Capitulo 26
El sonido del motor de la aeronave me recordaba las veces que vi a las aeronaves de la republica sobrevolando mi región, en busca de fugitivas. Subo cada peldaño con miedo, y debo concentrarme en cada paso para no caer en pánico. Intento recordar lo que nos han dicho en la inducción, las palabras de ánimo que Thomas me ha dado antes de subir, el discurso motivador de Val, pero mi mente esta en blanco. El miedo es realmente el peor aliado para sobrellevar la presión, y ahora entiendo a la perfección porque han creado tal sistema en la república: es fácil controlar a una población que no es capaz de pensar en nada más que sobrevivir.
Los uniformes con los que estamos son grises, ideales para pasar desapercibidos contra los edificios. Me siento entre Josephine y Caden. Me concentro en mi respiración, y repaso en mi cabeza la imagen del edifico. De a poco comienzo a recordar las instrucciones dadas por Aiden: formaremos el perímetro de seguridad, mientras los soldados más experimentados entran al edificio, por lo que, técnicamente, nuestra parte no era la difícil. Phil, Duncan, Aiden y Fitz estarían a cargo de nuestra seguridad, mientras que los demás se encargarían de sacar la información.
Miro fijamente la escalera, a la espera de que suba Aiden. Sé que cuando lo haga, ya no habrá vuelta atrás y la aeronave iniciara el vuelo. Siento mis manos sudorosas y mi corazón late deprisa.
El primero en subir es Fitz. Se acerca a cada uno de nosotros entregándonos nuestros cascos y coms (una pequeña pelotita que se coloca en el oído para comunicarnos), las armas nos las entregaran una vez lleguemos al lugar. Miro a Joy, en los asientos frente a mí, cogiendo la mano de Reed, y mirándose el uno al otro. Desvío la mirada. ¿Es posible que hasta una mirada sea tan íntima como un beso?
Escucho la risa de Aiden a mi izquierda, y automáticamente volteo para mirarlo. Sube a la aeronave, hablando con Duncan, soltando alguna carcajada. Lleva en sus manos el mismo casco que nos han entregado.
Probablemente me debería sentir nerviosa porque la llegada de Aiden indica que las puertas están por cerrar y comenzara nuestra misión. Sin embargo, lo único que siento es temor de que algo malo le vaya a ocurrir. Sus ojos se posan en mí de improviso, y de inmediato, desvío la mirada.
Las compuertas se cierran. Abrochamos nuestros cinturones, todos están sentados. Siento la mirada de Aiden fija en mí. El motor de la aeronave se acelera. De pronto, Caden toma mi mano izquierda y me da un apretón. Volteo a mirarlo. El esboza una sonrisa amable.
—Estaremos bien—susurra. Sonrío levemente. Él también está nervioso, y eso me hace sentir un poco mejor.
Miro a Aiden. Tiene el ceño fruncido, pero no deja de mirarme. Desvío mi vista hasta Brent, que está sentado junto a Reed, y respira pausadamente.
Apenas se siente cuando la aeronave comienza el vuelo, solo lo noto por los cambios de presión, que Aiden nos advirtió. Los nervios comienzan a disiparse, Caden suelta mi mano y comienza a hablar con una chica que está en el asiento contiguo. Josephine, en cambio, mantiene los ojos cerrados, y tiene sus manos aferradas al cinturón.
—¿Jo?—pregunto preocupada.
—No me está gustando esto de volar, básicamente debemos confiar en los que diseñaron y armaron esta cosa—suelta de sopetón. Levanto las cejas, porque siempre pensé que la más temerosa de ir a una misión seria yo.
—Si no confías en quienes armaron esto ¿Cómo puedes confiar en los que construyeron RP—2?—pregunto. Josephine abre los ojos como platos y voltea a mirarme.
—Leah, no ayudas—dice, y vuelve a cerrar los ojos.
Hago una mueca y apoyo mi cabeza en el respaldo. Tras una hora de vuelo, llegamos a nuestro destino. El aterrizaje fue un poco más ajetreado que el despegue, pero finalmente, las compuertas se abrieron y dejaron bajar a los soldados, excepto a los que estaban a nuestro cargo. Me desabrocho el cinturón con torpeza y me levando del asiento. Nos indican que debemos colocarnos nuestros coms y cascos, y luego, bajar al exterior.
