Capítulo 27
Maratón 5/6
El par de jóvenes miraba hacia el techo de la habitación de SeokJin, donde se encontraban acostados uno contra el otro sobre la cama. No decían nada, solo miraban el techo en silencio, disfrutando de un tranquilo momento de reflexión sobre lo que estaban viviendo, lo que llevaban haciendo esos últimos días.
Ya habían pasado días desde que habían regresado de la casa de campo. Todo seguía como de costumbre, SeokJin hablaba con Jackson por mensaje porque su novio se encontraba ocupado en su nuevo trabajo –el cual era en la empresa de sus padres-, y solo quedaban algunas noches para dormir juntos en la habitación de Jackson y platicar por horas. Pero por otro lado, Jin se ocupaba en sus momentos libres yendo a la biblioteca, visitando a NamJoon con el pretexto de querer aprender aún más vocabulario coreano, tratando e mejorar su idioma. Aunque en cambio, NamJoon se pasaba todo el tiempo con Jin en la biblioteca, sentados en un sofá rojo y ayudándole a estudiar, riendo entre momentos por las ocurrencias del mayor.
Desde que habían hablado enfrente su casa, no habían vuelto a tocar el tema se ¿Qué iba a pasar con todo lo que hacían? A qué iba a llegar. Solo se mandaban mensajes para salir, para encontrarse en la biblioteca o en alguna cafetería desconocida para ser difícilmente encontrados juntos.
Ni siquiera sabía qué clase de relación tenían. Solo se encontraban, reían, pasaba un buen momento y luego iban la casa de SeokJin solo para besarse, mirarse el uno el otro y abrazarse hasta quedarse dormidos.
Los dos evitaban el tema de "¿Qué estamos haciendo?". Tenían miedo de afirmar lo que en verdad ocurría entre ellos, lo que en realidad eran.
Un par de amantes desvergonzados.
NamJoon no sabía qué había ocurrido, era como si ya no pensara en Jackson, como si no le importara lo que ocurriese con él –lo cual era mentira. Desde que salía con Jin a escondidas no podía mirarle a los ojos-.
El moreno se volteó y miró a Jin con cuidado.
—Salgamos, vamos al cine. Hay una película muy buena ahora, podemos ir a verla... o podemos quedarnos aquí si quieres, no hay problema.
—Jackson, hoy es su día libre, lo más seguro es que me llame para salir NamJoon. Podría hasta vernos juntos en el cine.
NamJoon suspiró y notó como Jin se volteaba por igual, así sus rostros quedando cerca.
—Jackson tiene un evento... algo que hacer. Yo igual tenía que ir pero no tenía ganas.
—No tenías ganas, ¿O habías quedado conmigo? —corrigió Jin con una leve sonrisa.
NamJoon rió—Había quedado contigo. —Jin asintió y se apoyó sobre sus codos, tomando las mejillas de NamJoon con sus dos manos y acariciándolas—El día en que dejes de ser tan adicto a mis hoyuelos será el día en que sepa que ya no me quieres. —Jin soltó una carcajada.
—Nunca pasará eso, no hasta que muera y pueda dejar de verlos. Sonríe. —NamJoon rodó los ojos y le sonrió—Me encantan, ellos y tú. —murmuró acercándose lentamente a él, dejando un casto beso sobre su sonrisa, y luego pasando sus labios hasta los marcados hoyuelos del moreno.
NamJoon tomó su cintura y le obligó a sentarse sobre su regazo. Se apoyó sobre sus codos y correspondió a los besos del mayor. Un beso lento y dulce, un beso del cual nunca quería separarse.
—Te quiero, hyung. —Jin pasó sus brazos por los hombros de NamJoon y lo abrazó.
—También te quiero, demasiado. Nunca me voy a cansar de decírtelo. —respondió aspirando el aroma masculino de NamJoon, disfrutando de su calidez—Sabes, vayamos al cine. Si nos quedamos aquí nos vamos a derretir de tantos abrazos.
El moreno rió y depositó un último beso sobre sus labios, uno casto y duro, apartando a Jin y acomodando sus prendas. Llevaban horas acostados juntos, abrazados y besándose que perdían la cordura y noción del tiempo.
El padre de SeokJin no se encontraba aquel día, al parecer tenía juntas con los directores de otras universidades para "Mejorar" sus instalaciones y métodos de estudio. Así que NamJoon y Jin aprovechaban eso para evitar las preguntas –que ya se empezaban a ser constantes- sobre por qué NamJoon llegaba siempre a ver a SeokJin y no su hermano el cual era su novio.
