veintinueve

Lalisa

Me desperté a la mitad de la noche oyendo el ruido molesto de cajones abriendose y cerrandose, pasos y el sonido de unas llaves. Abrí un ojo a duras penas y vi una figura moviéndose entre las sombras. Gruñi al saber que tenía el sueño muy liviano, asi que palmee mi lado en aquella bolsa de dormir inconscientemente mientras con los ojos cerrados comenzaba a murmurar:

--Jungkook idiota, deja de hacer tanto ruido y vuelve a dormir.

Entonces cuando cambie de posición en la cama y me preparé para dormir de nuevo, de repente caí en cuenta de que yo no estaba en mi casa. Ni en mi maldita habitación. Así que abrí los ojos como platos sintiendo el corazón martillarme fuerte, sabiendo que había quedado como estúpida frente a Jimin.

Abri ambos ojos mirando claramente. Y en efecto, el me miraba con el entrecejo fruncido desde su punto en la cama. Me incorporé sentandome em la bolsa de dormir y lo miré de la misma forma.

--¿Qué?

--¿Acaso duermes junto a tu hermano?

Me encogí de hombros sin saber que decir exactamente. Oh, demonios.

--¿A donde vas?--cambie de tema rápidamente señalando la mochila que llevaba. Me rasque la nuca merviosa--¿vas al boliche?

El asintió con la cabeza. Yo miré la hora en su reloj digital y me horroricé al ver la hora.

--¡Hombre! Son las 2:30 A.M.

--Lo sé.--susurró sonriente--¿quieres hacer la apertura conmigo?

--¿No estorbaré tu trabajo?

--Nunca nadie viene a estas horas, a menos que sea fin de semana. Pero como es miércoles...

Jimin me miró e hizo una mueca, esperando una respuesta de mi parte.

Fingí pensarlo. Ya estaba despierta y no creía que fuera a reconciliar el sueño. Además, supongo que estar ahí sería divertido.

--Hecho.--dije incorporandome en su totalidad. Comencé a sacarme la ropa de Jimin y me puse la que era de mi pertenencia, que se encontraba en una silla correctamente apilada y doblada. Jimin miró hacia otro lado viendo que comencé a desnudarme y rodé los ojos ante el gesto. Señor caballeroso a la vista.

Y pensar que anoche se masturbó solo, me besó y me retó a ser yo la que este detrás de él ganandome su aceptación. Jamás dejaré de creer que Jimin era un tipo raro.

Una vez ambos cambiados Jimin me indicó que hiciera silencio para no despertar a nadie.


Jimin me llevó hasta el boliche del pueblo y me hizo entrar. Parecía que hubiera sido ayer que yo huía hasta alli por haber peleado con Jungkook. Él pareció pensar lo mismo que yo porque me sonrió amistoso mientras abría las persianas y rejas del lugar. Le devolví el gesto solo un poco mientras me sentaba en un pequeño banco y esperaba a que terminara de abrir en su totalidad.

Una vez que terminó fue hasta una pequeña habitación y saco de ahí una escoba y un trapo. Comenzó a barrer el piso con una tranquilidad envidiable, yo me dediqué a mirarlo desde mi lugar absorta en mis pensamientos.

--¿Entonces fuiste criada por tu nana, cierto?-- me preguntó de repente con curiosidad. Alcé una ceja hacia el.

--¿No puedes nunca dejar de curiosear?--pregunté fingiendo estar enojada. El se encogió de hombros.

--Me llama la atención, eso es todo.

Suspiré.

--Yup.--dije--mi cascarabias nana.

--¿Tuviste una linda infancia?

--Si.--mentí.

Estar solos todo el tiempo no se podría considerar linda infancia para nadie.

Pero la verdad era que ese recuerdo estaba muy oculto y reprimido en mi cabeza. Me daba igual.

--¿Sólo me diras si?--insistió Jimin--¿No recuerdas algo bonito de tu infancia?

--Jungkook.--dije, en voz baja.

