Capitulo 21

Con el fin de las clases de educación sexual, se daba inicio a los entrenamientos que buscaban prepararnos para nuestra primera misión. De los que decidieron desistir de las misiones, solo me sorprendí de Jamie, ya que era muy buena con las armas, pero creo que lo hizo para acompañar a Simone. De mis amigos, todos decidimos ir. Thomas no se lo tomo muy bien cuando se lo comente, pero no me dijo nada.

Nos dividieron en grupos de seis, para un entrenamiento más personalizado. A nuestro grupo se unió Josephine, una chica de tez clara con ojos rasgados de color avellana y cabello liso negro azabache. Era muy simpática y, al igual que Joy, me ayudaba en el combate a cuerpo a cuerpo. Aiden se hizo cargo personalmente de nuestro grupo, y debido a que entrenábamos mañana y tarde, suspendimos nuestras sesiones privadas. Acordamos juntarnos dos veces por semana para seguir entrenando con las armas y nada más.

Aquello me puso algo triste, pero durante los primeros tres días me di cuenta de que veía la misma cantidad de tiempo a Aiden, y nuestra rutina por las tardes se mantenía. En una ocasión me desperté junto a Aiden a las seis de la mañana en su habitación. No se explicar aun la sensación que aquello me causo, solo sé que me fui a hurtadillas sin despertarlo, y el no comento nada cuando me vio por la mañana. Desde esa noche, decidí colocar una alarma en mi comunicador para que sonara a las una de la mañana, en caso de que me quedara dormida.

-Oye Aiden, ¿Cuándo vas a tener la revancha con Leah?-pregunta Brent de pronto.

Estamos descansando después de una corta carrera que hemos hecho para comenzar el entrenamiento. Aiden, que en ese momento está hablando con Duncan y Phil, se voltea a mirar a Brent. Sonríe con suficiencia y luego me lanza una mirada a mí.

-Esto si va a estar bueno-escucho que le susurra Josephine a Joy, y se ríen a mis espaldas.

-¿Qué dices Leah? ¿Estas lista para perder?-pregunta Aiden en voz alta, haciendo que todos los demás se volteen a mirarnos. Tiene en sus ojos una chispa de algo que no se descifrar. Estiro el cuello y levanto el mentón antes de hablar.

-Te recuerdo que la última vez fuiste tú el que perdió, pero si quieres volver a hacerlo, no tengo problema-replico, intentando que mi voz tenga aquel tono plano y frio que usaba cuando vivía en la república, porque por dentro, me siento temblar con su mirada.

Aiden sonríe y ladea la cabeza, señalando la pista. Con paso seguro, comienzo a caminar en dirección a la línea de partida. Aiden no tarde en colocarse a mi lado. Su brazo roza el mío, y siento sus ojos posados en mi constantemente. Nos detenemos frente a la línea, y por fin, me atrevo a mirarlo. Una sonrisa burlona esta dibujada en su rostro. Su mano roza la mía, y la punta de sus dedos acaricia el dorso de los míos. Inmediatamente me sonrojo.

-Que gane el o la mejor-susurra. Los demás se van acercando, y Duncan se acerca con el cronometro en su mano.

-Lo hare-le digo sonriendo. Me guiña un ojo.

Nos colocamos en posición. Duncan da la partida y comenzamos a correr. A mi alrededor, los gritos de apoyo se apagan, y solo soy consciente de mi cuerpo y de la pista, de cómo mis músculos, ahora recuperados y bien entrenados, me obedecen con facilidad. Mis zancadas son más cortas que las de Aiden, de eso me di cuenta la última vez, pero me esfuerzo para que mis piernas saltan más rápido. Apenas noto su presencia a mi lado, solo lo suficiente para saber que le llevo ventaja, y no poca. Cuando paso la línea blanca de la meta, un sonido atronador de gritos y vítores me marean. Me detengo y volteo a mirar a mi alrededor. Aiden está unos pasos detrás de mí, con la respiración acelerada y entrecortada. Yo, aunque me siento cansada, tengo mi respiración controlada. Joy y Josephine se acercan y me entregan una botella con agua, que bebo rápidamente, sin dejar de mirar a Aiden. Entrecierra sus ojos, me da una pequeña sonrisa y se voltea a hablar con sus amigos.

-No puedo creerlo, de verdad creí que esta vez te ganaría, pero siempre estabas por delante-dice Brent a mi lado. No me había dado cuenta de que se habían acercado.

