de clases más, finalizando las clases del día para la mayoría.

La pelirrosa claramente la había escuchado, pero hizo caso omiso, y siguió avanzando, sola, camino a su casa.

"Porfavor!" un último grito desesperado de la pelimarrón hizo por fin reaccionar a Mizuki, quien finalmente se giró, avanzando hacia Ena, y enfrentándose a ella, su mirada desafiante.

"Qué demonios te pasa, Shinonome?! Acaso no ves que no quiero estar contigo ahora mismo?!"

El grito de Mizuki Akiyama levantó varias miradas suspicaces de los alumnos que les rodeaban, pero las miradas agresivas de la pelirrosa disuadieron cualquier intervención.

"Pues... lo siento mucho, Mizuki, pero voy a acompañarte a casa." rebatió la de los ojos castaños, estos brillando con una determinación mucho mayor que la que había mostrado en el patio. "Porque tal vez yo no te caiga bien, pero en mi caso, te considero mi única verdadera amiga- y las amigas se ayudan entre sí, se animan a pesar de lo que les pase."
Un bufido selló la conversación.

Mizuki echó a correr, tratando de dejarla atrás, pero Ena rápidamente la alcanzó, tomándola por la mano.

La cara de la ojirrosa se tornó completamente roja, y un calor se esparció por su cuerpo ante el contacto físico con la persona que, a pesar de que en ese momento no quería reconocerlo, reconocía como su amiga, y dseaba algo más que eso.

Tras alejarse de la tromba de gente, se estableció un silencio entre ambas, un silencio pesado que las separaba. Por dentro, Mizuki ardía, el dolor consumiéndola por dentro. Decidió acabar con la sensación, y habló.

"Mira, Ena..." titubeó, juguetenado con sus manos. "No quiero obligarte a nada, menos aún a ser mi amiga." viendo la expresión de Ena, se obligó a aclarar algo. "Sé-sé que mi amistad no te conviene- vi como te miraban tus 'amigas' cuando te vieron conmigo. Y no quiero... no quiero hacerte daño."

Sin darle tiempo a reaccionar, Mizuki echó a correr, dejando tras ella a una Ena Shinonome confundida y preocpuada, más que nada.

Trató de alcanzarla, pero Mizuki ya había desaparecido de su vista, girando la esquina, en dirección contraria al edificio en el que ambas vivían, probablemente para aislarse un rato, y no tener que encontrarse a la pelimarrón.

Pero... ella no me ha hecho daño-

Sus pasos, pesados, la condujeron hasta su vivienda. Subió por el ascensor, deseando con todo su ser encontrarse, de alguna forma, fuese como fuese, a Mizuki Akiyama, esperándola frente a su puerta, para que Ena pudiese aclararle lo que sentía por ella.

Mizuki... porfavor, no has hecho nada malo...

Salió, temerosamente, de la caja de metal, eperando encontrarse a la de los cabellos rosas.
No pudo evitar desilusionarse al no ver a nadie frente a su puerta

Su persistencia había causado, para sorpresa de nadie, una brecha entre ambas, separándolas de nuevo, esta vez por una acción de una de ellas.

Con un sentimiento de culpa, posándose como una piedra en su pecho, dañándola interiormente, se dispuso a dejarlo todo correr, y esperar a que mañana, tal vez Mizuki hubiese reflexionado y visto que no suponía ninguna amenaza para Ena. Dios lo quiera...
Si esque Dios no odia las lesbianas-

Su teléfono empezó a vibrar, guardado en el bolsillo de su abrigo.

Con cuidado de que no se le volviese a caer, lo sacó del compartimento en el que se encontraba, encendiéndolo. A través de la pantalla hecha pedazos, llena de fisuras, vio una llamada perdida de su hermano, hacía varios segundos.
Que Akito la llamara era ya de por sí extraño, pero aún más que lo hiciese justo después de las clases, pudiendo haberle dicho lo que necesitase entonces, sin necesidad de llamarla más tarde.

Con sus manos temblando ligeramente, llamó a Akito, tratando de recuperar el contacto con él, y saber qué quería decirle.

Tras varios segundos de espera, escuchó la voz de su hermano.

"Qué necesitas, ca-cateto?" se forzó a sonar tranquila, sin llegar a hacerlo sonar convincente.

