Capitulo 7
Me despierto con el sonido de la alarma que Val me ha dejado. Lentamente estiro mi cuerpo y salgo de la cama. Agnes no dijo nada sobre bañarme, así que simplemente lo hare, con cuidado de no mojar las vendas. Ayer me quito la venda sobre mi mano, y la herida ya solo es una leve línea rosada. Me lavo mi cabello, me ducho, y luego salgo. Me lavo los dientes. Busco algo con lo que secarme el cabello, pero no encuentro nada. Lo seco como puedo con la toalla y luego salgo del baño. Busco en los cajones ropa y me visto. Un pantalón de algodón gris y una polera roja con cuello redondo. Salgo de mi habitación con las planillas, el diccionario y mi comunicador. Afuera veo a Joy y Reed juntos, comiendo. Joy me ve y me hace señas con la mano. Me acerco a ellos.
-¿No te has secado el cabello?-me pregunta frunciendo el ceño.
-No encontré nada-le digo. Niega con la cabeza.
-Vamos, yo te ayudo. Reed, ¿puedes prepararle un café y algo para comer?-le pregunta Joy a Reed, toma mi mano y me jala de vuelta a mi habitación.
-Claro que sí, tu tranquila Leah-me dice Reed con una sonrisa.
Abro la boca para decir gracias, pero Joy me lleva rápidamente a mi baño. Comienza a buscar en el mueble y finalmente saca una pequeña estructura redonda que tiene un mango, de color plateado.
-¿Qué es eso?-pregunto. Ella me sonríe.
-El secador-me dice.- Te enseñare a usarlo. Lo enciendes con este botón-dice mostrándome un botón rojo.- Y con esto regulas la temperatura, mientras más caliente más rápido lo secas, pero hay que tener cuidado-me dice, mostrándome una perilla que se mueve a los lados.- A la derecha es más caliente. Te lo secare yo ahora, muy rápido.
-Gracias-le digo procesando la información.
Pone el aparato sobre mi cabeza, es más alta que yo por lo que no le cuesta. Siento como emana calor y este llega a mi cuero cabelludo, y rápidamente empiezan a formarse mis rizos. Una vez termina, apaga el secador y lo deja donde estaba.
-Tu cabello es muy bonito-me dice Joy sonriendo. Le doy una pequeña sonrisa.
-Gracias.
-Ven, vamos a desayunar-me dice. Nuevamente toma mi mano y salimos de mi habitación.
Reed ha colocado una taza y un plato con galletas, algo que no conozco que se ve esponjoso y pan con esa misma crema naranja de ayer, junto al puesto de Joy.
-Gracias Reed-le digo sentándome.
-No hay de que-me dice. No entiendo que significa pero no importa, como.
Como en silencio, mientras ellos dos hablan. En algunas ocasiones asiento con la cabeza. Pero no participo mucho. Inconscientemente espero a Aiden, dijo que me llevaría de nuevo ¿no? Aunque quizás ya no, supongo que la conversación de ayer no le gusto, quizás no debí preguntarle como llego.
-Leah, ¿quieres ver una película en la tarde? Prometemos que va a ser mejor que la de ayer-me dice Joy sonriendo. La miro a ella, y luego a Reed. Tienen sus manos entrelazadas.
-Claro, gracias-les respondo sonriendo.
-¿Estas lista?-pregunta Aiden a mis espaldas. Me giro y lo miro. Asiento con la cabeza.
-Gracias por todo-les digo a Joy y a Reed, tomo mi taza y mi plato, camino hasta la cocina y dejo las cosas en la encimera, Aiden me sigue.- Vamos-le digo mirándolo.
Y así comienza mi rutina en el refugio. Aiden es quien me lleva a todos lados, y por las tardes, antes de la cena, entrenamos. No volvemos a hablar de nada personal. Thomas me ha ayudado mucho. Voy aprendiendo más sobre las expresiones. Se rió mucho cuando le pregunte porque a veces cerraban un ojo, y me explico que era guiñar un ojo. Mis heridas sanan, aunque la de la cadera aun no cierra completamente, me impresiona ver la rapidez con que mi piel vuelve a la normalidad, sin ninguna cicatriz, excepto la del antebrazo. Aumento de peso, no lo suficiente, pero aun así mejor de lo que esperaba. Me rio, sonrío, hablo de lo que me gusta, hablo de lo que no me gusta. Aprendo a usar el sarcasmo. Mi pie ya casi se sana del todo, y Agnes me ha dejado estrictos ejercicios para hacer con él.
