veinte

Jungkook

Como era de esperarse, todo terminó siendo un caos y me llevaron a dirección.

Yoongi estaba sentado a un lado en una silla con un hielo en su mejilla y yo en otra, con un hielo en la ceja. Ambos con cara de perro mirando en direcciones opuestas al director. Y este ultimo a respuesta, se quitó los lentes estresado y se sostuvo el puente de la nariz.

—¿Alguno pensará en explicarme que sucede aquí?—preguntó con voz alterada, mirandonos enojado—¿qué les hace pensar que pueden venir y pelearse en pleno pasillo de mí institución?

Silencio fue lo que recibió de nuestra parte. Pasaron unos segundos y el director suspiró alivianando sus facciones, recostandose en su asiento.

—¿Acaso no les hemos dejado muy claro en el reglamento de convivencia, que los actos de violencia no son bien recibidos aquí?

Yo asentí de forma lenta sin esbozar ninguna palabra. Yoongi no sé que hizo, pero asumí que hizo un gesto similar al mío, porque el director siguió hablando.

—Necesito que me expliquen la situación que los llevó a esto y porqué.—pidió

Miré al suelo intentando buscar las palabras adecuadas para hacerle entender la situación. O por lo menos, una mentira creible para que nos largara de una maldita vez de allí.

Nada se me venía a la cabeza aún por mucho que así lo hubiera querido.

—Según escuché yo...—habló Yoongi, haciendome tensar— Jungkook se había robado algo que era de mi pertenencia. Yo lo acusé y lo llame idiota, el a cambio me propinó un puñetazo y allí comenzamos a pelear.—mintió para mi sorpresa, de forma muy convincente.

—¿Y qué era esa cosa, Jungkook?

El director me observo a mi está vez, analítico.

—Un...un collar.—se me ocurrió en el momento— lo encontré en el suelo y... no lo sé. No creí que fuera de él, señor.

El director nos miró a los dos de hito en hito. Entrecerró los ojos, como sabiendo en el fondo que todo eran puras y absurdas mentiras sin validez.

—Bien.—terminó por decir, para sorpresa de ambos—seré sincero con ustedes, muchachos. Hay muchas peleas en esta institución siempre. Es normal. Y muchas veces tiene que ver con mujeres—aclaró y me tensé involuntariamente sobre mi asiento. Mierda.—si ustedes me dicen esto decidiré fingir que les creo. Pero aún así quiero que sepan que mis puertas siempre estarán abiertas para ustedes, por si se les ocurre querer agregar algo más.—cerró uno de sus cuadernos con folio y sonrió a duras penas—mientras tanto, los estaré mirando de cerca.

El director nos hizo un ademán indicando que ya podíamos irnos. Ambos nos levantamos de inmediato sin esperar ni un segundo.

Al salir, no di ni cinco pasos en el pasillo que pude oir a Yoongi a mis espaldas murmurar:

—Imbécil.

Me di media vuelta al instante, con el entrecejo fruncido.

—Te acuestas con mi hermana y engañas a tu novia ¿Y aún así yo soy el imbécil?

—No tenía idea de que tu hermana era ella—me mintió descaradamente y luego sonrió—pero coje de maravilla. Deberías saberlo.

El hielo entre mis manos comenzó a quemarme de tanto que lo apretaba. Mis fosas nasales se abrieron y cerraron. Chirrié entre dientes, casi a punto de saltarle a la yugular.

Sin embargo respiré hondo, contando hasta diez.


—Min, algún día te mataré. ¿sabes?—le informé, mostrando mis dientes como un perro rabioso.

—No si yo lo hago primero Jeon—escupió—esto no quedará así.

Lo vi dar media vuelta e irse dando zancadas. Por mi parte, intenté normalizar mi respiración mientras iba para el lado contrario, camino a mi siguiente clase. Más tarde hablaría con Lalisa. Suponía que seguro estaba enojada. Pero aunque quisiera, había cosas que no podía evitar hacer.

Al entrar a la clase vi a Kim Jennie leyendo un libro. El asiento de al lado estaba vacío, así que me senté de inmediato con un sonrisa.

—Hola dulce Jenn, ¿Chaeyoung y Tae?—pregunté curioso.

—Siendo interrogados por el director. Luego es mi turno.—respondio y sonrió dejando su libro a un lado—hola otra vez, por cierto.

—¡Silencio los dos en el fondo! ¡Estamos en una lectura silenciosa!

