Capitulo 15
Despierto y estiro mis músculos, algo magullados por el entrenamiento de ayer, luego de tantas caídas. Me siento despacio y miro mi comunicador, aún faltan veinte minutos para que suene la alarma. Me siento descansada, así que me levanto, me coloco mis zapatillas y me dirijo al baño para hacer mis necesidades y lavarme los dientes. Cuando acabo, abro el agua de la ducha y me baño rápidamente.
No es hasta que salgo envuelta en una toalla que me doy cuenta de que no tengo idea de cómo llegue a mi habitación. Me detengo en seco frente a la cómoda, y trato de hacer memoria. Estaba viendo el documental con Aiden, mentí y dije que tenía frio, y luego... nada. ¿Me dormí junto a él?
Aquel sentimiento que Thomas llama "vergüenza" se queda corto con la sensación que tengo en este momento. Si realmente me dormí junto a él, ¿Cómo llegue a mi cama?
Me visto apresuradamente y me seco mi cabello. ¿Habrá sido él? Pero ¿Cómo? Necesitaría de mi llave para entrar a mi habitación, y la tenía en mis bolsillos ¿habrá rebuscado en mis bolsillos? Mis mejillas automáticamente se ruborizan.
Salgo de mi habitación y voy a la cocina, donde coloco unas tostadas en el tostador y me preparo un café. Saco un yogurt del refrigerador y me lo como mientras espero las tostadas. Me siento descolocada, nunca antes me había sentido así. Nunca antes me había dormido junto a alguien. Con mi madre, no nos acercábamos mucho, solo lo justo y necesario. Ni en un millón de años me habría sentido lo suficientemente segura para dormirme a su lado, menos aun apoyándome en ella. Y sin embargo, me he dormido con bastante facilidad con Aiden.
El sonido de la cafetera me saca de mis pensamientos. Me sirvo el café, mis tostadas con mermelada y mi yogurt. Me siento en una de las sillas junto a la encimera y como lentamente. No me doy cuenta cuando las luces ya están encendidas al máximo. La gente comienza a llegar, las saludo con la mano. Acerco mi loza sucia al lavavajillas y salgo pitando. Subo por el ascensor y camino con prisa al salón donde estamos entrenando. Por las grandes ventanas del vestíbulo observo que ha comenzado a nevar por fin, y se está acumulando.
En P-Storm, durante el mes de enero llovía sin cesar, y durante febrero y marzo, la nieve cubría absolutamente todo. Me costara acostumbrarme al cambio. La nieve siempre me gusto, hasta hace unos pocos años, cuando caminaba junto a mi madre después de unas comprar, y una controladora disparo frente a nosotras a una mujer anciana. Nunca supe que había hecho, pero en mi memoria tengo el vivido recuerdo de la sangre tiñendo la nieve. Recuerdo haber pensado que aquello era demasiado color, que la iban a matar, y luego caí en la cuenta de que ya estaba muerta.
Cuando llego al salón, me saco el sweater que me había colocado y comienzo a estirarme. Por alguna razón, siento mis músculos algo tiesos. Miro la mano con que golpee ayer a Aiden, y nuevamente la culpa me invade.
-¿Qué haces aquí tan temprano?-pregunta Aiden a mis espaldas. Doy un brinco y volteo, él se ríe.
-No te escuche llegar-digo, mirando el suelo. No puedo mirarlo a los ojos, tengo miedo de que esos cables invisibles aparezcan.
-Estaba aquí, pero no me viste.
Lo miro y me sonrojo. ¿Me ha estado observando desde que entre? Para mi suerte, solo estuve un par de minutos estirándome. Su expresión burlona me obliga a apartar la mirada.
-Deberías tomarte el cabello-dice luego de unos segundos en silencio.
No le respondo, simplemente me hago un moño alto con una coleta que Joy me regalo. Bajo los brazos y acto seguido, Aiden me empuja con delicadeza del hombro, y trastabillo hacia atrás. Lo miro con el ceño fruncido, molesta.
-¿Qué ha sido eso?-pregunto enojada. Él se ríe y se afirma ele estomago ante mi reacción.