Cuando ya me acostumbro bien a la rutina, Aiden deja de acompañarme a todos lados, solo me va a buscar para entrenar. Y no sé porque, pero eso me duele. Sin embargo, lo ignoro. Me acostumbro a la vida del lugar. Me permito expresarme. Val se alegra de verme bien, y yo me siento bien. Por supuesto en las noches sigo teniendo pesadillas (esas imágenes malas que venían a mi cabeza mientras dormía), principalmente con mi madre, algunas veces con Alice, y muy pocas con Olive. Todas las tardes, después del entrenamiento, vemos películas con mis compañeros. Incluso puedo decir que considero a Joy y a Brent mis amigos. A veces pillo a Simone mirándome, con un poco de resentimiento (aprendí lo que es eso), y es que debe sentir que es injusto que ella lleva más tiempo acá y no puede hacer lo que yo he logrado en menos de un mes. Aun no manejo del todo mis expresiones (me da miedo mostrarme molesta o verdaderamente feliz, y lo que más me cuesta es llorar frente a los demás), pero al menos se los nombres.
Lo único que sigue siendo malo es mis clases de ejercitación, Duncan no quiere que suba de nivel. He comenzado a correr en la trotadora (la máquina que tiene una cinta) con Aiden, pero el aún se resiste. Pero hoy, hoy será el día. Llego a mi clase decidida de pedirle a Duncan que me pase a la siguiente clase. Toda esa decisión se desvanece cuando veo que Aiden está con Duncan. No sé por qué, pero Aiden me pone nerviosa (estado de excitación nerviosa, inquietud).
-Hola-digo llegando junto a ellos. Aiden me mira.
-Hola Leah ¿Cómo te sientes hoy?-me pregunta Duncan con su tono animado de siempre.
-Bien-le digo. Suspiro, Aiden me mira atento.- Duncan.
-¿Si?
-Estoy lista para pasar a la siguiente clase-le digo en mi tono plano. Aiden entrecierra los ojos, y luego se ríe. Duncan le frunce el ceño y luego me sonríe amablemente.
-No lo creo Leah-me dice él.
-Puedo demostrarlo-le digo, aprieto un poco los labios.
-¿Así? ¿Y cómo?-pregunta Aiden, burlándose. Aprieto los dientes y controlo mi expresión.
-Aiden-le regaña Duncan.- ¿Cómo quieres demostrarlo?
-Corriendo-le digo. Aiden vuelve a reír. Frunzo el ceño, no puedo evitarlo.
-¿Quieres correr?-pregunta Duncan, ignorando a Aiden.
-Sí, contra el niño más rápido-le digo. Duncan me observa y luego asiente con la cabeza.
-Felix-llama al niño. Felix, un niño de ojos cafés, cabello rubio y tez olivácea, se acerca.
-¿Si Duncan?-pregunta, creo que noto miedo.
-Carrera contra Leah-le dice Duncan sonriendo. Felix me mira, y luego sonríe, pero como burlándose.
Nos posicionamos en la pista. Suena un pitido y salimos corriendo, al principio Felix me lleva ventaja, pero me apresuro, y finalmente doy la vuelta antes que él. Sonrío. Lo logre, Duncan me pasara a la siguiente clase.
-Él es lento-dice Aiden.- Leah claramente tenia ventaja.
Lo miro, frunzo el ceño un instante, pero luego pongo mi cara normal y miro a Duncan, esta cruzado de brazos mirando con el ceño fruncido a Aiden.
-Él es el mejor de la clase-replica Duncan, Aiden hace un sonido que no conozco, como botando aire de su boca.
-Si quieres realmente ver que tan rápido corre, que compita contra mí-dice Aiden, y me sonríe con algo que no conozco. Thomas aun no logra enseñarme todo, me frustro.
-Puedo vencerte-le digo a Aiden, pero él se ríe.
