29

Cuando oigo el crujido de la puerta principal, estoy algo preocupado; me medio imagino que Jungkook aparecerá vestido con algún disfraz ridículo que te cagas en un intento de difundir el entusiasmo de Halloween y convencerme para ir a esa fiesta de la residencia.

Afortunadamente, cuando asoma la cabeza en el salón, su aspecto es el de el Jungkook de siempre. Es decir, está guapísimo y mi polla inmediatamente le hace una reverencia. Se ha recogido el pelo en una media cola y tiene el flequillo ondulado callendo delicadamente; lleva un jersey rojo suelto y unos pantalones de yoga negros. Sus calcetines,cómo no, son de un rojo chillón.

—Ey. —Se sienta a mi lado en el sofá.

—Ey. —Paso mi brazo alrededor de su cuello y le planto un beso en la mejilla; parece la cosa más natural del mundo.

Ignoro completamente si soy el único aquí que siente de esta manera, pero Jungkook no se aleja ni se burla de mí por estar actuando «a lo novio». Así que me lo tomo como una señal prometedora.

—Y ¿cómo es que te has rajado de lo de la fiesta?

—No tenía ganas. No podía parar de imaginarte aquí solo y llorando. Al final la compasión ganó la batalla.

—No estoy llorando, imbécil. —Señalo al documental sobre la leche, aburrido que te cagas, parpadeando en la pantalla del televisor—. Estoy aprendiendo cosas sobre la pasteurización.

Él me mira fijamente.

—Pagáis una subscripción para tener tropecientos canales y ¿esto es lo que eliges ver?

—Bueno, hice un poco de zapping, vi un montón de ubres y, ya sabes, me puse cachondo y...

—¡Puaj!

Me echo a reír.

—Es una broma, peque. Si quieres saber lo que pasó, las pilas del mando se gastaron y me daba demasiada pereza levantarme y cambiar de canal. Estaba viendo una impresionante mini serie sobre la guerra de Secesión antes de que aparecieran la subres.

—Realmente te mola la historia, ¿eh?

—Es interesante.

—Bueno, algunas cosas. Otras, no tanto.

Descansa su cabeza en mi hombro y juega ausente con un mechón de pelo que se ha soltado de su colita.

—Mi madre me ha dejado jodido esta mañana —confiesa.

—¿Sí? ¿Por?

—Me llamó para decirme que tampoco iban a poder salir de Nam-gu en Navidad.

—¿Nam-gu? —le digo sin comprender.

—Es mi pueblo.—Un tono amargo se arrastra hasta su voz—.También conocido como mi propio infierno personal.

Mi estado de ánimo se entristece al instante.

—Por...

—¿La violación? —Sonríe con ironía—. Se puede decir la palabra, ¿sabes? No es contagiosa.

—Lo sé. —Trago saliva—. Simplemente no me gusta decirlo porque lo hace parecer... real, supongo. Y no puedo soportar la idea de que te haya ocurrido.

—Pero me ocurrió —dice en voz baja—. No podemos pretender otra cosa.

Un breve silencio cae entre nosotros.

—¿Por qué no pueden tus padres venir a verte? —pregunto.

—Pasta. —Suspira—. Si estabas tirándome los trastos porque pensabas que era un rico heredero, debes saber que estoy en la universidad con una beca del cien por cien y que obtengo ayuda financiera para los gastos. Mi familia no tiene ni un céntimo.

—Fuera de aquí. —Señalo la puerta—. En serio. Fuera.

Jungkook me saca la lengua.

—Muy gracioso.

—No me importa el dinero que tenga tu familia, Kookie.

—Dice el millonario.

Mi pecho se tensa.

—No soy millonario; es mi padre el que lo es. Hay una diferencia.

—Supongo que sí. —Se encoge de hombros—. Pero sí, mis padres están ahogados por las deudas. Es... —Su voz se desvanece y veo un destello de dolor en sus ojos.

—Es... ¿Qué?

—Es por mi culpa —admite.

—Dudo mucho que sea así.

—No, es la verdad. —Ahora suena triste—. Tuvieron que pedir una segunda hipoteca para pagar mis gastos legales. El caso contra Yunseo, el tipo que...