-De ahora en adelante creo que deberías estar más atenta. Comenzaremos a entrenar combate cuerpo a cuerpo en nuestras... clases privadas-dice, mirándome con ojos entrecerrados. Una chispa de algo que no reconozco baila en sus ojos.
-Podrías haberme avisado-musito con la cabeza gacha.
-Eso no habría sido divertido-sentencia. Me cruzo de brazos y entrecierro los ojos. El me guiña un ojo y se acerca un paso.- ¿Cómo dormiste?
Su pregunta me toma por sorpresa. Dejo caer los brazos a mis costados y me ruborizo tanto, que llego a sentir mis mejillas calientes.
-Bien-respondo, sin saber muy bien que esperar. Sonríe y se inclina un poco hacia mí.
-¿Segura?-pregunta. Puedo ver en sus ojos que se está burlando.
-¿Cómo llegue a mi habitación?-pregunto en voz baja, intentando controlarme.
Por un lado, me molesta demasiado que se esté burlando de mí. Por otro, quiero salir corriendo, porque me siento más que avergonzada. Siento que en mí, aquella cara de póker firme que tenía para cubrir mis expresiones y no mostrar lo que sentía, se han desvanecido por completo, por primera vez en mi vida. ¿Por qué siempre es con Aiden que más me expreso?
-Te he llevado yo. Te dormiste y no quise despertarte-dice, ladeando la cabeza. Me observa detenidamente.
-¿Y mi llave?
-He tenido que buscar en tus bolsillos-dice, encogiéndose de hombros.
Su expresión me descoloca, ya no se está burlando. Los cables invisibles vuelven a aparecer, y no logro despegar mis ojos de los suyos. A mi mente viene el recuerdo de su misión, y la rabia y vergüenza se esfuman rápidamente para dar paso a la preocupación. Aiden se da cuenta del cambio, tal vez mi expresión ha cambiado, no lo sé. Frunce el ceño y habla.
-¿Qué sucede?-pregunta.
-Tu misión-susurro. Abre sus ojos en sorpresa.
-¿Sigues preocupada?
Asiento, sintiéndome incapaz de hablar. siento mi piel erizarse ante su cercanía. No quiero preocuparme de Aiden, no debería. Ni siquiera creo que seamos amigos. Vuelvo a preguntarme como será besarlo, y sacudo la cabeza, rompiendo aquellos cables invisibles e intentando alejar aquel pensamiento de mi cabeza.
-Lamento haberme quedado dormida-le digo, sin atreverme a mirarlo nuevamente. Ha tomado su distancia, y por el rabillo del ojo veo que sigue mirándome con detenimiento.
-Descuida-replica.
Antes de que se vuelva aún más incómodo, comienzan a llegar los demás de a poco. La clase comienza, y pronto no tengo tiempo para pensar, solo logro concentrarme en realizar los ejercicios. Disparos, golpes, competencia de combate (en la cual no me deja participar), entre otras cosas. Para finalizar, Aiden nos ordena correr alrededor de la sala. Brent rápidamente se coloca junto a mí y me da un suave empujón.
-¿Qué tal una carrera, Leah?-pregunta. Sonrío y asiento.
-Acepto.
-Vas a morder el polvo, Brent-dice Joy detrás de nosotros.
-Esto va a estar bueno-dice Reed junto a Brent.
-Apuesto por ti, Leah-dice Caden.
Nos reímos. Aiden me observa con ojos entrecerrados. Lo miro un instante y luego miro hacia delante, esperando que de la señal para comenzar a correr. Cuando lo hace, Brent y yo salimos disparados, y rápidamente dejamos al resto atrás.
-¡Esto no es una competencia!-nos grita Aiden, pero lo ignoramos.
Brent es rápido, pero por lo que veo, está dando su máximo esfuerzo, y yo aún no. Estamos al mismo ritmo. Comienzo a acelerar. Brent intenta alcanzarme, pero por más que lo intenta, lo adelanto y dejo que nos separe una gran distancia. Aiden vuelve a tocar la campana para que nos detengamos. Joy suelta un grito y salta de alegría. Respiro hondo y estiro los brazos, llena de satisfacción de haber podido ganarle. Brent esta encorvado, apoyando sus manos en sus rodillas y me mira mientras respira con la boca abierta.