-Fue increíble-dice Reed.

-Estoy seguro que has roto un record o algo-agrega Caden.

Me termino la botella, suspiro y los miro sonriente.

-Gracias, ha sido... emocionante-digo, y le doy una mirada a Joy, para asegurarme de que esa sea la palabra correcta.

-Ahora volvamos a entrenar-dice la voz de Aiden. Volteo y lo miro. Su frente esta sudorosa, pero ya respira normal. En su mano izquierda tiene una botella vacía de agua, igual que yo.- A las barras.

Obedientemente, asentimos y comenzamos a caminar hacia las barras. Una mano se coloca sobre mi hombro, deteniéndome. Me volteo para toparme con los ojos de Aiden, que rápidamente capturan los míos.

-¿Qué tal si vamos a rellenar las botellas?-me pregunta, señalando la suya.

-Claro.

Caminamos hasta la pared del campo de entrenamiento, donde una llave de agua se encuentra instalada para que nos hidratemos. Los cielos se han despejado un poco, la nieve ha desaparecido por completo, y una lluvia escasa ha aparecido estos últimos días. Aun hace frio, pero no tanto como el de hace una semana, que calaba en los huesos.

Aiden comienza a llenar su botella de agua. Observo su brazo descubierto, ya que lleva una camiseta sin mangas de color gris. Sus músculos están bien marcados. Pienso en los míos. No son musculosos como los suyos, pero si los siento mucho más fuertes que cuando estaba en la república. Si lo intentara, estoy segura que podría cargar a Joy, incluso a Brent.

-¿No tienes frio?-pregunta de pronto. Niego rápidamente con la cabeza.

-No-replico. Saca su botella de la llave, y coloco la mía. Sus ojos siguen posados en mí.

-Deberías haber venido con calzas, hay mucho viento hoy-dice, señalando los shorts que llevo puestos. Me encojo de hombros.

-Y tú deberías haberte colocado una polera de manga larga.

-Cierto-dice, sonríe y luego se lleva la botella a la boca.

Cuando termino de llenarla, caminamos de vuelta donde los demás y el entrenamiento comienza. Hacemos ejercicios en las barras para fortalecer la musculatura de nuestros brazos. Luego, hacemos ejercicios para tonificar nuestras piernas y abdomen. Cuando ya dan las doce, me siento exhausta. Estoy rendida en el suelo, boca arriba, junto a Joy y Josephine.

-Vayan a descansar, almuercen, y nos vemos aquí a las tres. Combate cuerpo a cuerpo-dice Aiden.

Joy y yo somos las únicas en ir al comedor de inmediato, los demás deciden irse a dormir un par de horas. No me parece lo mejor, ya que si empezamos con combate cuerpo a cuerpo, después de comer, es posible que nos den nauseas. Es por ello que decidimos comer temprano.

El comedor esta con poca gente. Diviso a Thomas conversando animadamente con Val. Lo saludo con la mano y el me responde con una sonrisa amable, mientras que Val, que es más efusiva, nos grita desde el otro lado. Nos llevamos nuestras bandejas y nos sentamos en una mesa, aparatadas del resto.

-Joy-la llamo mientras comemos. Ella levanta la vista de su plato, mientras masca rápidamente su comida.- ¿Qué se hace exactamente en las misiones?

Traga la comida y bebe un sorbo de agua antes de contestar.

-Depende del lugar y el tipo de misión. Por lo que se, la primera misión es, en general, un simple ataque sistemático que se hace para desestabilizar y entregar panfletos, en busca de que la población se adhiera y nos ayuden, eventualmente, a derrocar el sistema en ese sector-explica Joy. Asiento con la cabeza.

-¿Y que otro tipo de misiones hay?-pregunto. Joy resopla.

-Muchas. Veamos, si hablamos de las misiones que van hacia las regiones de la república, por lo general, después de desestabilizar, se busca derrocar y echar a los controladores y gobernadores del lugar. Usualmente a la gente se le reacomoda en alguno de los refugios, pero algunas veces, si se logra tener buena seguridad del lugar, la gente se queda ahí. Hay pocas regiones que son imprescindibles para la república, en ellas las misiones buscan, además de derrocar el sistema, cortar los suministros que esta región les entrega.

-¿Qué regiones son imprescindibles?-pregunto. Joy se encoge de hombros.

-No me se todas-responde.