—...espero esté en la cárcel —termino la frase, porque sinceramente no puedo escucharlo decir la palabra violación de nuevo. Simplemente no puedo. Cada vez que pienso en lo que ese hijo de puta le hizo, una rabia candente inunda mi estómago y mis puños hormiguean con ganas de golpear algo.

La verdad es que he trabajado toda mi vida para mantener mi temperamento bajo control. La ira era la única emoción constante que sentí al crecer, pero por suerte,encontré una salida saludable para ella: el hockey. Un deporte que me permite golpear con dureza a los jugadores rivales en un ambiente seguro y regulado.

—No fue a la cárcel —Jungkook dice en voz baja.

Mi mirada vuela a la suya.

—Estás de coña, ¿verdad?

—No. —Sus ojos adquieren un punto distante—. Cuando llegué a casa esa noche..., la noche que pasó..., mis padres me miraron y supieron que algo malo había pasado. Ni siquiera recuerdo lo que dije. Todo lo que recuerdo es que llamaron a la policía y me llevaron al hospital, y me hicieron un reconocimiento médico, parte de lesiones, me entrevistaron, me interrogaron. Estaba tan avergonzado... No quería hablar con la policía, pero mi madre me dijo que tenía que ser valiente y decirles todo, para que pudieran impedir que se lo volviera a hacer a algun otro chico.

—Tu madre parece una mujer muy inteligente —le digo con voz ronca.

—Lo es. —La voz de Jungkook tiembla—. Bueno, arrestaron a Yunseo y después salió en libertad bajo fianza, así que tuve que verle la cara a ese hijo de puta en el pueblo y en el instituto.—¿Dejaron que volviese al instituto? —exclamo.

—Se suponía que debía permanecer a cien metros de mí en todo momento, pero sí,regresó. —Su mirada ahora es sombría—. ¿He dicho ya que su madre es la alcaldesa del pueblo?

El impacto me golpea.

—Mierda.

—Y su padre, el pastor de la parroquia. —Se ríe sin humor—. Su familia es más o menos la dueña del pueblo, así que sí, me sorprende que la policía incluso lo detuviera en el primer momento. Escuché que su madre montó en cólera cuando la poli se presentó en su casa. Quiero decir su «mansión». —Hace una pausa—.Resumiendo un poco la larga historia, hubo un montón de audiencias preliminares y declaraciones, y tuve que sentarme frente a él en la sala del juzgado y mirar supresumida cara. Después de un mes de toda esa mierda, el juez decidió finalmente queno había pruebas suficientes para llevarlo a juicio y desestimó el caso.

El horror me golpea más fuerte que cualquier hostia que Greg Braxton pudiera soltarme.

—¿Hablas en serio?

—Y tan en serio.

—Pero tenían las pruebas médicas y tu testimonio... —balbuceo.

—Lo que las pruebas médicas mostraron fue que había sangre y desgarro... —Se ruboriza—. "Pero eso pasa en el sexo gay", el abogado de Yunseo me destrozo . Después de aquello, fue la palabra de Yunseo contra la mía. —Se ríe de nuevo, esta vez con asombro—. En realidad, era mi palabra contra la suya y la de tres de sus amigos.

Frunzo el ceño.

—Lo que significa...

—Lo que significa que sus amigos mintieron bajo juramento y le dijeron al juez que esa noche tomé drogas porque yo quería. Ah, y que me había estado lanzando a los brazos de Yunseo intentando seducirle desde hacía meses, y que por supuesto no pudo resistirse a lo que le estaba ofreciendo. Por cómo fue todo, se podría pensar que yo era el tío más puta y drogato del planeta Tierra. Fue humillante.

Yo no sabía lo que era la rabia ciega hasta este mismo momento. Solo pensar que Jungkook se vio obligado a sufrir todo eso me da ganas de asesinar a todos los habitantes de ese pequeño pueblo de mierda del que viene.

—Pero hay algo peor —advierte cuando se da cuenta de mi gesto.

Gruño.

—No, por Dios. No puedo oír nada más.

—Oh. —Él aparta con torpeza su mirada—. Lo siento. Olvídalo.

Cojo al instante su barbilla y la obligo a mirarme.

—Era una forma de hablar. Quiero escucharlo.