-Te lo... tenias... guardado-dice con voz entrecortada. Caden se coloca a su lado y le da unas palmaditas en la espalda.
-Asúmelo, Brent, es mejor que tu-dice este. Yo sonrío.
-Es mejor que Aiden-dice Reed.
-¿Enserio lo crees, Reed?-dice Aiden a sus espaldas.
Reed queda blanco como el papel y se voltea para mirarlo. Todos los demás quedan en silencio. Aiden tiene los brazos cruzados, y mira enojado a Reed.
-No... solo, bueno, sí, pero...-Reed no logra decir nada coherente. Aiden estira el cuello y luego me mira a mí y a Brent.
-Les dije que no era una competencia-nos dice.
Me sorprende que todos le tengan algo de miedo a Aiden. Porque, del enredo de cosas que hace aflorar en mi Aiden, no está el miedo. Es más, me gusta desafiarlo.
-Lo siento-dice Brent, agachando la cabeza.
Aiden lo mira, y luego enfoca sus ojos en mí. Me cruzo de brazos y lo observo, sin inmutarme ante la severidad de su rostro.
-Aun estas convaleciente, Leah-me reprocha Aiden. Frunzo el ceño.
-No es así. Agnes me ha dado de alta hace tiempo-replico. Un murmullo recorre las filas de los demás. Joy me mira con los ojos como platos.
-¿Y te crees apta para competir?-pregunta Aiden.
-Sí.
Los murmullos se hacen más fuertes. Brent mira de Aiden a mí, y viceversa. Joy está intentando reprimir una sonrisa, sin éxito. Aiden sonríe y se acerca unos pasos a mí.
-¿Crees que estas apta para competir contra mí?-pregunta. Los demás se quedan callados, esperando mi respuesta. Aiden sabe lo que voy a responder.
-Claro-replico. Comienzo a escuchar gritos sofocados y palabras sueltas. Aiden los hace callar.
-Brent-dice, sin dejar de mirarme.- Toma el tiempo.
Me acerco a la marca desde donde comenzamos a correr antes. Aiden se acerca y se coloca junto a mí. Sus ojos no se despegan de los míos.
-¿Estas segura?-pregunta. Asiento.- Joy, tú das la partida.
Nos posicionamos. Solo tengo un objetivo. Debo ganarle a Aiden. No se por qué, no tendré ningún premio ni nada, es simplemente la satisfacción de ganarle. Escucho atenta, y Joy toca la campana. Al salir, Aiden me lleva una leve ventaja, pero rápidamente lo alcanzo. Los dos vamos al mismo paso. Apenas intento acelerar, el me imita, y cuando el acelera, yo lo alcanzo sin ningún problema. Cuando ya estamos por dar la vuelta, obligo a mis piernas a dar las zancadas más grandes. Al principio, Aiden me mantiene el paso, pero cuando estamos por llegar, logro sobrepasarlo por solo unos segundos y llego antes que él. Los gritos excitados de los demás me abruman un poco. Respiro entrecortadamente, Aiden me observa, y me alegra ver que esta igual de cansado que yo, porque eso significa que dio su máximo. Sonrío, mientras Joy y Caden se me acercan con una botella de agua.
-Le ha ganado por tres segundos-dice Brent,- ¡Tres segundos!
Joy y Caden hablan, pero más entre ellos que a mí. Doy unos pasos para acercarme a Aiden y le ofrezco la botella de agua. Aiden la toma y bebe grandes sorbos. Me la entrega y volteo para irme, pero él me toma del brazo y me hace girar para enfrentarlo. Se inclina, hasta pegar su boca a mi oído. Me quedo paralizada ante tal cercanía. El cosquilleo que deja su mano en mi brazo se comienza a expandir.
-Tendré mi revancha-susurra.