Un suspiro exasperado sonó al otro lado de la línea, seguido de la voz del pelinaranja.

"Estoy en el trabajo ahora mismo, en el del café del centro." le informó, su voz seria. "Está aquí tu amiga... Akiyaza?- tomando un café... no sé, parece deprimida, no- tal vez deberías venir...?"

Una duda interna floreció dentro de la cabeza de Ena.

Tal vez sí que debería ir y-

"No puedo. Me pidió un poco de espacio." antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, ya había hablado. "Lo siento, pero tal vez deberías hablar tú con ella, Akito-"

"Yo? Porqué, si no la con-"
Ena colgó, y se abalanzó sobre la cama, apretando los puños, furiosa consigo misma, harta de todo el melodrama a su alrededor.

Lo odio todo...

La culpa, el dolor y la rabia se agolpaban, rodeándola con un aura oscura que la mareaba, le confundía, la hacía querer gritar.

Se durmió varios minutos más tarde, habiéndose dormido llorando a lágrima viva, inundando su corazón y su dolor.

* * *

Una nueva notificación de su teléfono la despertó.

Se despertó, encontrandose con el fino maquillaje que se había hecho aquella mañana hecho churretones, todo corrido por las lágrimas que había soltado antes de dormirse.

Recogió el dispositivo, desperezándose, solo para encontrarse varias llamadas perdidas de su hermano, de nuevo. Ahora qué demonios ha pasado para que me llame...?
Sin más opciones, devolvió la llamada.

Akito contestó al instante.

"Qué necesitas ahora, inútil!?" bostezó la pelimarrón. "Que estaba durmiendo, imbécil..."

Akito no reaccionó ante los insultos, sonando extremadamente nervioso, contrastando con su habitual carácter cínico y serio. Medio dormido...?

"Ena, hice como dijiste, hablé con Mizuki, o... bueno-"

Su voz temblorosa puso de los nervios a su hermana.
"'O bueno'?! Qué narices has hecho!?" vociferó. No era tanto rabia hacia su hermano, si no preocupación mal canalizada por la pelirrosa.

Akito tartamudeaba.

"Traté de hablar con ella- Akiyama sabía quien soy, y me cogió de la corbata- me llevó al baño, penśe que querría hablar..." incluso a través del teléfono, sonaba al borde del llanto. "Traté de preguntar que le ocurría, pero-" un hipido interrumpió su oración.
"Dios, Akito, estás llorando!?" exclamó Ena, sorprendida. Ya era raro que fuese tan abierto. Que llorara con ella 'delante' era algo completamente nuevo para la castaña.

"N-No... Bueno, sí. Pero..." otro hipido. "Mizuki se tiró encima mía- me besó, no sé. Parecía que trataba de desahogarse- conmigo." su respiración tomaba de nuevo su ritmo normal. "Ena, acaso le hiciste algo? Porque además parece que le gusta-"

Ena colgó.

Lloraba de nuevo.

Con mi hermano...!?

* * *

"Como es que Mizuki no viene con nosotras?" la frase iba cargada de veneno, y Shizuku sonreía con una alegría fingida.

Ena golpeó la pared con sus puños.

"No aguanto! No aguanto más!" gritó. Sus palabras resonaron en el aula vacía, haciendo estremecer a Saki y a Haruka. Shizuku observaba, riendo alegremente. "Sois unas falsas, unas mentirosas! Os odio! A todas os odio! Sabéis lo que-"
El relucir de la cámara del móvil de Shizuku la hizo callar.

La peliazul había grabado todo lo que había dicho.

"Yyy... enviado!!" exclamó la Hinomori, sonriendo. "Ya está subido en el Rinstagram de la Uni! Preparado para que lo veeea toodo el mundo!!"

"Está muy pálida..." murmuró Saki, refiriéndose a Ena. Las tres observaban a la de los ojos marrones, plenamente conscientes de que acababan de acabar con la vida social de Ena.

"Bueno... rata de alcantarilla, a partir de ahora, nosotras tres somos las nuevas Ena Shinonome!!" la de la media melena azul oscuro se unió a la conversación. "Gracias por permitirnos robarte tu popularidad, eh? Pero no te preocupes, ya te dejamos en paz..."
Sacudiendo su pelo frente a la paralizada chica del cabello castaño, Shizuku Hinomori la dejó atrás, saliendo del aula en dirección al patio delantero del campus, lista para convertirse en la nueva 'reina'.