-Leah, Aiden es muy rápido, tu aun ni siquiera has conseguido llegar a tu peso-me dice Duncan negando con la cabeza.
-Estoy lista para la siguiente clase Duncan, ¿me vas a dejar intentarlo?-le pregunto. Duncan me mira, Aiden sigue sonriendo igual.
-Está bien, pero no te sobre exijas-me dice Duncan. Vuelvo a ponerme en mi marca.
Aiden me mira, lo ignoro. Estoy muy molesta. Me concentro. Suena el pitido y salgo disparada. Aiden siempre está delante de mí. Intento alcanzarlo, le sigo el paso justo por detrás, pero finalmente él da la vuelta antes que yo. Me detengo. Respiro entrecortadamente, necesito sentarme. Me siento en el suelo, agotada. Aiden me mira, ya no sonríe, sino que me observa con detenimiento.
-Leah, pasas pero de inmediato a los de tu clase-me dice Duncan riendo. Lo miro sin entender.
-¿Qué? ¿No a la siguiente clase?-pregunto. Aiden se acerca a Duncan, tiene el ceño fruncido.
-Aiden es uno de los más rápidos del refugio, y si bien no le ganaste, tuviste solo diez segundos de diferencia con él. Ni yo lo alcanzo, y estoy en mejores condiciones físicas que tu-dice Duncan. Sonrío feliz.
-Estas exagerando un poco-le dice Aiden.
-Tú cállate, estás enojado porque es buena, puede que incluso cuando haya mejorado su estado te gane-dice Duncan. Me tiende una mano para levantarme y me da palmaditas en la espalda. Sonrío aún más feliz. Aiden me mira con desprecio.
-Gracias Duncan-le digo, me guiña un ojo y se va con los niños, Aiden me mira con los brazos cruzados.
-Ahora voy a ser tu profesor-me dice en tono brusco. Lo miro, no entiendo si eso es bueno o malo.
-Gracias-le susurro. Sus brazos se descruzan y me mira con el ceño fruncido.
-¿Por qué?-pregunta. Aprieto mis labios y luego dejo salir aire por mi boca de un sopetón.
-Por el entrenamiento.
Abre la boca pero luego la cierra. Me mira fijamente. Esboza una leve sonrisa y luego me da la espalda y se va.
-Leah-dice Duncan llegando a mi lado.- Estas libre, puedes ir a comer o algo, hasta tu siguiente clase-me dice. Asiento con la cabeza.- He hablado con Val, mañana inicias. Vas a tener que hablar con ella porque el horario es diferente. Me dijo que te esperará para almorzar.
-Gracias-le digo, me sonríe, asiento con la cabeza y me voy de la sala.
Camino por el pasillo hasta llegar al vestíbulo. No sé a dónde ir, aún es demasiado temprano para almorzar. Voy caminando mientras veo por las grandes ventanas el jardín. No hay demasiada gente. He salido solo unas pocas veces durante este tiempo. La lluvia que Aiden dijo que vendría, aun no se presenta.
-Hola Leah ¿Qué haces acá?-me pregunta una voz a mi espalda. Me volteo y veo a Thomas observándome, con su típica sonrisa... amable (aun no estoy del todo segura).
-Hola Thomas. Duncan me ha dejado avanzar de nivel en mi entrenamiento, empiezo mañana con los de mi clase.
-Esas son muy buenas noticias, ¡felicitaciones!-me dice, y se acerca, me tiende la mano y yo la tomo. Ahora sé que se usa como saludo.
-Gracias-le digo, y sonrío.
-¿Estas libre ahora?-me pregunta.
-Hasta educación sexual. Supongo que podría ir a almorzar-le digo. Me sonríe.
-¿Qué tal si te doy un paseo por los jardines? Sé que no has salido mucho-me dice. Desvío la mirada hacia el suelo, pero asiento con la cabeza.
Nos encaminamos a las grandes puertas metálicas y salimos. Una brisa fría me golpea, y me estremezco levemente. No hay sol, el cielo está completamente cubierto por las nubes, y ahora que las veo bien, amenazan con ponerse a llover en cualquier momento.