El profesor nos regañó por estar hablando y ambos lo miramos apenados. Yo pedí disculpas rápidamente por ello.

—¿Qué leías?—continué con la charla, aunque más bajo.

—Romeo y Julieta.

--Trágico.

Ella asintió en silencio.

—Oye...¿y tú estas bien? ¿te duele mucho la cara?

Su mano fue hasta mi ceja y contuve la respiración. Su tacto era suave y delicado. Me pareció muy íntimo a pesar de que sabía que lo hacia inocentemente. Quizás era dramático, pero así lo sentía.

—No... no tanto ya—dije y tragué duro.

Jennie suspiró casi fastidiada y quitó su mano de inmediato, mirandome sería.

—¿Cómo se te ocurre abalanzarte de esa manera hacia Yoongi? ¿Acaso estas loco?

—Lo sé.

—¿Porqué lo hiciste?

—Yoongi se acostó con mi hermana estando con Chae.—confesé mirándola a los ojos.

—Oh mierda...—susurró asimilando la información—¡entonces Yoongi y Lalisa son igual de culpables en esto!

—No. Una cosa es lo que ha hecho Yoongi y otra lo que ha hecho Lalisa. Conozco a mi hermana. Sé que parece una zorra sin corazón pero jamás se metería en una relación de forma consciente.—expliqué y Jennie arrugó la nariz indicando que no me creía.

—Lo siento. Pero no puedo creer eso. No al menos que haya algo más que tu palabra para convencerme.

Rodé los ojos.

—¿Porque mentiría Jennie? ¿Insinuas que mi hermana lo hizo a propósito?

Jennie me miró como si no pudiera creer en mis palabras. Abrió la boca en "o" indignada.

—Lo siento Jungkook. No es por ti, pero sólo yo he visto el verdadero dolor de Chaeyoung al enterarse de todo esto. Y no veré a Lisa como el rostro inocente en esto, porque probablemente sea todo lo contrario. Chae amaba mucho a Yoongi ¿sabes?—me miró esperando una respuesta, pero sencillamente no supe responder—¡Aún lo ama a pesar de todo!—rió sin gracia, casi sin creerse lo que decía—maldita sea Jungkook, tú no entenderlas jamás lo que es entregarle tu alma entera a alguien que sólo supo lastimarte.

Sus palabras comenzaron a ser más violentas y comenzó a elevar mas y mas el tono hasta el punto de llamar la atención de las personas de allí mismo. Estaba enojada, en sus ojos pude ver el dolor. Me sorprendió su reacción.

Iba a abrir la boca para hablar y retractarme, pero el timbre del cambio de hora sonó justo en el momento exacto en el que hablé. Por lo que Jennie aprovecho y se levantó de un salto, sin darme tiempo a terminar y salió de ahí dando zancadas, sin siquiera despedirse.

Mierda.

—¿Problemas en el paraíso?—bromeó Taehyung acercandose.

Lo vi venir y suspiré.

—Cállate, Tae.

Recargué mi mejilla en mi mano exhausto. Mujeres, todas eran como un grano en el culo que no podías quitar.

—No ha sido un buen día ¿eh?—adivinó Tae palmeandome la espalda—¿Pero quieres oir algo que te lo alegrará por completo?


Fruncí el ceño colocando mi mirada sobre él. Habia captado mi atención, lo admitía.

—¿Ah?

—Hagamos una reunión de chicos en mi casa. ¿quieres? Creo que estaría bien respirar un poco de los problemas femeninos.—sacó la lengua y fingió tener arcadas.

Sonreí de lado.

—Excelente idea. Me agrada mucho la idea de tener penes y no vaginas a mi alrededor.

El me miró y sonrió sorprendido de mi broma.

—Eso sonó muy gay.

—¿Habría algún problema si fuera gay?—pregunté serio, aunque por dentro, conteniendo la risa por la mirada descolocada de el chico a mi lado.

Taehyung bajó la sonrisa poco a poco, como si hubiera dicho algo impensable.

—¿Acaso lo eres?

Qué pregunta. Podría decir que si, podría decir que no. O simplemente decirle que era hermafrodita.

—Tranquilo Tae. No es para tomarselo en serio—me asinceré, incorporandome—nos vemos luego.

Casi creí ver un atisbo de brillo desilusionado en su mirada. Pero ahuyenté esos pensamientos. Seguro era mi mente pasandome una mala jugada.

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