Saki Tenma y Haruka Kiritani la siguieron, riendo mezquinamente ante la estampa que veían venir.

"Por fin podemos deshacernos de esta..." fueron las últimas palabras que Ena oyó de boca de Saki Tenma.

"Como pudo salir tan retorcida la hermana de Tsukasa?" bromeó Haruka. Saki contestó con una bofetada, antes de desaparecer de la vista de Ena.

Ahora, el silencio volvía a ocupar la clase, como había hecho siempre antes de la irrupción de aquellas tres arpías.

Aunque- tal vez desapareció en cuanto yo... molesté a Mizuki?

Acaso soy yo, la que le hacía daño a Mizuki? Era yo, y no ella, quien me ponía en peligro?
Un grito desesperado abandonó sus labios, antes de desplomarse sobre el suelo. Con sus emociones a flor de piel, cayó en la desesperación, sola, en el suelo de una habitación sin sonido, donde a nadie le importaba.

Los gritos de agonía la consumían, llenando aquella prisión silenciosa con sus penas y su dolor.

Estaba sola, agonizando ante el abandono de todos quienes habían hablado con ella, todos quien en algún momento le habían importado.

Una figura, de cabellos rosas, observaba la escena, compartiendo el llanto.

* * *

Para cuando habían terminado las clases, las palabras de Ena, y su rabia explosiva hacia el alumnado por completo, estaba ya en boca de todos. El rumor se había deformado, añadiendo nuevos detalles, para acabar de hundir a la pelimarrón, acabar con su reputación y su popularidad, marginarla por completo.

Mientras Ena Shinonome trataba de volver a su apartamento, varios alumnos y compañeros de su curso la detuvieron, preguntándole por sus palabras. Ena les echó, de malas maneras, tan solo fomentando los rumores.



Los siguientes días, se repitieron las mismas escenas continuamente. En el patio, Ena se refugiaba en la clase del 2G, escondiéndose de los ojos críticos de quienes le rodeaban. En las clases, Ena callaba, desapareciendo de la vista de todos. Tras la jornada escolar, se marchaba tan apresuradamente como pudiese, tratando de llegar a su apartamento.

La recien establecida 'rutina' se repetía así todos los días, mientras Ena se veía consumida por la soledad, cada día más.

Diciembre tocaba a su fin, pero las fiestas habían sido aplazadas, por los examenes a final de trimestre.

Los examenes consiguieron distraer a Ena de la repulsión que ahora le era dirigida por todo el mundo, trabquilizándola aunque fuese durante varios días.

Superó los examenes airosamente, sin distraerse por nada, encerrándose en su habitación, dedicándose tan solo al estudio de aquellas asignaturas que requería aprobar para superar Bellas Artes.

A las puertas de Enero, tres días antes del fin del año, los examenes tocaron a su fin. Junto a eso, vino la prohibición de que los alumnos, en los tiempos libres, permanecieran dentro del edificio, con tal de prevenir posibles robos de los examenes, y cambiazos.

Sin más remedio, Ena se vio obligada a salir del aula en la que de nuevo se había refugiado, al ser echada por un miembro del profesorado.

"Podría quedarme en secretaría, porfavor?" preguntó, recelando ante la idea de salir del edificio. "Solo por estos tres días- se lo suplico..."

La expresión del profesor era ciertamente de curiosidad, pero sus ojos azules emanaban desconfianza. "Lo siento mucho, señorita Shinonome, pero no puedo permitir eso."
El peliazul la acompañó hasta la puerta que conducía al patio delantero. El bullicio, los sonidos de conversaciones, las risas, todo la hacía sospechar que ella era el tema de conversación.

"Ve, sal, no te morderán, Shinonome." la voz del profesor se volvió un poco más cálida. "Siento que hayas pasado por eso... pero no te harán nada."
Ena salió a los jardines. Gritos y risas la recibieron.

Su nombre resonó por todo el patio, mientras la pelimarrón huía hacia un grupo de árboles, cerca de la entrada al edificio.

Se sentó en un banco, alejada de las miradas ajenas, protegiéndose de las palabras venenosas y las críticas de aquellas personas que la insultaban sin conocerla siquiera.