-¿Sabías que mañana es tu cumpleaños?-me pregunta Thomas caminando a mi lado, tiene sus manos sujetas en su espalda, no me mira, pero creo que lo hace para no incomodarme.
-¿Cumpleaños?-pregunto. No tengo ni la menos idea de que es eso.
-Antes de todo esto, era muy común que se celebrara la fecha en la que naciste.
-¿Y que es celebrar?-pregunto. Thomas me mira y sonríe. Él siempre es muy paciente conmigo, todo lo contrario a Aiden.
-Una fiesta, un festejo. Es una especie de ceremonia social, por así decirlo. Como la conmemoración de la república-me dice Thomas, explicándome lentamente para que pudiese comprenderlo.
-¿Y es parecido a la conmemoración?
La conmemoración de la república se realiza todos los años, cuando se cumple un año más de la republica de Palk. En ella, todas salimos a las calles, marchando a tono con nuestros trajes grises, se coloca el himno de la república y luego la dirigente de la región da un discurso alabando y agradeciendo a la república. Después, de vuelta a la jornada normal.
-No. Veras, las celebraciones se consideran algo bueno, las haces cuando quieres celebrar que algo bueno te paso, o en alguna fecha importante-me explica.- En las fiestas de cumpleaños, las personas te dan regalos, hay una torta y soplas pequeñas velas que se colocan sobre estas. Puedes jugar, poner música, incluso bailar.
-¿Entonces ustedes consideran que cumplir años es algo bueno?-pregunto dudosa. Thomas asiente.
-¿Tu no?-me pregunta. Niego con la cabeza, y no me pide explicaciones.
Llegamos a la orilla del primer jardín, y nos apoyamos en el barandal. Aquí los jardines están distribuidos en una especie de escalones, el primero es donde se ven las canchas de entrenamiento, hay también juegos para los niños y algunos bancos. Más abajo, según lo que me ha contado Joy, hay fuentes con agua, y campo abierto. No lo había visto hasta ahora. Es una gran explanada de pasto verde, que luego se interrumpe por un tupido bosque.
Jamás considere cumplir años como algo bueno. Desde pequeña, siempre me aterraba (ahora lo sé, por supuesto que antes no) la idea de cumplir años, porque me acercaba cada vez más a las meeting. Pero aquí con los protestantes no estoy obligada a nada, soy libre. Bueno, quizás si obligan a realizar el entrenamiento pero es más que nada como defensa personal, no de ataque. Me quedo mirando el bosque. En mi cabeza, se reproduce una y mil veces el disparo del controlador en la cabeza de Olive. Desvío mis ojos y me concentro en la fuente de agua. Cuando me las nombraron por primera vez, pensé que era un hoyo con agua, y nada más. Pero después de muchas risas de Brent, me explico que son estas estructuras con agua corriendo, de distintos materiales, distintas formas. El sonido del agua me relaja (si, se lo que es eso), y me dan ganas de acercarme a ella. Pero no lo hare.
-¿Quieres hacer algo mañana?-me pregunta Thomas, sacándome de mis pensamientos. Lo miro. Aprieto mis labios levemente.
-No creo-le digo, vuelvo a mirar la fuente.- Dijiste que habían otras celebraciones-le digo.- ¿Puedes explicármelas?
-Claro-me dice sonriendo.- Ciertas fechas eran importantes. Por ejemplo, el veinticinco de diciembre era navidad, una festividad religiosa- lo miro, no sé lo que la religión, me sonríe.- La religión es un tema largo, te lo explicare otro día.
-Claro-le digo, y esbozo una leve sonrisa.- ¿solo navidad?
-Oh no, también se celebrara año nuevo, ya sabes, cuando se cumple un nuevo año, se hacía una extraña celebración en que se contaban los segundos para que comenzara-me dice. Me sorprende, ¿Qué tiene de especial que cambiemos de año?- Acción de gracias, Halloween, donde la gente se vestía de otras personas o cosas y los niños salían a pedir dulces-me mira con una sonrisa. No entiendo porque alguien se vestiría de otra persona.- Incluso había una festividad para los enamorados, San Valentín. De hecho, es el mismo día de tu cumpleaños.