-¿P-Storm?

Joy se queda en silencio, pensando. La seguridad en P-Storm, con sus muros gigantescos, no es lo normal. Lo sé por las clases de historia a las que alcance a asistir. Sospecho que es uno de esos puntos estratégicos que Joy dice.

-Creo que sí. Al parecer abastecen de energía a gran parte de la república-contesta finalmente.

-Tiene sentido-susurro. Joy frunce el ceño, y me mira curiosa.

-¿Por qué lo dices?-pregunta.

-Habían varias plantas de energía. Simplemente asumí que eso era lo normal porque, bueno, no podía compararlo con nada, en realidad. La rama a la que daban más énfasis era a física, y la mayoría de las obreras de los sectores C y D trabajaban en las plantas.

-¿A qué te refieres con énfasis en física?-pregunta Joy.

-Física nuclear. Ya sabes, para plantas nucleares-respondo. Joy arruga aún más el entrecejo.

-¿Solo plantas nucleares?-pregunta. Sé a qué se refiere con su pregunta.

-No lo sé, no me consta. Tampoco estaba muy interesada en el tema, por lo que nunca ahonde más en ello.

-Cierto, te gustaba biología-afirma Joy.

-Me gusta mucho la evolución, aunque, creo que ahora me gusta más historia. He leído acerca de aquellas culturas antiguas, los rumanos.

-Romanos-me corrige Joy, sonrío avergonzada.

-Es impresionante.

-¿Y qué crees que harás entonces?-pregunta. Frunzo el ceño sin entender.

-¿A qué te refieres?

-A que, por lo general, uno tiene un trabajo además de las misiones. A mí me gusta mucho lo que hace Thomas-explica.

-Eres buena hablando y explicando-le digo. Me sonríe agradecida.

-¿A ti que te gustaría?-pregunta. Miro pensativa mi plato vacío.

-Si me hubieses preguntado en la república, creo que hubiese querido ser doctora.

-¿Y ahora?

-No lo sé. No me gustaría enseñar ¿sabes? No creo que sirva para eso-replico.

-¿Qué hay de historia?-pregunta. Levanto la cabeza para mirarla.

-Eso significaría enseñarle a alguien.

-No necesariamente, puedes dedicarte a la investigación. Hay muchos documentos, libros e información que aún no ha sido revelada. Además, uno puede ser lo que quiera en este lugar, Leah, somos libres de decidir-dice Joy.

Sonrío. Joy tiene razón, esa es una libertad que nunca antes había tenido. Mi destino estaba sellado en la república, con ciertos caminos que podía tomar, ninguno de los cuales me atraía demasiado. Aquí no, aquí podía elegir que quería hacer.

Cuando nos dan las tres de la tarde, me siento con más energía que antes, y preparada para comenzar las clases de combate. Esta vez, Aiden decide que pelee contra Caden. Es muy bueno, pero yo soy rápida. No logro vencerlo, pero si di una dura pelea.

-Te falta más técnica para utilizar su fuerza a tu favor-me dice Aiden cuando me siento en una banca para tomar algo de agua.

-¿Crees que algún día llegue a derribarte a ti?-pregunto. Me queda mirando con curiosidad, y luego aparece su típica sonrisa burlona.

-No, pero me gustaría verte intentarlo-dice, y se levanta para observar a Brent y Josephine.

Cuando vuelve a ser mi turno, Brent se ofrece voluntario. Intenta distraerme, provocándome con tonterías sobre que él es más rápido que yo. Lo ignoro y me concentro en captar el ritmo en que van sus movimientos. Cuando lo logro, atrapo uno de sus brazos, me giro, quedando a sus espaldas, golpeo sus rodillas por detrás, haciéndolo caer arrodillado, y doblo su brazo provocándole el dolor justo y necesario para dejarlo tirado en el piso.

-¡Basta, basta!-grita Brent.

-¡Muy bien, Leah!-grita Josephine.

-¡Así se hace!-grita Caden.

Sonrío de satisfacción. Levanto la mirada para buscar a Aiden, pero entonces mi sonrisa se desvanece cuando ve que a su lado esta Sunny, conversando animadamente, y tiene su mano sobre la de él.

Aquella mala sensación, celos, como le llamo Joy, aparecen en mí. Aiden me ve y sonríe, pero yo aparto la mirada. Suelto a Brent y me bajo de la colchoneta.