Cuando me asomo por las escaleras, el paisaje me sobrecoge. Estamos en un lugar abandonado, y la neblina cubre todo el lugar, haciendo que parezca que es casi de noche. Los edificios delante nuestro se yerguen, limpios, pulcros y grises, como cualquier otro en la república. Me había olvidado de lo imponente que son aquellos rascacielos, y lo inhóspito que se siente estar entremedio de tan poco color.
Cuando llego a bajo, una soldado me entrega mi arma. Pesa lo mismo que las que usamos en el campo de entrenamiento. Mantengo la punta hacia abajo, como siempre nos han enseñado, y me acerco a mi pelotón.
Cuando ya todos tenemos nuestras armas, los soldados se posicionan delante de nosotros, y Aiden se dirige a nosotros.
—Formaran parejas con las vigilaran una zona del perímetro. Joy y Reed, Caden y Josephine, Brent y Leah. Yo estaré junto a la salida de nuestros soldados, ya que necesitan más seguridad allí, por lo que me comunicare con ustedes por nuestros coms. Están autorizados a disparar en caso de riesgo vital, es decir, si los atacan, ustedes responden ¿entendido?—indica Aiden. Todos asentimos.— Cuando lleguemos allá les indicare sus zonas.
Comenzamos a avanzar. Caminamos por las calles, entre los edificios derrumbados. A los cien metros, los edificios aparecen. Son viejos, probablemente pertenezcan a la zona C. nos adentramos en la profundidad de la ciudad, pegados a las casas y rascacielos, para no ser detectados con facilidad por las cámaras de vigilancia. Me sorprende que no nos encontremos con controladores, aunque es probable que, siendo esta una zona pobre, no controlen tanto como en las zonas más ricas.
Enseguida noto cual es el edificio que atacaremos, ya que destaca entre todos los viejos con su estructura metálica reluciente y las cámaras de seguridad que tiene en la entrada. Nos detenemos a doscientos metros. Duncan comienza a avanzar con su grupo, doblando por la calle a la derecha, rodeando el edificio. Le siguen Fitz y Phil. Aiden nos indica con la mano que avancemos por la izquierda. Cien metros para llegar al edificio.
Le indica a Josephine y Caden quedarse en una esquina, a Joy y Reed, dentro de un edifico abandonado unas casas más abajo, y a mí y Brent en otro edificio abandonado, cruzando la calle, frente a Joy y Reed. De esa manera, nosotros daríamos aviso si llegáramos a ver controladores acercándose al edificio.
—No puedo creer que estemos aquí—dice Brent, emocionado. Arqueo una ceja, pensé que estaría nervioso, igual que los demás.
—¿Esto te gusta?—pregunto.
—Por supuesto, desde pequeño soñaba con estar aquí. Ya quiero ver acción, enfrentarme a los tejones, salvar a un pobre ciudadano—dice, imaginándoselo todo.
—No puedes soñar con estar en un lugar como este—le digo.
—No me imaginaba viviendo aquí, por supuesto, tendría que estar loco para eso. Me imaginaba así, en una misión, luchando contra la república—dice.
Ruedo los ojos y sonrío, Brent parece un niño. El com comienza a sonar con un poco de interferencia, pero luego logro entender la voz de Aiden.
—¿Cómo están?—pregunta Aiden.
—Bien—responde Brent a mi lado.
—De maravilla—dice Josephine, no logro verla desde donde estamos.
—Sin movimiento por aquí—dice Joy. Me asomo un poco por la ventana del lugar y la veo.
—Han logrado entrar al edificio sin hacer sonar las alarmas, por lo que pronto estarán fuera. Estén atentos—dice Aiden, y se corta la comunicación.
Apoyo mi espalda contra la muralla y observo la calle, vigilando que no venga nada ni nadie. Aquello resulto ser aburrido, nada parecido a lo que me había imaginado en mi cabeza. Pasan los minutos, sin noticias de cómo van dentro del edificio.
Se siente tan extraño volver a la república y sentirme tan diferente. Pensé que, tal vez pisando nuevamente aquellas calles sombrías volvería a salir mi lado inexpresivo, y me sorprende que no. Es como si no pudiese volver a no expresarme, como si ya no hubiese vuelta atrás.
De pronto, el com vuelve a sonar. Miro al frente, donde esta Joy y Reed, pero solo veo a Reed, mirando hacia el techo, preocupada.
—He sentido un ruido dentro del edificio en el que estamos—susurra Reed.
