Capitulo 16

Joy da un golpe y lo esquivo con éxito. Tomo su muñeca y volteo, dejándola atrapada. Se agacha, patea uno de mis pies, haciéndome perder el equilibrio, y caigo hacia la derecha. Joy me sonríe y se sienta junto a mí, pasa una mano por su frente sudorosa y resopla.

-Estas mejorando-dice, cuando ya ha recuperado el aliento. La miro incrédula.

-No lo creo-sentencio. Tomo una gran bocanada de aire y me siento.

-Leah, no te frustres. Sé que parece lejano, pero no te darás cuenta cuando logres botar a Aiden-me dice bromeando.

Desvío la mirada a mis manos. Hacia un par de días que Aiden se había ido. No he querido preguntar cómo va la misión allá. Sé que se ha ido con Duncan, su mejor amigo. Joy se gira y se apoya en sus rodillas, y me mira inquisitivamente.

-Leah, ¿Qué pasa?-pregunta preocupada. Levanto la cabeza y la miro avergonzada.

-Estoy... preocupada-musito, ya que no estoy muy segura de querer contarle lo que me sucede.

-¿Por Aiden?-pregunta. La miro sorprendida.- He notado... que son cercanos.

-Supongo que es mi amigo, no lo sé-replico, encogiéndome de hombros.

-¿Fueron al RP5?-pregunta. Asiento.- Eso está cerca de la zona media.

-Me ha dicho que es peligroso, que constantemente bombardean.

-Sí, lo es-sentencia con una mueca. Suspiro.

-Hay tantas cosas que no entiendo de la república-susurro, sacudiendo la cabeza.

-No creo que se trate de entender-dice Joy, con tono amargo.

-¿A qué te refieres?

-¿Has visto las guerras de la humanidad?-pregunta. Asiento.- No solo las guerras mundiales, sino también la colonización de América y África, la guerra por el agua... Nunca ha habido una razón realmente potente para hacer eso, simplemente la avaricia y egoísmo de unos pocos.

-¿Y crees que los de la republica lo hacen por eso? Qué sentido tiene separarnos para lograrlo-pregunto.

-Cuando el miedo rige una población, la gente simplemente actúa en modo automático, no logran pensar.

-¿Y eso que tiene que ver con separarnos?-pregunto.

-Supongo que para lo mismo, hacernos sentir miedo. Mientras más ignorante sea la población, mejor para ellos-sentencia Joy.

Joy tiene razón, la violencia que he visto en las guerras del pasado, se repite. Tal vez estamos condenados a repetir la historia. Tal vez los humanos seamos el problema, después de todo, fue la utilización desmedida de recursos que causo las ultimas guerras.

Thomas, como siempre muy perceptivo, me ha ayudado a distraerme ante mi preocupación al enseñarme distintas expresiones, incluso las que él denomina "malas palabras".

-Entonces "demonios" es para algo malo que haya ocurrido.

-Exacto-afirma Thomas.

-¿Y los demonios son...?-pregunto nuevamente. Thomas se ríe.

-Son seres descritos en la religión cristiana, aunque hay muchas otras culturas y religiones que los nombran. El punto es que son algo malo-responde.

-¿Y entonces por qué dicen "Dios" cuando pasa algo sorpresivo?

-La palabra no necesariamente tiene relación con el contexto en que se usa-me aclara Thomas.

-Entiendo.

Repasamos unas veces más, y me da ejemplos. No logro entender del todo algunas expresiones, pero creo que es porque aún estoy aprendiendo. Cuando llega la hora de almuerzo, decidimos caminar juntos hacia el casino. Joy me estaría esperando a la entrada, ya que al parecer hoy era un día especial (según ella).

-¿Has estado entrenando con Joy?-pregunta Thomas de pronto.

-Sí, mientras Aiden no este, Joy se encarga de prepararme para el combate cuerpo a cuerpo.

-Joy es una muy buena amiga-comenta Thomas. Lo miro y sonrío.

