"Te espero."


Amar profundamente a alguien nos da fuerza. Sentirse amado profundamente por alguien nos da valor - Lao Tzu


-Finales del Segundo Imperio Mexicano; 1867-

Roderich se encontraba montando su caballo, frente a él. Se encontraban las fuerzas liberales y Alfred...
Junto a él, los conservadores, algunos soldados austriacos y algunos franceses, también se encontraba Maximiliano.

México no se encontraba en ninguno de los bandos, mas bien, se encontraba en medio de la situación. El mexicano estaba en el castillo de Chapultepec después de su intento fallido de detener a Juarez. Se sentía una decepción para si mismo y para el austriaco.

El campo de batalla estaba en silencio, pero como si alguien lo hubiera ordenado. Todos empezaron a correr al frente, sabiendo que se encontrarían con el enemigo.

-¡Por la república! -Gritaron los liberales.

-¡Por el imperio austro mexicano! -Gritaron los fieles a la corona austro mexicana.

Los primeros en encontrarse fueron Roderich y Alfred, el metal de las espadas chocaron y los caballos relincharon.
Maximiliano peleaba con los tantos hombres que podía y que le hacían frente, pero peleaba en especial con un joven Porfirio Diaz.

Los dos países se miraron con recelo, ambos peleaban por el joven país. Ambos peleaban por México.

"-Lo momento señor Austria... No e podido convencer a Juarez... -Comentaba decaído el menor frente al austriaco. El cual le acaricio la cabeza con cariño.

-No te preocupes México. -Sonrio para el americano y comento. -Si la lucha no se puede evitar. No hay mucho que hacer, mas que pelear.

El mexicano bajo la mirada, lo que menos quería era otra guerra. El aristócrata se acerco a él y lo beso de forma casta. Para después abrazarlo.

-Todo estará bien, no me rendiré. -Beso la frente de su esposo. Ambos estaban parados en el gran salón, donde los monarcas decidían lo mejor para el menor, hablando con él."

Roderich no era bueno para la pelea, era muy débil y lo sabia. Pero le haría frente a Alfred, lo haría por él, lo haría por su emperador y sobre todo, lo haría por amor a México.

-Dererias rendirte. -Le menciono Estados Unidos mientras lo miraba de frente al haber chocado las espadas u a ves mas.

-No lo creo. -Contesto el mayor, no dejaría a México en manos de Alfred. No después de lo que le hizo.

-Bien. Entonces el héroe te vencerá. -Comento, logrando tirar de su caballo al aristócrata. El cual cayo al apedreado piso de tierra.

Se levanto y corto el cuello del caballo de Alfred, lo que provoco que este también cayera.
Al levantarse, Austria sabia que no tenia posibilidad en un combate cuerpo a cuerpo con el menor.
Temblaba, normalmente era Hungria la que se enfrentaba en los campos de batalla, pero ahora no estaba ella, por que no era pelea de ellos.

El peleaba por alguien, una persona que en realidad amaba. Y que haría cualquier cosa por él.
Alfred fue el primero en atacar. Roderich acabó en el piso nuevamente, trataba de evitar que el estadounidense lo hiciera polvo.

"-Es hora de irnos. -Comento Austria mientras preparaba a su caballo junto a Maximiliano.

El mexicano se encontraba a un lado de él. Sus ojos se veían tristes. El mayor antes de subir lo abrazo y beso.

-No te preocupes. Todo estará bien. -Trato de calmarlo. El mexicano le devolvió el abrazo y menciono un cálido y sincero.

-Te amo Roderich.. Y pase lo que pase en la guerra, no dejare de hacerlo. -El austriaco se recargo en el hombro del menor.

-Yo también te amo Juan. Mas de lo que pude amar a alguien. -Se volvieron a besar. Maximiliano menciono que era hora de irse. Se volvieron a despedir y el mexicano vio como montaba al equino para después verlos irse con las tropas imperiales."

[...]




La derrota fue inminente, Francia lo había abandonado por estar peleando con Prusia. Estuvo solo durante la guerra y ahora había perdido también a Maximiliano.

Dio todo por el menor. Pero no había sido suficiente, había perdido.
Ahora se dirigía en un barco a Europa.

Dejando atrás a la persona que mas amaba.
Sintiéndose mal consigo mismo por no haber podido ganarle a Alfred.

Otro lado del mundo el mexicano aun lloraba por el austriaco. Pero ambos sabían que su amor era mutuo y que tal ves en el futuro, volverían a estar juntos.



-Ohayo Perez





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