Lo miro. No voy a admitirlo, ni a él ni a nadie, pero esa palabra me aterra. El amor me aterra. Ya es suficiente con que sepa que amo a mi madre, y amo a mis amigas, mis compañeras, las que probablemente nunca vuelva a ver. Y con la situación de mi madre me siento como si estuviera en una piscina gigantesca de agua turbulenta y me ahogara, aunque intento salir a la superficie. En ese estado me mantengo, porque a pesar de que aquí soy libre de sentir, mi mente sigue presa.
-¿Leah, estas bien?-me pregunta Thomas. No me he dado cuenta de que estoy temblando, coloca suavemente su mano en mi hombro.
-Sí, cuéntame más de las fiestas-le insisto. Me sonríe y sigue hablando.
Thomas me hace sentir bien, es reconfortante hablar con él. No es solo que tenga paciencia de mi ignorancia con respecto a muchas cosas, es su tono de voz, calmado, su cuidado cuando quiere tocarme. Hablar con él es fácil, hacerle preguntas es fácil. Todo con él es fácil, ligero. No como la tensión que siento cada vez que hablo con Aiden, con sus expresiones que aún no logro descifrar, con su voz cansada de mí, y como me mira despectivamente. Todo con él es... intenso, y eso me pone los pelos de punta. ¿Cuál era la palabra para eso? Nervios, Aiden me pone de los nervios.
La conversación de Thomas va desde las fiestas a la religión, y ahí me empiezo a marear. Cuando me ve, creo que puede darse cuenta de que ha sido demasiada información para mi pobre cerebro.
-Lo lamento-me dice, y se ríe por lo bajo, como siempre, con esa risa ligera y agradable.- Es fácil hablar contigo-me dice, y cuando me mira, noto una chispa de algo, algo más complicado que la ligereza que lo caracteriza.
-Es fácil preguntarte cosas-le digo, esbozo una leve sonrisa.- Tienes... paciencia. Supongo que soy como un niño aprendiendo matemáticas.
-Un poco más complicado que eso, pero buena analogía-me dice. Asiento con la cabeza.
-¿Cómo sabes... tanto?-le pregunto, no lo miro. Poso mis ojos en la fuente de agua.
-Nací acá-me dice. Lo miro, eso me sorprende.
-No lo sabía-le susurro. Me sonríe, como la sonrisa que Duncan le da a los niños, como si yo fuera una niña.
-Mi familia jamás vivió en la republica de Palk, de hecho podría decirse que somos unas de las familias fundadoras de los protestantes. En mis veintisiete años, jamás he visto lo que ustedes, jamás he sufrido la prohibición. Es una de las razones por las que decidí ser el psicólogo y consejero del refugio, quiero ayudar, pero digamos que no creo mucho en la violencia-me dice. Lo escucho atenta, mirándolo fijamente. Sus ojos ven al horizonte, pero es como si en realidad no estuviera viéndolo, es como si imágenes de su vida estuviesen inundando su cabeza.- Creo que, habiendo nacido en este lugar y desarrollándome como normalmente se hacía antes, para mí las emociones son naturales. Estoy muy seguro de que tú no sabías que sentías, que no te dabas cuenta de que los sentimientos están. La republica solo busca mantener terror sobre la población, así los manejan. Aun no entiendo bien porque separar a hombres de mujeres, no sé si lo sabremos algún día, porque ya sabes, los sentimientos no ocurren solo entre hombres y mujeres, sino que entre todos.
Asiento con la cabeza. Recuerdo cuando era niña, una pareja de mujeres fue detenida frente a mis ojos, se tomaban de las manos, al parecer ellas estaban juntas, o eso es lo que mi madre me dijo. No tiene sentido separar a hombres ni mujeres porque las personas se enamoran de personas, no de un género. O al menos así lo veo yo.
-¿Thomas?-pregunto en voz baja.
-Dime-me responde amable. Frunzo el ceño, buscando las palabras adecuadas para formular mi pregunta.
-¿Por qué, si el sexo causa sentimientos, es que existen las meeting? ¿Acaso no sería más fácil simplemente realizar un procedimiento? Sunny nombre algo de inserción artificial-le pregunto. Lo miro, y me sonríe con calidez. Si, calidez, porque su sonrisa me hace sentir cómoda.