-Sí, lo es-digo concordando. Me muerdo el labio y miro el suelo, lo que preguntare me da demasiada vergüenza como para atreverme a mirarlo.- Thomas.

-¿Si?

-¿Sabes cómo está yendo la misión?-pregunto. Siento el calor de mis mejillas sonrojadas.

-Ha estado difícil, pero han logrado controlar la situación. Solo les queda esperar a que se retiren definitivamente y podrán regresar. No creo que demore más que un par de días-responde. Asiento, sin emitir comentario.

En la entrada al casino, Joy está esperándome apoyada en el marco. Me sorprendo al descubrir que su cabello, negro azabache, ahora tiene unos mechones de color azul eléctrico.

-Hola Thomas-dice cuando estamos cerca.

-Hola Joy, ¿cómo has estado?-pregunta Thomas, con su tono cordial.

-Muy bien. ¿Te importa si me robo a Leah? Ella no sabe lo que son las papas fritas, y me gustaría ser quien se las mostrara-responde Joy.

-Oh, por supuesto. Nos vemos mañana Leah-me dice Thomas. Me da un apretón en el hombro y se va. Me volteo a ver a Joy.

-¿Papas que?-pregunto.

-Cada tres meses, si las cosechas lo permiten, podemos comer papas fritas. Son las papas de siempre que fríen en aire caliente, con un poco de aceite. Te van a encantar, no hay nadie que no ame las papas fritas.

Me agarra del brazo y me arrastra hacia la fila, que es mucho más larga que de costumbre. El ambiente se siente diferente, más alegre, más intenso. Me siento agobiada por ello, la parte profunda de mí, esa que está acostumbrada al ritmo de vida de la república, aflora, y reduzco mis expresiones al mínimo. Joy coloca su brazo sobre mis hombros y me sacude un poco.

-Tranquila Leah, todos están ansiosos de comer papas fritas-susurra.

Me sorprende lo mucho que me ha llegado a conocer Joy. Confío en ella, así que hago mi mayor esfuerzo por dejar ir aquella costumbre mía y entablo conversación ella. Pronto se nos unen Caden, Brent y Reed. Cuando por fin es nuestro turno, me sirven una especie de sándwich con carne roja llena de lechuga, tomate, queso, cebolla y salsas que no conozco, y junto a esta, rodajas de algo amarillo, con bordes dorados.

Nos sentamos en una de las mesas libres que quedan. De a poco, se va llenando con los demás de nuestra clase. Miro el sándwich por los lados. Huele bastante bien.

-Se llama hamburguesa. Te va a gustar, Leah, es deliciosa-me dice Caden. Le sonrío y tomo mis cubiertos, él se ríe.- No Leah, con las manos, así.

Toma su hamburguesa en sus manos y la acerca a su boca, para darle una gran mascada. Miro a los lados, todos hacen exactamente lo mismo. Le imito. Una explosión de sabor invade mi boca. La carne, a la parrilla, con deliciosas verduras frescas, el queso mantecoso y las salsas, que le dan un toque final. Después de dos mascadas, Joy me insiste en probar las papas fritas. Tomo una de las rodajas entre mis dedos, algo temerosa. Es crujiente, y sabe a papa, pero con un dejo más que es bastante delicioso. No logro entablar conversación alguna, porque no puedo dejar de comer. Joy y Caden me aplauden, mientras que Brent y Reed se van para su segunda ronda. Yo creo que podría comerme otra, pero probablemente mi estómago explotaría.

-¿Te gusto?-pregunta Joy.

-Me ha encantado. Es delicioso.

-¿Quieres comerte otra?-pregunta Caden, niego con la cabeza.

-No, gracias, pero ha sido suficiente-replico.

-Sin contar el hecho de que con solo mirarla uno engorda-dice Joy, y nos reímos.

-Tal vez debería haber comida hamburguesas al principio, habría subido de peso más rápido-bromeo, y se ríen a carcajadas.

-Vayamos a la sala, así dejamos espacio para los demás para que se sienten-dice Caden.

