veintiséis
Jungkook
Me levanté con un fuerte dolor de cabeza que sólo provocó que al incorporarme, se intensificara aún más.
Lo primero que vi fue la habitación de Taehyung. Al principio fruncí el ceño desorientado, pero luego, recuerdos de la noche anterior llegaron a mí haciendome adaptarme un poco más a la realidad que me rodeaba. Taehyung no estaba al lado mío, así que por ello un interrogante surgió en mi cabeza, pero decidí no darle vueltas al asunto. Me incorporé estirandome sobre el borde de la cama y comencé a colocarme mi ropa a un ritmo lento y tranquilo.
Mientras me iba colocando la ropa, una sonrisa llena de incredulidad se iba asomando por mi cara. Negué con la cabeza divertido. Jamás creí en el poco tiempo que llevaba con Taehyung, verlo mover su trasero tan bien encima de mí.
Me reí de mi mismo de tan sólo caer en cuenta de las cosas que pensaba. Me incorporé y me dirigí a la puerta de entrada, pasando por el comedor y el gran living donde para mi suerte solo estaban los chicos durmiendo profundamente. Tomé el picaporte en silencio para largarme de ahí de una vez, pero mi suerte no fue muy buena ese día, porque pude oir como una voz carraspeaba a mis espaldas.
Me tensé de inmediato y suspiré en silencio, sin ganas de hablar con nadie realmente, pero aún asi viendome obligado a darme la vuelta y a sonreír falsamente al ver a Taehyung en el marco de la puerta que dividía al living del comedor.
—¿Tan rápido huirás?
—¿Acaso no sabes que tengo una vida después del sexo?—bromeé
El sonrió un poco. Pero aún así noté que no le agradó realmente verme escabullirme tan rápido.
—Es muy temprano. Quedate a desayunar.—pidió
—No puedo, tengo que...
—Jungkook no seas imbécil.—recriminó—me sentiré mal si te vas tan rapido.
Me tomé unos segundos para pensar detenidamente en sus palabras. La verdad era que tenía muchas ganas de ver como se encontraba Lalisa en este momento.
Pero suspiré y solté el picaporte.
—Bien. Pero sólo un rato y ya.
Taehyung terminó por sonreir triunfante ante mi rendición. Así que luego de eso me hizo un ademán para que lo acompañara a la mesa. Parecía de buen humor ahora que había aceptado. Prendió la televisión para que no se creara un silencio tenso a medida que cocinaba y comenzó a prender el fuego y sacar los utensilios de cocina.
Miré lo que habia a mi alrededor por instinto y noté los cuadros que había en las paredes de la casa, pensando en que irónico era que alguien con trofeos juveniles de rugby, fútbol y deportes muy 'varoniles' junto a una familia religiosa fuera gay. Era como el peor castigo para una persona de gustos sexuales diferentes. Y entendía porque prefería mantenerlo en secreto.
—Una vez me descubrieron viendo porno gay.—dijo de repente Taehyung, viendo como analizaba su vida en fotos. Lo miré con atención—mamá y papá me llevaron corriendo con el cura de la iglesia. ¿puedes creerlo? Él me convenció de que lo que yo hacia era pecado y que nunca más debía pecar de esa forma porque sería condenado eternamente en el infierno.
Alcé las cejas escéptico ante él, aunque debía admitir que también en mis labios se curvaba una sonrisa.
—No es novedad que los curas tengan la sabiduría del universo ¿cierto?
Taehyung negó con la cabeza recordando ese hecho como si fuera una gran anécdota.
—Prometí ante la Iglesia no volver a hacerlo y aquí estamos.—anunció—si mis padres se enteran, serían capaces hasta de internarme en un psiquiátrico con tal de que me quiten los pensamientos de la cabeza. Para ellos es una enfermedad, no una forma de ser.—explicó y yo asentí comprensivo.
—La gente adulta suele equivocarse mucho. Creen tener la completa razón de todo cuando apenas saben que hacer con sus vidas.