-Inseminación artificial- me corrige Thomas.- En un principio se pensaba hacer así-me dice.- Pero con el tiempo hubo muchos fallos. Y no me refiero solo a que es más difícil que una mujer se embarace de esa forma, sino que, de alguna manera, las mujeres no lograban llevar a término su embarazo, no sé muy bien que fue lo que científicamente paso, pero simplemente la manera natural de reproducción era, y es, la más eficaz. Además, era un gran costo, y si tanto fallaba, se dieron cuenta que era mejor realizar las meeting.
Intento entenderlo. Tiene sentido. Pero es un riesgo. ¿Acaso es tan necesario que tengamos hijos? Pero entonces recuerdo que la última guerra mundial fue lo que produjo el quiebre. Quizás la población era muy poca. Recuerdo el mapa que me mostraron el día que decidí unirme, el territorio es gigantesco, y sin embargo, la zona delimitada como republica de Palk es pequeña en comparación.
-¿Como lo hacen para evitar los sentimientos en las meeting?-le pregunto.
-Les colocan una droga. A ustedes, las mujeres, primero controlan que estén en su periodo de ovulación. Luego los drogan, es ahí cuando conocen a alguien y tienen relaciones sexuales. Pero he sabido que la droga no siempre es efectiva, sobre todo en las zonas pobres, es como si no se preocuparan de ello-dice Thomas. Noto un destello de rabia en su interior. Con calma, acerco mi mano y la coloco sobre la suya, que está apoyada en el barandal. Thomas me mira y me sonríe.- ¿Quieres ir a almorzar?-me pregunta. Asiento con la cabeza.
Doy una última mirada a los jardines, evitando el bosque. Es entonces que lo veo. Aiden, está en las canchas, que no están muy lejos, con Sunny. Tienen una esfera blanca en el suelo, y se la pasan con los pies, pateándola. La esfera pasa entre las piernas de Aiden, y Sunny se ríe, grita algo, se acerca a él y salta a abrazarlo. Lo miro fijamente. Y sus ojos se posan en mí, fijos. Luego veo que se van hacia mi mano, que está sobre la de Thomas. Sus brazos, quietos a sus costados, suben a la espalda de Sunny y la abraza de vuelta. Aparto la mirada. De alguna manera, eso me duele y me molesta a la vez. Y es una sensación nueva, porque jamás pensé que podía sentir más de una cosa a la vez. Y por Aiden, eso me enoja aún más.
-¿Vamos?-me pregunta Thomas. Lo miro.
-Si-le digo.
Nos alejamos del barandal y pierdo de vista las canchas, para entrar al vestíbulo nuevamente. Nos dirigimos al comedor, escogemos nuestra comida y nos sentamos. Somos unos de los primeros en llegar. Se sienta junto a mí y comenzamos a comer. Al poco rato llega Val, que me abraza, sin el cuidado que tanto caracteriza a Thomas, y luego se sienta frente a mí.
-Duncan ha dicho que le has pisado los talones a Aiden-me dice. Mi sonrisa pequeña se desvanece, pero asiento con la cabeza.
-¿A Aiden?-pregunta Thomas, noto sorpresa en su voz.
-Solo diez segundos de diferencia en la vuelta-dice Val, no se describir su emoción.
-¡Eso es increíble!-dice Thomas, con mucha intensidad. Me asusta un poco. Noto que me sonríe con delicadeza, ha notado que ha sido mucho para mí.
-Vamos a cambiar el horario. En la mañana tendrás las clases de entrenamiento con tu clase, las imparte Aiden. Me ha dicho que te hará trabajar duro, no estaba muy contento con la decisión de Duncan-dice Val rodando los ojos.- Thomas, vamos a tener que sacarla de la clase con los demás ¿crees que sería un problema?-le pregunta Val. Yo miro de Val a Thomas, y de Thomas a Val.
-Para nada, ha hecho grandes avances. Puede que ayude cuando están en grupos, pero la he visto desenvolverse con sus compañeros en las habitaciones, y me sorprende, ha avanzado más que Simone-dice Thomas, y luego me mira para sonreírme. Me siento mal por ella. No sé cómo se llama el sentimiento, debo preguntarle a Thomas.