-Eso fue muy rápido-me felicita Joy. La miro y sonrío sin muchas ganas.- ¿Qué pasa?

Niego con la cabeza, pero Joy me conoce demasiado bien. Voltea a mirar a Aiden, y abre la boca cuando encuentra a Sunny junto a él.

-Reed y Josephine-dice Aiden. Estos le obedecen y suben inmediatamente a la colchoneta.

-Ya te dije que ellos...-comienza a decir Joy, pero la interrumpo.

-No es mi problema.

Detesto sentir celos. Primero, porque, según lo que leí, era casi el cosificar a la persona y sentir posesión de ella, y yo no me siento cómoda pensando que alguien puede ser mío. Y en segundo lugar, porque tampoco hay nada entre Aiden y yo, estoy sintiendo celos por nada. No debería estar pensando en esas cosas, debería estar concentrada en buscar a mi madre y rescatarla.

Cuando Aiden nos deja ir, salgo pitando hacia el baño y me cambio con rapidez. Cuando salgo, Aiden habla animadamente con Duncan, Phil y Sunny en la entrada del vestíbulo. Camino apresuradamente en dirección al ascensor, donde Brent y Caden están hablando en voz baja, como ocultando algo.

-... nos vas a meter en un gran lio-le dice Caden con severidad.

-Tenemos que celebrar nuestra primera semana de entrenamiento, no seas aguafiestas-le replica Brent.

-Buscas cualquier excusa para beber alcohol, Brent-le recrimina Caden.

-Sh, baja la voz-le regaña Brent, y mira a los lados. Sus ojos se detienen en mí, y Caden voltea también a mirarme.

-¿De qué están hablando?-pregunto. Caden y Brent se dan una mirada cómplice, y luego Brent me mira y sonríe.

-Ven-me dice. Me acerco a ellos. Brent abre su chaqueta y, dentro, tiene escondida una pequeña botella de vidrio que tiene un líquido igual al agua.

-¿Agua?-pregunto. Brent se ríe por lo bajo.

-En lo absoluto-replica Brent.

-Es alcohol ¿recuerdas que lo hemos visto en algunas películas?-me explica Caden.

-¿Ese líquido que hace que la gente haga estupideces y vomite?

-Ese mismo-dice Brent, sonriendo con satisfacción. Lo miro con asco.

-¿Quieres vomitar?-pregunto.

-Claro que no-dice Brent, rodando los ojos.

-Vomitan los que no beben con moderación-dice Caden.- Como este idiota.

-Yo si bebo con moderación-le contesta Brent enojado.

-Unos cuantos tragos de esto, y te sentirás... divertido-continua Caden, ignorando a Brent.

-Oh no, aléjate de ella-dice Joy a nuestras espaldas. Se acerca a mí y empuja a Brent, que trastabilla hacia atrás.- Ni se te ocurra obligarla a beber.

-Yo no obligo a nadie-se defiende Brent.

-¿Cuál es la excusa en esta ocasión?-pregunta Josephine, como si le aburriera el tema.

-Celebrar nuestra primera semana de entrenamiento-responde Caden, haciendo que Joy, Reed y Josephine lancen un bufido.

-Si no quieren, no tiene por qué hacerlo. Yo solo ofrezco un poco de mi reserva privada-dice Brent, con el mentón en alto.

-Nadie dijo que no queramos-le replica Joy.

-Solo nos parece absurdo inventar excusas-agrega Josephine.

-Deberías admitir que te gusta beber, es más honesto-sugiere Reed.

-¿Entonces me acompañaran?-pregunta Brent, esperanzado.

-Por supuesto-responde Reed.

-¿Qué hay de ti, Leah?-pregunta Caden.

Lo miro, abro la boca pero las risas de Sunny me obligan a voltear. Aiden tiene su brazo sobre sus hombros, mientras ella lo afirma por la cintura. Junto con Duncan y Phil, van caminando por el vestíbulo en nuestra dirección. Algo en mí se enciende de furia. Me volteo y respondo antes de que me lo piense muy bien.

-Si-digo, y los demás me celebran.

-Vamos, a la sala de estar B, es la que nunca nadie ocupa-dice Josephine.

Nos subimos al ascensor, algo apretujados, y bajamos rápidamente. Caminamos por los pasillos con rapidez, y dejamos pasar la sala de estar en la que siempre estamos. Poco tiempo después de llegar, me entere que el piso tenía cuatro salas de estar. La B, como ha dicho Josephine, es la menos concurrida, ya que no hay ningún ascensor cerca, por lo que es el lugar ideal para nosotros en este momento.