—Ok. Bueno, pues después de que se retiraran los cargos, todo el pueblo se volvió contra mí y mis padres. Todo el mundo decía cosas horribles sobre mí. Que yo era un desviado, que le seduje, que le tendí una trampa..., todas esas cosas tan divertidas. Yo acabé dejando el instituto para el resto del semestre y tuve que estudiar todo en casa.Y entonces Mamá Alcaldesa y su marido Pastor demandaron a mi familia.Mi mandíbula se tensa.

—No me jodas.

—Sí te jodo. Alegaron que le habíamos causado angustia emocional a su hijo, que lo habíamos calumniado y un montón de mentiras varias que ahora mismo no puedo recordar. El juez no les dio todo lo que querían, pero decidió que mis padres tenían que pagar los honorarios de los abogados de la familia de Yunseo. Es decir, tenían que pagar los honorarios de dos abogados. —Jungkook traga saliva visiblemente—. ¿Sabes la pasta que nuestro abogado cobró por cada día que pasó en el juzgado?

Tengo miedo de escucharlo.

—Dos mil dólares. —Sus labios se tuercen en una amarga sonrisa—. Y el nuestro era barato. Así que imagínate lo que el abogado de Mamá Alcaldesa facturaba pordía. Mis padres tuvieron que pedir una segunda hipoteca y un préstamo para cubrir las costas.

—Mierda. —Literalmente puedo sentir cómo mi corazón se astilla en mi pecho—.Lo siento.

—Están atrapados en ese maldito pueblo por mi culpa —dice Jungkook con rotundidad—. Mi padre no puede dejar su trabajo en la fábrica de madera porque es un trabajo estable y necesita el dinero. Pero por lo menos trabaja en el pueblo de al lado. Él y mi madre no pueden ir en coche al centro de Nam-gu sin tener que aguantar miradas despectivas o susurros desagradables. No pueden vender la casa porque perderían dinero. No pueden darse el lujo de poder verme este año. Y yo soy tan idiota que no me atrevo a volver a mi pueblo a verles. Pero no puedo hacerlo, Jin.

No puedo volver allí nunca más.

No lo culpo. Yo siento lo mismo acerca de la casa de mi padre en Seul.

—Los padres de Yunseo todavía viven allí. Todavía los visita cada verano. —Me mira con una expresión de impotencia—. ¿Cómo se supone que puedo volver?

—¿No has ido nunca desde que empezaste la universidad?

Asiente con la cabeza.

—Una vez. En la mitad de esa visita, mi padre y yo tuvimos que ir a la ferretería, y nos encontramos con dos de los padres de los amigos de Yunseo, los hijos de perra que mintieron por él. Uno de ellos hizo un comentario grosero, algo tipo «oh, mira, el marica y su padre comprando clavos, porque claro, le encanta que se la claven», o algo estúpido como eso. Y mi padre saltó.

Se me corta la respiración.

—Fue detrás del hombre y le dio bien fuerte en toda la cara antes de que pararan la pelea. Y por supuesto, el ayudante del sheriff pasaba justo por la calle frente a la tienda en ese momento y arrestó a mi padre por agresión.—Los labios de Jungkook se aprietan—. Retiraron los cargos cuando el dueño de la ferretería fue y dijo que a mi padre le habían provocado. Supongo que por lo menos quedan algunas personas honestas en Nam-gu. Pero sí, no he vuelto desde entonces. Tengo miedo de que si voy,pueda encontrarme con Yunseo y luego... No sé. Pueda matarlo por lo que le ha hecho a mi familia.

Jungkook apoya la barbilla en mi hombro y puedo sentir las oleadas de tristeza irradiando de su cuerpo.

No tengo ni idea de qué decir. Todo lo que cuenta es tan brutal y sin embargo... lo entiendo. Sé lo que se siente al odiar a alguien así, al huir porque tienes miedo de lo que podrías hacer si te ves cara a cara con esa persona; de lo que puedes ser capaz.

Mi voz es ronca como la de un ogro cuando digo:

—La primera vez que mi padre me pegó fue el día de Halloween.

La cabeza de Jungkook sube a toda velocidad del shock.

—¿Qué?

Casi no puedo continuar, pero después de la historia que me acaba de contar, no me puedo contener. Necesito que sepa que no es el único que ha experimentado ese tipo de ira y desesperación.

—Yo tenía doce años cuando ocurrió. Fue un año después de que muriera mi  madre.

—Dios mío. No tenía ni idea. —Sus ojos están abiertos como platos, no con pena,sino con compasión—. Tenía la sensación de que no te gustaba tu padre, lo deduje por la forma en la que hablas de él, pero no caí en que era porque...