Se submergió en sus manos, acurrucándose sobre el banco, frío por la temperatura de su ambiente. El viento invernal mecía las hojas de los árboles, y Rna, abrumada por los sucesos de su alrededor, sucumbió de nuevo ante el llanto.
Sus hipidos se extendieron entre los árboles, aislando el sonido de su llanto de los oídos ajenos. Su dolor y su miedo batallaban contra la esperanza de salir de aquella situación, de encontrar un futuro mejor, más pronto que tarde.

"Podría... sentarme contigo, porfavor?" una cálida voz intervino, dubitativa, acompañada de una mano cálida en su mejilla.

Ena abrió los ojos, más sorprendida que aterrorizada.

"Ena...?" murmuró la voz.

Mizuki Akiyama se encontraba sobre ella, sus ojos con un brillo que delataba la culpa que sentía ante la situación de su amiga. Sin esperar una respuesta, se sentó al lado de la que lloraba.

En silencio, apoyó su cabeza sobre el hombro de Ena, oliendo el aroma que esta desprendía. Manteniendo ese silencio, ambas permanecieron juntas, bajo la sombra acogedora de aquellos árboles, protegidas del frío del invierno, del miedo y la soledad.

Ese silencio, que al igual que en su primer encontronazo, les permitía enmendar lo que sentían. En ese silencio, transmitiéndose la una a la otra, sin mediar pslabra, su apoyo incondicional.

Un timbre, estridente, interrumpió su momento.

"Dios... parece que debemos ir a clases..." Mizuki profirió la queja. "Bueeno, Enanan, te espero después de clase!!"

La pelirrosa salió corriendo.

Ena la miró, la esperanza floreciendo en su interior. Junto a eso, la felicidad de haber oído ese mote saliendo de boca de Mizuki.

"Me ha llamado... Enanan?"

* * *

"Enanaan!!"

Vio a su izquierda como Mizuki se aproximaba hacia ella, corriendo a toda velocidad. Llegó hasta ella, y saltó sobre su espalda.

"Qué tal han ido las clases?" exclamó la pelirrosa, riendo alegremente.

Verla así de feliz trastocó sriamente a Ena, quien hasta ese momento no la había visto así de feliz.

"Mizukiii- pesas mucho para que te lleve..." suspiró la castaña.

La alegre pelirrosa profirió una risita cantarina, y bajó de la espalda de la de los cabellos chocolate, stuándose en cambio a su lado, entregándole su mano. Una sonrisa acompañó el gesto.

"Enanaaan, ven ya, que tengo que llegar a casa..." suspiró la pelirrosa, posando las manos en su cadera.

Ena despertó de su ensoñación, dándose cuenta de que se había quedado paralizada, en medio del camino de salida del campus universitario.

"S-sí... por supuesto..." murmuró la pelimarrón, apresurándose a correr tras su compañera.

Tomaron su camino habitual, pero se había establecido repentinamente una segunda barrera entre ellas.

Al igual que el primer recreo que habían pasado juntas, ese silencio, como una muralla entera entre ambas, se había transformado en uno mucho más leve, fácil de hacer caer, tan solo interrumpido ocasionalmente por la tos enfermiza de Ena Shinonome, y sus temblores por el frío.
Resignada, Mizuki se detuvo, quitándose la chaqueta que llevaba, y poniéndosela a Ena. La abrochó cuidadosamente, antes de abrazar, en silencio, a la pelimarrón.

"Gracias por estar a mi lado."
Sin girarse de nuevo, empezó a caminar de nuevo hacia delante, perdiéndose la expresión sofocada de la sonrojada castaña.

Mizuki sintió como algo la agarraba de la muñeca.

"Mizuki... espera."

Ena la atrajo hacia sí misma, abrazándola, posando su cabeza sobre la de la confundida pelirrosa. "Mizuki... si vamos a ser honestas, tengo que serlo yo también contigo."

El corazón de Mizuki empezó a latir más rápidamente, mientras veía como Ena se acercaba, lentamente, tentando la suerte.
"Mizuki..." un suspiro acompañó el nombre. "Me- me-" tragó saliva. "Creo que, desde el primer momento en el que te vi... creo que me enamoraste, Mizuki... te amo."