Afirmo con más fuerza mi arma. Vuelve a haber interferencia.
—Voy para allá—dice Aiden.
—Estoy subiendo a ver si hay algo en el piso de arriba—susurra Reed.
—No te he dado instrucciones de que lo hagas, espera allí, no te muevas. Joy, ¿ves algo por la ventana?—dice Aiden.
—Nada—dice Joy. La veo asomarse por la ventana sin vidrio.
—¿Brent, Leah?—pregunta Aiden, se escucha agitado, debe estar corriendo.
—Nada—respondemos Brent y yo al unísono.
De pronto, el sonido de algo cayéndose en la calle nos pone a todos en alerta.
—¿Qué ha sido eso?—pregunta Reed.
Me acerco a la ventana y observo la calle. Vacío, pero en el suelo, hay una caja de cartón que antes no estaba, justo frente a Joy.
—No sé—responde Brent, mirando en la otra dirección.
—Hay algo fuera del edificio—susurra Joy. Se acerca más a la ventana, con el arma en alto, lista para disparar.
—Se han encendido las alarmas en el edificio—informa Aiden.— Los demás están por salir.
Una sombra salta desde la calle hacia la ventana en la que esta Joy, y cojo mi arma para disparar, pero me detengo en seco al notar que es un gato. Joy y yo nos miramos y suspiramos aliviadas.
—El sonido ha sido un gato—informa Joy, bajando el arma. Nos reímos por lo bajo.
Como si se hubiese materializado de la nada, un controlador aparece frente a Joy y la toma del cuello, apretándola contra la pared.
—¡Joy!—grito.
—¡No!—grita Brent.
Cojo mi arma, apunto, y sin pensármelo, disparo.
La bala da de lleno en el cráneo del controlador. Cae al suelo de inmediato, soltando a Joy, que coloca sus manos alrededor de su cuello y tose. Reed aparece junto a Joy y la abraza.
—¿¡Que ha pasado!?—pregunta Aiden, se escucha agitado.
—¿Qué ha sido eso?—pregunta Josephine.
—¿Han disparado?—pregunta Caden.
Me siento paralizada. Mi cuerpo no responde. Respiro entrecortadamente. Mis manos afirman con fuerza el arma.
—Han atacado a Joy—dice Brent con voz temblorosa.
—¡¿Qué?!—pregunta Aiden.
—Oh por dios—dice Josephine.
—¿Le han disparado?—pregunta Caden.
—Estoy bien—dice Joy con voz áspera.— Leah me ha salvado.
Me mira por la ventana y sonríe. Aiden aparece en la ventana de nuestro edificio. Mira primero al frente, y luego voltea a mirarme. Mi cuerpo entero tiembla.
—Leah—susurra Aiden.
Las sirenas comienzan a sonar. Miramos calle abajo, hacia el edificio. Los soldados corren en nuestra dirección. En menos de un minuto, el lugar estará lleno de controladores. Mis músculos reaccionan, bajo el arma y miro a Aiden.
—Hora de irse—dice Aiden.
Salimos del edificio con Brent. Aiden nos sigue. Pasamos a buscar a Joy. La sangre ha comenzado a escurrir hasta la calle. Observo al controlador. Por el costado derecho de su cabeza, hay un orificio por el que sale sangre y materia gris. El estómago se me revuelve, y me entran ganas de vomitar, pero no es el momento.
Continuamos corriendo calle arriba. Josephine y Caden se nos unen. Pronto se escuchan los vehículos motorizados de los controladores. Alcanzamos un viejo pero alto edificio abandonado. Adelante nuestro, Duncan y su grupo ingresan a este.
—¿Dónde está la aeronave?—pregunta Caden.
—Nos recogerá arriba—indica Aiden, señalando el edificio.
Nos detenemos en la puerta del lugar y esperamos a que entren los otros soldados. Entramos y comenzamos a subir las escaleras con rapidez. Aiden se coloca a mi lado. Por el rabillo del ojo, veo que me mira cada cierto tiempo de reojo.
Nos apresuramos en subir los diez pisos de aquella estructura. Salimos al techo, donde la aeronave sobrevuela lo más cerca posible. Una escalera metálica cuelga hacia abajo, y el grupo de Phil está subiendo. Duncan está abajo ordenando una improvisada fila.
—¿Y el grupo de Fitz?—pregunta Aiden por el com.
—Leah—dice Joy a mi lado, y me abraza.