—¿Porque me daba palizas? —acabo la frase y mi tono de voz se ha llenado de resentimiento—. Mi padre no es el hombre que finge ser para el mundo. Míster Estrella de Hockey, hombre de familia, todas esas cosas solidarias que hace. El papel lo hace a la perfección, ¿eh? Pero en casa, él era..., joder, era un monstruo.

Noto la calidez de los dedos de Jungkook cuando se entrelazan con los míos. Yo los aprieto, necesito una distracción física que me haga olvidar el dolor de la opresión en mi pecho.

—Ni siquiera sé lo que hice para molestarle esa noche. Llegué a casa después de pedir caramelos por las casas con mis amigos, e imagino que hablaríamos de algo, él debió de gritarme por algo, pero no lo recuerdo. Todo lo que recuerdo es el ojo morado y la nariz rota, y el aturdimiento al ser consciente de que me había pegado. —Me río de forma cruel—. Después de esa noche, empezó a pasar de forma regular. Sin embargo, nunca me rompió ningún hueso. No lo hizo porque eso me lesionaría, y necesitaba que pudiese jugar al hockey.

—¿Durante cuánto tiempo lo hizo? —susurra.

—Hasta que fui lo suficientemente grande como para defenderme. Tengo suerte,solo tuve que lamentarme durante tres o tal vez cuatro años. Mi madre lo viviódurante quince años. Bueno, suponiendo que comenzara a maltratarla el día que seconocieron. Ella nunca me dijo cuánto duró en realidad. ¿Quieres que te sea honesto, Jungkook? —Me encuentro con sus ojos, estoy avergonzado de lo que estoy a punto de decir —. Cuando murió de cáncer de pulmón... —ahora siento nauseas—, me sentí aliviado. Porque eso significaba que ya no tenía que sufrir más.

—Le podía haber dejado.

Niego con la cabeza.

—Él la habría matado antes de permitir que eso sucediese. Nadie abandona a Kim Phil. Nadie le pide el divorcio. Eso dejaría una mancha negra en su inmaculada reputación, y a él eso no le pasa. —Suspiro—. No bebe ni tiene problemas con drogas, si es que te lo estás preguntando. Es solo... que está enfermo, supongo. Pierde los estribos a la primera de cambio, y la única manera que conoce de resolver los problemas es a base de puñetazos. Además, es un puto narcisista. Nunca he conocido a nadie tan egocéntrico, tan jodidamente arrogante. Mi madre y yo no éramos más que parte de su decorado. Esposa trofeo, hijo trofeo. A él no le importa una mierda nadie más que él mismo.

Nunca le había contado esto a nadie antes. Ni a Tae, ni a Hoseok. Ni siquiera a Birdie, el capo de guardar secretos. Todo lo relacionado con mi padre me lo quedo para mí. Porque la triste realidad es que hay demasiada gente por ahí que tendría la tentación de vender la historia para sacar un poco de pasta. No es que no confíe en mis amigos, sí que lo hago, pero cuando te ha decepcionado la persona en quien se supone que más debes confiar, ya no tienes especial interés en darle a la gente munición que puedan usar contra ti.

Pero confío en Jungkook. Sé que él no le dirá a nadie nada de esto, y mientras mi confesión aun flota en el aire, siento como si una carga enorme se hubiese desprendido de mi pecho.

—Así que sí —le digo con dureza—, la última vez que celebré el puto Halloween,mi propio padre me dio una buena paliza. No es un recuerdo feliz, ¿eh?

—No, no lo es. —Su mano libre sube para acariciar mi mandíbula, que está cubierta de barba incipiente, porque he sido demasiado vago como para afeitarme hoy—. Pero ¿sabes lo que me decía mi psicóloga? Que la mejor manera de olvidar un mal recuerdo es sustituirlo por uno bueno.

—Estoy convencido de que eso es más fácil decirlo que hacerlo.

—Tal vez, pero no pasa nada por intentarlo, ¿verdad?

Mi respiración se detiene en mi garganta cuando Jungkook se sube a mi regazo. Se podría pensar que es imposible para mí tener una erección inmediatamente después detener la conversación más deprimente conocida por el ser humano, pero mi polla crece nada más sentir su firme culo sobre ella. El beso que me da es suave y dulce, y yo gimo de decepción cuando su boca de repente abandona la mía.