No es que el alcohol no esté permitido, pero se prohíbe a los menores de veintiún años, como nosotros. Además, estoy bastante segura de que no deberíamos hacerlo si estamos entrenando. Según las películas, el alcohol deja consecuencias al día siguiente.

Nos sentamos en el suelo, sobre la alfombra, y Joy controla la luz automática para dejarla más tenue, de modo que nadie vea que estamos haciendo a menos que se acerque mucho. Me siento entre Caden y Joy, esta última ha insistido en que me vigilara y me cuidara. Brent abre la botella, y en la tapa de esta, coloca un poco del líquido.

-¿Quién primero?-pregunta, mirándonos a todos.

-Tú le ganaste a Aiden hoy, deberías empezar-sugiere Caden en voz baja. Sonrío nerviosa y alzo la mano.

-Muy bien, nuestra pequeña Leah empezara-dice Brent, entregándome la tapa.

-No soy pequeña-digo mientras tomo la tapa.

Me la acerco y huelo. Tiene un fuerte aroma a alcohol, pero también a algo más. No lo pienso mucho, me acerco la tapa a los labios y vierto el líquido en mi boca. Sabe amargo, nada bueno, y quema mi garganta a medida que avanza por esta. Cierro los ojos y toso. Dejo la tapa en el medio y sacudo la cabeza.

-¿Por qué alguien bebería algo tan malo?-pregunto.

-Para pasar el frio, supongo. Decían que Rusia tenía muchísima nieve, y ellos inventaron el vodka-explica Brent, mientras sirve otra vez el líquido en la tapa.

El siguiente en beber es Reed, le sigue Josephine, Caden, Joy y finalmente Brent. Luego, comenzamos a repetir. Al cuarto trago ya dejo de sentirle tanto gusto amargo. No me doy cuenta cuando acabamos la botella. Solo sé que me siento ligeramente mareada, pero como dijo Caden, de una manera divertida. Joy no para de reírse, mientras que a Brent pareciese como si la lengua le pesara, porque no logro entenderle la mitad de lo que dice.

-Está bien, este es el juego de la botella. Verdad o reto, ustedes eligen-dice Brent, colocando la botella vacía al medio y haciéndola girar. Todos se quejan.

-¿Cuándo vas a dejar de imitar todos los juegos que veas en las películas?-pregunta Reed, y luego suelta un hipo, haciéndonos reír a todos.

-Mira, se divertían muchísimo haciendo eso-se defiende Brent. La botella se detiene frente a Caden.

-Si tú lo dices-musita Caden con tono aburrido.

-¿Verdad o reto?-pregunta Brent. Caden rueda los ojos.

-Verdad.

-¿Es verdad que Jess te pidió volver y le dijiste que no?-pregunta Josephine. Un silencio se apodera de la sala.

-Si-admite Caden, y todos lanzan gritos.

-Te toca girar-le dice Brent. Caden toma la botella y la gira. Cae en Reed.

-Verdad-dice Reed inmediatamente.

-¿Es verdad que tuviste que ir a rogarle a tu mamá para que te dejara ir a las misiones porque había hablado con Pete para impedirlo?-pregunta Caden. Noto, con la poca luz, que las mejillas de Reed se tiñen de rojo.

-Si-admite, y todos se ríen.

-Eres malvado-le dice Joy a Caden, entre risas.

Reed gira la botella y se detiene en Brent. Sonríe maliciosamente, mientras Brent mira con miedo a los lados.

-¿Qué vas a elegir, querido Brent?-pregunta Reed con voz burlona.

-¿Verdad?

-¿Es verdad que te gustaba Leah cuando llego?-pregunta Reed. Abro los ojos como plato mientras los demás ahogan sus risas.

-Elijo reto-dice Brent. Todos se ríen a carcajadas, menos yo, que no estoy entendiendo nada.

-Te reto a que hagas el baile del perro frente a todos nosotros-dice Reed.

-No, eso no-pide Brent, todos lanzan carcajadas aún más fuertes.

-Tu eliges que es lo que haces, pero debes hacer una de las dos-le advierte Reed.

-¿Qué están haciendo?-pregunta una voz a nuestra derecha. Miramos con cautela, y de entre las sombras aparece Connor.