—Es una mierda.—escupió él con algo de ira—odio no poder ser libremente como soy, pero si lo hago... no quiero ni imaginarme el rostro decepcionado y asqueado de mis padres. No lo soportaría.
—Pues mantén el secreto y ya.—resolví—no es tan difícil como parece.
La experiencia propia me lo confirma totalmente. Pensé para mis adentros.
Taehyung me miró con el entrecejo fruncido por unos instantes, luego agitó la cabeza ligeramente como si hubiera recordado algo y me ofreció un plato de huevos revueltos con tocino.
—Te haré desayunar al estilo norteamericano.—me dijo y sonreí a respuesta comenzando a ingerir la comida.
El se sentó delante de mi, al mismo tiempo que comenzaba a imitarme.
—¿Y tú? ¿tienes algún secreto oscuro, Jungkook?
Detuve el camino que estaba haciendo con un pedazo de tocino a mi boca y lo miré atentamente. En su mirada solo vi genuina curiosidad y dudé sobre qué decirle exactamente con respecto a eso.
Pues supongo que el intuía que sí tenía secretos y que si yo se lo afirmaba, querría que se los cuente.
Por algo preguntaba. ¿verdad?
—¿Tengo cara de esconder algo?
—No—se asinceró—pero yo tampoco ¿cierto? Y aquí estamos.
Buen punto.
—Entonces de verdad estas insinuando que escondo algo.—confirmé rodando los ojos. Aunque por dentro me sentí ligeramente incómodo—vamos, Taehyung. Es el siglo 21. Ser gay o bisexual no se considera un secreto oscuro.
—Lo sé, pero el tiempo me enseño a diferenciar a la gente normal de la gente misteriosa.—informó—y aunque lo niegues, presiento que tú escondes algo. Lo veo con tan solo mirarte a los ojos.
Dejé de comer y lo miré serio. Intentando entender porque demonios diría algo así en ese momento.
De repente se me quitó el hambre y tuve unas ganas enormes de irme azotando la puerta y dando zancadas, pero no dije nada.
Entonces, el comenzó a carcajearse de repente. Yo a respuesta lo miré incredulo, sin poder entender su actitud del todo.
—Es broma, Jeon. Sólo quería ver tu reacción furiosa.
Sentí como el alma me volvía al cuerpo al oírlo decir eso.
—Mierda. ¡No me da gracia!
—¿En serio creiste la mierda de "lo veo en tus ojos"? ¿Qué crees, que soy adivinó o qué?—preguntó burlón—de todas formas ahora sé que escondes algo.
—Claro—dije de repente fingiendo asombro—¿sabes? Te lo ganaste, te diré mi secreto.—anuncié haciendo que el alzara las cejas con sorpresa, no se lo veía venir—mi secreto oscuro es que mantengo una relación incestuosa con mi hermana.
Taehyung rodó los ojos suspirando. No supe si de alivio o decepción.
—Por un segundo creí que me dirías la verdad—reprochó quitando lágrimas imaginarias de su mejilla. Reí internamente—tu ganas, te dejaré en paz de momento.
Sonreí indicándole que hiciera silencio y llamé al teléfono de Lalisa sin contener mis ganas de saber de ella. Ignoré el parloteo imparable de Tae y dejé que el teléfono sonara.
Esperé unos instantes, hasta que finalmente Lisa contestó.
—Hey, Lalice. ¿Está todo en orden allá?
—Hola, sí.—dijo con voz ronca. Parecía que recién la despertaba—¿qué quieres?
Bufé. Maldito humor de mierda que llevaba encima.
—¿Estas en casa?
—Eh... si claro. ¿Dónde más estaría si no?—de repente a lo lejos escuche una voz. Fruncí el entrecejo—debo irme, adiós.
El silencio del otro lado y un pitido me indicaron que Lalisa me había colgado. Mi ojo derecho comenzó a tener un tic nervioso.
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