La decepción no me dura mucho tiempo porque lo siguiente que sé es que está de rodillas en el suelo delante de mí, liberando mi polla de los pantalones de chándal.

Me han hecho un montón de mamadas; no es por presumir, es solo la realidad. Pero cuando la boca de Jungkook se encuentra con mi polla, mis huevos se encogen y se tensan y mi pene palpita con entusiasmo, late como si fuera la primera vez en la vida que le toca la lengua de un chico.

Mi capullo casi estalla cuando el calor húmedo de su boca lo rodea. Una delicada y pequeña mano acaricia mi muslo mientras trabaja con la boca. Su otra mano está enroscada con fuerza alrededor de mi polla, su pulgar frota el punto sensible bajo el capullo, y cada una de las veces que succiona, me empuja más y más en una profunda y deliciosa inconsciencia.

Mis caderas empiezan a moverse. No puedo detenerlas. No puedo evitar meterme en su boca, más y más adentro, mientras enredo mis dedos en su pelo para guiarlo. A él no parece importarle. Mis golpes frenéticos provocan un gemido que sale de sus labios, y el sexy sonido vibra a través de mi polla y sube por mi columna vertebral.

La cálida succión me vuelve loco. No puedo recordar un segundo en el que no deseara a este chico. Un segundo en el que no estuviera absolutamente desesperado por él.

Solo cuando abro los ojos me doy cuenta de donde estamos. Mis compañeros están en una fiesta, pero tenemos entrenamiento a primera hora y un partido después, lo que significa que no van a salir hasta tarde esta noche. Lo que significa que podrían entrar en el salón en cualquier momento.

Toco la mejilla de Jungkook para detenerlo.

—Vamos arriba. No sé cuándo vuelven estos a casa.

Él se pone de pie sin decir una palabra y extiende su mano en mi dirección.

La cojo y lo llevo arriba.

...

Jin deja la luz apagada.

Cierra la puerta detrás de nosotros y puedo ver sus ojos brillando en la oscuridad.

Se desviste con tal rapidez que me hace reír. Ahora está desnudo delante de mí, su cuerpo musculoso es como una sombra borrosa mientras da un paso hacia mí.

—¿Por qué sigues vestido? —se queja.

—Porque no todo el mundo es tan hábil en desnudarse como tú.

—No es tan difícil, bebé. Ven aquí, déjame ayudarte.

Me estremezco cuando mete ambas manos por debajo de mi camiseta y la arrastra lentamente hasta mi clavícula. Me da un beso suave en mis claviculas ,antes de tirar de la camiseta y sacarla por encima de mi cabeza. Sus ásperas yemas de los dedos raspan mis caderas, y hacen cosquillas en mi ya dura polla mientras se pone de rodillas, llevándose con él la tela de algodón de mis pantalonesde yoga.Todo lo que puedo ver es una cabeza oscura a unos centímetros de mis muslos y, es una imagen tan erótica, me pone tan absolutamente cachondo, que casi no puedo respirar. Cuando su boca roza el bulto sensible ya hinchando de deseo, una descargade placer casi me hace perder el equilibrio, y me agarro a la parte superior de su cabeza para no caerme.

—Vale, no —anuncio—. No voy a poder mantenerme de pie si me sigues haciendo eso.

Con una sonrisa, Jin se pone de pie y me coge a horcajadas en sus brazos, como si yo no pesara absolutamente nada.

Aterrizamos en la cama con un ruido sordo, riendo mientras ponemos nuestras caras frente a frente. Los dos estamos desnudos y parece la cosa más natural del mundo.

Cuando empieza a hablar, lo que dice tiene tan poco sentido que me pilla totalmente desprevenido

—Pensé que tu nombre empezaba por M.

—¿Pensabas que me llamaba Mungkook?

Jin se ríe.

—No, pensé que te llamabas Minho, o Molly, o Max. Algo con M.

No sé si sentirme insultado o si me hace gracia.

—Vale...

—Durante casi dos meses, Jungkook. Estuve dos meses sin saber cómo te llamabas.

—Bueno, no nos conocíamos.

—Tú sí sabías mi nombre.

Suspiro.

—Todo el mundo sabe tu nombre.