Nos levantamos y nos vamos del casino. La sala está vacía, por supuesto, aún falta más de media hora para que comiencen las clases de Sunny. Me acerco a las ventanas, y observo afuera. Ha comenzado a caer nieve y a acumularse en el suelo, en una fina capa.

-Vaya, parece que es verdad que esta será una nevazón-dice Caden, colocándose junto a mí. Lo miro y arqueo una ceja.

-¿Nevazón? Eso no es nada-le digo. Caden me mira sorprendido.

-Aquí la última vez que comenzó a acumularse la nieve fue hace unos cuatro años-me responde. Suelto un bufido.

-¿En P-Storm era diferente?-pregunta Joy, con voz pausada.

-Llegaba a acumularse un metro de nieve. Nos suspendían las clases. Recuerdo que con Alice escapábamos del edificio y nos perdíamos en ella cuando éramos pequeñas-comento como si nada. Y me sorprendo a mí misma al hablar de Alice sin sentirme triste por ello.

-Suena increíble-dice Joy, con una sonrisa amplia.

-¿Y no hacían monos de nieve? como los de las películas-pregunta Caden. Niego con la cabeza.

-Cuando escapábamos, solo lo hacíamos por unos minutos, y creábamos laberintos. No nos atrevíamos a hacer nada mas-replico.

-¿Y cuando eran más grandes, que hacían?-pregunta Joy.

-Aprovechábamos el hielo de la calzada para deslizarnos. Era increíble sentir el aire golpeando en las mejillas, daba mucho frio, pero llegábamos rápido a cualquier lugar.

-¡Que entretenido! Me gustaría que pudiésemos hacer algo así acá-comenta Caden.

-Lo era. Hasta que Lily, que vivía en un edificio junto al nuestro, grito. Los controladores no tardaron en llegar y golpearla-digo, recordando aquel amargo momento.- Trasladaron a su familia a la zona D. después la veíamos cada año, cuando íbamos a ayudar con el colapso de las viviendas. Murió hace unos años, neumonía.

El silencio es sepulcral. Aquellos momentos felices que tengo en P-Storm se acompañan inmediatamente de momentos tristes. Joy coloca una mano sobre la mía, que está apoyada en el marco de la ventana. Luego Caden coloca la suya en mi otra mano. Una persona normal lloraría, pero supongo que hacía mucho tiempo había asumido la muerte de Lily como un hecho natural, por lo que no me afectaba.

Caden cambia de tema y comenzamos a hablar de la película que vimos ayer: Scream. Según él dice, una película de terror clásica. La verdad es que en ningún momento sentí miedo al verla, aunque si había partes que me sorprendían. Al poco tiempo, comienzan a llegar los demás, hasta que finalmente llega Sunny y la clase comienza.

Me siento cada vez mejor de sentirme menos pudorosa y vergonzosa cuando hablamos del sexo en clases. Sunny nos ha enseñado que es algo natural, que no tenemos por qué sentirnos así, y me ha hecho mucho sentido. Después de todo, es la forma en que, como especie, nos reproducimos. Mientras habla sobre el ciclo reproductivo femenino y los procesos que deben para ocurrir para que se logre un embarazo, nos va haciendo preguntas, que logro contestar sin mayor problema, ya que está muy centrado en el ámbito biológico, lo que nos enseñaban de base en la república.

-Lo ideal es que querer tener hijos sea una decisión. ¿Cuántos de ustedes, creen que ha futuro les gustaría tener un hijo?-pregunta Sunny.

Observo levantar la mano a Joy, Reed, Brent, Jamie, Elias y Lucille. Miro a Simone, que está junto a Jamie, y nos damos una significativa mirada. Supongo que ambas aún tenemos traumas del pasado. O puede que simplemente no queramos.

-Levanten la mano los que no lo saben aún-dice Sunny.

Simone y yo somos las únicas que quedamos sin levantar la mano.