Connor se ausento durante muchas semanas a clases debido a que su padre estaba enfermo de gravedad, y Connor tuvo que donarle parte de su hígado. Ahora que ya estaba recuperado, había vuelto a clases pero no podría ir a misiones con nosotros.

-Brent ha decidido hacer una de sus celebraciones-le explica Joy entre risas.

-Y ahora estamos jugando verdad o reto-continua Reed.

-¿Y de quien es el turno ahora?

Pregunta.

-De Brent-replica Caden. Connor sonríe.

-Eso no me lo pierdo-dice, y todos lo animan y le hacen un hueco entre Josephine y Reed.

-Elijo reto-dice Brent, en voz baja.

Se acerca al medio, perdiendo el equilibrio unas cuantas veces, se apoya en sus manos y rodillas, y comienza a mover su espalda, arqueándola hacia arriba y abajo. Sus movimientos y su cara de sufrimiento hacen que estallemos en risas. Brent se vuelve a sentar en su lugar, con la cara roja.

-Ya verán-susurra, mientras hace girar la botella, que se detiene en Josephine.

-Reto-dice ella sin problemas.

-Te reto a que beses a Connor-dice Brent, con malicia.

Josephine se encoge de hombros, mira a Connor, se inclina y le da un corto beso en los labios. Miro hacia el lado, sintiéndome incomoda de presenciar aquello.

Josephine gira la botella, cae en Joy, quien elige verdad, y con vergüenza, admite a cual de nuestros profesores encuentra mas apuesto.

-Sunny y Duncan, definitivamente-responde ella, sin darle una mirada a Reed, que tiene los ojos como platos.

Joy gira la botella y cae nuevamente en Brent, quien se queja. Elige verdad y Joy vuelve a hacerle la incómoda pregunta de antes.

-Bien, si, me gustaba, pero ya no-dice Brent, nuevamente sonrojado, y mirándome de reojo.

A pesar de que aquello me haga sentir incomoda, el ligero mareo y esta sensación de como estar como flotando me hace reír a cada segundo, por lo que rápidamente olvido lo incomodo que puede llegar a ser.

Brent gira la botella y se detiene frente a mí. Se forma un silencio sepulcral. Levanto la mirada, Brent sonríe con suficiencia y carraspea para aclararse la garganta.

-¿Verdad o reto?

-Verdad-digo, no muy convencida.

-¿Te gusta alguien del refugio?-pregunta. Una exclamación de sorpresa recorre el lugar. Incomoda, atino a hacer lo único que se me ocurre.

-Reto-digo rápidamente. Brent arquea las cejas sorprendido.

-Entonces dale un beso a Caden-dice.

-¿Qué?-decimos Caden y yo al unísono.

-Yo también tuve que hacer algo que no quería-se defiende Brent.

-Pero lo que estas pidiendo, para Leah, es muy diferente-me defiende Joy, ahora sin reírse.

-Dale otro reto-dice Josephine.

-No, puede responder mi pregunta o hacer eso.

-Serás idiota-masculla Joy, fulminándolo con la mirada.

-Vamos Brent, pídele que baile como pato o algo así-insiste Josephine.

No tienes que hacerlo, Leah. Puedes dejar de jugar si quieres. Brent esta simplemente resentido porque tuvo que hacer cosas que no quería-me dice Caden en voz baja.

Lo miro. No quiero hacer ninguna de esas cosas, pero tampoco quiero dejar de jugar. Tal vez no sea tan terrible admitir que me guste alguien. Pero mi problema es que realmente no sé si me gusta alguien. Y no me gustaría revelar así mis sentimientos. Un beso, por el otro lado, me parece algo excesivo. Sin embargo, al ver el de Josephine y Connor, no fue tan terrible. No es como el de las películas, es un simple y corto beso. Y si no siento nada por Caden, no debería ser tan terrible. Entonces ¿Qué prefiero? ¿Revelar que tengo sentimientos o tener contacto interpersonal con Caden? Lo que más me incomoda del contacto ha sido la cercanía, pero lo de Josephine no duro ni un segundo. En cambio, admitir que en mi existen sentimientos hacia alguien, suena como algo más serio, algo que no dura un segundo.

-Lo hare-digo, interrumpiendo la discusión que Josephine y Joy tienen con Bernt. Todos me quedan mirando sorprendidos.

-¿El qué?-pregunta Joy preocupada.

-El beso.