Se aleja, me da una intensa mirada y me suelta. Se aleja a paso rápido. Los demás siguen ensimismados en su conversación. Yo creo que no puedo moverme del lugar. Me volteo con lentitud. Joy y Caden me observan. Joy tiene las cejas levantadas y una sonrisa que no se descifrar. Caden me mira con ojos entrecerrados y asintiendo con la cabeza.
-¿Quieres ir a cambiarte?-pregunta Joy. Asiento, sin ser capaz de hablar.
Los días siguientes, el refugio completo comenta sobre la carrera y hablan de lo rápida que soy. Me siento algo incomoda con todas las miradas sobre mí. Thomas me felicito, pero cuando vio como me hacía sentir, rápidamente cambio de tema y no lo volvió a tocar. Brent era el que más hablaba de ello, y me tenía agotada.
Aiden cumplió su promesa, y esa misma tarde comenzamos a practicar combate cuerpo a cuerpo. Me hizo sudar la gota gorda, probablemente en venganza a su derrota. Por un momento, me asuste de que fuese a alejarse, dolido por haber perdido, pero pronto me di cuenta de que no sería así.
Mañana se iría a su nueva misión, y me sentía aterrorizada. ¿Qué pasaría si no volvía? ¿Cómo me haría sentir si muriese? ¿Por qué me importaba tanto? Me costaba dormir durante las noches, siendo atacada por millones de preguntas como esas.
Tenía que estar segura de que el estaría bien. Así que me había decidido a preguntarle durante esta tarde que iría a hacer allá exactamente.
Esquivo un golpe, pero rápidamente su pie empuja mi pierna, haciéndome perder el equilibrio. Trato de retomarlo, pero sus agiles manos me agarran del brazo, y en un giro, me tiene aprisionada. Doy un codazo hacia atrás mientras me agacho y doy una vuelta, pero el, previendo el movimiento, usa su cuerpo para empujarme y caigo de espaldas, quedando el agachado junto a mí, sosteniéndome de los brazos que ha cruzado frente a mí. Respiro agitada, y en él se dibuja una sonrisa de satisfacción.
-Eso estuvo un poco mejor-sentencia.
Ruedo los ojos. Suelta mis brazos y me tiende una mano para ayudarme a sentarme.
-¿Crees que podemos descansar un poco?-pregunto entrecortadamente. Él se ríe.
-Claro-dice.
Se sienta junto a mí en la colchoneta y mira hacia el techo. Doblo mis piernas y rodeo mis rodillas con los brazos. Apoyo mi mentón en una de las rodillas y miro el suelo. Debo armarme de valor, debo preguntarle.
-¿Qué harás allá?-pregunto de sopetón.
Aiden voltea su cabeza para mirarme. Yo me quedo aovillada, mirándolo temerosa.
-¿Allá donde?-pregunta.
-En tu misión.
-Ah, eso. ¿Sigues preocupada?-pregunta. Asiento levemente, y me da una sonrisa.- Están bombardeándolos constantemente, la idea es que vayamos y logremos que se retiren. RP5 está demasiado cerca de la zona media, es por eso que siempre están en conflicto.
-¿Y eso no es peligroso?-pregunto. Aiden ladea de un lado al otro la cabeza y finalmente se encoge de hombros.
-Sí. Lo es-dice finalmente.
Aparto la mirada. En mi cabeza, siento un remolino de sensaciones, algunas que no logro reconocer. Me deja aturdida su respuesta, no porque sea peligroso, sino por cómo me siento al respecto.
Su mano toma mi mejilla y me obliga a voltear la cara para mirarlo. Mi corazón se acelera y siento que bate tan rápido que se va a salir de mi pecho. Sus ojos me miran con intensidad, los cables invisibles aparecen de inmediatamente, atrapándome.
-¿Por qué te preocupa tanto?-pregunta en voz baja.
-No lo sé-susurro. Se inclina un poco y entrecierra los ojos.
-¿Qué sientes?-pregunta.
-¿Qué?
-¿Qué sientes ahora? Sabiendo que me iré a una misión peligrosa-susurra.