-¿Podrás tener sesiones solo con ella en la segunda hora?-le pregunta Val.
-Claro que sí, si a Leah le parece bien, por supuesto-dice Thomas, y ambos me miran. No sé qué decir, abro la boca, pero luego me arrepiento y la cierro. Asiento con la cabeza.
-Excelente-dice Val, y me sonríe.
Acabo mi almuerzo antes que Thomas y Val, así que me levanto a dejar mi bandeja e ir a la siguiente clase. Camino por el vestíbulo, que a esta hora siempre tiene gran cantidad de gente y el bullicio es grande. Veo a Aiden, tiene su brazo sobre los hombros de Sunny. Me detengo. Mi pulso se acelera. ¿Qué me está pasando? Eso no es normal. Miro el suelo y vuelvo a caminar más rápidamente a la sala de clases. Cuando llego, noto que no hay nadie. Aún falta una hora. Me acerco a la ventana, al otro extremo de la sala, y veo el jardín. Anhelo la lluvia. El tiempo libre no me sienta bien. Porque cada vez que no tengo algo que hacer, mi mente se va a mi madre, y no quiero llorar. Estoy cansada de llorar. Necesito actuar.
-Leah-escucho a mis espaldas. Pego un salto y me volteo. Es Aiden, apoyado en el marco de la puerta. Me asusto. Sonríe como siempre, con esa actitud que me molesta.- Perdón no quería asustarte.
Lo miro, no digo nada, porque no sé qué decir. Se aleja del marco y avanza dos pasos en mi dirección. Se detiene y se cruza de brazos. Frunzo el ceño, ¿a qué vino?
-Vine a decirte que nuestros entrenamientos se cancelan-me dice, sin ninguna expresión. Claro que puede tener esa cara, si él también vivió la mayor parte de su vida en la república, sin embargo, jamás había visto ese semblante plano que todas teníamos en P-Storm en él.
-¿Por qué?-pregunto en tono plano.
-Ya que te voy a hacer las clases yo, no es necesario que sigamos. Te hare trabajar duro para que logres tu meta-me dice. Miro el suelo. No sé por qué, pero no me gusta.
-Está bien-le digo asintiendo con la cabeza.
-Nos vemos mañana-dice, levanto la mirada. Asiento con la cabeza y se va rápidamente.
Al poco rato llega Joy, Reed y Caden. Joy me sonríe y se acerca a mí, dejando a Reed y Caden conversar solos. Le esbozo la sonrisa más grande que puedo (he practicado frente al espejo).
-¿Cómo estas hoy, Leah? Duncan nos dijo que ahora tendrás entrenamiento con nosotros, ¿estas entusiasmada?-me pregunta apoyándose en la pared para quedar frente a mí. Me muerdo el labio, pero rápidamente lo dejo.
-¿Qué es estar entusiasmada?-le pregunto avergonzada. Me sonríe, tal como lo hace Thomas, con paciencia y algo más.
-Cuando quieres algo con muchas ganas, y que no te deja ni dormir de la ansiedad-me explica. Asiento con la cabeza. Así me sentía cuando comencé las clases del electivo en la república.
-Entonces sí, estoy... contenta-le digo en voz baja. Me sonríe ampliamente. Pero luego ladea la cabeza y frunce el ceño.
-¿Pasa algo?-me pregunta. Parece que es más fácil saber lo que siento de lo que me imagine. Miro a Reed y Caden, no quiero que me escuchen.
-Aiden me dijo que no íbamos a tener más entrenamientos los dos, ya que él imparte la clase-le digo, miro el suelo.
-¿Eso te molesta?-me pregunta. Asiento con la cabeza.- ¿Por qué?
-Mientras más tiempo libre tengo, más pienso en mi madre-susurro. La miro. Estira su mano y, con delicadeza, lo pasa por mi brazo. Luego me sonríe.
-Si quieres seguir con tu entrenamiento extra, puedo ayudarte. Y Brent, y Reed. Todos. No tenemos nada mejor que hacer-me dice sonriendo. Le sonrío. Ella es buena, muy buena.
-Gracias Joy.
-Para eso estamos los amigos-me dice. Asiento con la cabeza.
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