veintidos

Jungkook

Lalisa me miró con una sonrisa.

Y para cuando pude darme cuenta, estaba Park Jimin sentandose a su lado.

La conversación en la que estaba participando comenzó a ser ajena a mis oidos. Ya que lo único en lo que pude pensar fue en que demonios estaba haciendo Lalisa en ese momento.

¿No era que no le agradaba en lo absoluto Park Jimin?

Entonces si tanto lo odiaba, ¿porque ahora lo acercaba a su mesa de esa manera?

Resultó ser que a pesar de que creí que Lalisa no soltaría muchas sonrisas (ya que no era natural en ella) terminó haciendo todo lo contrario a lo que creí que haría.

No era que soltaba risas exageradas precisamente, si no sonrisas tranquilas y llenas de calma. Y probablemente eso fue lo que terminó por ponerme celoso. También el simple hecho de que me mirara y alzara una ceja retadora, siendo consciente de lo que causaba en mí.

Lo cual era lo que más detestaba. Porque siempre todo le resultaba de maravilla, sin importar que yo caía en sus juegos como un idiota.

El grupo de tres en la cafetería que era conformado por Chaeyoung, Taehyung y yo, se le unieron Jennie y Hoseok al rato, haciendo desviar mis pensamientos. Ambos tenían rostros amargados. En Hoseok era habitual pero ¿en Jennie? Creo que lo había provocado yo con nuestra última charla.

Lo terminé por confirmar cuando apenas al sentarse, nunca me miró a al rostro.

—Hola, chicos.—saludó Hoseok sentándose a un lado de Tae—tanto tiempo.

—De ti es normal que desaparezcas ¿pero en ti?—preguntó Taehyung mirando a Jennie—¿En qué andas metida?

—Estoy en el comité de la escuela. Alguien debe ver por nosotros.—se quejó, aún de pie en la mesa.

Todos hicimos silencio.

—Bueno... creo que alguien se despertó de mal humor.--comenté, provocando que me mire de una forma filminante

—No estoy de mal humor.

Si, claro. Pensé irónico.

—Ven, sientate Jenn—palmeó su lado Chae, con una sonrisa.—te guardé el almuerzo.

Luego de esa incómoda y pequeña conversación terminamos hablando de algo totalmente ajeno a los temas hablados al principio. El mal humor de Jennie se fue yendo de a poco, aunque sabía que aún seguía enojada conmigo. Miré más veces de las que me gustaría admitir a Lalisa y a sus nuevos amigos, y al parecer parecían llevarse bien. Vaya sorpresa.

Cuando la hora del descanso terminó, todos terminamos incorporándonos de inmediato. Mi vista se fijó en Lalisa quien ya daba pasos rápidos hasta su siguiente clase. Oí por lo bajo a Jennie decirle que era un arrogante de muerda a Chaeyoung y fruncí el ceño.

¿Tanto me odiaba?

Aunque no tuve mucho tiempo para pensar en sus palabras porque ya me encontraba sujetando del brazo a Lalisa y llevándola conmigo a un lugar donde no hubiera muchas personas.

Lalisa forcejeó indicandome que no quería verme. Sin embargo eso no me importó.

—¿A qué crees que juegas?

—¿Perdona?—preguntó indignada

El agarré en su brazo se intensificó. Ella frunció el ceño.

—¿Crees que es gracioso provocarme?

Lalisa sonrió.

—Ah, hablas de eso.

—Si, por supuesto que hablo de eso.—confirmé entre dientes. La solté dejando una marca rojiza en su brazo.

—Yo haré lo que quiera, como quiera y donde quiera.—aclaro mirandome fijamente y alzando el mentón—tú sabrás a que me refiero.

Mi pecho comenzó a subir y a bajar. Intenté sin embargo no explotar. No quería provocar una pelea otra vez. Mucho menos lastimar a Lisa.

—Esta noche no iré a casa.—avisé.—hoy dejaré que hagas lo que quieras tranquila. Para que veas que estoy intentando cambiar.

—¿Debería agradecer?

Me encogí de hombros.

—Quizás.

—¿Y tú qué? ¿Te irás con Jennie?—inquirió fingiendo tristeza. Aunque sabia que lo hacia para burlarse—¿Me dejaras sola en la casa? ¿Ya te aburriste de mi, bebé?

Sus manos ya se estaban acercando a mi cuello peligrosamente. La alejé de inmediato con el entrecejo fruncido.

—No hagas esas cosas aquí.—la regañé realmente enojado— Y no, no iré con Jennie a ningún maldito lado.

—Que raro de ti.—acotó— Siempre estás detrás de chicas lindas como ella. ¿no?

—Y tú de chicos tontos como Park. ¿verdad?

Ambos hicimos de nuestras sonrisas una fina línea de repente. Con la tensión y las chispas revoloteando en el aire a nuestro alrededor.

—Bien. Disfruta tu estadía en donde sea que vayas a estar—me dijo—solo vete. Estoy cansada de ti y tus malditas estupideces, Jungkook.

Lalisa me miró fijo y con un rostro fulminante dándome a entender que de verdad no quería mi presencia ahí. Yo solo sonreí de lado y me acerqué un paso más hasta ella.

—Como digas, muñequita.

Dicho eso deje un casto beso en su mejilla que rechazó a los pocos segundos, para luego dar media vuelta y comenzar a caminar hacia el lado contrario.

Mis ojos se agrandaron el doble cuando vi a lo lejos a Park Jimin, quien miraba serio la situación y con un ceño ligeramente fruncido. Se notaba en su posición lo tenso que estaba.

Cuando pasé por su lado, empujé su hombro con el mío. El me miró y sonreí burlón.

—Hasta luego, pequeño Park.

—No diría lo mismo.—susurró por lo bajo.

¿Acaso me ha contestado?

El maldito tuvo agallas para contestarme.

Apreté los dientes.

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