En el cine todo había sido tranquilo, perfecto. Ningún conocido se encontraba en él, solo personas desconocidas las cuales probablemente pensaban que eran un par de amigos muy cercanos, o hasta hermano por cómo se comportaban. Después de todo Corea aún no era muy bueno juzgando a las demás personas, menos a las homosexuales.
—¿Deberíamos tomar las del final? —preguntó Jin tomando la mano de NamJoon y conduciéndole hasta el final—No tendríamos a nadie molesto por ver a dos chicos besándose, ¿No? —NamJoon le miró con un rostro burlón.
—Bien. —respondió, entrelazando sus dedos con los de Jin. Le dedico una corta sonrisa y éste rodó los ojos sentándose rápido en uno de los asientos y apresurándose a tomar los labios de NamJoon una vez por todas.
Su corazón estaba tan ahogado en él, en NamJoon. Deseaba abrazarlo y besarlo hasta fundirse en uno solo, quería estar junto con él por siempre, besar sus hoyuelos en público, besar sus labios y su preciosa sonrisa, su frente y decirle que era suyo, que estaba loco por él.
SeokJin estaba loco por NamJoon.
Nunca debió ser así, pero allí estaba, con la necesidad de abrazar a NamJoon por la eternidad, por decirle cuanto lo quería y necesitaba a su lado.
—¿Qué me está pasando, Nam? —el susodicho pasó un brazo por los hombros de Jin y lo apegó a su cuerpo, viendo con la película empezaba y las luces se apagaban por completo. Entonces besó su frente y aspiro el dulce aroma de sus cabellos.
—Lo mismo que me está pasando a mí, hyung, estoy perdidamente enamorado y lo odio, te odio por hacerme ésto. Te odio. —murmuró. Jin asintió y abrazó con más fuerza a NamJoon, hasta el punto de ocultar su rostro en el cuello de su compañero.
El resto de la película, ellos trataron de poner atención, lo cual les fue difícil porque realmente estaba aburrida, prefirieron salir media película riendo por los comentarios de enojo de NamJoon por las "Mentiras" de sus amigos.
—¡La peor película de la historia! —exclamó una vez afuera, Jin saltó encima de él y le tapó la boca riendo.
—Cállate, tonto, nos van a echar. —suspiró y soltó a NamJoon—Mejor vamos a comprar unas palomitas nuevas y un helado. Me muero por algo chatarra.
—Acabas de comerte dos botanas y una refresco entero, ¡Tú solo! —Jin se encogió de hombros—Vas a engordar, y eres lo suficiente flojo para no hacer ejercicio.
—¡Mi complexión es delgada! No engordaré tan fácil, tengo un buen organismo, además, gordo o no, no dejarías de quererme.
—En realidad creo que por una parte es bueno. Más de dónde agarrar. —Jin abrió su boca impresionada y luego soltó una carcajada golpeando a NamJoon.
—Eres un tonto. Vamos señor deseoso de grasa para agarrar. —NamJoon pasó un brazo por sus hombros y salieron juntos del lugar.
Luego de comprar mucha comida, se dirigieron hacia casa de SeokJin, riendo mientras trataban de abrir la puerta principal. SeokJin lanzó la bolsa de comida en la mesa y completamente embriagado de risas, sintió las manos de NamJoon colocarse en su cintura y sus labios empezando a besar su cuello por detrás. Ladeó su cuello y dio paso a los labios de su compañero, absorto en las acciones de su dulce menor.
—NamJoon... vamos a comer, quiero tener grasa para que tengas donde agarrar. —siguió haciendo bromas, pero ésta no había salido como quería, había salido con voz baja y con un suspiro al final de la necesitada oración.
—Hyung. —le llamó, y Jin jadeó en respuesta, acariciando los brazos de NamJoon que le abrazaban y empezaban a buscar bajo su camisa—Vamos a tu habitación. —Jin no respondió, solo se volteó y pasó sus brazos por los hombros de NamJoon, juntando sus labios en un beso lento y duro, húmedo y deseoso.
Tanto que ninguno de los dos notó cuando sus rodillas tocaron la orilla de la cama una vez llegaron a la habitación de mayor, avisando que habían llegado.
SeokJin terminó el beso y se colocó en el centro de la cama, empezando a desabrochar su camisa blanca, desabrochando los botones con sus dedos temblorosos y ansiosos. NamJoon quitó sus zapatos y se colocó sobre SeokJin, entre sus piernas las cuales Jin no había dudado en extender para dar paso al moreno. El par estaba tan perdido, tan ansioso.
Por fin podrían deshacerse de aquella tensión que tanto les había consumido. Ellos lo sabían, ellos lo querían.
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