Me quedo quieta. La adrenalina corre por mi cuerpo, impidiéndome pensar en otra cosa que no sea salir de allí. Joy me suelta y sonríe, como disculpándose. Miro a Aiden, tiene el ceño fruncido y habla rápido. Al parecer hay problemas con el grupo de Fitz.
—¿Leah le disparo a un tejón?—pregunta Josephine.
—Fue increíblemente rápida. En el momento en que vio al tejón, cogió su arma y disparo—dice Brent, emocionado.
—No sé dónde demonios estaba ese maldito—dice Reed, sacudiendo la cabeza.
—Atención—les interrumpe Aiden.— Colóquense en posición, preparados para disparar. Al grupo de Fitz le vienen siguiendo los talones, si no queremos que ingresen al edificio, debemos detener a los tejones.
Nos acercamos a la orilla del edificio, agachados, y divisamos al grupo de Fitz. Aún no están a una distancia que la niebla permita distinguirlos, pero en cosa de minutos podrían alcanzarlos, ya que los controladores llevan uno de sus todoterrenos.
El grupo de Fitz dobla a la izquierda, desviándose de la calle principal. Los controladores siguen su camino derecho. Suspiro aliviada, tal vez no sea necesario disparar a nadie más.
Pronto, Fitz informa que van subiendo por las escaleras. Por precaución, nos quedamos allí, pero los controladores han comenzado a dispersarse y buscar entre las calles.
—Es nuestro turno, vamos—indica Aiden al cabo de unos minutos.
Me levanto del suelo y corro hacia la escalera. La primera en subir es Joy, seguida de Josephine, luego Brent. Caden me indica que suba, pero yo niego con la cabeza y volteo a ver a Aiden. No subiré si él no lo hace.
—Voy a ir justo detrás de ti—dice Aiden.
Asiento con la cabeza y me acerco a la escalera. Caden está subiendo justo detrás de Reed. Me echo el arma a la espalda y comienzo a subir. Miro hacia abajo, Aiden me sigue. Aliviada, continuo subiendo, mirando cada cierto tramo hacia abajo.
De pronto, se escuchan disparos. Los controladores han encontrado la localización de la aeronave, y están disparando hacia nosotros. Caden está por entrar a la aeronave.
—Leah, apúrate—grita Aiden.
Subo más deprisa. Duncan me tiende la mano cuando llego arriba y me jala hacia dentro. Me quito el casco y la pistola, entregándoselas a un soldado que los guarda. Volteo y me acerco a la entrada. Los disparos se intensifican. Se escucha un grito. Mi corazón bate rápido, temiéndose que Aiden haya sido herido.
Su mano aparece por la compuerta, y de inmediato la cojo para ayudarlo a entrar. Jalo con fuerza, y el cae sobre mí. Respira agitado, pero cuando me ve sonríe.
—Tu sí que eres impaciente—susurra.
Se levanta y me ayuda a pararme. Nos alejamos de la compuerta. Él se quita el casco, yo lo observo, buscando si tiene alguna herida, y cuando compruebo que está bien, salto a sus brazos. Aiden hunde su rostro en mi cuello y me abraza con fuerza, levantándome levemente del suelo. Nos separamos y coloca un mechón de mi cabello tras mi oreja.
—Has sido más valiente de lo que me imaginaba—dice.
—¡Ya estamos todos!—grita Phil. La compuerta comienza a cerrarse.
—Ve a sentarte—me ordena Aiden.
Me alejo y corro hasta mi asiento. Abrocho mi cinturón mientras veo como Duncan le levanta el pantalón a Fitz. Le han disparado en la pantorrilla, pero no parece muy grave.
—Completamos nuestra primera misión—dice Josephine a mi lado, emocionada. Ahora ya no tiene miedo de que estemos volando.
—La celebración de esta tarde será para nosotros, finalmente—dice Brent frente a ella, inclinándose para que lo escuchemos.
Desvío la mirada a mis manos. Aquellas manos que han jalado del gatillo, y que han matado a alguien. Las imágenes de la sangre y el cerebro saliendo de la cabeza de aquel hombre me atormentan. ¿Eso debo celebrar? ¿Qué dispare y ante por primera vez? Mis manos tiritan. Levanto la cabeza y miro a Joy, que habla con Reed. Su cuello tiene las marcas de las manos de aquel controlador. Aun así, aunque salve a Joy, no me siento con el ánimo de celebrar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top