No logro pensar en nada coherente. Sus ojos me intimidan, pero no de una forma que me haga sentir incomoda, sino de una manera intensa y profunda.
-No... no sé exactamente-respondo.
-Descríbelo.
-Me preocupa que no vayas a volver. Pensar en eso... me quita el aliento-musito.
Sus dedos suben por mi mejilla y toman un mechón de mi cabello. Comienza a enrollarlo entre sus dedos sin dejar de mirarme.
-Voy a estar bien, te lo prometo-dice finalmente.
Frunzo el ceño, porque no creo que pueda prometer algo así. Pero lo siguiente que hace me descoloca por completo y no logro replicar. Sus brazos me envuelven y me abraza fuerte, dejando apoyar mi cabeza en su pecho. Me sorprendo al escuchar su corazón, latiendo igual de rápido que el mío. Son delicadeza, suelto mis brazos de mis piernas los enrollo alrededor de su cintura. No sé cuánto tiempo nos quedamos así. Solo sé que su comunicador nos interrumpe, y cuando nos separamos, ninguno es capaz de mirarse a los ojos.
Salimos del salón y nos separamos, sin darnos una sola mirada. En el baño, me cambio sin siquiera mirar cómo me coloco la ropa. Estoy intentando asimilar lo que paso en el salón. Me voy a mi piso, esperando que Brent no se le ocurra hablar nuevamente de la carrera. Quiero comer en silencio e irme a dormir.
Para mi suerte, Joy, Reed y Brent están sentados en el sillón, pegados mirando la pantalla. Debe ser alguna película. Caden está sentado junto a Simone, hablando. En silencio, me preparo un té con un pan de jamón y queso, y me los llevo a mi habitación. Cuando termino de comer, me lavo los dientes y caigo rendida a mi cama. Pero aunque tenía planes de dormir plácidamente, mi cabeza tiene otros y me invade con preguntas de lo que paso con Aiden.
Un golpeteo suave en mi puerta me despierta. No tengo idea de cuando me dormí. Volteo a ver mi comunicador, son las tres de la mañana. Tal vez me imagine el golpe. Cierro los ojos con la intención de volver a dormir, pero golpean nuevamente. Me siento en la cama y observo. Me levanto y abro la cortina metálica. Aiden está allí, con un traje negro grueso, y una mochila colgando de su hombro derecho. Me quedo mirándolo sin entender nada. ¿Estoy soñando? ¿Por qué esta aquí?
-He venido a despedirme-susurra.
-¿Ya te vas?
-Sí, debo subir de inmediato-replica.
-Ah-digo.
Muerdo mi labio y miro el suelo.
-¿Cuándo volverás?-pregunto sin mirarlo.
-No lo sé.
Asiento y suspiro. No me gusta esto, no me gusta preocuparme así por él. Y no me gusta que se vaya. Me siento mareada de tantas cosas que mi cabeza piensa al mismo tiempo.
-Cuídate-susurro. Levanto la mirada, y sus ojos me miran con sorpresa.
-Claro.
Nos quedamos mirándonos en silencio. Su comunicador suena, pero no lo mira.
-Me deben estar llamando-dice.
-Debes irte-comento, el asiente.
Ninguno de los dos se mueve. Con un valor que no conocía en mí, doy un paso y lo abrazo por la cintura. La textura de su ropa es extraña, y siento como si estuviese abrazando un árbol. Sus brazos me rodean en respuesta. Nos quedamos así un minuto, sin decir nada. Su comunicador vuelve a sonar. Nos separamos. Me dedica una sonrisa y yo le respondo con otra.
-Adiós-dice.
-Adiós.
Pienso que va a irse, pero en vez de eso, se inclina lentamente, sin dejar de mirarme. Su cercanía me paraliza, su cara se acerca peligrosamente a la mía, hasta que sus labios tocan mi mejilla, depositando un beso en ella. De inmediato me sonrojo. Se endereza, me da una última mirada, y se va por el pasillo. Cierro mi cortina y toco mi mejilla. Siento como si hubiese dejado un rastro de fuego en ella. Un fuego agradable que me hace sonreír.
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