—¿Cómo es posible que estuviese tanto tiempo sin darme cuenta de tu presencia,joder? ¿Por qué tuvo que ser un estúpido 10 en un examen el que me hizo verte?

Suena tan sinceramente disgustado que me acerco aún más y le beso.

—No importa. Me conoces ahora.

—Sí, te conozco —dice con fuerza, y luego se desliza por mi cuerpo y se mete uno de mis pezones en la boca—. Sé que cuando hago esto... —Chupa más fuerte, un gemido sale de mi boca y él libera mi pezón con un sonido mojado —, gimes lo suficientemente fuerte como para despertar a los muertos. Y sé que cuando hago...esto, tus caderas empezarán a moverse de adelante atrás como si estuvieran buscando mi polla. —Lame mi otro pezón, haciendo fuerza con la lengua y, por supuesto, mis caderas se mueven involuntariamente y mi polla se contrae en un vacío ávido de deseo.

Jin se apoya sobre un codo, su bíceps está flexionado contra mi hombro.

—También sé que me gustas —dice con voz ronca.

Una risa me sale temblorosa.

—Tú también me gustas.

—Lo digo en serio. De verdad, me gustas mazo.

No estoy seguro de qué responder, así que simplemente le agarro de la nuca y tiro de él hacia abajo para darle un beso. Después de eso, todo se vuelve borroso. Sus manos y labios están en todas partes, y una ola de placer me arrastra a un lugar hermoso donde solo existimos Jin y yo. Solo me suelta para abrir el cajón de la mesilla y mi pulso se acelera, porque sé lo que está haciendo, lo que está a punto de suceder.

Saca un condon y una botella de lubricante, cuando esta apunto de agarrar la botella de lubricante yo se la quito.

—Yo lo hago.

El asiente algo dudoso.

El sonido del plástico desgarrándose rompe la oscuridad, y yo vislumbro la sombra de Jin poniéndose un condón, pero en vez de ponerse encima de mí para tomar el control, se da la vuelta, se tumba de espaldas y me entrega las riendas.

—Móntame. —Su voz es grave, temblorosa de ansia

Tomo la botella de lubricante hechando mucho en la polla de Jin y preparando mi intreda con algo de apuro.

Disfruto mucho la mirada de hambre que me manda Jin.

Trago saliva cuando me siento listo para recibirlo
. Me subo a su regazo . Es largo y grueso e imponente, pero esta posición me permite controlar cuánto quiero tener dentro.

Mi pulso galopa como un caballo de carreras cuando me hundo en él. Experimento la sensación más deliciosa del mundo cuando voy bajando centímetro a centímetro hasta que está todo dentro de mí y de repente estoy lleno. Superlleno. Mis músculos internos aprietan su erección, palpitan a su alrededor y él suelta un sonido desesperado que resuena por mi cuerpo.

—Oh, mierda. —Los dedos de Jin se clavan en mis caderas antes de que pueda moverme

—. Háblame de tu abuela otra vez.

—¿AHORA?

Su voz es tensa.

—Sí, ahora, porque no sé si alguna vez alguien te ha dicho esto antes, pero tu culo está más apretado que... Vale, no, no voy a pensar en lo apretado que está. ¿Cómo se llama tu abuela?

—Suly. —Hago un gran esfuerzo para no reírme.

Se oye cómo le cuesta respirar.

—¿Dónde vive?

—En Busan. En una residencia. —Varias gotas de sudor aparecen en mi frente,porque Jin no es el único aquí a punto de perder el control. La presión que hay entre mis piernas es insoportable. Mis caderas se quieren mover. Mi cuerpo quiere desahogarse.

Jin deja salir una respiración larga y entrecortada.

—Vale. Ya estoy bien—. Sus dientes blancos brillan en las sombras cuando me sonríe —. Tienes permiso para proceder.

—Gracias a Dios.

Me elevo y me dejo caer de golpe con tanta fuerza que los dos gemimos.

Este tipo de necesidad ciega es nueva para mí. Le monto a un tempo rápido y frenético, pero todavía no es suficiente. Necesito más y más y más, y, en un momento dado, estoy frotándome contra él, porque he descubierto que cuando me inclino hacia adelante y hago eso, mi polla queda aplastado contra su hueso púbico y el placer se intensifica.