La cara de Brent se va al suelo. Josephine y Joy se miran, y luego posan sus ojos en mí, preocupadas. Me volteo a mirar a Caden.

-¿Estas segura?-pregunta Caden.

-Un segundo y ya ¿no es así?-pregunto.

-Sí, pero no tienes por qué hacerlo si te sientes presionada. Es un estúpido juego-me repite Caden.

Tomo una gran bocanada de aire. Tal vez no sea buena idea después de todo, tal vez el alcohol me haya hecho tomar una decisión poco cuerda y precipitada. Ignoro a los demás, miro los labios de Caden. Es guapo, después de todo, aunque no tanto como Aiden. Me gustaría que me hubiesen hecho besar a Aiden, tal vez ahí no habría dudado tanto.

Alejo esos pensamientos de mi cabeza. Me inclino lentamente. Por un instante, imagino que estoy mirando los labios de Aiden, y en mí una sensación aparece en mi estómago, como un revoltijo de emoción. Mis labios se posan sobre los de Caden, que son suaves y cálidos, y al instante me separo. Un grito de excitación recorre al grupo, miro sonrojada Caden y este me sonríe, y aparta la mirada.

Si algo tengo claro ahora es que quiero besar a Aiden. Levanto la mirada y me topo con sus ojos verde azulados al otro lado de la habitación, bajo uno de los focos de luz. De brazos cruzados, el entrecejo arrugado, la mandíbula tensa y sus labios apretados que parecen una línea. El silencio se apodera del lugar cuando todos notan la presencia de él.

-¿Se puede saber que están haciendo?-pregunta Aiden con voz severa y cortante. Sus ojos me miran con frialdad.- A la cama. Ahora.

Obedientemente nos levantamos. Brent alcanza la botella vacía de vodka y la esconde en su sweater. Joy me sostiene cuando pierdo el equilibrio al levantarme. Miro el suelo, sintiéndome incapaz de mirar a Aiden a la cara.

¿Habrá visto mi beso con Caden? ¿Habrá notado el olor a alcohol que destilamos? ¿Nos delatara con Val por haber estado bebiendo? Su mano se cierra entorno a mi brazo haciéndome detener. Me estremezco, aquel toque se parece a los primeros que me dio cuando llegue aquí, frio y distante. Volteo la cabeza lentamente para mirarlo. Los demás pasan por nuestro lado y se quedan mirándonos.

-Adelántense-les dice Aiden con tono autoritario.

Avanzan más rápido y nos dejan solos en el lugar. Sus ojos son témpanos, y su furia se denota en ellos. Da un paso para acercarse a mí y suelta mi brazo.

-¿Bebiendo alcohol, Leah? ¿Crees que así lograras salvar a tu madre?-pregunta enfadado.- Y besándote con tus compañeros, excelente forma de entrenar.

Sus palabras me hieren pero también me enojan. Frunzo el ceño y levanto el mentón para confrontarlo, aunque tal vez no sea la mejor idea, hago caso omiso de que el mundo a mi alrededor comienza a darme vueltas.

-Puedo tener una tarde libre, no por eso significa que me vaya a esforzar menos por rescatar a mi madre. Y a quien yo bese no es de tu maldita incumbencia-replico, escupiéndole cada palabra. Sus ojos se abren de sorpresa y luego los entrecierra, aun mas furioso que antes.

-Val me dejo a cargo de ti, así que si es de mi incumbencia cuidarte y vigilar que no hagas tonterías como estas-dice con voz severa.

-¿Por qué no mejor te vas a cuidar a Sunny? Estoy segura de que ella lo apreciaría-le suelto.

Doy media vuelta y camino por el pasillo. Me siento estúpida por soltarle lo de Sunny. Quiero gritar, quiero saltar a sus brazos, quiero golpearlo y quiero besarlo. Sacudo la cabeza, no puedo pensar así de él.

Pienso en la pregunta de Brent. Creo que si me gusta alguien, creo que me gusta Aiden. No, estoy segura de que me gusta Aiden. Tropiezo y me afirmo de la pared para evitar caer. Creo que ya entiendo porque la gente que bebe hace tantas estupideces. Es como si ese filtro que evitara exponerme hubiese desaparecido. Dos manos fuertes se posan en mis hombros y me voltean. Aiden me observa, aun enfadado.

-Demonios Leah, estas ebria-dice, sacudiendo la cabeza.