Jimin dejó de barrer y me miró con el entrecejo fruncido.

--Pero eso no es un recuerdo, es una persona.

--Jungkook.--repetí firme, sin querer decir nada más.

Jimin suspiró haciendo una mueca llena de pesadez.

--¿Eres muy apegada a tu hermano, cierto?

Hice silencio unos segundos. Jimin volvió a hablar.

--A veces la propia familia también puede lastimar. ¿entiendes eso?

Asentí.

--Aún así es la única familia que tengo. Y si tengo que escoger al mundo o a él, lo escogeré a él por arriba de todo, siempre.--le expliqué con semblante serio mirándolo fijo a los ojos. Jimin por un segundo se tenso en su lugar, no sabía que decirme.

Finalmente suspiró dejando a un lado la escoba.

--Entonces... ¿quieres jugar bolos?

Sonreí.

--No. Tú trabaja. Iré a jugar yo sola.

Me dirigí hasta la zona de juegos y agarré confiada con mis dos manos uno de los bolos intentando sujetarlo. Era pesado. No me di cuenta hasta ese momento que jamás había agarrado un bolo en mi vida y este cayó al suelo haciendo un estrepitoso ruido. Mire al suelo mordiendo mi labio avergonzada y Jimin detrás de mi soltó una risa.

Sin saber que hacer volví a sujetarlo, esta vez con más delicadeza.

Intenté arrojarlo de nuevo calculando un buen angulo, pero fue en vano porque terminó desviandose hasta solo tirar un pino en la esquina. Bufé.

Para mi suerte sólo estaba Jimin presente, de lo contrario sabía que podría vivir con esa humillación toda mi vida porque estaba quedando como una idiota.

Detrás de mi oí pasos. Me di media vuelta y lo vi casi con cansancio.

--¿Qué crees que haces?--inquirí viéndolo acercarse.

--No seas terca. Ven que te enseño.--explicó sin enojarse por mi actitud a la defensiva.

No dije nada. Ignoré su presencia y tire el bolo. Otra vez terminó en los bordes de la pista.

¿Porque era tan idiota?

Gruñí y sujete otro. Necia a ver que era un completo desastre en eso.

--Para empezar, no se agarra con las dos manos Lalisa.

Me di media vuelta al oirlo y lo miré ceñuda. El se acercó hasta mi y agarró mi bolo rojo ignorando mi mala cara.

--Tiene tres agujeros ¿ves? --me señalo y lo vi con sorpresa--Ahora...

Su mano fue hasta la mía y me colocó los dedos correspondientes en la bola. Luego con su otra mano agarró mi cintuta y me hizo poner en posición. No estaba nerviosa. Pero me sentí incomoda. Algo que se sentía raro en el ambiente. Aún así no me moví.

--Entonces te agachas y tiras.--indicó

Me hizo agacharme con el aún sujetandome por detrás y ambos tiramos la bola. Esta fue en línea recta por la pista y tiró todos los pinos. Mi boca se abrió en "o" sorprendida. El sonrió levemente.

--Yo... no sabía que eras tan bueno.--confesé asombrada. El se encogió de hombros restandole importancia.

--Hola. Trabajo aquí hace años.--se burló

Rodé los ojos empujando su hombro con mi mano.

--¡Oye! No seas engreído.

Nuestras sonrisas se quedaron congeladas por unos segundos mientras nos mirabamos en silencio. Él aire se sintió extraño, pero aproveche aquel momento para acercarme unos pasos a él. Jimin al darse cuenta borró su sonrisa.

Entonces, una voz a nuestras espaldas habló haciéndonos separar.

--¿Interrumpo algo?

Era un cliente que había entrado a plena madrugada, que sonreía intentando no burlarse. Jimin le indicó que no y se dedicó a atenderlo. Yo me limité a hacerme a un lado.

Me pregunté entonces que estaría haciendo Jungkook en ese momento y tuve el impulso de enviarle un mensaje, pero terminé por reprimir ello. Aún seguía furiosa con él.

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