Mizuki submergió su cara en el cuerpo de la pelimarrón, temblando.
No se atrevía a decir nada, pero sabía que tampoco podía arriesgarse a perder aquella oportunidad.
Poniéndose de puntillas, posó sus cálidas manos en los pómulos de Ena, clavando su mirada en los ojos chocolate de la joven que se le acababa de declarar. Sonrío, pícaramente, acercando sus labios a los de Ena. Tras semanas de espera, dolor y angustia, deseo la una por la otra, confusión y amistad, por fin sus almas se unieron.

"No sabes... como he deseado esto..." jadeó Ena, aún abrazando a Mizuki con todas sus fuerzas.

"Yo también... yo también te amo... Enanan...!!" vociferó la última palabra, antes de agarrar de nuevo a la pelimarrón, besándola de nuevo.

"Entonces..." Ena acarició la mejilla de Miszuki, provocando el sonrojo de esta. "Supongo que... ahora somos pareja, no, mi amor?"

De nuevo- ese mote?
"Vayamos ya a casa, Mizuki..."

Cogidas de la mano, influyéndose mútuamente su calor, abrieron las puertas del edificio. La amo... La amo!!

* * *

"Mis disculpas por lo del otro día, Akito..." farfulló la pelirrosa, mirando al suelo, jugueteando con sus manos, tras su espalda. "Jee... creo que me pasé un poco, no...?"

Akito gesticuló, quitándole importancia. Había traído junto a él a Toya, a quien había presentado a una muy conmocionada Ena Shinonome como su 'adorable novio'.

Ahora, estaban todos preparados para celebrar el final de aquel año. Akito seguía preparando una simple cena, mientras Ena trataba de ayudarle, estorbando más que otra cosa. Las constantes quejas de Akito sobre el desastre que resultaba en la cocina la pelimarrón llegaban a oídos de sus respectivas parejas.

Mizuki y Toya conversaban sobre el curso hasta ese momento, comentando lo movido que había sido, a pesar de la corta duración del trimestre de invierno. Los deseos formulados por ambos para el siguiente trimestre también fueron escuchados por los hermanos, quienes se sonrieron, al encontrarse los cuatro reunidos y felices.

"Deberíamos ir todos... prepararnos para la celebración?" preguntó Ena, por enésima vez aquella noche. "No lo crees, Akito?"

El pelinaranja por fin dio su brazo a torcer. Llamó a los otros dos, avisándoles de que la cena estaba servida.

Tras una comida rápida, se prepararon para sentarse en el sofá, frente a la televisión, preparados para presenciar las doce campanadas que darían pie al nuevo año.

Las conversaciones florecían y morían, mientras esperaban, ansiosos, a que la hora se acercase, para poder ver el inicio del programa.

"Alerta" exclamó Mizuki, riendo. "Empiezan las campanadas!!"

En silencio, los cuatro observaron las evoluciones de los números en la pantalla. Doce. Once. Diez. Nueve. Ocho. Siete. Seis. Cinco. Cuatro. Tres. Una risa. Dos. Un abrazo. Uno. Todos, agarrados de la mano. Sonó la campanada.
"Por un nuevo año- todos juntos!!" exclamó Akito, derrochando una alegría poco característica en él. "Por un nuevo año, juntos!!" brindaron.

"Por un nuevo año... juntas." susurró Ena, tomando las mejillas de Mizuki, atrayéndola hacia ella.
Un beso inició su nuevo año, juntas. "Te amo, Enanan... Te amo!!"


FIN✵
Y FELIZ AÑO NUEVO!!✵


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MIZUENA TERMINADO!!

Ni idea de porqué, pero creo que ahora el Mizuena me gusta aún más como ship. 
Bueno, seré 'breve' (si me es posible). La historia es un poco- caos, pero me conformo, al menos en concepto, me gusta bastante. Aunque del concepto base al producto final ha cambiado un poco, y resula todo un poco... ¿¿forzado??
También, no hagáis mucho caso al Akitoya insertado, fue mediante escribía (...)

Bueno, voy parando ya. Muchas gracias por leer esto. También, ya que estoy, desearos un feliz Año Nuevo!! Y muchas, MUCHAS GRACIAS por todo este año!! 
Gracias por las lecturas, los comentarios, los votos, por todo el apoyo.

Muchas gracias!! Se os quiere a todos!!
Sin nada más que decir, Chaoyagi!!

>:3

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