-No estoy ebria-digo, aun mas enojada. Coloca su brazo alrededor de mi cintura y me obliga a caminar.

-Vamos, te dejare en tu habitación-dice, haciendo caso omiso de mi reclamo.

Intento deshacerme de su agarre, pero no lo logro. Aunque estaría mintiendo si dijera que quería soltarme, porque su agarre comenzó a mandar en mi piel aquel cosquilleo y calor agradable que siempre se esparce cuando él me toca.

Trastabillo un par de veces y pierdo el equilibrio otras tantas, pero Aiden me sostiene firmemente. El mundo a mi alrededor gira, y no es nada agradable. No se parece a aquella sensación que tenía antes, en que parecía como si flotara. Eso era agradable, esto, no tanto.

Cuando llegamos a la puerta de mi habitación, Aiden la abre y me deja sentada en mi cama. Me quita mis botas y me obliga a recostarme. Se levanta pero alcanzo su mano, haciéndolo detenerse. Me mira con intensidad, el enfado ya ha desaparecido de sus ojos.

-No quiero que te vayas-musito. Se arrodilla junto a la camia para mirarme más de cerca.

-No me ire a ningún lado-susurra. Mis manos agarras el sweater azul oscuro que tiene y tiran de él.

-No quiero que vuelvas a ir a una misión. No creo que pueda soportar verte... herido de nuevo-digo, mirando mis manos.

-Leah-dice, y coloca una mano en mi mejilla. Levanto la mirada.- Estoy aquí, y pienso ir a ningún lado.

Sus dedos acarician mi pómulo y colocan mechones de mi rebelde cabello tras mi oreja. Me muevo hacia un lado y él se tiende en la cama junto a mí. Pasa su brazo izquierdo debajo de mi cuello, y me abraza, acercándome a él. Dejo descansar mi cabeza sobre su pecho, con mis manos jugueteando con su sweater. Coloca su mano derecha tras su cabeza, y me queda mirando el techo en silencio.

-¿Por qué has besado a Caden?-pregunta de pronto, en voz baja.

-Fue un reto-admito, sintiéndome ligeramente adormilada.

-¿Por qué no escogiste verdad?-pregunta interesado.

-Porque no quería admitir que me gustaba alguien-replico.

-¿Y te gusta alguien?

-Eso creo-admito. Levanto la cabeza para mirarlo, sus ojos se fijan en los míos de manera automática.- ¿Y a ti?

-¿A mí que?-pregunta.

-¿Te gusta alguien?

Me mira en silencio. De pronto, me siento muy tonta por preguntarle algo así. No creo que quiera saber la respuesta. Tal vez le guste Sunny, o tal vez no le guste nadie. ¿Por qué quiero saber eso?

-Eso creo-dice, imitando lo que le he respondido a él.

Saca su mano derecha de detrás de su cabeza y con la yema de sus dedos vuelve a acariciar mi mejilla. Cierro los ojos, disfrutando de la sensación, del cosquilleo que se comienza a propagar por todo mi rostro.

-Leah-dice.

-Si-musito, sin abrir los ojos.

-¿Te gusta Caden?

-No-digo, negando con la cabeza y frunciendo el ceño. Abro los ojos y lo miro. Sus ojos estudian cada expresión de mi rostro.- ¿Y a ti te gusta Sunny?-pregunto de pronto.

-No-replica, sin dejar de trazar dibujos abstractos en mi mejilla.

Los cables invisibles unen nuestras miradas. Pienso en lo mucho que desee que fuese él y no Caden el que tuviese que besar. ¿Se sentirá igual? Joy dijo que se sentía bien, sin embargo, con Caden no sentí nada.

Su mano derecha se detiene y queda quieta sobre mi mejilla. Parpadeo y logro acurrucarme nuevamente contra su pecho, sonrojada por los pensamientos que acababan de cruzar mi mente. Cierro los ojos y me concentro en el latido rítmico de su corazón. Su mano izquierda acaricia mi espalda.

-Leah-susurra.

-Hm-musito adormilada.

-¿Te gusta Thomas?

-No. Es mi amigo-respondo somnolienta.

Lo escucho suspirar. Coloca su mano derecha sobre mi hombro y me estrecha contra él. inhalo, para capturar nuevamente su aroma. Por la mañana, me voy a avergonzar de todo lo que le he confesado, pero ahora, me siento demasiado bien de tenerlo a mi lado como para pensar en ello.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top