-Quiero que entiendan que todas son opciones válidas. Aquella imagen que tenemos de la familia, ya sea por películas o por el modelo que implementa la república, no es una norma. Las familias pueden ser incluso de una sola persona con alguna mascota. Y las familias pueden ser nuestros amigos. Algo que era una costumbre, muy arraigada a la sociedad, era pensar que las familias se conformaban por un hombre, una mujer y los hijos.

-¿Por qué se tenía ese concepto?-pregunta Lucille, una chica de cabello rubio con la que no he entablado palabra nunca.

Sunny comienza a explicar el origen, tanto social como biológico que dio paso al concepto de familia. Me desconecto de la conversación. Intento imaginar cómo es que aquel concepto se llegó a desfigurar tanto hasta llegar al modelo de la república. ¿Acaso podíamos considerar familia a aquella vida, si no había lazos sentimentales que la uniera?

La clase termina, para mi suerte. Caminamos a paso lento por el pasillo. Brent no deja de hablar sobre cómo ha mejorado su tiempo al correr.

-¿Qué te parece si hacemos una carrera?-me dice, dándome un suave codazo en las costillas. Lo miro y rio.

-¿Te gusta perder?-le pregunta Reed.- Leah le gano a Aiden. No hay forma de que logres vencerla.

-¿Quién sabe?-dice Brent. Llegamos al vestíbulo y nos detenemos.

-¿Quieres entrenar hoy, Leah?-pregunta Joy.

-Claro-replico. Suspira y sacude la cabeza.

-Eres muy perseverante. Yo me hubiese rendido después del primer entrenamiento-me dice.

-Si estas cansada, puedo pedirle a alguien más que me ayude-le digo.

-Podemos correr-ofrece Brent.

-No-le decimos Reed, Caden, Joy y yo al unísono. Nos reímos.

-Yo puedo entrenar contigo, Leah-dice Caden.

-¿Y porque conmigo no?-pregunta Brent con el ceño fruncido.

-Tu solo quieres competir. Leah está entrenando combate cuerpo a cuerpo-le replica Joy.

-¿Y por qué no vamos todos? Estoy seguro de que entre más, podemos ayudarte a corregir algunas cosas-dice Reed.

-No es mala idea-digo.

-Al menos te ganaría en algo-dice Brent. Ruedo los ojos y me rio.

-No creas. Puede que no me haya ganado, pero tiene fuerza y se sabe mover-le dice Joy.

-Aiden es un increíble maestro-dice Caden.

-Sí, has tenido mucha suerte con que quiera enseñarte-agrega Reed.

-Normalmente solo habla con Sunny, Duncan y Phil. A veces con Val. Tiene un carácter de los mil demonios-dice Brent.

-¿Vamos a seguir hablando o iremos a entrenar?-pregunta Joy.

-Oh, si, definitivamente-dice Reed. Coge la mano de Joy y comienzan a caminar.

Un gran bullicio nos detiene. Miramos hacia el centro del vestíbulo. Gran cantidad de gente se ha parapetado junto a la puerta que da hacia el hospital.

-¿Qué está sucediendo?-pregunta Caden.

Thomas pasa junto a nosotros, en dirección a la multitud.

-Thomas-le digo, él se detiene y se voltea a mirarnos.

-Hola Leah-me dice, con una sonrisa amarga.

-¿Qué ha pasado?-pregunta Reed. Thomas mira detrás de mí a Reed, y suspira. Jamás lo había visto con una expresión tan grave como ahora.

-El grupo de los que fueron a misión ha vuelto-dice.

-Pero eso es una buena noticia-dice Brent. Mis manos comienzan a sudar. Thomas vuelve a mirarme. Algo malo ha pasado, lo sé.

-Lo es, si, pero hay dos heridos, y no están muy bien-dice Thomas.

-¿Quiénes son los heridos?-pregunta Caden.

-Corinne-dice Thomas, no se quien sea, pero los demás lo lamentan.

-¿Y quién más?-pregunta Joy. Thomas me mira.

-Aiden-susurro. El asiente.

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