Mi pecho esta aplastado contra su pecho, duro como una piedra. Es tan masculino, tan jodidamente adictivo. Beso su cuello y su piel está caliente bajo mis labios. Está ardiendo, los latidos de su corazón golpean salvajemente mi pecho  y,cuando levanto la cabeza levemente y veo su cara, me hipnotiza su expresión, la tensión de sus facciones y el intenso placer que brilla en sus ojos. Estoy tan concentrado en él cuando me golpea el orgasmo, que me pilla totalmente por sorpresa.

—¡Ohhh! —grito, dejándome caer sobre él cuando un torrente de dulce éxtasis invade todo mi cuerpo, mi polla mancha su pecho.

Jin me toca la espalda mientras jadeo de placer. Mi culo se contrae,apretando su dura polla, y sus dedos se clavan entre mis omóplatos mientras maldice.

—Jungkook... Oh, mierda, bebé, eso me pone muy cachondo.

Todavía estoy recuperando el aliento cuando él comienza a empujar hacia arriba,rápido y profundo, sus caderas chocan contra las mías mientras me llena, una y otra vez. Estimulando me magullada prostata, hasta que finalmente da un empujón final y gime. Su rostro se tensa, las cejas oscuras se juntan como si estuviera sintiendo dolor, pero sé que no es eso. Le beso el cuello de nuevo, chupando su carne caliente mientras tiembla debajo de mí y me agarra con tanta fuerza que atrapa todo el aire de mis pulmones.

Una vez ambos nos hemos recuperado y el condón está fuera, Jin se tumba a mi lado y me abraza desde atrás. El gran peso de su brazo me hace sentir seguro, cálido y apreciado. Lo mismo ocurre con la forma en que extiende su mano sobre mi vientre y distraídamente acaricia mi piel desnuda. Sus labios presionan mi nuca y puedo decir,con el corazón en la mano, que nunca me he sentido más satisfecho que ahora.

—Quédate esta noche —murmura.

—No puedo —respondo—. Tengo que devolverle el coche a Kai.

—Dile que se lo han robado —propone—. Yo te cubro.

Me río en voz baja.

—Imposible. Me mataría.

Jin apoya la mejilla en mi hombro y gira sus caderas para que su polla semidura se frote contra mi culo. Él suspira con felicidad.

—Tienes el culo más bonito del universo.

No tengo idea de cómo hemos llegado a este punto. Un día le mando a la mierda y al día siguiente estoy acurrucado en la cama con él. La vida es tan rara a veces...

—Oye —dice un rato más tarde—. No trabajas los viernes por la tarde, ¿verdad?

—No. ¿Por?

—Jugamos contra Icheon mañana. —Duda—. Quizá te apetezca venir al partido.

Yo dudo también. Siento que estoy metiéndome en un lugar que no puedo controlar.

Esta noche le he contado cosas que nunca había contado a nadie, y estoy bastante seguro de que su confesión sobre su padre no es algo que mucha gente sepa. Aun así,no quiero preguntarle lo que eso significa. Me aterra pensar que le puedo estar dando demasiada importancia.

Me aterra convertirlo en algo real.

—Puedes coger mi Jeep —añade con voz ronca—. Yo iré en el autobús con el equipo, así que se va a quedar aquí aparcado de todos modos.

—¿Puedo llevar a Jimin?

—Claro. —Besa mi hombro y me recorre un escalofrío—. Trae a quien quieras. En realidad, nos vendría muy bien un poco de apoyo. Los partidos fuera de casa son una mierda, porque nadie nos anima.

Me trago el pequeño y extraño nudo que tengo en la garganta.

—Bueno. Sí..., creo que puedo hacer eso.

Nos quedamos en silencio otra vez y de repente me doy cuenta del bulto duro que empuja mi trasero. Su erección tan evidente me hace reír.

—¿En serio, tronco? ¿Otra vez?

Él se ríe.

—¿Qué decías el otro día sobre mi aguante? Debería darte vergüenza, «tronco».

Sin dejar de reír, me doy la vuelta y pego mi cuerpo al suyo, duro y caliente.

—¿Segundo asalto? —pregunto.

Sus labios encuentran los míos.

—Oh, yeah.



...

Jesús este es un capítulo muy largo, ahora si empieza lo cursi.

¿Les esta gustando la adaptación?

Para las personas que quieran leer el libro original, se llama: Kiss Me (historia heterosexual)

Besos.




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